Cuaderno Nº 74

Índice Temático


GUALEGUAYCHÚ, Domingo 15 de Octubre de 1995 CVADERNOS DE GUALEGUAYCHÚ Nº 74
YA NO ESTÁ EL MOLINO, PERO LEGÓ SU NOMBRE (Nati Sarrot)- La elaboración de harina- La chacra- El molino desaparece- Noticia al vientoEL 17 DE OCTUBRE EN GUALEGUAYCHÚ.CON LETRAS DE CARBÓN, UN NOMBRE GANABA LAS PAREDES (Fabián Magnotta)- El panorama en Gualeguaychú- Octubre en la 25- Crece desde el pie
HABITANTES DE LA MANSIÓN IV (Edición Impresa)- Entre Letras y Pinturas (Carlos María Castiglione)- Platería, un culto universal – La Escribanía (tinteros de plata) – (Aurelio Gómez Hernández)- Mi hogar de niebla (Ana Teresa Fabani) 

YA NO ESTÁ EL MOLINO, PERO LEGÓ SU NOMBRE

Nati Sarrot

Ahora que no existe, que se ha demolido, como severa y secreta voluntad del persistirlo, el Barrio del Molino a Viento lo perdura moviendo a la curiosidad con su nombre.

En la zona comprendida entre Pedro Perigan (continuación de Guido Spano) al norte; Antonio Daneri, al este; Rivadavia, al sur y de María al oeste, se cierra lo que fue la suerte de chacra que hacia 1850 adquirieron los italianos Manuel Gianello y Lázaro Fontanarrosa, radicados en Gualeguaychú desde hacía más de diez años, con actividad industrial y empresarial.

En donde el lugar presenta una cresta hicieron levantar un molino, a semejanza de los que en Europa movía el viento. Si bien la molienda del grano se haría entre las grandes muelas de piedra, solera y muela, se distinguía de las ataonas (taona, atahona, etc) por el movimiento de los engranajes que hacían rodar la muela. Este se producía con caballos o burros con los ojos vendados girando una noria y acicateados por un peón que mantenía su andar en forma constante y pareja.

El Barrio del Molino a Viento lo perdura moviendo a la curiosidad con su nombre

LA ELABORACIÓN DE HARINA

Gualeguaychú tiene una actividad harinera que comienza con su nacimiento. Aunque no podemos documentar sus inicios, ya en 1806 el Libro de Acuerdos del Cabildo expresa que el maestro de escuela Miguel González Vayo es objetado por los padres de los alumnos “por díscolo y procaz y por tener incompatibilidad con el oficio de pulpero y atahonero.”

El Alcalde Mayor de la Villa en 1827 José María Lacunza, solicita permiso para abandonar sus funciones y “atender los negocios ya que las atahonas de su propiedad están inactivas por falta de cereal a causa de la seca”.

 Aunque la transmisión popular dio como único nuestro Molino a viento (o de viento como lo llamaron) es posible que otros puedan haber existido, tal vez sin suerte como el de Forclaz de Colón que no pudieron hacer funcionar. Y a pesar de ello su estructura algo derruída es motivo de interés hasta hoy.

Lo mismo ocurre en Luján donde una restauración respetuosa lo ha puesto tal como fue en la época en que sus aspas movían rítmicamente sus engranajes.

LA CHACRA

La chacra de unas 25 hectáreas donde se levantó el Molino a viento era zona cuyos propietarios y arrendatarios cosechaban el grano de trigo y de maíz en acción cooperativa. Llevaban el cereal en bolsas para moler, los Avegno, Machena, Garzoglio, Vitale, Marín, Pombo, Castro, Blanco, Bermúdez, Seco, etc.

(…) el molino presidiendo en su hora la labor de colmena de un núcleo de granjeros. Ellos acercaban el grano de trigo que habían cortado con la hoz y que se había separado de la paja de grandes pisaderos mediante el concurso de animales. El maíz se arrancaba de la caña y desgranaba a mano o en elementales máquinas desgranadoras que ellos mismos reparaban(…)

El Censor 1938

El Molino de Viento

En 1875 se sacaron a remate chacra y molino; lo adquirió don Amadeo Cantini. Trabajaron como arrendatarios los señores Falconet y Berga quienes anunciaron el comienzo de la molienda en El TELÉGRAFO de Gualeguaychú en febrero de 1876. Pedían la protección del público. 

El Molino a viento era motivo importante de noticias. En 1879 volvió a salir a la venta; lo compró don Enrique Copello. Sus herederos lo tuvieron hasta 1917 cuando lo compró don Juan Cigliutti. Hacia 1946 lo vendió a don Alejandro Herman. 

Al fallecer Herman en diciembre de 1993, el predio entró en sucesión. La antigua chacra, en parte, fue loteada. Se abrieron calles, se construyeron casas y surgió la escuela. Ya había actividad socializadora en un salón comunitario ubicado sobre terreno donado por doña Clara Cataruzza de Pérez.

La vocación de servicio de María Amelia Cafferata de Frávega y del Padre Juan Angel Fiorotto cristalizó en la apertura de un Jardín de Infantes que, al ir pasando el tiempo, consolidó el Colegio Sagrado Corazón. 

El lugar en que hoy se levanta el punto de concentración educativa, religiosa y que además ampara la actividad cívica de los barrios, “Molino de Viento” y “Sagrado Corazón” fue chacra de Canónigo Juan Carlos Borques, primer historiador de Gualeguaychú, que allí pasaba horas de sereno recogimiento.

Por voluntad de los vecinos, el lugar donde los pobladores detenían su actividad y oraban al paso de los carros fúnebres que llevaban los muertos al Cementerio del Norte por calle paralela a la actual Boulevard Daneri, queriendo ser fieles a su historia, siguieron llamando al barrio “del Molino a viento”. 

Ese molino de aspas que se movieron hasta principios del siglo XX; donde se cobraba 1.50 pesos cada 100 kilos de grano molido; harina que era llevada a la Fonda Genovesa de Santiago Gandola, para ser vendida al contado sin excepción a los habitantes de la ciudad-centro.

EL MOLINO DESAPARECE

Refirió Alejandro Herman que llegó el tiempo en que debió demolerlo porque temía su derrumbe. Los ladrillos fueron empleados en levantar un galpón y hasta se usó una de las ventanas de la vieja construcción.

No vivió ese Molino la suerte del de Forclaz de Colón, que sigue convocando el interés tal como está; o del de Luján que se ha reconstruido en todos los detalles presentando al que lo visita la réplica completa. El nuestro heredó su nombre a un barrio donde la renovación generacional de vecinos lo nombra como si aún estuviera.

NOTICIA AL VIENTO

“En el molino de viento, uno de los peones que preparaba las aspas para hacerlo funcionar, había olvidado asegurar el freno sujetador del aparato. Y al ponerse en movimiento, enredado en una de ellas, dio varias vueltas, logrando resultar ileso, debido a sus propios esfuerzos, en momentos en que los demás compañeros corrían en su ayuda. No se recuerda un caso igual y posiblemente no sucederá otro, escuchando la relación que hace el improvisado volador.”

EL TELÉGRAFO

 Gualeguaychú, abril 1878

HERRERÍA CENTRAL

De don Francisco Frávega

Se colocan Molinos a viento

 se hacen bebederos, pozos tubulares semisurgentes

 y todo trabajo de campo… y ciudad.

EL CENSOR

Almanaque 1903 

Consultados:

Carta del Alcalde Mayor de Gualeguaychú José María Lacunza al Gobernador de Entre Ríos (1827) Archivo Histórico de Entre Ríos.LIBRO DE ACUERDOS, Cabildo de Gualeguaychú 8-9-1787/ 21-10-1804. Biblioteca del Clero, Obispado de Gualeguaychú. SAMEGHINI, Andrea (1991) Carta al Presidente de la Comisión vecinal “Molino de Viento”, Gualeguaychú 11-06-1991.SAMEGHINI, Andrea (1991) Entrevista al señor Alejandro Herman.Artículos periodísticos:DENEGRI, Alejandro (Jano del Oeste) La tahona de Mazzaeda. EL ARGENTINO. GualeguaychúEL CENSOR (1938) Historia lugareña. Gualeguaychú 27-12- 1938EL CENTINELA (1891) Al Molino a viento Gualeguaychú 19-11-1891. Hemeroteca Instituto Osvaldo Magnasco. Gchú.EL DIA (1991) Grandes perspectivas en el “Molino de Viento” Gualeguaychú, 16-05-1991.EL ENTRE RIOS, Sección Cultura y Educación (1994) El Molino Forclaz Colón 7-10-1994EL TELÉGRAFO, Gualeguaychú febrero de 1876 y abril de 1878. Hemeroteca Instituto Osvaldo Magnasco. Gchú.LA NACIÓN (1988) Nuevos conceptos y enfoques temáticos sobre los monumentos históricos. Buenos Aires 23-03-1988SAMEGHINI, Andrea Casas y Caserones, artículos publicados en EL ARGENTINO y en EL DÍA, Gualeguaychú.

EL 17 DE OCTUBRE EN GUALEGUAYCHÚ

CON LETRAS DE CARBÓN, UN NOMBRE GANABA LAS PAREDES

Fabián Magnotta 

Desde aquel 17 de octubre de 1945 se cumple ya, medio siglo. Vale la pena rearmar la historia, detenerse en un recuerdo y preguntarse cómo vivió Gualeguaychú ese trascendente hecho nacional. El papel de los obreros del Frigorífico, la fuga de radicales hacia el nuevo movimiento y dos movilizaciones “una contra Perón, la otra a favor” ayudan a mostrar el perfil de un tiempo.

CVADERNOS  intenta aproximar esas jornadas de inestabilidad y de disputas intensas, cuando la pasión política era cosa de todos los días.

EL PANORAMA EN GUALEGUAYCHÚ

En Gualeguaychú, como en todas las ciudades del país, el nombre del coronel Juan Domingo Perón creció desde los barrios, desde las fábricas, desde esas paredes que comenzaron a amanecer pintadas con tiza o carbón.

Perón, una de las figuras políticas relevantes del siglo XX en la Argentina, había sabido ganarse la simpatía de los sectores más humildes en base a la tarea desarrollada en la Subsecretaría de Trabajo durante el tramo final de la gestión Ramírez- Farrel. Nadie como él, hasta entonces, había atendido los problemas sociales.

La oposición civil al gobierno era encabezada por el radicalismo, quien a medida que pasaban los meses percibía que la figura de Perón se fortalecía a pasos agigantados.

Ello se terminó de comprobar en la primavera del ’45.

Como resultado de la presión opositora, a la que se había sumado Campo de Mayo- la principal guarnición del país- Perón renunció a su cargo el 9 de octubre de 1945 y fue detenido en Martín García. En solo una semana los seguidores, con Eva Duarte a la cabeza, elaboraron una movilización que se colocaría en las páginas más importantes de los libros de Historia. Con apoyo de sectores militares y sindicales y notable respuesta popular, la Plaza de Mayo asistió el 17 de octubre a una manifestación popular extraordinaria para pedir la libertad del coronel. Era el adelanto de las elecciones que ganaría en el verano siguiente.

¿Cómo repercutían esos hechos en Gualeguaychú?

Héctor Domingo Maya

El Dr. Luis J. Capriotti se desempeñaba como Comisionado Municipal designado por la Provincia; había renunciado al radicalismo dos años antes, porque consideraba que no se satisfacía su aspiración de ser diputado provincial. Luego, en la primera gobernación peronista en Entre Ríos será Ministro de Gobierno de Héctor Domingo Maya. Se jubiló siendo vocal del Superior Tribunal del Trabajo de la Provincia.

En 1945, su designación como “Comisionado” puede hacer pensar que no había democracia. Es cierto, como es verdad que en Gualeguaychú comenzaban a respirarse aires de normalización institucional. La principal fuerza política era también aquí el radicalismo; todavía quedaban resabios de las diferencias entre Alvearistas e Irigoyenistas. En realidad, el partido había logrado cohesionar ambas corrientes a nivel provincial en 1935, cuando se acordó que el irigoyenista Enrique Mihura fuera candidato a gobernador, pero quedaban pequeños grupos “rebeldes”.

En un mundo de posguerra dividido entre nacionalistas y liberales, lo que se proyectaba aquí, grupos estudiantiles se alineaban cerca de la UCR contra el binomio Perón- Farrell. Por eso, al atardecer del 9 de octubre las calles de Gualeguaychú asistieron a una movilización. Eran grupos estudiantiles que salieron a celebrar la dimisión de Perón. En su alegría, hicieron estallar una bomba que rompió los vidrios de la farmacia de Landó, en 25 de Mayo y Montevideo. En la esquina de la Librería Ferrando, a la altura de La Mascota, los manifestantes encontraron algunos seguidores de Perón que reaccionaron con fiereza y pudieron observarse escenas de pugilato.

La inocultable inestabilidad política del país hizo que la gente se interesara por lo que ocurría en Buenos Aires. La magia de la radio acercaba a la ciudad las últimas noticias. La misma inestabilidad, de paso, provocaba aumentos en algunas mercaderías. Entonces Gualeguaychú comenzó a despertarse con las paredes pintadas con tiza y carbón El nombre de Perón ganaba silenciosa y subrepticiamente las calles del centro. Eran jóvenes que, con agilidad, de madrugada escribían las cinco letras. Y también aquí se fue armando el 17.

Tapa Diario "Clarín" del 18 de Octubre de 1945

OCTUBRE EN LA 25

Los obreros del Frigorífico Gualeguaychú conocían las conquistas sociales antes de la llegada de Perón; en la empresa pionera las había implementado el gerente Federico Birabén. Esos trabajadores, se encontraban afiliados al Sindicato Obrero o a la Agrupación de Empleados. Hacia 1950 se unieron en el Sindicato de Trabajadores del Frigorífico. Hasta mediados de la década del ‘40, ambos gremios estuvieron en manos de dirigentes de izquierda; el nuevo líder aglutinaría a la mayoría de los obreros. Así, ellos fueron desde Gualeguaychú los principales “impulsores” del 17.

Ocurría también que la movilización para liberar a Perón contaba con el dirigente de la Carne, Cipriano Reyes, de Berisso, uno de los principales gestores. Junto a la portentosa acción aglutinadora de la carismática Eva Duarte.

Los obreros panaderos y los trabajadores de la construcción local compartían la expectativa y acompañaban las señales del movido escenario político. El resto de los gremios se mantuvo al margen. Dirigentes sindicales prepararon un camión atestado de defensores de Perón, “algunos armados”. Finalmente optaron por no viajar a Buenos Aires. Deseaban apoyar y participar de la movilización pero evaluaron la posibilidad de aparecer enredados en un problema interno militar de imprevisibles derivaciones.

Como contracara de la manifestación estudiantil, el 19 de octubre las calles de Gualeguaychú asistieron a otra marcha. Cuarenta horas después del 17, más de mil personas la mayoría obreros desfilaron por el centro para celebrar la libertad del líder. Léase bien, más de mil personas, medio siglo atrás. Dirigentes del disidente comité radical irigoyenista pidieron permiso a la policía y organizaron la movilización, que recorrió varias veces las mejores cuadras de la calle 25. Terminó con un acto en la esquina de Humberto Primo (actual Italia) donde se sucedieron tres oradores. Eran los primeros pasos del peronismo como movimiento, de la mano del capitán Baltazar Fernández, el Dr. Alejandro Vela, Esteban Guastavino, Roberto Massaferro y los mellizos Arturo y Carlos Garbino. Más tarde, procedente de FORJA, se sumaría a ellos Héctor Domingo Maya.

Después, continuó el clima fuertemente politizado. En el radicalismo se iniciaba el empadronamiento con vistas a los próximos comicios nacionales y se trataba de contener la fuga hacia el naciente líder; el 3 de noviembre la policía detenía a tres estudiantes que pintaban paredes; y la Agrupación de Empleados del Frigorífico resolvía suspender la velada danzante programada. No estaban como para bailar las cosas.

CRECE DESDE EL PIE

¿Se reflejaba en los medios periodísticos toda esa efervescencia?

Parcialmente. En general, los grandes diarios nacionales estaban alineados con el liberalismo La Nación, prácticamente ignoró el 17 de octubre.

Pero además, había otra realidad: el incipiente movimiento no era orgánico. No tenía sellos. La figura de Perón sumaba radicales disidentes, dirigentes sindicales, obreros, militares, pero no detrás de un partido.

Es que en Gualeguaychú, como en el país, el peronismo nació “por afuera”, desde abajo. Costaba comprender entonces el significado del 17 de octubre. Como diría Ricardo Del Barco, “una Argentina secreta, con sus luces y sus sombras se estaba gestando por debajo de la Argentina oficial”.

Es que en aquella agitada primavera el peronismo era más que un sobrio sello. Ese nombre que una presurosa y convencida mano juvenil escribía en las paredes del centro de Gualeguaychú, era un adelanto de lo que vendría.

Consultados:

EL ARGENTINO, Gualeguaychú, septiembre, octubre y noviembre de 1945.MAGNOTTA, Fabián (1995) Entrevista con el Dr. Samuel Villanueva.MAGNOTTA, Fabián (1995) Entrevista con el Profesor Mario D’Agostino.
INVESTIGACIÓN Y TEXTOS. Nati SarrotCarpetas de Andrea SAMEGHINIJEFE DE REDACCIÓN: Marco Aurelio RODRIGUEZ OTEROREDACTOR INVITADO: Fabián MAGNOTTACOLUMNISTAS: Carlos M. CASTIGLIONEAurelio GOMEZ HERNANDEZ
TRANSCRIPCIÓN Y ACTUALIZACIÓN Silvia RAZZETTO DE BROGGI – Julio 2020- DISEÑO Y DESARROLLO WEB: PATRICIO ALVAREZ DANERI
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