Cuaderno Nº 100

Índice Temático


GUALEGUAYCHÚ, Domingo 17 de Noviembre de 1996CVADERNOS DE GUALEGUAYCHÚ Nº 100
PARA NUESTRA HISTORIA, DON GOYO AGUILAR (Nati Sarrot)- Gregorio Aguilar- La temática del verso- Perfil- Foja de Servicios- Los versos se publican DON GOYO, SU RESURRECCIÓN  ( Alejandro Denegri -Jano del Oeste-)SINFONÍA DEL AGUA Y LA PIEDRA ( Pablo J Daneri)CUADERNOS PREGUNTA… EL PROFESOR ALMEIDA RESPONDE- El río Gualeguaychú en la Historia.LOS HABITANTES DE LA MANSIÓN IV (Edición Impresa)- Entre Letras y Pinturas (Carlos María Castiglione)Platería, un culto universal – La sortija – (Aurelio Gómez Hernández) 

PARA NUESTRA HISTORIA, DON GOYO AGUILAR

Nati Sarrot

Acuarela de Alberto Gúiraldes


Sentir y hacer: 

Que aquí está el "pecado", no solo del gaucho 

sino de todos los hombres

que saben cantar opinando, como Fierro,

o haciendo como Dios manda.


Facundo A. Arce.

Gregorio Aguilar, “Don Goyo”, vivió un largo período en el que cantó y contó hechos de la historia de Gualeguaychú; tanto en su enclave citadino, como en el amplio campo en el que sus hombres se movieron como protagonistas o como  actores de una trama que enlazaba a la región platense.

GREGORIO AGUILAR 

Nació en 1807 en la estancia ubicada en los rincones del arroyo El Sauce, al sur de la villa de San José de Gualeguaychú. Murió “por ahí nomás” el 17 de agosto de 1888. Creció en hogar conocido y respetado ya que, por su madre Feliciana González de León, sobrina del cerrajero del Rey don Agustín de León, descendía de las primeras familias pobladoras.  Su padre,  don José Asencio Aguilar, natural del Paraguay e hijo de españoles, afincó en el Partido de Gualeguaychú. Fue Regidor Segundo del Cabildo en 1802, Regidor Cuarto en 1803 y en  1804 y Alcalde Mayor en 1806;  participó en 1801 en la elección de San José como Patrono de la Villa  y en la formación de la primera Mutual para la salud en 1802. 

Don Goyo pasó la niñez y la  juventud en  la estancia en El Sauce, realizando tareas rurales con su padre y sus numerosos hermanos. Algo, sin embargo, lo distinguió. Gregorio podía contar en verso, cualquier acontecimiento. No aprendió a leer ni a escribir, pero tuvo ese don que, en una época de elevado analfabetismo, atraía  al público con sus ingeniosos recitados.

Dibujo de Alberto Gúiraldes

Goyo fue un poeta cantor que, como los payadores fue muy bien recibido en todas partes.

Los memoriosos transcribieron los verseados o compuestos. Así, gracias a don Alejandro Denegri que los tomó de su abuela Rosa Montaldo de Denegri, a Hipólita Gómez de Otero, Arnaldo S Rodríguez – el Cabo Ceybero-, Hilarión Aguilar, Mariano de la Cruz, Serafina Martignoni de Vasallo, Eusebio González… pudimos acopiar abundante material que evidencia el valor que en su momento se les dio. Con el andar del tiempo, en el trayecto de la oralidad a la escritura, se observaron lógicas variantes. Sin embargo,  obró hacia ellos un sentido de preservación.

En estos casos, suele ser  difícil rescatar poesía y autor.  Con  Goyo Aguilar ocurre un fenómeno que celebramos. Verseando, va contando su vida y de ahí que guardemos compuestos y autor.

 Horacio Romero en “La poesía en la tierra de Andrade” incluyó a Goyo Aguilar por su peso en la poesía popular.

Camila Nievas en su cátedra de Literatura en el Colegio Nacional Luis Clavarino, lo hizo conocer y apreciar por sus alumnos, en ponderable adelanto de cultivo del ser nacional.

LA TEMÁTICA DEL VERSO 

Incorporado a las filas del Ejército Entrerriano bajo la jefatura de Justo José de Urquiza, participó en las guerras civiles en el litoral: asistió a la Campaña Larga en el Uruguay, luego siguió a Corrientes y a Buenos Aires en 1852  y en 1859.

Ante  la caída del prestigio de Urquiza  después de Pavón, del ataque a Paysandú, de la guerra con el Paraguay y de su adhesión al gobierno central, la mayoría de la población entrerriana fundió su adhesión al caudillo blanco Ricardo López Jordán. Catorce mil hombres lo siguieron. Con ellos, Gregorio Aguilar y un clamor: 


"Al conjuro de la divisa blanca defendemos la soberanía de la Provincia”

Dibujo de Alberto Gúiraldes

Tras el asesinato de Justo José de Urquiza el 11 de abril de 1870, la provincia fue intervenida e invadida por decisión del Presidente Sarmiento. 

Ante el desembarco de fuerzas nacionales, se constituyó en Gualeguaychú el Batallón 15 de Abril leal a las autoridades nacionales.  

Don Goyo animó, protestó ante la terrible situación. Su lealtad a López Jordán lo llevó a la cárcel, al destierro. Convocó a la lucha: 


Es el primero de Mayo/ decían los jordanistas.

¡Nada, Nada. A pasar lista!/  ¡Entre Ríos a caballo!...

La guerra y el destierro lo fatigaron. Estaba en un camino sin vuelta.  Por eso, en una pulpería en Paysandú dijo: 

Orientales, un espejo/  os ha dejado la guerra...

Si la paz es duradera/ la patria será un reflejo.

Esto se los dice un viejo/ en la lucha encanecido,

cuarenta años he servido/ y vean lo que he sacado:

Encontrarme hoy emigrado/ en suelo desconocido.

López Jordán derrotado, fue entregado a las fuerzas nacionales en diciembre de 1876. 

Al decir de Aníbal S Vásquez: "Asistimos al final de la vida inquieta, turbulenta y atormentada de López Jordán. Antes de llegar al Calvario ha tenido que cumplir una larga vía crucis, dolorosa, penosa y trágica...” 

También finalizó la vida de soldado de Goyo Aguilar y con ella, su canto sobre el tema y la exaltación de sus jefes en las contiendas. Desde entonces, su poemario trató sobre tópicos intimistas: la soledad, la pobreza, la enfermedad. Siempre la queja tenía un final pintado de luz esperanzada.

Y le cantó a la talentosa niña-pianista, María Luisa Guerra: 

Oh, María Luisa Guerra!/ por el arte musical,

por tu ciencia has de brillar /sobre la faz de la tierra.

Eres de América, estrella, /y hasta en España has brillado.

Medio mundo has alumbrado/ y todo lo has de alumbrar.

Por tu ciencia has de admirar /como admira el sol dorado. 


A María Luisa Guerra, Gualeguaychú, 1878 2º décima

María Luisa Guerra

A la muerte de Pedro José y Juan Pablo Haedo, ocurrida el 26 de marzo de 1879, con diferencia de horas, uno Administrador de Rentas y el otro Juez, Goyo cantó: 

Se debe el pueblo enlutar/ Gualeguaychú ya murió;

Haz de cuenta que perdió/ la mitad de su caudal.

La pérdida, es general,/ todos lo hemos sentido

a unos hombres tan queridos,/ a unos hombres tan honrados,

que, en la clase de empleados/ fueron los dos distinguidos.

Gran expectativa  generó en 1882 la carrera a 10 cuadras y buen premio en libras  esterlinas a realizarse en la cancha de Bernardo Lavigna, “Bernatú”. El 7 de octubre compitieron  El Cuadril Blanco, de Justo Otero, conducido por Martín Peñalva contra El Gateado, parejero uruguayo de Enrique Urán. 

Goyo Aguilar opinó: 

A prepararse entrerrianos/ que el oriental ya invadió;

dicen que desembarcó/ allá por Landa o Galeano,

trayendo el triunfo en la mano/ y también muchos aliados.

Muchos de aquí se han pasado;/ es porque están resentidos

y es jefe muy aguerrido/  ese general Gateado. 

Es jefe muy subalterno/ el Cuadril Blanco, señores;

si tiene algunos honores/ se los debe a su gobierno

lo han metido en este infierno,/ dice, que la va a pelear

y también piensa triunfar/ el día de la batalla,

porque el que pisa sus playas/ en el campo lo ha de hallar.

 

El Cuadril Blanco 1º y 2º décimas.

-Ganó ampliamente la competencia-

Dibujo de Alberto Gúiraldes
Dibujo de Alberto Gúiraldes

En 1883, participó en la campaña electoral  a favor del general Eduardo Racedo, que contaba con el apoyo de los jordanistas y de don Ricardo en el exilio.  

Elegido gobernador de Entre Ríos para el período 1883-1887, don Goyo expresó:


En vos general Racedo

están nuestras esperanzas... 

Y cuando el gobernador Racedo llegó a Gualeguaychú, su saludo se volcó en la décima: 


Oh general entrerriano/ yo deseaba conocerlo

Tener el gusto de verlo/ y de estrecharle la mano.

A vuestro frente, un anciano,/ un patriota decidido,

de nuestro propio partido/ hoy os viene a saludar.

Yo soy Gregorio Aguilar/ a vuestras plantas rendido.

El tema amoroso fue abordado por encargo. Muchas veces sus versos sirvieron a algún enamorado para declarar, pedir o protestar por cuestiones sentimentales. Circunstancialmente habló de "su amor” en alguna despedida o cuando fallecida su mujer, lamentaba su ausencia. 

Sus intereses económicos nunca fueron atendidos. Como tantos hombres de su generación, llegó a la vejez pobre de solemnidad. El compromiso inquebrantable con las ideas y con  sus jefes le hicieron olvidar  no solo de su futuro, sino también el de los suyos. 

Si no los quieren pagar/ que me saquen de la duda,

Que con la verdad desnuda/ yo me sabré presentar

A mi gobierno legal/ que ordenará que al momento

Se me extienda un documento/ para que sean pagados;

Pues, el que quiere soldados/ jamás siembra el descontento.

 

Compra de caballos para el Ejército Nacional – 3º décima -

PERFIL 

El reconocido filólogo Eleuterio Tiscornia, nacido en Gualeguaychú en 1879, lo conoció en la ancianidad. 

“Yo alcancé a conocerlo, y no es ese, por cierto, el menos fuerte de mis recuerdos de niño. Era Don Goyo, veterano de Caseros, un viejito añoso, seco y excitable, casi ciego (él mismo se había vaciado un ojo de una puñalada) con antiparras verdinegras, barba rala, cabeza pelona. Nunca andaba a pie, siempre a horcajadas en un barroso desmedrado.

"Otros tiempos corrían, y con ellos había trocado el chiripá por la bombacha prendida en el tobillo y la bota de potro por la alpargata. Llevaba un ponchito doblado sobre el hombro, un chambergo raído y el rebenque calzado en la muñeca”. 


Revista  Atlántida Número extraordinario, octubre  1937. 

El caballo barroso: bayo oscuro en el fondo y arriba blanco.

El overo barroso tiene pintas blanquecinas.

Don Goyo Aguilar: En este retrato de cuerpo entero se presenta un hombre maduro, de buen porte; de botas, bombacha y chaleco oscuro. Camisa y saco. Sombrero de copa redondeada y ala angosta. Cabellera y barba prolijas.

Vengo a pasar un buen rato/ entre buenos compañeros/

De paso, brindo al pulpero/ con esto que es mi retrato. 

Dedicatoria a don Juan Denegri, abuelo de Alejandro Denegri, máximo compilador de los poemas y relatos de Don Goyo.


En este retrato de cuerpo entero se presenta un hombre maduro, de buen porte; de botas, bombacha y chaleco oscuro. Camisa y saco. Sombrero de copa redondeada y ala angosta. Cabellera y barba prolijas. 

En sus tiempos de soldado, algo  más delgado, vestía camisa, chaqueta y chiripá con calzoncillos de algodón; bota de potro o de cuero vacuno con espuelas. 

Al asistir a  la celebración del 25 de mayo de 1858 en Paraná, entonces capital de la Confederación Argentina y desfilar con la formación que combatió en Caseros, vistió el uniforme de Teniente Primero del Ejército Entrerriano. Tenía 50 años. 

Ya viudo de doña Luisa Hernández y con dos hijas, perdió su casa en la ciudad. Transitaba por una localidad distinta a la que vio en su juventud y sentía  nostalgia de la zona rural donde nació. 

Doña Petrona Carmona de Frutos le hizo construir un rancho en el campo de El Sauce. 

Los pájaros y el viento en los árboles le devolvieron los sonidos que el fragor de las batallas alejaron de sus oídos. 

Nunca le cantó al paisaje, aunque sin reproche le acompañaba constantemente. 

Y lo hizo hasta su muerte ocurrida el 17 de agosto de 1888 en la misma tierra donde había nacido hacía  81 años.


He nacido el año siete,/ cumplí cincuenta y cuatro años

y no creo que me engaño/ en lo que el discurso advierte.

He preferido la muerte/ antes de una deserción.

No he tenido reprensión/ ni reto de un oficial.

Esto puedo atestiguar/ con toda la División.

FOJA DE SERVICIOS 

 “Ejército E. Riano División

6ta.-2ª Sudvin

1er. Escuadrón 

Conste q. D. Gregorio Aguilar Sirvió la campaña Larga al Estado Oriental desde el año 42 en calidad de soldado- la de Ubajai también de soldado - En la campaña del 51 al Estado Oriental fue nombrado soldado distinguido. En la campaña de Caceros Alferes - Campamento cuando la campaña y citio del Bs. Ayres, Teniente 2º - en la parada del Paraná Teniente 1º - Campaña de Cepeda Capitán graduado y en la de Pavón fue nombrado Capitán efectivo.

Gualegchú Enero 20/864

 

Por autorización del Tente. Coronel D. Justo Navarro

( hay una firma): Antonio Salazar V. B.

( firma): Borrajo


Documento obrante en el Archivo Histórico del Instituto Magnasco, Gualeguaychú.Redacción y ortografía original. 

LOS VERSOS SE PUBLICAN 

"Dentro de poco verán la luz las poesías (décimas) del popular poeta criollo Goyo Aguilar. Un amigo nuestro se ha encargado de recopilarlas y ha hecho de ellas un regular volumen... Le auguramos un buen resultado, pues pocos serán los que no deseen conservar un ejemplar..."

EL MOSQUITO, Gualeguaychú, Diciembre 18 de 1882. 


"EL PAIS -1867- también solía atender la parte literaria y publicó algunas composiciones en verso de jóvenes de esta ciudad y las décimas patrióticas de don Goyo Aguilar.

BORQUES,  Juan Carlos, El periodismo en Gualeguaychú, p 180

  

"¿Quién no conocía en Gualeguaychú, 30 años atrás a don Goyo Aguilar, poeta de chispeante ingenio?". Narra la anécdota que dio origen a la cuarteta: "En este mundo se han visto / tres seres resucitar; / Carnaval,  Jesucristo/ y el viejo Goyo Aguilar. En el archivo de EL NOTICIERO se leen muchas notas de Pedro Sabá Lapalma.

EL NOTICIERO,  Gualeguaychú, 11 de febrero de 1913

 

" (…) durante el gobierno del Gral. Racedo (1883-1887)) fueron coleccionadas y publicadas por cuenta del Estado como atributo de admiración y de justicia".

 FRANCO, Máximo E (1904)  Galería (Compendio biográfico)

 La Rápida. Gualeguaychú.

Papeles de don Cándido Irazusta. Archivo de Julio Irazusta.

GRANÉ, Mevia V de: Gualeguaychú, ciudad de poetas, p23.

PEDRAZZOLI, Julio:  Gualeguaychú, ciudad de poetas. Ensayos p 2  1977

ROMERO, Horacio:   La poesía en la tierra de Andrade, pp. 165 a 171.

TISCORNIA, Eleuterio: Entre Ríos.  Revista Atlántida, Número Extraordinario, octubre 1937, Buenos Aires. 

Este artículo presenta trazos de la conferencia que  Nati Sarrot y Andrea Sameghini- María de las Mercedes Chaparro de Sameghini- ofrecieran en el Instituto Osvaldo Magnasco, al conmemorarse el Centenario de la muerte de Gregorio Aguilar.

DON GOYO, SU RESURRECCIÓN

Jano del Oeste

Sobre este cuento se han tejido dos motivos. Pero yo voy a relatar el que oí siempre de mis mayores, por testigos vecinos de mi casa y ex empleados del negocio donde ocurrió el caso. Y digo más, coincide con la versión del único descendiente en la localidad, nieto del comerciante que compartió estas vivencias con don Goyo: el acreditado vecino del barrio del Puerto don Manuel Polo,  quien me ha contado el caso tal cual lo tenía aprendido.

Cierto día, don Goyo se había venido al pueblo, como tenía costumbre, a visitar sus parientes, amigos y otros compañeros de lucha con quienes mantenía siempre contacto.

De regreso a su casa, montado ya en su sotreta Lobuno, tan viejo como deshecho, lucía su clásico sombrero camuatí (por su forma alargada y alas gachas), de color panza de burro (por el color gris claro semejante al  pelo de la panza de los burros).

Venía por la calle 24 de enero, hoy 25 de mayo,  rumbo al Cementerio Viejo y según parece con ganas de tomar un vaso de vino del agrado de su paladar; bebida que en esa época era traído, como el vino priorato, desde Italia. Entonces fue cuando se le dio la idea de hacerse el muerto frente al negocio de Ramos Generales  Manuel Polo e Hijos, casa comercial de las más importantes de la localidad.

Don Goyo, largó las riendas de su pingo que marchaba a paso lento y empezó a tambalearse al aproximarse a la esquina hoy Gualeguay y 25 de mayo y a inclinarse poco a poco sobre el pescuezo del lobuno. En un momento dado se desplomó y cayó al suelo, que era de tierra, pues no existía empedrado. Su fiel amigo se detuvo como si estuviera consciente de la treta de su amo.

Desde el interior del negocio, el dueño don Manuel Polo y sus dependientes, vieron lo sucedido y salieron corriendo a los gritos:

-¡Corré  Manuel! ¡Corré  Justo[1]! ¡Corré Brígido[2]! ¡Corran que don Goyo se ha caído muerto!

Llegaron al lugar donde se encontraba el difunto y procedieron entre todos a levantarlo. Lo  llevaron  a la trastienda del negocio, ahí lo acostaron en un catre de lona blanca. Unos hacían fresco con una pantalla de hoja de palma, otros le hacían fricciones en las piernas y movimientos de brazos; en fin, todo cuanto imaginaban podía ser útil en este trance.

Llamada con urgencia la señora Mariana Mihura de Polo, esposa del comerciante, acudió corriendo con un frasco de agua  de colonia, único perfume que en esa época existía. Empapó  un pañuelo de mano, lo frotó sobre la frente de don Goyo, se lo puso sobre la nariz, mientras otro le daba masajes sobre el corazón con alcohol puro.

Al poco tiempo, el enfermo empezó a respirar lentamente, comprobándose que había comenzado  a reaccionar.

Ya convencidos todos de que se encontraba mejor, procedieron a sentarlo en su lecho, siempre con el pañuelo perfumado en la cara y en la nariz y en movimiento la pantalla para que le llegara fresco. En esta oportunidad, don Goyo miró a la señora Mariana y con voz moribunda (o de artista más bien) le dijo:

- ¡Doña Mariana!-

-  ¿Qué?- le pregunta ansiosa la dueña de casa.

- ¡Mire lo que es la vida!

Tres cosas en el mundo / he visto morir y resucitar:

Carnaval, Jesucristo/  y al viejo Goyo Aguilar. 

Así termina este cuento del viejo Goyo y tal vez sea el que lo hizo más popular ya que en todas las generaciones se repiten estos versitos.

Citas:[1] El empleado Justo era Justo  Hernández López Jordán[2] Don Brígido, era  Brígido Alfonso
CASANOVA, Milagros – RAZZETTO, Silvia (2018) Recuerdos de Jano del Oeste. La casa ciega y otras vivencias sub-urbanas de Gualeguaychú a fines del XIX  p 57-59.  Ediciones del Cle. Nogoyá.


OH, EL AMOR...


Pablo J. Daneri

(Pebete)

Sinfonía del agua y la piedra

 

Con la esponja tenaz de tus desdenes

has querido agotar mis esperanzas

sin ver que aún aletean las bonanzas

en el nimbo ambarino de mis sienes.

 

Caerá la muralla que sostienes

ante el rigor amante de mis lanzas

y triunfarán, por fin, mis acechanzas,

venciendo la firmeza que tú tienes.

 

Y en tanto, con su tenue persistencia,

con su eterno clamor y su insistencia,

la cuita ardiente de mi voz salida

 

sacudirá el ramaje de la hiedra

y ha de ser en el curso de tu vida

la gota de agua que horadó a la piedra.

 

PABLO J. DANERI (Pebete) 

CVADERNOS


le pregunta y

el Profesor

ALMEIDA

responde

El Río Gualeguaychú en la Historia

 

Arroyo La Capilla: afluente de la margen izquierda del Gualeguaychú. Se extiende hacia el S.O y atraviesa la Ruta N° 136, de acceso al puente General San Martín, a unos 15 kms. de Gualeguaychú. 

Cerca de la desembocadura, hay un albardón de gran altura donde el dueño de esos campos en el Siglo XVII, Presbítero Pedro García de Zúñiga, construyó una capilla para su uso privado. De ahí el nombre del arroyo.

Arroyo del Cura: afluente de la margen derecha del Gualeguaychú. En cartografía de 1703, 1714, 1720, 1732, aparece como “Río Lupes”. Más tarde se llamó “del Capitán” y al adquirir sus campos el Presbítero  Gordillo, primer Párroco de San José de Gualeguaychú, pasó a llamárselo “del Cura”, a fines del XVIII. 

Arroyo Lorenzo: margen derecha, corre de sur a norte y desemboca 2 kms  antes que el Gualeguaychú  vuelque sus aguas en el Uruguay. 

En el Siglo XVII era profunda y amplia su desembocadura; ofrecía un puerto seguro para barcos de mediano porte. Allí se ubicó una parte de la Reducción de Santo Domingo Soriano donde se alojaron los Charrúas y  los Pampas. Ambas parcialidades fueron separadas de los Chanás, con los que no congeniaban, ya que habían ocurrido graves conflictos.

El núcleo mayor de la Reducción de Soriano en Rincón de Landa, se trasladó a la costa oriental hacia 1703 llevando el nombre de Soriano al nuevo asentamiento.

El sector que quedó en esta costa adoptó el nombre del río Gualeguaychú según mencionan documentos de 1766. 

La gran creciente que afectó seriamente a Soriano en la Banda Oriental, debió causar mayores daños a la población de arroyo Lorenzo por estar sobre terrenos mucho más bajos. Es posible que este hecho determinara la mudanza a tierras de mayor altura, poblando quizá, el lugar donde la encontró don Tomás de Rocamora en 1782. 

Brown y los brasileños: Cuando la guerra entre las Provincias Unidas y el Imperio del Brasil, 1826- 1827, bloqueado el puerto de  Buenos Aires, el Almirante Guillermo Brown fortificó Martín García. Cuando la escuadra imperial penetró en el río Uruguay para evitar la ayuda que desde el Entre Ríos podía llegar al Ejército Republicano en la Banda Oriental, lo atacó en proximidades de la Isla de Juncal el 9 de febrero de 1827. Cinco naves enemigas quedaron encerradas río arriba: tres goletas, dos lanchas cañoneras que optaron por internarse en el Gualeguaychú. En la desembocadura del río debieron alivianar las naves para cruzar el banco de arena; evitando varar, arrojaron al agua cañones y balas. Al ingresar al puerto local, capitularon.

Brown, con barcos de mayor porte, ancló en la boca e intimó su entrega. En naves menores ingresó por el Gualeguaychú hasta dar con las presas imperiales. Luego de diversas tratativas, el 14 de febrero capitularon. 

Si los barcos brasileros fueron aligerados de la mayoría de los cañones, pudieron arrojarse al agua unas 20 ó 30 piezas que tenemos el propósito de rescatar.

Sumemos a eso que para cada cañón se destinaban 200 ó 300 balas (bolas de hierro). Los cañones de bronce eran estimados de mayor valor que los de hierro por su efectividad en el uso intenso, ya que no sufrían alteración con el calor del fuego. En el inventario levantado en Gualeguaychú solo figuran piezas de bronce en número de: 1 del 18 y 1 del 24, de 25 y 20 balas, respectivamente. (Ver Cuadernos N° 46) 

¡Qué pintoresca quedaría nuestra Luis N. Palma, desde la plaza San Martín al puente, adornada con cañones en cada cuadra y al lado de cada uno, un montoncito de balas formando pirámide!... ¿Qué opina usted?

INVESTIGACIÓN Y TEXTOS. Nati SarrotCarpetas de Andrea SAMEGHINIJEFE DE REDACCIÓN: Marco Aurelio RODRIGUEZ OTEROREDACTOR INVITADO: Fabián MAGNOTTACOLUMNISTAS: Prof. Manuel ALMEIDA - Carlos M. CASTIGLIONEAurelio GOMEZ HERNANDEZ
Digitalización: Museo "Casa de Haedo" :  Natalia Derudi - Danilo Praderio - Pilar Piana - Marianela Muñoz.Edición y OCR del texto: Patricio Alvarez DaneriTRANSCRIPCIÓN Y ACTUALIZACIÓN Silvia RAZZETTO DE BROGGI – Junio 2021- DISEÑO Y DESARROLLO WEB: PATRICIO ALVAREZ DANERI
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