Cuaderno Nº 210

Índice Temático


GUALEGUAYCHÚ, Domingo  7 de junio de 2001CVADERNOS DE GUALEGUAYCHÚ Nº 210
Doctor Juan Carlos Goyri- JUAN C. GOYRI, ESCRITOR- LOS TEMAS HISTÓRICOS- Enfermedades de modaNUESTRO DEPORTE CON PERFUME DE MUJER
CVADERNOS en EGB (Por Silvia Razzetto de Broggi)31 - LA CACERÍA

Doctor Juan Carlos Goyri

Un gran médico y escritor

Por NATI SARROT

Entre las figuras, nacidas o no en Gualeguaychú las que, en diferentes épocas han sido protagonistas o participes de hechos emergentes en el nivel de su cotidianeidad, muchas no han recibido aún, no digamos la estimación o reconocimiento de sus valores, sino algo más simple, la memoria de su hacer que, seguramente debió agregar algún ladrillo en la construcción de la historia lugareña.

Juan Carlos Goyri

Tal lo que ocurre con el médico y escritor Juan Carlos Goyri (1860-1932), quien nació y murió en nuestra ciudad, protagonizando una existencia activa, con fuertes y notables características, tanto en el ejercicio de la medicina, como en su labor literaria.

Con raíces familiares en nuestra zona, Juan Carlos Goyri, hijo de Bernardo Ramón Goyri y Eloisa Brisset (uruguaya), estudió en el Colegio San José y en la Universidad de Buenos Aires de la que egresó con el título de Médico. 

Emprendió un largo viaje que lo llevó a las ciudades europeas donde la atención de la salud y la prevención de la enfermedad tenían, del estado el soporte y los recursos aún no gozados o disponibles en nuestro país.

Alimentado en dicha realidad, volvió a su Gualeguaychú, forjando proyectos que sólo podrían calificarse de utopías para nuestra comunidad de la época. 

Los años de ausencia y la diferencia entre aquella y la de nuestras pequeñas comunidades, produjeron un bache profundo que el temperamento de Goiry resolvió, al decir de María Felisa Obispo Murature, en "un soberbio retraimiento", no sin antes vivir un período de frecuentación de los grupos y entidades que su posición económica y su ascendencia y cultura le permitían holgadamente ocupar. 

Entonces, se albergó en su hogar donde su familia le brindó el ambiente justo a su modalidad. Su consultorio médico y la entrega a la investigación y a la asistencia de los enfermos, insumieron horas de su vida. 

La lectura y la labor literaria completaban sus días extraños para el común de una comunidad que, no obstante, le posibilitó frecuentar un grupo de amigos que lo rodeaban de respetuoso afecto.

JUAN C. GOYRI, ESCRITOR

Esmerado, con natural refinamiento en su presencia, en sus modos, en su lenguaje; enriquecido en la frecuentación de la lectura, en especial de filósofos y científicos, nos parece natural que ese caudal desbordara en la creación literaria. De ella, el diario "La Nación" de Buenos Aires abre la difusión, en el año 1900, con el cuento "El ojo del sabio" que, con el seudónimo Juan Carlos Gel, se publica por entregas.

Escrito en Gualeguaychú, en 1899, es prologado por Carlos Piquet quien lo presenta como "cuento de índole científico, muy bien imaginado y muy bien escrito". Despierta en el mundo literario, interés, y desata enorme curiosidad la identidad del desconocido autor provinciano.

El título del cuento le dio a Juan Carlos Goyri un sobrenombre: El ojo del sabio, en alusión al acierto en sus diagnósticos. Los alumnos del Colegio Nacional de Gualeguaychú, en clase de literatura, lo comentaron luego de que su profesora Camila Enriqueta Nievas se los leyera. 

Aunque en Buenos Aires  se hable del silencio de nuestro médico-escritor después de su publicación en La Nación, en 1915 se conoce "Atavismo" y, en 1918 El cachorro de superhombre". En 1922 Imprenta Mercatalli edita "Reales" que incluye: Agostin, El Hombre y el Hado, Kleptos, El leproso y en el mismo año, Peuser edita "El tísico".

La temática de los cuentos de Goyri es de tono dramático que recuerda al trágico de Horacio Quiroga. Nos dice María Felisa Obispo Murature en su completo e interesante ensayo sobre Goyri y su obra: "¿Vivió los personajes? ¿Los creó?.. Nos inclinamos a lo primero. Los casos que desfilaron por su consultorio médico encendieron su imaginación, fueron la leña para la llama viva, fuego que lo obligó a arrojar los imperativos del Yo sobre las páginas de un libro, ya que había nacido para ser atacado por el mal incurable de borronear papeles (...) Cada cuento debe ser el reflejo de sus estados de alma, Y por eso, porque sufrió a la par del enfermo, este escritor jamás hubiera podido concebir una historia con tintes cómicos."

Juan Carlos Goyri

D. Juan José de Soyza Reylli el periodista de una época, conocido por sus notas escritas en Caras y Caretas y luego por sus notas radiales tan personales, consideraba a "El ojo del sabio" la novela más original de América. Tal cosa aseveró en una visita al Instituto Magnasco, en la Sala Goyri que conservaba parte de su rica biblioteca, donada a di cha Casa de Cultura.

LOS TEMAS HISTÓRICOS

Tres relatos de carácter histórico, como: Himno a Rosas, La tumba de Ortiz (al Dr. José Santos Ortiz, secretario de Facundo Quiroga) y La Quiaca, son el producto de: el estudio y la visión obtenida en sus viajes por el noroeste argentino. Escenas y personajes en su lugar y su tiempo que trasmite ágil y bellamente: La abuela Paillú (La Quizca) es retratada así: "En su sobrio ademán, en su fisonomía accesible a las andanzas del ánimo pintábase su intenso dominio moral, inmovilizador de las facciones; parecianse los iris a dos manchas de tinta, imborrables en el rostro moreno, de piel tostada por la tramontana y su boca no frecuentada por la palabra y la sonrisa, cerrábase tensa por la seriedad india, hosca y tímida a la par" El espacio, el altiplano se ve, se siente: "El aire, frío en extremo o en extremo caliente, según las estaciones silba y corre como un pilluelo remolineando en la arena; y la tierra prendada de su aridez, impenetrable a los chorros de las lluvias, sin cabelleras de árboles, ni vello de césped, se ofrece en su desverguenza al sol, desnuda y pelona." 

Sólo estas cortas transcripciones como una muestra de lo escrito por el Doctor Juan Carlos Goyri, J.C. Gel, nos permitimos, para continuar, con el recuerdo de la personalidad que pretendemos reseñar.

No se interesó en atender ni aún en visitar los campos que le pertenecieran por herencia paterna. Sus salidas en coche a caballo guiado por un callado cochero, lo llevaban a la zona norte del pueblo, donde permanecía largo tiempo cerca del prójimo que en sus cuarenta años de prác tica médica lo interesaron especialmente.

Sólo una novela dejó Goyri; en el último año de vida 1931, la imprenta Mercatalli edita "William Work". En ella y ahora en Londres, un grupo de bien definidos tipos humanos, reunidos alrededor del científico que da nombre a la obra. 

Juan Carlos Goyri falleció en su casa de Gualeguaychú, el 1 de enero de 1932. Tenía setenta años. "El Argentino" de Gualeguaychú, 3-1-1932, dice que sus restos fueron acompañados por sus amigos: Carlos Delgado Roustan, el Dr. José Rómulo Ríos y su sobrino Escribano Ramón E. Goyri, hasta Buenos Aires para ser cremados en el Cementerio de la Chacarita. En cumplimiento de su expresa voluntad. Luego serían traídos a Gualeguaychú y depositados en el panteón familiar. El 4 de enero, "La Nación" hace nota necrológica y la participan del acto de cremación a las 10 horas, sus hermanos: Melchora G. de Méndez Casariego, Eloisa R. y Emilio M.

Lo recuerda también: "Dominado por una extraña misantropía, no apartaba, puede decirse, de Gualeguaychú, ni frecuentaba la sociedad. Era un solitario... Pero el que lo veía pasar advertía en su figura algo que denunciaba al hombre que se hallaba por encima del nivel común..."

Consultados

Ensayo de María Felisa Obispo Murature sobre Vida y Obra literaria del Dr. Juan Carlos Goyri, presentado a la Dirección de Cultura de Entre Ríos apoyando la conveniencia de editar y difundir su obra literaria total o ? parcialmente.- "La Nación", 4-1-32; "La Juventud", C. del Uruguay, 2-1-32 por el Dr. Delio Panizza, ELARGENTINO, 3-1-32.- "El Noticiero" 10-1-1900, comenta "El ojo del sabio" publicado en La Nación.- Piquet Julio: iniciado en el Uruguay, pasó a Bs. As. a El Nacional y a La Nación de la que llegó a ser Director. El periodismo le debe muchos de sus mejores galardones. Galván Moreno, C. El periodismo Argentino, Edit. Claridad, 1944..- En el Registro Cívico Municipal de Gualeguaychú, pág. 15, 21/8/1892, figura Goyri, Juan Carlos, de 32 años, médico, soltero, piel blanca, etc. con domicilio en calle Comercio (hoy Mitre) N° 38.

Enfermedades de moda

En el 1800 y primeras décadas del 900, enfermedades como la tuberculosis, la lepra, la sífilis, etc. se sufrían como males que, por incurables y de fácil transmisión, sometían al paciente y a los que lo rodeaban, a una situación de marginalidad que los aislaba deteriorando su vida física y psíquica.

El asunto irradió tal espectro, que fue tema en la novela, la ópera, la poesía, etc. con un filo de drama que en la actualidad parecería insostenible.

El doctor Goyri dedica su tiempo al estudio y experimentación para la detección y tratamiento de esos males "de moda" y se aboca a su atención, especialmente en los enfermos sin recursos. A éstos elige como a los más próximos. Para ellos está siempre dispuesta su voluntad, su tiempo y su capacidad científica. Hombre de sólida solvencia económica, se permitió vivir en la forma que había elegido y entregar su tiempo a sus afanes. Así ejerció la profesión y dio cauce a su vocación literaria produciendo abundante obra, inspirada en su mayor parte, en la escena y los seres que la enfermedad y su atención le acercaban. A la percepción del lector interesado, su producción es un alegato contra la falta de información, de medios y de organización para la atención de la salud pública, que requiere y debe concederse a toda persona humana.

NUESTRO DEPORTE CON PERFUME DE MUJER

Por MARCO AURELIO/2001

Gisella Vega

HOY queremos traer a cuento una breve historia con absoluto protagonismo femenino. 

Poner de relieve, en este pie de tapa, la trascendencia de cuatro jóvenes mujeres, agraciadas todas ellas, mostrándose exitosas en justas deportivas, a través de tres siglos. 

Aquí, en el Gualeguaychú de modesto renombre en el deporte con nivel nacional, que tiende, sin embargo, a mostrar hoy frutos superadores. En el atletismo, por ejemplo.

Vayamos, pues, a esta historia con cuatro damitas jóvenes, vencedoras.


SIGLO XIX: Barbarita Mac Louglin de Peart, el dulce encanto de mujer, una irlandesa que en 1872 llegó a Gualeguaychú para quedarse, residiendo en la histórica estancia "Campo Florido", al Norte del Arroyo Gualeyán. Tenía al llegar, sólo 16 años y hacía tres meses que se había casado en Dublin con Carlos Peart.

Su grácil figura se destacaba en el vértigo de las típicas carreras inglesas, a las que aportaba, además, sus hermosos corceles, nacidos y criados en la pampa húmeda.

Se destacaba Barbarita en medio de una aristocracia deportiva. En la villa que éramos, una bella irlandesita volcaba todo su placer deportivo a favor del justo localismo que la hizo suya. Luego, al atardecer, sabía abrir el ventanal de su sala y conjugaban ella, la brisa, el trebolar y una música de Schumann en la pianola forte, a pedales, una impactante determinación bucólica.

SIGLO XX: Casi a mediados del mismo, las respectivas "piletas playeras" de los clubes Náutico y Neptunia, se agitan de gusto y asombro con los formidables tiempos en la velocidad de dos jóvenes y buenas mozas mujeres, Romanita Beckwit Borro y Maruqueña Cinto. Estas dos lucidas nadadoras copoblanas marcaron época para los anales deportivos gualeguaychuenses.

Ellas, Romanita y Maruqueña, supieron de aplausos y mimos, tanto en los escenarios de las competencias náuticas como en el entonces movido centro paseandero exclusivo, en calle 25 de Mayo. Ambas eran objeto de encendidas notas en los diarios locales.

SIGLO XXI: Siempre el encanto de la mujer brindando (¿por qué no?) a las simpatías populares una especie de ascensión hacia la emoción inolvidable. Ahora, hoy, en este siglo recién iniciado, es el turno palpitante de una joven basquetbolista: Gisella Vega.

Dotada de un físico excepcional, se incorpora Gisella al historial femenino ganador en el deporte. Junto a su formidable aporte al triunfante equipo de Rácing en la Liga Nacional "A", felizmente ofrece esta niña un dechado de femineidad por sobre las rudezas inapelables en un reducido rectángulo de básquetbol. Su estilo y su fulgor convocan a las compañeras del elenco a una significativa condición plural: Unir en el combate, a la ineludible fuerza atlética y debido tesón de los que juegan para campeonar, en su particular condición de mujeres, el garbo del cisne y la coquetería de la gacela.

Al entender de un aficionado espectador, en ese precisado ideal, el tono y la natural actitud de Gisella Vega, le dan bandera de autenticidad femenina y particular simpatía a todo el buen conjunto albiverde.

CVADERNOS

en 

EGB

31

Por Silvia Razzetto

de Broggi

LA CACERÍA

Agresiva presencia que dificulta el trabajo y los desplazamientos del hombre. Se diseñan cacerías sistemáticas para evitar estragos en el ganado y recuperar la tranquilidad en los campos. Algún beneficio económico permiten los cueros de los feroces perros cimarrones.

Cacería de corzos (Paul de Vos - Colección Museo del Prado)

 Los viajeros que recorren nuestras tierras en las primeras décadas del siglo XIX se asombran al advertir la riqueza de su fauna: venados, carpinchos, gatos monteses, zorros, lobos, garzas, pavas del monte, avestruces, yaguaretés... pueblan densamente los habitantes. Es "la mejor región de caza que haya visto nunca", expresa el marino norteamericano Peabody. Y se sorprenden al encontrar grandes manadas de perros salvajes a un lado y otro del río Uruguay, Vagan buscando alimento. Y cuando hallan animales pastando, se disponen al ataque: forman un semicírculo; dos guías avanzan lentamente; después la carrera toma progresiva velocidad, encerrando al aterrorizado ganado en un círculo fatal. Allí comienza la batalla. Un perro, dos, tres o cuatro, se lanzan sobre los cuernos de un toro, sobre una vaca, caen malheridos... pero superan en número y agresividad. 

Es raro que un solo individuo, ternero o potrillo, escape sano y salvo. Finalmente, los perros victoriosos se instalan en el campo de batalla y devoran sus víctimas hasta dejar esparcidos los huesos.

 Como estas escenas son frecuentes, los Cabildos planifican matanzas anuales. En día señalado, vecinos y peones apoyados por las Milicias, realizan enormes redadas. ¿Cómo se organizan en el Partido de Gualeguaychú?. Se publica la decisión Capitular por Bando. Se leen las Instrucciones: En el distrito Gualeyán, que comprende las tierras a uno y otro lado del arroyo, Pehuajó, Alarcón, hasta la banda norte del Sauce, se nombra Juez de Comisión a don Juan Aguilar. La casa de Dn Juan Esteban Díaz es punto de encuentro. En el distrito Sauce sur que abarca Ñancay, Perdices, Costa Uruguay, se designa Comisionado a don José Ramón de Landa. Lugar de concentración, la casa de don José Borrajo. Para la costa del Gualeguay, arriba y abajo, se nombra Comisionado a don Gregorio Samaniego y su propia casa es centro de reunión. ¿Qué estrategias se emplean para matar?. A veces se desollan perros vivos y al soltarlos, en estado lastimoso, acobardan a los demás. Suelen utilizarse cebos tóxicos, generalmente importados, armas blancas y de fuego, lanzas, boleadoras y lazo. En cada corrida queda el tendal. Al finalizar la jornada, los Comisionados comprueban resultados: en las tabladas construidas en los lugares de reunión, se amontonan los animales muertos.

Los perros cimarrones constituyen una plaga muy dañina. Al descubrirse las cacerías periódicas, los cabildantes de Gualeguaychú resuelven que los vecinos establecidos fuera de la villa, deben presentar al Regidor de Semana, diez lenguas de perro cada mes.

Los cueros se estaquean al sol y se envían en importantes cantidades a los puertos de Buenos Aires y Montevideo. 

Allí se embarcan hacia España. ¿En qué se utilizan? Como es un material resistente carece de poros que no se encoje ni dilata con el cambio climático o la actividad, suele usarse en tapizados, estructuras para esculturas, flores y también para coser.

LA PELOTA VASCA

Artesanos españoles emplean cuero de perro para fabricar la pelota vasca. Un vecino memorioso cuenta que don Felipe Cruz tuvo su propia cancha de pelota en la manzana que hoy ocupa Central Entrerriano. Construyó el frontón y administró la actividad. Conocedor de antiguos secretos, en su taller elaboraba pelotas.

Utilizaba un acerito que rodeaba con una piola muy fina, formando una esfera. Le daba una lámina de goma para lograr que pique y luego la retobaba con dos cascos de cuero de perro. Una delgada costura realizada con tientos de perro, unía las partes. Cosía con delicadeza, para no lastimar las manos del jugador.

El juego, de origen vasco, consiste en impulsar una pelota contra una pared de modo que rebote en ella y vuelva a la pista. Existen distintas modalidades. En nuestra ciudad arraigó la práctica del juego a mano: se disputa con la mano desnuda y con ella se impulsa la pelota.

FUENTES CONSULTADAS:

-Libro de Acuerdos del Cabildo de Gualeguaychú. A.O.G. Bandos de octubre de 1803- enero de 1804- setiembre 1806- setiembre 1809. - Cvadernos en la E. G. B. N° 27.-Testimonio de Conrado Espino, mayo 2001.
INVESTIGACIÓN Y TEXTOS. Nati SarrotJEFE DE REDACCIÓN: Marco Aurelio RODRIGUEZ OTEROREDACTOR INVITADO: Fabián MAGNOTTACOLUMNISTAS: Silvia RAZZETTO de BROGGI - Carlos M. CASTIGLIONEAurelio GOMEZ HERNANDEZ
Digitalización: Museo "Casa de Haedo" :  Natalia Derudi - Danilo Praderio - Pilar Piana - Marianela Muñoz.Edición y OCR del texto: Patricio Alvarez DaneriTRANSCRIPCIÓN Y ACTUALIZACIÓN Silvia RAZZETTO DE BROGGI - DISEÑO Y DESARROLLO WEB: PATRICIO ALVAREZ DANERI
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