El 2 de enero de 1852, luego de una jornada de intenso calor, se desata en la noche una terrible tormenta de viento y agua. Recién a la madrugada siguiente se abrirá el libro de la realidad.
Extensos tramos de tapiales exteriores, de ladrillo, estanteo (1) o de palo a pique, están en el suelo, dejando ver los patios con plantas rotas y árboles desgajados. Los techos de las habitaciones volados, completamente o en parte; el agua ha perjudicado mobiliario, mercaderías de los comercios, etc.
En la calle Urquiza, frente al Plaza Independencia, durante el año el "Teatro 1° de Mayo", aún sin terminar, había servido no obstante para bailes y reuniones importantes, cubriendo su techo con lona encerada, la que fue volada por el fuerte viento.
La Escuela de Varones, en Urquiza; el Hospital, sobre Ituzaingó, entre 9 de Julio y Roca, resultaron muy perjudicados.
La zona de la ribera fue intensamente castigada. Las embarcaciones ancladas en el Puerto aparecen semihundidas: El queche Sufragio; las goletas Joven Emilia y Amalia; el pailebot Argentinista, tumbados y con graves perjuicios, como muchos botes y lanchas de los que no se pueden ubicar sus dueños.
Los saladeros de la zona sureste de la ciudad, como el Santa Rosa del coronel Manuel Antonio Palavecino, establecimiento a vapor con costosa instalación, sufrió la caída de la chimenea que aplastó un galpón, rompiendo los caños de la bomba, las columnas del surtidor, depósitos, molinete de la prensa, herraje de toneles, tinas y pipones, los que quedaron desechos.
También el de don José Benítez y Compañía, dónde cayó un galpón de 22 x 11 mts. El del Coronel Juan José Borrajo y Cía. perdió un galpón de palo a pique, con cubas de depósitos varios. Por su parte el de don Juan Baigorria y Cía. sufrió la voladura de los techos de dos grandes galpones. El de Isabel Alzaga e Hijos, un galpón y grasería "como de 70 mts. de largo por 15 de ancho"; y el del Coronel Manuel Basavilbaso experimentó daños prácticamente totales. La calidad de ciertos materiales empleados en los distintos saladeros, nos demuestra la violencia del meteoro.
Los hornos de ladrillo, instalados en la ribera la mayoría, perteneciente a Domingo Iturralde, Juan J. Bofe, Pedro Pucholo, Juan Castro, Nicolás Tolosa, Juan Chomiez, Francisco Zabala, Juan Martínez, etc. resultaron igualmente dañados. Las chacras y quintas, productoras de verduras y frutales, de Manuel Fernández, Juan Sallas, Juan Jáuregui, Pedro Oyenarte, Inocencio Galindo, Severino Montoya, Gregorio Carmona, Blas Cubilla y la del Comandante Rosendo María Fraga, de calle Colombo al norte, quedaron totalmente arrasadas.
Con referencia a las casas de familia, las precarias sufrieron daño total, tanto que, el techo del caserío lindante con la fonda La Figurita, de Juan Roca, en el hoy barrio de la Terminal de Ómnibus, voló a seis cuadras de distancia.