Para el templo también hacen falta ladrillos espirituales

Pudignani estuvo a cargo sólo unos días de febrero, ya que el 23 de ese mes se encomendaba la parroquia al español Julián de Yarza, que el 30 de julio de 1873 pasó a ser Cura Vicario interino. Este había sido cura en la iglesia matriz de San Juan de Cuyo y veremos como su silencioso esfuerzo pastoral dará grandes frutos en la parroquia y la ciudad.

En 1875, nuevamente el Obispo Gelabert visita la parroquia San José, llegó a confirmar a 2404 personas y también dejará un extenso informe final. En este hay disposiciones litúrgicas como que no se utilicen más los manteles de algodón para las celebraciones y los altares, sino que estos debían ser de hilo. Recomienda mucho cuidado con los objetos y mayor limpieza de los lugares y elementos para el culto[1].

En cuando a la administración económica de la parroquia, la encuentra muy desordenada y con déficit. Algo que no había ocurrido con el Padre Martínez, pero que con los Padres Anzonera y Santilli se había gastado de más. Encontramos que los sacerdotes administraban las llamadas Fábricas de la parroquia, a lo que hoy le llamamos los ingresos y egresos de una parroquia, pero no siempre lo hacía de modo ordenado y transparente. El obispo llegará a prohibir todo gasto extraordinario que excediera los cien pesos fuertes, sin su expresa licencia.

Estando el Padre Martínez de cura en Rosario, recibe una carta de Manuel Pinto, como Ministro de Hacienda, en donde le solicita que trate de explicar unos balances para con la construcción del templo. Resulta que en 1863, cuando Urquiza colocó la piedra fundamental, se había reunido con los señores Villar y Domínguez para tratar la compra del edificio propiedad de la parroquia. Esta construcción estaba al lado del Teatro Gualeguaychú, y estos señores representaban al Club Recreo Argentino, en cuyo edificio funcionaba la sede y al cual le habían hecho mejoras. En la reunión pactaron que pagarían cinco mil pesos, cuyo destino sería para la construcción del templo[2]. Algo que no habían cumplido ni en tiempo ni en forma.

El Padre Yarza recibía estas indicaciones para el futuro, junto con una recomendación:

Que no se haga gasto alguno de los fondos de la Fábrica para mejoras en la casa parroquial, pinturas ó ligeras refacciones, pues no es justo se la grave con semejantes gastos desde que el Cura ocupando dicha casa, economiza los que en mayor escala tendría que hacer si se viese en la necesidad de pagar alquileres.

Esta casa parroquial seguía siendo las dependencias contiguas al salón capilla, ya que se estaban levantando las paredes del templo.

La visita pastoral disponía que las celebraciones tuvieran el decoro y respeto necesario para un acto de fe. Pedía entonces que se evitaran piezas de música propias de bailes o canciones vulgares, lo que contribuye mas bien á distraer y quitar la devoción a los Fieles. También que se corrigieran los abusos contra las disposiciones vigentes y que suelen tener lugar cuando asisten las autoridades civiles; entre los cuales debe contarse dar al Gobernador ó Jefe Político u otra cualesquiera persona seglar la llave del monumento el Jueves Santo.

El Obispo Gelabert realizó esta visita acompañado por el Padre Genaro Silva como su secretario, que finalizó el 13 de diciembre de 1875. Entre la primera y segunda visita del mismo obispo habían pasado nueve años, hechos políticos violentos y graves epidemias, pero nada de eso se menciona. Incluso en el informe final, nada se menciona de la obra del nuevo templo parroquial.

[1] Cf. Libro de Visitas, pág.

[2] Borques, J, C., Eclesiásticas I, 79, 963. Podemos suponer que el edificio en cuestión, estaba frente a la Plaza Mayor, al lado del antiguo Teatro 1º de Mayo. Por 1877 continuaban las gestiones para que se efectuara el pago de esta deuda.

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Pastores según el corazón de DiosEl ministerio sacerdotal en la Parroquia San José de Gualeguaychú (1766 - 1905)

Pbro. Mauricio Landra

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