Cuaderno Nº 200

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GUALEGUAYCHÚ, Domingo 21 de enero de 2001CVADERNOS DE GUALEGUAYCHÚ Nº 200
Eleuterio Felipe TiscorniaRío abajo, los poetas
CVADERNOS en EGB (Por Silvia Razzetto de Broggi)21 - LAS ABUELAS FUNDADORAS

Eleuterio Felipe Tiscornia

"La razón educada, disciplinada civilmente, da a los hombres el poder de respetar los defectos ajenos y defender su propia prerrogativa" 

Eleuterio Felipe Tiscornia

Eleuterio Felipe Tiscornia

En Gualeguaychú nació, el 22 de octubre de 1879, en este pueblo "pequeño y progresista, donde aún éramos conocidos y la tarjeta de presentación era el nombre del padre y de la madre...- según decía Rita Latallada de Victoria - ...las calles empedradas donde sonaban más los cascos de los caballos sacando chispas al ir y venir del Puerto. 

La Capitanía, hoy perdida a la sombra de los galpones, era una hermosa rotonda con su bóveda alta sosteniendo el protector pararrayo. La Aduana, con un solo piso y torre, mostraba las heridas de una lucha vivida y no entendida, la de noviembre de 1870. El Hotel del Vapor alojando a importantes viajeros que llegaban a la ciudad en la que la gente leía más libros que en otros pueblos, donde el forastero se sentía halagado por el gesto hospitalario de la mano tendida y las puertas abiertas."

En la escuela de Felisa Latallada, hermana de Rita, hizo Eleuterio Tiscornia el ciclo primario y, como tantos, ahondando la nostalgia adolescente, debió trasladarse a Paraná para cursar el secundario y hacer el Profesorado en Gramática y Literatura Castellanas.

Estudiante aún, incursiona en el periodismo con notas sobre semántica e interpretación de vocablos criollos e indígenas, en la capital entrerriana. En Buenos Aires, colaboró en el diario La Nación de 1900 a 1909, como en revistas y periódicos diversos.

Difundió además de temas de su especialidad, las características físicas, demográficas, culturales, etc. de Entre Ríos y de Gualeguaychú con saber y belleza, sin soslayar el tratamiento de figuras muy nuestras como Ramírez, o Andrade o la de Goyo Aguilar.

Ejerció la docencia como profesor y en cargos directivos en colegios primarios, secundarios y terciarios de la Capital Federal y Provincia de Buenos Aires, desde 1898 a 1930, año en que se jubiló. 

Se desempeñó como Inspector de Escuelas Nacionales; de 1925 a 1928, como Vocal del Consejo Nacional de Educación; en 1923, como Presidente del de Tucumán; en Paraná Examinador del Instituto Nacional del Profesorado desde 1934 y Delegado del Gobierno de Entre Ríos al Congreso de Amigos de la Educación en 1938, etc.

En su actuación pública, lo vemos como Miembro: del Instituto de Filología de la Universidad de Bs. As. (1924); Fundador y de Número del Instituto Sanmartiniano. (1933); de Número de la Academia Argentina de Letras (1934); Socio Fundador y Honorario y Vicepresidente de la Asociación Folklórica Argentina (1936); de la Junta de Gobierno del Instituto de Cultura Integral; del Primer Congreso de Turismo realizado en Bs. As. trabajando en la Comisión de Monumentos Históricos (1938); Profesor Honorario de la Esc. Sup. de Comercio "Carlos Pellegrini" de Bs. As., entre otros.

Esto que aparece como un denso enunciado de misiones o tareas cumplidas, con admirable eficiencia y entrega, por Eleuterio Felipe Tiscornia, aparte de la proficua producción de escritor, llena las horas de los días del "sabio erudito" en una labor plena que sólo concluye como su vida, el 1 de julio de 1945.

Sobre su obra escrita todos los títulos pueden mencionarse como dignos de méritos y de valor permanentes. Seguro es que, "Edición crítica del Martín Fierro. Texto, notas y vocabulario" (de 1925), "Un discurso, un cancionero y Martín Fierro" y "La lengua del Martín Fierro" (de 1930), por este último mereció el Premio de Letras del Gobierno Nacional en 1933; "La vida de Hernández y la elaboración del Martín Fierro" conque acompañó su ingreso a la Academia Argentina de Letras en 1934, la Edición para alumnos y profesores del Martín Fierro, de 1943, inclinan a concederle un marcado interés en abrir luces sobre un tema en especial; aporte invalorable para la comprensión de un texto de gran impacto popular en su lanzamiento, con intenso ritmo acompañan do la enunciación de las características social y cultural, de un tipo argentino que se desplaza dejando lugar al hombre, producto de una mezcla inatajable que seguirá elaborando las formas del Ser Nacional.

El escritor se consagra con esta obra como el más profundo estudioso del ya universal poema "Martín Fierro" de José Hernández. "...después del trabajo de Tiscornia poco queda por hacer en lo que se refiere al texto y a la lengua del relato." declaró la opinión autorizada del Académico de Letras, Angel Batistessa.

Sobre José Hernández, haciendo pie en la biografía del hermano Rafael, fue introduciéndose en la vida del autor del poema máximo. 

Leyendo los escasos documentos que se salvaran de la enorme generosidad de los familiares y de amigos, hallamos a Tiscornia en discusión severa y frontal con la información que obtiene, como un historiador insobornable. Deduce que, el poeta alimentó su imaginación y sus juicios en los jugos filosóficos y poéticos antiguos, clásicos y contemporáneos y que sus máximas resumían las de todos los países y todos los tiempos. Con impecable minuciosidad realizó la investigación a la que dedicó los tiempos y actividad necesarios como para producir tal resultado.

Una lista de títulos abundaría en el conocimiento de la producción literaria, lista de la que sólo diremos, comienza en 1916 con "La representación ideal del Quijote" y "Versión española de la Gramática de L. Valmaggia, editados en Bs. As.

Dejamos a la curiosidad del lector "navegar" en la amplitud de la obra. No debemos, por lo que nos toca más de cerca, dejar de sugerir la incursión en su estudio sobre Olegario V. Andrade, editado por la Academia de Letras en 1943. Lo estimamos un tratado insoslayable para conocer vida y obra del poeta que tanto ama y recuerda Gualeguaychú.

Sus notas sobre Don Goyo Aguilar, nuestro payador analfabeto, (CVADERNOS N° 100) aportan el retrato del personaje en sus últimos años. 

Nos queda mencionar que la muerte de Tiscornia llegó en momentos en que investigaba para concretar un trabajo sobre Agustina Andrade, lo que había confiado a Horacio Romero en una entrevista, según nos refiere este último en "La poesía en la tierra de Andrade".

La prosa de Tiscornia es erudita, bella y ágil. Se nos brinda libre en el empleo de vocablos y giros propios a nuestro idioma y, sus clases como sus charlas se animaban, coloreadas con la gracia y el oportunismo de lo nuestro.

Cultivó celosamente la amistad y en sus reuniones regalaba y gozaba a pleno su sensibilidad en la manifestación artística, pues era un muy buen intérprete de la guitarra, instrumento que dominaba por vocación y que enriqueció con la técnica, apoyado en grandes maestros hasta alcanzar la destreza de un concertista.

Al llegar al Número 200 de CVADERNOS proponemos a Eleuterio Felipe Tiscornia, hijo de Gualeguaychú a la que honró largamente con su vida y su obra para frecuentarlo y fortalecer así el orgullo de saberlo nuestro.

(Por gestión del Instituto Osvaldo Magnasco de Gchú, se impuso el nombre de Eleuterio F. Tiscornia al corte de calle que limita el lado oeste de los galpones del Puerto)

Consultados

Carta de Rita Latallada de Victoria a Elvira, 1945, Inst. Magnasco, Gchú- La Nación, 2 de julio 1945- El Censor, Gchú, 4-1-1945.- La poesía en la tierra de Andrade, Horacio Romero, Tall. Gráficos Gutemberg de Gchú.- Obras de E. Tiscornia, Bibl. O.V. Andrade del Inst. Magnasco.- Olegario V. Andrade. Publ. del discurso de Tiscornia al ingresar a la Acad. Arg. de Letras 1937, Bibl. Sarmiento.- El Periódico Entrerriano, Bs. As., octubre de 1945.-Folkloristas e instituciones folklóricas del Mundo, Félix Coluccio, El Ateneo, Bs. As. 1951.- Charla de Norma Martínez de Martinetti y Nati Sarrot, en Inst. el Magnasco a 50 años de la muerte de Tiscornia.

Río abajo, los poetas

Por el Uruguay, aguas abajo, la poesía artística corre a florecer vigorosamente en las bocas del paterno río Gualeguaychú es la cuna de los poetas grandilocuentes y numerosos, por los cuales se estima la importancia de Entre Ríos en el desarrollo de la lírica argentina. Baste uno, cuando él sea Andrade. Es el poeta del verbo resonante y de las metáforas caudalosas. Pone sus sueños donde alienta el progreso con soplos de reivindicación. Vuela con los cóndores, batalla con los dioses. Canta y arrebata, ensordece y deslumbra...

La influencia de Andrade es visible en los otros poetas gualeguaychuenses, mientras no aparece y se revela la propia personalidad: primero, Gervasio Méndez, iniciado en la lírica heroica, antes que consumiese la vida en su dolor de paralítico; después, Luis N. Palma, sacerdote de manos y finas, como la hostia que nos regalaba en comunión de niños, y vate de entonación vigorosa que, por tocar en lo sublime, armonizaba las voces de la tierra con las voces del cielo.

En alabanza de las mujeres la poesía hermoseó el alma de una entrerriana con los dones del canto. Llamábase Agustina Andrade. Tal padre, tal hija. 

Sólo que la gallardía de la herencia, con ser imperiosa, no ahogó en la poetisa los acentos naturales de su sensibilidad, ni destempló las cuerdas femeninas de inspiración propia. Ella misma medía los arrestos de su espíritu cenceño y se definía "ave tímida, agreste, nacida sólo para cantar"

Como tal vivía soñando en un rincón pequeñito de encantos regionales, y no apetecía otro: su Uruguay undoso, sus árboles y plan tas indígenas, ceibos y chañares, arrayanes y burucuyaes, sus pájaros melodiosos, calandrias, boyeros y zorzales. Esta naturaleza se derrama con eficacia poética en los versos de Agustina. Son versos confidentes, melancólicos, apasionados. 

Yo los tuve, de muchacho, en mis manos; después, no los he visto en ninguna parte. Cuando aparecieron ya había empezado la tragedia de la poetisa, su tragedia de soledad y desesperación que terminó en suicidio. 

Estaba lejos del nido suspirado y, como ave herida, soltaba al viento su amargura:

¡Ay! Allí un día dejé las cuerdas 

Más sonadoras de mi laúd, 

Los dulces himnos de la esperanza, 

Mis blancos sueños de aroma y luz.


Por eso apenas murmuro ahora 

Los tiernos cantos que allá aprendí; 

Me falta el cielo, la luz, el aire, 

¡Ay, quién pudiera volver allí!

Tierra inmensa y fecunda, tierra de indios feroces, de gauchos arrogantes, de hombres civilizadores, de poetas inspirados.

Tal mi tierra, que Rocamora presentó al virrey Vértiz, en 1782, con palabras proféticas: "Valga la razón, y asegúrese V. E. que, antes de muchos años, será la de Entre Ríos, de que trato, la mejor provincia de esta América".

(de Entre Ríos, por Eleuterio F. Tiscornia, Revista Atlántida. N° Extraordinario, octubre 1937, p. p. 64 al 67.)

Consultados

Carta de Rita La tallada de Victoria a Elvira, 1945, Inst. Magnasco, Gchú La Nación, 2 de julio 1945- El Censor, Gchú, 4-1-1945.- La poesía en la tierra de Andrade, Horacio Romero, Tall. Gráficos Gutemberg de Gchú. Obras de E. Tiscornia, Bibl. 0. V. Andrade del Inst. Magnasco.- Olegario V. Andrade. Publ. del discurso de Tiscornia al ingresar a la Acad. Arg. de Le tras 1937, Bibl. Sarmiento.- El Periódico Entrerriano, Bs. As, octubre de 1945.- Folkloristas e instituciones folklóricas del Mundo, Félix Coluccio, El Ateneo, Bs. As. 1951.- Charla de Norma Martínez de Martinetti y Nati Sarrot, en Inst. el Magnasco a 50 años de la muerte de Tiscornia. 

CVADERNOS

en 

EGB

21

Por Silvia Razzetto

de Broggi

LAS ABUELAS FUNDADORAS

Juana Josefa de León y María Escolástica Maldonado son jefas de hogar en 1787.

En esos días, el Alcalde Nadal registra cuidadosa mente, en doce páginas, a las sesenta familias pobladoras de la villa de Gualeguaychú. Desde los datos que aportan estas señoras, ingresamos a un tema privilegiado: la mujer en el espacio entrerriano colonial.

Ilustración Carlos Maria Herrera "Maternidad" , 1905 Óleo sobre tela

 Para que existan ciudades españolas en América, es fundamental la presencia de mujeres españolas. Y para acceder a altos cargos en la administración imperial, el varón debe tener esposa blanca y cristiana. Muchachas "casaderas" llegan durante el siglo XVI. Ellas transmiten los rasgos culturales hispanos; el arreglo de la casa, el vestido, las comidas, los cantares, el cuidado de los niños y especialmente, la lengua y la religión. 

Después, los varones migran solos, se establecen y se casan con criollas o mestizas nacidas en las colonias. Matrimonio- Maternidad o Convento son las alternativas que se presentan a las chicas.

 En el nuevo litoral, actual Entre Ríos y Banda Oriental, los índices de masculinidad son altos: la economía ganadera, de hábitos nómades, "atrae" al hombre y "rechaza" a la mujer. 

Ellas ingresan al territorio antes de la fundación de las villas. Llegan con sus esposos; traen la firme intención de arraigar familias numerosas. Son enérgicas jóvenes criollas, mestizas e indias. Deben poseer: fortaleza para soportar la muerte, de alguno de sus niños y audacia para afrontar la soledad, la agresividad de animales salvajes.

Pobladoras de solar conocido, dan origen a las familias hidalgas de la región.

 Juana Josefa de León, nace en Buenos Aires en 1744. Su padre, Pedro Ramón de León, natural de Cádiz. Su madre, María Josefa Ledesma, natural de Buenos Aires. A los dieciséis años, la joven casa con el andaluz Andrés de Nievas, mucho mayor que ella. Tienen seis hijos. Con sus hermanos, Agustín José, Ramón, Manuel Toribio, Juana Tadea de León y sus respectivas familias, se radican al sur del río Gualeguaychú. Comienzan los largos trámites para poseer campos realengos. 

En 1775, don Andrés solicita adquirir estancia en la costa del Sauce. Fallece seis años más tarde y su viuda continúa la tarea. Pide la titularidad de sus propias tierras, sobre el arroyo Tala. Firma con su apellido paterno. Juana Josefa es de las pobladoras que promueven la actividad de los sacerdotes dominicos que llegan a la capilla de Nuestra Señora del Rosario. Es testigo de la visita del Obispo Malvar y Pinto. Ya es abuela, cuando Rocamora plantifica la villa en 1783; de su hija María Manuela, casada con Gabriel Salazar nace Maria del Socorro. Privadas las mujeres de la actividad política, son los hombres de la numerosa familia hermanos, sobrinos, hijos, yernos- quienes ocupan cargos electivos en el Cabildo e integran las Milicias de Caballería del Partido de Gualeguaychú.

 María Escolástica Maldonado, nace en Buenos Aires en 1747. Su padre, Santiago Maldonado, natural del Paraguay. Su madre, Petrona Salinas, natural de Buenos Aires. A los trece años se casa con Francisco Horue. Nacen cinco hijos, tres varones y dos niñas. Ocupan campos sobre las costas del Gualeguay.

Rocamora nombra a don Francisco entre los doce pobladores más antiguos, para elegir el primer cabildo de la villa. Fallece poco tiempo después y su viuda cuida a Juana de 8 y Francisco de 6 años de edad. La hija mayor se ha casado.

Cuando en 1807, los ingleses amenazan el Virreynato ocupando Montevideo, su hijo Dionisio, de 34 años, soltero aún, forma parte del contingente militar que desde Gualeguaychú, marcha hacia esa plaza.

INVESTIGACIÓN Y TEXTOS. Nati SarrotJEFE DE REDACCIÓN: Marco Aurelio RODRIGUEZ OTEROREDACTOR INVITADO: Fabián MAGNOTTACOLUMNISTAS: Silvia RAZZETTO de BROGGI - Carlos M. CASTIGLIONEAurelio GOMEZ HERNANDEZ
Digitalización: Museo "Casa de Haedo" :  Natalia Derudi - Danilo Praderio - Pilar Piana - Marianela Muñoz.Edición y OCR del texto: Patricio Alvarez DaneriTRANSCRIPCIÓN Y ACTUALIZACIÓN Silvia RAZZETTO DE BROGGI - DISEÑO Y DESARROLLO WEB: PATRICIO ALVAREZ DANERI
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