■ Ahora, sin el respaldo del sillón que lo completaba, como enmarcándolo parece más pequeño el conjunto de la Santa sentada y protegiendo a su niña.
Esa imagen es una reliquia. Recibió las pruebas de la fe y devoción de nuestro pueblo eminentemente católico, en épocas de desesperanza provocada por guerras, epidemias, exilio, etc. Se estima que fue traída a Gualeguaychú por 1850; a aquella pequeña Villa cuyos habitantes sumaban 2.848, con 528 casas (datos correspondientes a 1848, para la planta urbana, cuando en la campaña alcanzó a 6474 h. en 976 casas) un núcleo en el que cada acontecimiento, comprendía e interesaba prácticamente a todos.
Las constantes campañas militares mantenían movilizados a los hombres que debían incorporarse a las líneas del ejército durante décadas, período que-por muy cortos lapsos - ofrecía un clima de bonanza y seguridad a la región.
Las mujeres del poblado y de la campaña quedaban solas al cuidado de su prole y de sus bienes. Y es de esos días, en que se cargaban sobre ellas todo el trabajo y la angustia, cuando la plegaria les allegaba el único medio de alcanzar la salida de una situación que no comprendían y aún menos podían superar.
La Santa Ana de Geroma
■ Perteneció la imagen, a Geroma Suriaga, mujer de raza negra que la recibió seguramente, como legado de sus amos que confiaron en que su cuidado y devoción la preservarían convenientemente.
Se pierde en el pasado, la certeza del porqué y cómo llegó a Geroma, pero hemos sabido de otros objetos religiosos que fueron heredados, en la seguridad de que los nuevos dueños cumplieran dichas condiciones.
Por su factura, cabe pensar que la obra tallada en madera y policromada, pertenece al barroco, influenciado por el arte español y portugués - evidente en detalles del respaldo de la silla espe cialmente- Ha llegado a Gualeguaychú por 1850 entre las prendas de valor de inmigrantes. La fecha está expresa en un desplegable que, con licencia católica, se imprimió en "Mundo católico" de Callao 335, Bs. As. y se distribuyó entre los devotos de nuestra Villa.
Los Suriaga fueron, negros esclavos o libertos de origen africano, cuyo apellido tomaron de sus dueños. En censo de 1825 figura en Gualeguaychú Don Simón Subiaga, vasco que casa con Micaela González de León, natural de la Villa; con cuatro negros de su ser vicio, todos anotados como Subiaga.