En 1855 don Benito Frutos, hombre de sólida posición económica y prestigio social, hace levantar su casa por don José Landó, maestro albañil. Con él firma Contrata el 30 de agosto, ante el escribano José María Méndez Rodríguez (2). En esquina nor-oeste de India Muerta y Suipacha (hoy San Martín y Perón), Landó promete “a dar llave en mano” a D. Benito por la cantidad de “6 750 pesos moneda de plata de buena calidad”, los que se pagarán en tres cuotas, según la marcha de la obra.
Dieciséis artículos de la Contrata ajustan las condiciones de fábrica de la casa de 49 varas de luz (frente) por 5 y media de ancho, con igual alto desde el piso hasta la tirantería del techo.
Las llamadas piezas eran verdaderos salones que luego se dividirían con muros interiores según “gusto del propietario” Los cimientos y hasta llegar a las ventanas se asentaba en cal y arena “y de allí a arriba con tierra de hormiguero y arena excepto las cornisas…”.
Puertas y ventanas a la calle, en cedro, “la del Zaguán de figura de abanico”; del zaguán de 3 v. de ancho se abrirá puerta a la sala. Todas las puertas interiores de vidriera y algunas con postigos.
La arena del techo será de la costa oriental… Los caños de la azotea de cinc. Los pisos, asentados en ladrillo con arena y tierra de hormiguero y encima baldosa de la mejor calidad.
La ferretería será toda del país. La tirantería del techo toda de urunday o quebracho de Corrientes o Paraguay.
La vereda exterior de piedra labrada asentada en cal (así se hacían “para siempre” las veredas de las que, aún numerosas, se conservan al presente).
Los postes de la calle los colocará Landó una vez que Benito Frutos los proporcione.
“Las fachadas serán trabajadas por el orden dórico con columnas redondas y el parapeto tendrá una vara de alto desde la cornisa en todo el contorno (…) Desde la azotea bajará una escalera de tabla, bien hecha y adentro una de barrotes que se pueda quitar y poner con una escotilla en la azotea para subir por el interior al techo cuando se lo necesite”.
Se comprende en el mismo trato, un lugar común, “dividido en dos, con todo lo que le corresponde y que llegue hasta el agua” (pozo negro y pieza de los que se dan pocos detalles).
Todo revocado y blanqueado.
Don José Landó se compromete a poner todos los materiales de albañilería, carpintería y herrería por la cantidad mencionada (6 750 pesos plata).
Tomamos para ejemplificar dos Contratas obrantes en libros de 1850 y 1855 del Registro de la Propiedad inmueble de Gualeguaychú (1) y (2) que pueden dar clave del avance de las aspiraciones del habitante de Gualeguaychú de mediados del siglo XIX. Paralelo al crecimiento y al mejoramiento edilicio de nuestro medio urbano, a finales del siglo se afirma con exponentes muy representativos de los cambios socio-económicos que operan al interior de la región. Válidas pruebas de ello: Sociedad entre Argentinos y Orientales, Sociedad Mutual Unión Francesa, Sociedad Italiana Unione e Benevolenza, antigua Municipalidad de Gualeguaychú en Urquiza esq. España, Jefatura de Policía, planta principal.