El Cuaderno Nº 110 de la Gualepedia: Enciclopedia Digital de Gualeguaychú, publicado el 20 de abril de 1997, explora la historia institucional, el desarrollo comercial y las culturas indígenas de la provincia de Entre Ríos y, específicamente, de Gualeguaychú.
Su enlace es: Cuadernos de Gualeguaychú Nº 110
Los contenidos principales que se desarrollan en este volumen son:
"EL ARCHIVO HISTÓRICO DE ENTRE RÍOS" (Nati Sarrot):
Este artículo detalla la creación y evolución del Archivo Histórico de la Provincia de Entre Ríos, ubicado en Paraná.
Sus orígenes se remontan al 26 de agosto de 1856, con el decreto de creación del Archivo General de la Confederación Argentina firmado por el Presidente Justo José de Urquiza y su Ministro Santiago Derqui.
Tras ser trasladado a Buenos Aires y sufrir deterioro, Urquiza insistió en su mantenimiento tras la restauración de la autonomía entrerriana.
La Ley de Creación del ARCHIVO GENERAL DE LA PROVINCIA DE ENTRE RÍOS fue promulgada el 10 de junio de 1880.
Se trasladó de Concepción del Uruguay a la nueva capital, Paraná.
El poeta Guillermo Saravi (1900-1963), quien dirigió el Archivo desde 1934, fijó pautas que aún rigen su funcionamiento. Saravi enfatizó la necesidad de "cimentar el presente en el testimonio del pasado".
El 10 de julio se celebra el 117 aniversario de la creación de este acervo documental.
"LA CASA BETOLAZA. EL EMPORIO DEL CONFORT" (Fabián Magnotta):
Se narra la historia de CASA BETOLAZA, un icónico comercio de Gualeguaychú conocido popularmente como "El hogar de la radio".
Fundada por Enrique Betolaza en 1912, operó exitosamente durante setenta años, cerrando definitivamente en 1982.
La empresa fue un pionero en la introducción de nueva tecnología en Gualeguaychú, exhibiendo en sus vidrieras victrolas, radios, equipos de música, televisores a color y cámaras fotográficas. También vendían electrodomésticos, bicicletas, y hasta automóviles. El negocio era tan diverso que, según Juan Alejandro Betolaza (hijo del fundador), vendían "desde miel hasta libros de misa".
Una de sus estrategias clave fue la financiación y las ventas a crédito, un concepto pionero para la época, donde la palabra y la confianza con el cliente eran sagradas.
La Casa Betolaza tuvo varias ubicaciones, comenzando en calle Andrade al 600 y concluyendo en un local propio en 25 de Mayo y Suipacha (Perón), en lo que se conoció como el "Edificio Betolaza" (luego "Edificio Guini"), el primer edificio de departamentos de Gualeguaychú, construido por Enrique Betolaza para "devolverle al pueblo".
Amalia Cassani de Betolaza, esposa de Enrique, fue una figura central en el negocio, trabajando en el laboratorio de fotografía, retocando placas y produciendo un promedio de 450 copias diarias.
El comercio implementó estrategias innovadoras como una Academia gratuita de costura y bordado con 40 máquinas.
Fue famosa por sus atractivos publicitarios como los "perros de Betolaza" (dos perros mecánicos que asentían con la cabeza, dando origen a un dicho popular: "Vos decís siempre que sí, como el perro de Betolaza") y "El hombre de la vidriera" (un hombre que posaba como un autómata, desafiando a los transeúntes a adivinar si era real).
También organizaban exposiciones fotográficas, muestras pictóricas y conciertos musicales en la calle, atrayendo a tangueros con la música de Gardel y Agustín Magaldi.
"CUADERNOS PREGUNTA… EL PROFESOR ALMEIDA RESPONDE… - De nuestros abuelos indios (IV Parte)":
Esta sección continúa la desmitificación de la visión de los pueblos indígenas, enfocándose en la relación de los guaraníes con los españoles.
El Profesor Almeida explica que los guaraníes fueron los más propicios a aceptar a los europeos, asociándose con ellos en Asunción.
Interpretaron el concepto español de "El Dorado" como su propio ideal de paraíso, el "Paitití", lo que los llevó a ofrecer su amistad, trabajo y recursos a los conquistadores.
Esta alianza se consolidó con la tradicional ofrenda de mujeres indígenas jóvenes.
Los guaraníes demostraron ser defensores cruciales del territorio, colaborando con los españoles, como en la lucha contra los charrúas en Zaratina de San Salvador, donde 400 arqueros guaraníes ayudaron a Juan de Garay.
También fue fundamental su apoyo con embarcaciones y balsas (más de un millar) en la expedición de Juan de Garay desde Asunción para la fundación de Santa Fe y Buenos Aires.
Finalmente, se destaca su participación, junto a los Jesuitas, en la organización de milicias jesuítico-guaraníes desde 1617 para proteger la frontera imperial de los avances portugueses, una fuerza que operó por más de un siglo.
El cuaderno también incluye secciones habituales como "LOS HABITANTES DE LA MANSIÓN IV" (Edición Impresa), "Entre Letras y Pinturas" (Carlos María Castiglione) y "Vivencias de antiguos detalles" (Aurelio Gómez Hernández).