Cuaderno Nº 78

Índice Temático


GUALEGUAYCHÚ, Domingo 17 de Diciembre de 1995 CVADERNOS DE GUALEGUAYCHÚ Nº 78
PADRE MÍO, LO QUIERO DE TODO MI CORAZÓN (Silvia Razzetto de Broggi)- Yapeyú, en la orilla del río Uruguay- Los guaraníes celebran la NavidadEL ESCRITORIO DEL GENERAL VENANCIO FLORES (Nati Sarrot)- Don Manuel Magnasco, un gringo acriollado- El escritorio vuelve a Montevideo- Osvaldo Magnasco nació en Bolívar 511
LOS HABITANTES DE LA MANSIÓN IV (Edición Impresa)- Entre Letras y Pinturas (Carlos María Castiglione)- Platería, un culto universal – La Epergne – (Aurelio Gómez Hernández)- Lluvia (Baldomero Fernández Moreno)

PADRE MÍO, LO QUIERO DE TODO MI CORAZÓN

¡Pa,Pay! Che ore haihú, pia guipé

Silvia Razzetto de Broggi

En la medianoche del 25 de diciembre de 1223, en la población de Grecco cercana a Roma, Francisco de Asís celebra la Misa de Navidad. Frente a una cueva oscura, fría y húmeda de las sierras toscanas, rodeados de heno, un buey y una mula, los campesinos de la zona participan en el Pesebre y alumbran el lugar con sus faroles.

La idea del Hermano de los Pobres halló eco rápidamente en Italia, España, Francia y Portugal donde los artesanos, elaboraron imágenes primorosas y rivalizaron en creatividad.

Esta tradición arraigó en la región platense a medida que los frailes misioneros abrían sendas para predicar el Evangelio.

Los testimonios jesuíticos consultados informan el carácter laborioso, alegre, respetuoso y el cariño de los guaraníes hacia ellos.

Mapa del río Uruguay en la zona de la Isla Vizcaíno, Soriano y Puerto Landa

YAPEYÚ, EN LA ORILLA DEL URUGUAY 

A medida que surcaban el río Uruguay y exploraban sus costas, los colonizadores del siglo XVII advirtieron la belleza y la feracidad de las tierras habitadas por yaros, chanás, charrúas, minuanes, guaraníes. 

Fue decisión del titular de la Gobernación del Río de la Plata reducir indígenas reacios al poblamiento blanco en la banda oriental del río Paraná. 

A mediados de 1664 se estableció la Reducción de Santo Domingo de Soriano sobre el arroyo Yaguarí Miní, Puerto Landa en el actual sur entrerriano. Su área de control se extendía sobre la margen derecha del río Uruguay hasta el Yaguarí Guazú, Gualeguaychú. 

Fue atendida por frailes dominicos, integrada por parcialidades chanás, charrúas y más tarde cuando el Cabildo de Buenos Aires ordenó, ingresaron pampas. 

Por la violencia ejercida por los charrúas, la reducción chaná cruzó a la isla del Vizcaíno en 1702 y quince años después a tierra firme cerca de la desembocadura del río Negro en el río Uruguay. Entonces, era la única población estable en la región.

En esta época el río Uruguay era la vía de acceso para los misioneros jesuitas que ingresaban a las quince misiones guaraníes situadas en los tramos alto y medio. 

La Compañía de Jesús, establecida en el Paraguay desde 1607, extendía su acción misionera desde esa Provincia hasta el noreste entrerriano y oriental fundando establecimientos ganaderos. 

En febrero de 1627, el padre Roque González de Santa Cruz fundó en actual territorio correntino, el pueblo Nuestra Señora de los Santos Reyes de Yapeyú. 

En poco tiempo se convirtió en la más floreciente de las treinta Reducciones guaraníes. 

Su posición estratégica y la importancia en el intercambio comercial la convirtieron en la capital de la Provincia Jesuítica. Elevada a Parroquia en 1648, quedaron comprendidas en su jurisdicción las tierras entrerrianas entre el río Mocoretá y el arroyo Yeruá.

Llegar a Yapeyú desde Buenos Aires obligaba a la navegación del río Uruguay en balsas o en altas plataformas de 70 a 80 pies de largo, construidas con troncos de 3 a 4 pies de diámetro. Sobre ellas se armaba un ranchito de caña y paja para albergar a dos o a cuatro sacerdotes; vivienda acuática que se protegía con pieles de buey y cuya puerta y ventana se cubrían con el mismo material.

Al arribo de los padres Antonio SEPP y Antonio BOHEM a Buenos Aires en 1691, trescientos guaraníes bajaron desde Yapeyú a recibirlos, entre ellos sesenta músicos que con toda clase de cornetas, pífanos y chirimías americanas, daban la bienvenida a los viajeros para acompañarlos hasta la Reducción. Surcaron el río, apreciaron la belleza del paisaje, quebraron el silencio con suaves melodías. Esto constituía una novedad para los ribereños habitantes de la zona que observaban desde la orilla.

Las ruinas más conocidas de la reducción de San Ignacio, una misión jesuítica fundada a comienzos del siglo XVII para evangelizar a los nativos guaraníes.

Llegar a Yapeyú era una fiesta. Se adornaban las balsas con verdes ramas, flores y frutos; se repetía la música con nuevos sonidos, tamboriles y trompetas contestaban desde la costa en un duelo musical indescriptible. Echaban a vuelo las campanas de la Iglesia, todo era bullicio y alegría; un millar de bautizados acompañaban a los jóvenes misioneros de hábito negro hasta el interior del templo donde las mujeres de rodillas, sin moverse ni levantar la vista, cantaban Salmos. Después sucedía la tarea, renovada y fecunda. Enseñar a cultivar la tierra, amasar el pan, preparar la comida, el vestido; pintar, fundir campanas, fabricar órganos y otros instrumentos musicales, relojes de pared y faltriqueras de calidad.

El misionero administraba lo espiritual y lo temporal; la economía de la Reducción entera. Era cocinero, despensero, médico, enfermero, arquitecto, hortelano, tejedor, ebanista, herrero, pintor, molinero, panadero, organista, alfarero, carpintero, jardinero, viñero, bodeguero, escultor, carnicero, maestro en la escuela de letras, de cantores, de músicos, de niños danzantes, de artes y oficios; maestro en la evangelización y catequización de los guaraníes. Defendieron y promovieron al indígena. Denunciaron a la Corona y a las autoridades competentes, los abusos y la crueldad a los que fueron sometidos. Protegieron los territorios del Imperio español de la codicia de Portugal. Todo ello A MAYOR GLORIA DE DIOS.

LOS GUARANÍES CELEBRAN LA NAVIDAD

La NAVIDAD se celebraba con solemnidad. Música, cantos, danzas, relatos dramatizados. En lugar destacado del Templo, EL PESEBRE. Construido por manos aborígenes, según modelos hispánicos, exhibía rasgos indo-criollos. Más tarde, con la incorporación de imágenes barrocas, catalanas y napolitanas, se fueron conformando candorosos y bellos Nacimientos a los que se sumaron elementos profanos y populares.

Figuras vestidas, con solo cabeza y manos modeladas rodeaban a una de las imágenes predilectas en la devoción popular. La del Niño Jesús, que generalmente representaban de pie y algunas, recostado en la cuna.

“Para la gente sencilla el pesebre es esencialmente lo que debe ser: un misterio, un altar, una representación y más que nada, una presencia”

                                   Guillermo Furlong.

Construcción jesuítica guaraní

Tanto en Yapeyú como en las otras Reducciones se cultivaba la música vocal e instrumental. Coros a dos, tres o cuatro voces participaban del ambiente festivo cantando villancicos y canciones en guaraní. La música instrumental, según modernos métodos romanos y alemanes, se interpretaba con trompetas, tiorbas, órgano, chirimías, fagotes, cornetas, arpas panderetas, violines, violoncelos, guitarra, espineta-clavicordia, instrumentos fabricados creativamente por los aborígenes.

A juicio del Padre Guillermo Furlong, en el Río de la Plata, con anterioridad a 1810, solo hubo un músico genial: Doménico ZÍPOLI. Misionero jesuita nacido en Italia que no llegó a las Reducciones del Paraguay. Estuvo de paso en Buenos Aires y residió en Córdoba. Fue uno de los mejores maestros que tuvo Italia y uno de los menos recordados. Representante del Barroco latinoamericano, sus discípulos y sus composiciones llegaron a las misiones desde 1717. En Yapeyú se copiaban, se estudiaban, se ejecutaban y se disfrutaban sus exquisitas sonatas.*

El carácter belicoso sumado a la inconstancia para el trabajo ordenado, imposibilitaron la catequización de los charrúas que a partir del 1700 llevaron el ataque a las Reducciones más cercanas. Esta actitud decidió la organización de expediciones punitivas que obligaron al indígena a buscar refugio en las selvas y en los montes.

En 1715 el Maestre de Campo don Francisco García de Piedrabuena inició la ofensiva desde Yapeyú con mil quinientos milicianos de los pueblos jesuítico-guaraníes. Ingresó en la zona del Yaguarí Guazú “que los españoles llaman Gualeguaychú”. Como Capellán venía el Padre Policarpo Dufó que celebró la primera Misa de Navidad de la que tenemos testimonio, a orillas del arroyo Aycán, Ñancay.

Entre 1720 y 1735 se llevó ataque contra los minuanes, en el actual Departamento Victoria. Otras expediciones punitivas se realizaron en 1730 y en 1738. En 1749 el Teniente Gobernador de Santa Fe Don Francisco de Vera y Mujica concluyó con los focos de la rebelión indígena que aún quedaban en el actual Entre Ríos. Tranquilizado el territorio, la población blanca comenzó a aumentar.

Expulsada la Compañía de Jesús en 1767 por decisión de la Corona española, las Reducciones guaraníes que se extendían en el actual Paraguay, las provincias de Misiones, Corrientes, noreste entrerriano, sur de Brasil y centro-norte de la Banda Oriental, fueron atendidas por distintas órdenes monásticas. Los pobladores migraron lentamente hacia otras zonas.

Una de las corrientes pobladoras del actual Entre Ríos provino de Yapeyú. GUALEGUAYCHÚ tuvo y conserva imágenes religiosas de neta factura guaraní que seguramente llegaron en manos de esos migrantes indígenas.

Martín de Moussy (Cvadernos Nº 76) refiere que en 1862, en la reducción de La Cruz, al norte de Yapeyú encontró la Iglesia destruida. Los indios habían levantado otra sencilla. 

Como no había sacerdote, un indio oficiaba en el Altar una Misa seca, mientras los hombres y las mujeres con sus libros de rezos y cánticos glorificaban a Dios como lo hacían un siglo atrás.

·         El 24 de octubre de 1995, en oportunidad de inaugurar la III Feria de las Carreras en el Salón de la Escuela Normal Olegario V Andrade, el Grupo de Cámara de la Escuela Superior de Música Celia Torrá, de Concepción del Uruguay, dirigido por el Profesor Miguel Juárez y la Profesora Ivonne Schiaffino, interpretó una sonata de Doménico Zípoli, precedida por una obra de Juan Sebastián Bach.

Consultados

CAMPAÑA DEL BRASIL.ANTECEDENTES COLONIALES (1931) Archivo General de la Nación T. ICOMISIÓN DE ESTUDIOS HISTÓRICOS BICENTENARIO DE GUALEGUAYCHÚ (1986) De Gualeguaychú y su historia. Desde el siglo XVI al siglo XVIII. Ed. El Día. Gualeguaychú.FURLONG, Guillermo S.J. (1962) Antonio Sepp, s.j. y su Gobierno Temporal .Ed. Theoría. Buenos Aires.FURLONG, Guillermo S.J. (1993) Arte en el Río de la Plata 1530-1810. Ed Tea Buenos Aires.STENGEL, Sonia - MARX, José (2002)  Padre Antonio Sepp . Un tirolés entre los guaraníes. -1655-1733. Misiones.NÁGERA, Juan José (1958) Thomás de Rocamora. Buenos AiresSEGURA, Juan José A (1964) Historia Eclesiástica de Entre Ríos. Nogoyá.

EL RETORNO DEL ESCRITORIO DEL GENERAL VENANCIO FLORES

Nati Sarrot

Manuelín:

te dejo como recuerdo este escritorio

 donde tanto malo y tanto bueno he firmado

El rancho de don Manuel Magnasco en la esquina SO de Chalup y Bolívar. En su interior, la presencia del escritorio de un caudillo oriental; en la vereda de enfrente vivía don Arnaldo Rodriguez.

MANUEL MAGNASCO, UN GRINGO ACRIOLLADO

En la esquina de Chalup y Bolívar, antes San José y Laguna Limpia, durante un siglo se mantuvo el rancho que Manuel Magnasco construyó hacia 1849. (1) 

La casa del tío Manolín con su cuerpo de habitaciones sobre Bolívar a las que abrían tres ventanas sencillas, bajas casi al piso y con sólidas rejas; sobre Chalup daba un tapial con su portón de acceso a un patio de ladrillos, sombreado por un parral y adornado con plantas en macetas.

Don Manuel había llegado de Portofino, Italia, con su hermano Benito y su padre Juan Bautista, allá por 1838. 

Familia de barqueros y navegantes, instaló una barraca de materiales navales y movía su flota en los ríos en transportes comerciales o en misiones especiales.

Su hermano Benito, que sería el padre de Osvaldo Magnasco “el mejor parlamentario argentino”, al decir de Horacio Domingorena, levantó más tarde su casa dos cuadras al este de la de su hermano mayor.

En 1850 Manuel, Manuelín o Manuchín como lo llamaban y hasta figuraba así en documentación de la época, se casó en Buenos Aires con Beneditta Gotusso. (2) El matrimonio residió en el rancho de Gualeguaychú. Aquí desempeñó cargos públicos; fue miembro de la Junta de Fomento y de la Municipalidad que se inició el 1º de enero de 1873. Vivió una larga vida que concluyó a los 93 años en la ciudad de adopción.

Viajaba constantemente con su flota, contactándose con personas que jugaron importantes roles en la región. Desde su lugar de “patrón” de tan ágiles medios de transporte, pudo este fuerte hombre de negocios de ponderable fortuna, “prestar ayuda leal y desinteresada al proscripto, al desterrado, al perseguido, en aquellas épocas de tan grandes convulsiones políticas” (3) ayuda que amplió a los familiares de los afectados.  

La Vences, La Manuelita, La Gualeyana y Minerva se movían libremente desde Gualeguaychú hacia Montevideo, Buenos Aires, Asunción del Paraguay y puertos del litoral platense dejando en cada lugar el sello de su honestidad comercial y su calidad personal. Hizo amigos como Domingo de Oro, Francisco Solano López, Emilio Mitre, Venancio Flores, Andrés Lamas, etc.

El General Venancio Flores, emigrado del Estado Oriental hacia 1867, fue alojado por don Manuel en su casa. Poco pudo traer a su destierro: un baúl con ropas y su escritorio enchapado en caoba. Lo acompañó un fiel servidor personal. Magnasco recibió y albergó al proscripto colorado por espacio de unos meses; en 1868 pudo volver a su país consagrado Presidente del Uruguay. Al partir, dejó de regalo a su amigo el escritorio que por 74 años permaneció en la sala familiar. (4).

EL ESCRITORIO VUELVE A MONTEVIDEO

Los hijos se casaron y se fueron de la ciudad, solo quedó aquí Rosalía que falleció a los 85 años, el 2 de agosto de 1941. Rosa, Malvina y Emilio decidieron “levantar la casa”. Entonces confiaron al vecino y amigo don Arnaldo S Rodríguez por el mejor destino para ese mueble guardado por tanto tiempo. Así se ofreció al gobierno uruguayo para que regresara a la patria de su dueño “por cuanto aquella pieza histórica sería destinada, en el caso de resolverse su adquisición, a uno de los museos nacionales, dando ello lugar a un decreto, que deberá contener fundamentos y… “ (5)

Arnaldo S Rodríguez fue el encargado de las diligencias. En interesante correspondencia con el Embajador uruguayo en Argentina, Eugenio Martínez Thedy; con el Director del Museo Nacional del Uruguay, Prof. Juan E Pivel Devoto; con Rosa Magnasco de Pinzani se acordó un precio simbólico al “mueble viajero” y se concretó su envío a Montevideo. La empresa Expreso Argentino fue responsable del traslado desde Gualeguaychú hasta el Museo Histórico sito en calle Colonia 1645 de Montevideo.  El lunes 23 de febrero de 1942 se embarcó en Gualeguaychú el escritorio del General Venancio Flores cumpliendo el sentimiento de justicia; debía volver a la Patria de su dueño.

El Censor de Gualeguaychú del 27 de febrero de 1942 detalló los pasos de la gestión y el traslado. Según versión del vecino José E Molinari, Flores había dejado una esquela a don Manuel:

Manuelín:

 te dejo como recuerdo este escritorio

 donde tanto malo y tanto bueno he firmado.

General don Venancio Flores

El 2 de abril de 1942, Rosa Magnasco de Pinzani despachó telegrama comunicando que había recibido un giro desde Montevideo por 200 pesos.

Días después el Director del Museo Nacional uruguayo envió una misiva a Arnaldo Rodríguez:

De mi mayor consideración:

Cúmpleme expresar a Ud. En nombre del Museo Histórico Nacional y en el mío propio, el más profundo agradecimiento por su valiosa y desinteresada gestión que ha permitido reintegrar al país, el mueble que perteneciera al General don Venancio Flores, que desde hoy ha pasado a enriquecer el acervo de este Museo. Con tal motivo me es grato reiterar a Ud las seguridades de mi más alta consideración.


Juan E Pivel Devoto.

El Censor, Gualeguaychú 10 de abril de 1942

La casa quedó vacía. Se encargó también el caracterizado vecino de buscarle un inquilino. Las alfombras que regalara el General Emilio Mitre, el machete de uso del General Manuel Oribe llegado con las armas que La Vences retirara desde el Cerro de Montevideo por encargo del General Urquiza, la fotografía de Francisco Solano López dedicada a don Manuel, el piano comprado en 1870, que de viejo parecía gritar ¡Rocamora! ¡Rocamora! según Osvaldo Magnasco, siguieron los destinos que los últimos dueños del acogedor recinto le marcaron. También se fue el rancho. Cayó sin que nos diéramos cuenta. Su humilde estampa dejó lugar a una nueva casa.

Estamos seguros que muchos gualeguaychuenses lo recuerdan aún vivo. Por eso referimos algo de su historia, porque los que vivieron, los que pasaron por él, en épocas de graves agitaciones políticas y definidos partidismos que hacían difícil y arriesgado jugarse con actitudes tan francas y abiertas, exponen un sentido de solidaridad, de afecto que configuran, seguramente, parte de nuestra forma de ser.

Citas

(1) Acta Registro de la Propiedad Inmueble de Gualeguaychú 21-12-1849(2)EL CENSOR, Gualeguaychú 5-4-1919 (3) EL CENSOR, Gualeguaychú 5-4-1919(4) EL CENSOR, Gualeguaychú Andanzas de un histórico mueble antiguo 27-2-1942(5) Martínez Thedy a Arnaldo S Rodríguez, carta 20-08-1941
ConsultadosCarta de don Manuel Magnasco a Osvaldo Magnasco, Gualeguaychú 16-06-1905. En El Diario, Gualeguaychú 22-05-1913.Cartas de Arnaldo S Rodríguez y autoridades de la República Oriental del Uruguay. Archivo Particular.Cartas de Camila Nievas y Osvaldo Magnasco, Archivo Instituto Osvaldo Magnasco Gualeguaychú.EL NOTICIERO, Gualeguaychú Necrológica de Manuel Magnasco 22-05-1913.SAMEGHINI, Andrea Las Casas del Recuerdo: la de Magnasco; El Tío Manolín; EL ARGENTINO, EL DIA de Gualeguaychú.

OSVALDO MAGNASCO NACIÓ EN BOLÍVAR 511

Desde el rancho de su hermano Manuel, don Benito Magnasco hizo levantar su hermosa casa en Bolívar 511, dos cuadras hacia el río. Este marino mercante que casó con su paisana Adelaida Raffo en la Iglesia San José, vivió allí hasta 1870 cuando se trasladó con la familia a Buenos Aires.

Juan Laureano Osvaldo Magnasco, segundo hijo de este matrimonio, nació en esa finca el 4 de julio de 1864. Tenía cinco años cuando fue llevado por los suyos a Buenos Aires. Allí estudió y allí desplegó su actividad de Jurisconsulto, Legislador, Profesor Universitario, Ministro de Justicia e Instrucción Pública de la Nación, traductor latinista, orador, siempre iluminado por la sabiduría y respaldado por una moral inquebrantable.

La vida en Buenos Aires, los viajes profundizaron la nostalgia por el terruño. A él volvía para renovar la esencia de sus rincones. En carta a su dilecta amiga Camila Nievas, refirió varias veces la ligazón afectiva con su casa de Bolívar 511 en Gualeguaychú.

 “Ese arrastrar más y más el espíritu a los comienzos de la vida, me llevó a recorrer la casa.

 ¡Qué triste está!

 Ya han caído en la calle las primeras hojas de este otoño que recién comienza.

 El susurro de las hojas es como una canción melancólica que me acompaña…”

Fue en la casa de su tío Manuel donde Osvaldo Magnasco sentaba su despacho para atender asuntos oficiales o privados en sus visitas a Gualeguaychú. No le fueron ajenos el escritorio del General Venancio Flores, ni las alfombras obsequiadas por Emilio Mitre, ni el viejo piano que al sonar parecía gritar ¡Rocamora, Rocamora! Sus primos y el tío Manolín fueron su familia con la que mantenía asidua comunicación. Ella le ofreció su hogar y su calor, pero la vivencia de su nacer y sus primeros años quedó en Bolívar 511, dos cuadras al este, desde el rancho de su querido tío, hacia el río.

INVESTIGACIÓN Y TEXTOS. Nati SarrotCarpetas de Andrea SAMEGHINIJEFE DE REDACCIÓN: Marco Aurelio RODRIGUEZ OTEROREDACTOR INVITADO: Fabián MAGNOTTACOLUMNISTAS: Carlos M. CASTIGLIONEAurelio GOMEZ HERNANDEZ
TRANSCRIPCIÓN Y ACTUALIZACIÓN Silvia RAZZETTO DE BROGGI – Julio 2020- DISEÑO Y DESARROLLO WEB: PATRICIO ALVAREZ DANERI
Gualepedia: Índice de la página