Cuaderno Nº 160

Índice Temático


GUALEGUAYCHÚ, Domingo 16 de mayo de 1999CVADERNOS DE GUALEGUAYCHÚ Nº 160
El guinche quieto- RECIÉN EN 1916, EL GUINCHE- LA IDA DEL GUINCHE- Orfandad del GuincheLOS AVISOS PUBLICITARIOSLa PALOMITA y la TAZA de TILO

El guinche quieto

Fin del siglo anterior. El Puerto es el centro de la actividad comercial y hasta social con su paseo público. Llega desde la Estación del Ferrocarril el tranvía tirado por caballos, y los pasajeros que arriban o lo están esperando se entretienen en el gran kiosco de Frossio, porque en el Colón se puede comprar de todo y además tomar algo.

La frecuencia de barcos es cada vez más asidua y se amplía el muelle de madera. Su construcción requiere material fuerte que resista la acción del agua, listones de largo conveniente. También los barcos los traen. El puente precario que habilita el paso para carros, jinetes y peatones está en servicio para atravesar el arroyo Munilla. Se draga el río...

Los carretones y las zorras que corren por los rieles del tranvía transportan tierra y piedra para alzar el predio de la Plaza Colón embelleciéndola y salvándola de los charcos que se forman con las lluvias.

Todos los días a las 10 hs., sale hacia Fray Bentos la Anita que lleva pasajeros y correspondencia.

Osvaldo Magnasco intercede por la canalización del río, el Diputado Facundo Grané gestiona una partida para habilitar las obras del Puerto, para levantar galpones- depósitos e instalar un guinche.

A principios de 1895 se continúa el tendido de rieles desde la Estación al Puerto. Se reacomoda el paso sobre el Munilla y la locomotora arrastra hasta el muelle, las cargas que saldrán de la Provincia en la bodega de los barcos.

El Puerto de Gualeguaychú con su Guinche en la década del 70.

RECIÉN EN 1916, EL GUINCHE

En diciembre de 1916 se descargan las piezas que, como en gran mecano, armarán el anhelado Guinche movible. Ha costado $ 35.000 y El Argentino opina, que no vale más de $ 20.000 (15-3-1917)

A tres meses, la protesta popular mueve la puesta en marcha del aparato. Hay, como es lógico, un grupo de peones que lo mira con amargura porque esa grúa hará el trabajo que daba de comer a sus familias.

Calzadas las ruedas de las patas sobre los rieles, el guinche es movido a lo largo del muelle. Un solo operario, desde la casilla giratoria, ubica el cable y su gancho sobre los bultos, los alza después de su enganche y los traslada como a plumas.

Por un tiempo es novedad la figura y el accionar del guinche ubicado entre la costa y los dos galpones (ver fotografía). Luego, la costumbre tornó su silueta como algo propio y natural del paisaje portuario. No se notó mucho el día en que dejó de andar y la escalerilla de hierro era usada tanto como refugio de los vigías, como por los chicos en busca de aventura o, según el poeta, por "los pájaros huéspedes nocturnos".

El Puerto de Gualeguaychú con su Guinche en el año 1925

LA IDA DEL GUINCHE

Iniciada la década de 1980, comienza a ser desarmado y, sin hacer gestos o sones de despedida, es llevado a Concepción del Uruguay y ubicado, en partes en galpones de la Dirección de Construcciones Portuarias. En 1994, en oportunidad de habilitar el Paseo del Puerto, rescatando para el lugar una alegre actividad que lo volvió lugar platea de un bello escenario; por gestión de funcionarios municipales y particulares interesados, el Guinche regresó y se coló de nuevo en el paisaje de la ribera.

Desde hacía sesenta años la construcción de los ocho galpones disimuló la presencia o ausencia de la silueta que, en años anteriores dominaba la escena. Hoy sin la escalerilla de ascensión a la casilla giratoria y puesta a nuevo su estructura de chapas, ahí está, junto a otras piezas que hacen la historia de El Puerto, ayer motor importante del progreso de un Gualeguaychú que conserva la Grúa o Guinche como exponente de los pasos que lo llevaron a ubicarse en su Presente.

Orfandad del Guinche


Cuando regresen los barcos, 

abstraídos 

por la mansedumbre de este río 

que sensitivo y arterial inerva, denso, 

a tu desmayada vecindad

de antiguos murallones desvalidos, 

(grises, como tu soledad primera) 

despertarás sin previo aviso, 

delirante.

ya dueño del vagido imprescindible, 

obstinado,

irremediable,

entre muelles desmembrados por el tiempo

y trajinadas voces marineras. 

Pero hoy, 

titánico duende de hojalata, 

sólo pájaros- huéspedes nocturnos; 

desesperados náufragos sedientos, 

se arriman al paisaje oxidado de tu

espera.

para beber

acaso,

de la árida piel de tu estatura 

una última gota 

de mortal silencio.


HORACIO MARTINEZ (YAYI) 1975

"Gualeguaychú visto por once poetas y un fotógrafo"

En el 192° aniversario de la fundación de San José de Gualeguaychú, Antonio Romero Frávega, Nati Sarrot, Enrique Angel Piaggio, Horacio -Yayi Martinez, Juan Antonio Machado, Dora Buschiazzo de Hoffman, Chita M.C. de Grané, Luisa Estela Delfino, Pablo J. Daneri "Pebete", Amalia Aguilar Vidart, Angel Vicente Aráoz; once poetas, cantaron a lugares de la ciudad. 

Carlos H. Michel los reflejó en felices imágenes. Editaron un libro que salió a la calle de la mano de estos autores y realizadores que incubaron en el atelier del fotógrafo (calle 25 de mayo 673) la total empresa. De esta antología extraemos uno de los dos trabajos que aportó Yayi, Horacio Martinez, "La orfandad del guinche" el que con fotografía, después muy difundida, muestra el abandono, la soledad en que la grúa o el guinche del Puerto se hallaba en esa época, poco antes de ser desarmado para llevarlo a los depósitos de C. del Uruguay.

En Galería Michel fueron expuestas las poesías y su representación artística por Carlos H. Michel, durante varios días para la semana de Gualeguaychú del mismo 1975, en atractivo salón de poemas ilustrados.

LOS AVISOS PUBLICITARIOS

Hoy, en cuanto desaparecemos de la puerta de calle una mano, o muchas manos secretas, nos han dejado volantes: diseño, color, letras, muy variados; ofreciendo artículos de los que, sus precios, pretenden penetrar como líquido activo para hacernos pensar y asumir la conveniencia de comprarlos.

Como toda ciencia o arte tiene antecedentes y este volante de fines del siglo XIX lo es. En un Gualeguaychú pequeño, donde diferenciábamos a cualquier forastero; donde se conocía la ubicación de los domicilios y comercios existentes, no es extraño que en la propaganda de peluquería "La sin rival", donde abunda muestra de tipos de letra, tamaño, guardas, literatura en prosa en rima, etc., el posible cliente de don Ramón Acevedo sólo tenga por referencia que está "al costado del boliche de Lamazon y Marino"...

Allí podría convencerse de los poderes del Mago del cuero cabelludo. 

Responsable editorial: Imprenta El Guayacán.

La PALOMITA y la TAZA de TILO


Después de la cena, mientras su señora desgrana en el piano las más conocidas armonías de Chopin, Mozart o Debussy, el buen doctor clínico fuma su pipa y lee (o relee) con deleite a Gui de Maupassant. En realidad, lo entretienen sumamente el cuento y la novela corta; de ahí su inclinación por el estilo simple del autor de La Maison Tellier. Pero, de pronto se acordó... pasándose su derecha por la frente.

Eran los primeros años de la década del 40. Poca cirugía y el pleno apogeo de los médicos de "la familia". Un golpecito con el aldabón (vulgo "llamador") y nuestro doctor, con su valijin de novela antigua, entraba parloteando y a paso seguro. En ese disparadero como los cuises en la senda, alguno de la casa perdía en la galería una chancleta, a la que el recién llegado de guardapolvos largos la mandaba cerca de los perejiles, de un taponazo.

¡Qué buen doctor, mire! Para mí no hay otro como él en estas vecindades, acostumbra decir el sacristán de la Capilla grande, apoyado en la escoba, al borde de la vereda. Es cierto. Maravilla observar la gama de recursos de índole sicológica del querido doctor, cultísimo él y, por ende, fácil dominador de la llaneza y la penetración a pura simpatía, en función de proteger la salud de sus pacientes.

Ahora había abandonado su elegante sala con la ensoñación del piano, la pipa y Maupassant, atraído por la necesidad de curarle a una familia su preocupación a propósito de que la Abuela no podía "agarrar el sueño"... 

¿Conoce esto, doña Ernestina? (y bien entonado el doctor canturrea: 

"... en compás de vals- Su ausencia esta congoja me dio/ y a veces su recuerdo es un bien que pronto se me ahoga en dolor.../ y nada me consuela...")

- iii Siii!!!, dice doña Ernes, eso es de "Palomita Blanca", el vals que más me gusta, doctor, fíjese 

Ajá... y capaz que sabe de sus autores? ¡¡¡Sii!!!. la letra les de García Giménez y la música de Anselmo Aieta ¿No ve?....Y lo sabe entero? Upa, claro que si Bueno, mire doña. Usted va hacer esto, atiéndame: Cada noche que colija que no va agarrar el noni- noni de movida, se toma una taza de tilo, calentito y medio amarguito, se acuesta y se canta bajito, bajito, como para usted no más, la Palomita blanca entera, dos o tres veces... y después me cuenta, ¿sabe?. 

Doña Ernes se tomó la tacita con tilo calentito y medio amarguito, cantó tres veces Palomita blanca. Durmió como la mujer del lirón esa noche, la siguiente y las recontra noches siguientes.

Al cabo de cinco días lo llamó al doctor y le preguntó sin dilación: Doctor, para que duerma mi nieta de cinco, la convido con una tacita y le canto tres palomitas - 

NO USTED ME LE CANTA TRES PALOMITAS Y NADA DE TACITA CON TILO PARA LA NENA.

(Blanca palomita que pasa volando

rumbo a la casita donde está mi amor! 

¡Palomita blanca! para el triste ausente 

sos como una carta de recordación... 

Si la ves a la que adoro

sin decir que lloro dale alguna idea 

de lo muy amargo que es vivir sin ella 

que es perder su amante calor...


MARCO AURELIO/95

INVESTIGACIÓN Y TEXTOS. Nati SarrotJEFE DE REDACCIÓN: Marco Aurelio RODRIGUEZ OTEROREDACTOR INVITADO: Fabián MAGNOTTACOLUMNISTAS: Silvia Razzetto de Broggi - Carlos M. CASTIGLIONEAurelio GOMEZ HERNANDEZ
Digitalización: Museo "Casa de Haedo" :  Natalia Derudi - Danilo Praderio - Pilar Piana - Marianela Muñoz.Edición y OCR del texto: Patricio Alvarez DaneriTRANSCRIPCIÓN Y ACTUALIZACIÓN Silvia RAZZETTO DE BROGGI - DISEÑO Y DESARROLLO WEB: PATRICIO ALVAREZ DANERI
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