CANCIÓN DE LA ALDEA LABORIOSA
ESPECIAL PARA "CARAS Y CARETAS"
El cura está en la villa - lo afirma la campana
Que anuncia una imprevista misa de la mañana.
¡Tan, tan, talán!, repite con prolongado son,
Y el eco suplicante rueda por la extensión.
¡Mi aldea se despierta! La matinal frescura
Recoge en la montaña y alza de la llanura
Como un olor a ordeña, a culantro, a poleo,
Como un cantar de hornero, zorzal y benteveo.
La campanita sigue llamando a la ventura.
Puesto el sobrepelliz, anda en el atrio el cura.
Por la calle real que atraviesa la aldea
La conocida gente se muestra en su tarea:
Ya en la recova cuelga la res de una vaquilla
Y el carnicero Ponce chaira su ancha cuchilla;
En blanca mesa, Ursula ofrece al pasajero
Su módico amasijo de humeante pan casero;
Orgullosa del ruido de sus prendas planchadas,
Lleva Eva su olorosa batea de empanadas;
Sigue el paso tardío de su yunta aradora
Dermidio, el chango de Ángel, fresco como una aurora;
Pasa don Almirón en su mula gateada,
Estribos con caireles y montura chapeada;
Allá viene cantando Ramón Rosa, el labriego,
Que vuelve de sus cercos después de abrir el riego...
Y mientras la campana repica sin cesar,
Dermidio en las labranzas ya ha comenzado a arar.
MARIO BRAVO