E-945 Los Brezos. La Escalona

• Excursión 945. 16 Mayo de 2019. Jueves.

Los Brezos. Imoque. La Escalona

Municipios: Adeje. Vilaflor.

ENP: Reserva Natural Especial Barranco del Infierno

De 12.16 a 17.34h. De 1000 a 817 a 1110 a 973 a 1110 a 930 a 1000m.

Distancia: 10km. Duración: 5h 18m

Desde La Escalona por camino real hasta el barranco de El Rey. Rodeo el roque de Imoque siguiendo un canal seco. Enlazo con el sendero GR-131. Subo hasta la degollada de Imoque y después asciendo los dos roques de Los Brezos y sigo más allá

Soleado y despejado en Santa Cruz cuando salgo (10.32h) en la 110 para Los Cristianos. Me he comprado unos nuevos auriculares para escuchar la música y que mitigue y ahogue el ruido de la guagua y la música, que pone el conductor y que no me gusta nunca. En Los Cristianos también está bueno. Tomo un taxi para subir a La Escalona. El conductor tiene una sonrisa y una dentadura muy atractivas. Es un entusiasta de la cocina y cuando le digo que hago un pan, me pide la receta, pero con todo tipo de detalles. Ha trabajado unos años como cocinero. Lo dejó por un cáncer de tiroides, ya superado. Ahora sólo en el taxi, por las mañanas. Lleva aquí veintisiete años y procede de Melilla, se llama Mustafá. Me deja en La Escalona (12.16h, 18,35€) cerca de la desviación a Ifonche.

El taxista me deja una sensación buenísima para el resto del día. Me promete que va a hacer el pan. Cuando salgo del taxi un hombre en la finca donde me ha dejado el taxista me observa receloso, le saludo, no contesta. El día está estupendo, claro, sin calor, perfecto para una excursión larga. Cerca de la carretera que sube hacia Ifonche encuentro el camino que bordea el barranco (Mara/Funes, el mismo que bordeé en la excursión 930), y que tiene un impactante risco al otro lado (Risco Los Perros). El camino va bajando y pegado a las vallas de fincas agrícolas. Descubro que tiene puntos blancos. Me tranquiliza, significa que voy a ir bien guiado y que el sendero existe y es practicable. Por un terreno más rocoso más abajo, después el sendero hace un giro a la derecha para bajar directo al cauce (960m) y atravesarlo por un sitio fácil. En el otro lado paso al lado de unas grandes cuevas en un terreno arenoso y blando, cuevas que están más abajo del nivel del sendero, muy cavernosas e inquietantes. En el mapa veo el topónimo “Cueva de las Palomas” pero no sé si refiere a estas.

El sendero asciende del barranco y transita por parcelas de muros anchos y altos, nada plantado. Sigo viendo puntos blancos aquí y allí que me van guiando en un tramo llano y despejado donde hay muchos corregüelones formando una alfombra. Paso por rocas marrones y rojizas con jaras aromáticas. El sendero está empedrado en unos pocos tramos. Por este terreno más llano ya tengo a la vista el roque de Imoque, tan puntiagudo y el roque del Conde, en forma de mesa. Llego a una pista (Carretera del Hoyo), es el caserío de El Grillo, con algunas casas al borde de la calle y otras aisladas dentro de grandes fincas. Me subo a un depósito de agua, es antiguo, está hecho en piedra, parece que sigue en uso. La pista gira a la derecha por donde confluye el final de un camino tradicional que sube desde Arona (excursión 657), muy cerca de una casa antigua deshabitada. Por encima de esta casa localizo una hermosa era (12m Ø), con empedrado y murito, le faltan algunas piedras. Vuelvo a bajar a la pista camino, rodeo la casa y sigo adelante hacia el roque de Imoque, y aquí me impacta en el acceso a una casa unos enormes romeros en flor, son una nube de flores violáceas, rodean la escalera de subida a la casa. Tras un chalet grande (nº 42) el sendero vira a la derecha para salvar un barranco pequeño (Funes). De la pared del muro de este chalet emana una peste de origen desconocido, parece que vierten los residuos de uvas prensadas. Salvo el barranco.

Ahora estoy en un terreno agrícola con algunos campos sembrados y pequeños barrancos. Un caballo blanco relincha en su prado, que rodeo para llegar y atravesar la pista que baja de Ifonche hacia Arona muy cerca de una casa alargada de una sola planta y también cruzar unas tuberías. Tengo muy claro este recorrido de la excursión 657 y también de la 549, en la que me costó tres intentos encontrar el sendero que lleva a la base del roque de Imoque. Ahora está todo claro. Bajo por un sendero zigzagueante al cauce del barranco (El Rey) y por él sigo, con muchísimas flechas blancas, hasta la fuente de Las Pilas. En el cauce veo grandes higueras asilvestradas y también grandes escobones y pinos. Incluso localizo un sauce. La fuente está muy cuidada, con muchas plantas, y da agua. Tiene culantrillos en las paredes. Un pequeño oasis. Me llego hasta un pequeño mirador (Piedra del Descanso) en la pared donde está la fuente. Bajo y sigo por el cauce. Es muy pedregoso, lo es todo el rato, desde que bajé por el sendero zigzagueante. Y cada vez las piedras son más grandes y están más caóticamente dispuestas. Quedan algunos grandes charcos que rodeo. Me acerco todo lo más que puedo al gran salto, está de un gran charco. Pero no logro tener una vista diáfana del salto ni la caída porque el salto se retuerce en su descenso y no sé hasta dónde es seguro asomarme. Me gusta mucho sentir este abismo próximo en un entorno aparentemente seguro, quiero decir, que desde donde estoy nada hace suponer que hay un gran salto debajo. Vale.

Ahora tengo que encontrar un sendero que tras una subida por la pared da la vuelta al roque de Imoque. Lo encuentro fácil, una gran tubería que recorre una arista saliente me sirve de guía para según subo tratar de localizarlo. No es evidente, pero no hay otra posibilidad. Tras quizás unos veinte metros de subida por la ladera al lado de la gran tubería llego a un pequeño depósito, del depósito sale un canal descubierto de piedra. Ok. Lo he encontrado. En cuanto lo he recorrido un poco ya voy teniendo buenas vistas de las paredes verticales del barranco del Rey un poco más allá del salto. Por supuesto, también de Arona, y de la carretera llena de curvas que comunica La Escalona con Arona. Al otro lado descubro un sendero que recorre la pared a media altura. Tomo nota. Poco a poco voy negociando el paso al lado del canal abierto, hecho de piezas de tosca beis o amarillenta, más seca que un barril de arenques y colapsada en muchos tramos, tanto por erosión por debajo como derrumbes desde arriba. Me resulta muy laborioso y complicado seguir por el sendero que tanto va por debajo como por encima del canal. Tengo que ir muy despacio. En algunas esquinas está completamente cubierto de tuneras indias y en esos tramos tengo que dar un gran rodeo para esquivarlas. Las tuneras indias son pequeñas, mucho más que las tuneras normales, pero tienen unos pinchos temibles, y eso sí, unos frutos rojos preciosos. El día está caluroso, en el límite de lo soportable, y yo voy encantado de poder hacer este sendero, me gusta todo el rato. Más adelante tengo más vistas y más variadas del barranco del Rey y llega un momento en que veo el valle de Suárez, con sus terrazas verdes, su casa y su gran era. También veo el roque del Conde.

Me resultan interminables las mil caras del roque de Imoque. En un tramo en mucho peor estado del canal me desvío y empiezo a bajar por senderos pero que no me llevan a nada, son falsos senderos, sólo van a zonas con mucha vegetación. Tengo que escalar entre rocas y tuneras para volver al nivel del canal y seguir por él. Por aquí me acuerdo de un pastor que me habló de este sendero (excursión 549) y recuerdo también que al bajar desde el roque de Imoque hacia Vento pasé por un canal, debe ser por el que voy, lo cual me reafirma en que tengo que seguir pegado al canal. Me da un alegrón tremendo cuando, por fin, confluyo con el sendero oficial (el GR 131). Ahora me toca subir, pero eso no me causa ninguna desazón. Ahora las vistas son hacia una gran arista de roques (riscos de Fañabé) que culminan en el doble roque de Los Brezos (mi siguiente objetivo). Por detrás de estos riscos y hacia el mar están las urbanizaciones costeras de Adeje. Poco después me tengo que parar a comer, estoy desfallecido. Me siento y me tomo el sándwich y el bizcocho de frutos secos (14.55-15.25h) bajo el paraguas que abro para no insolarme y con unas preciosas tabaibas majoreras con frutos rojos en primer plano.

Algo repuesto sigo subiendo por el sendero que continúa rodeando el roque de Imoque. Y aunque corre una ligera brisa llevo el paraguas abierto el resto de la subida. Que grande y preciosa es la gran era que hay al final de este sendero, era que está en un lugar estratégico entre el roque de Imoque y Los Brezos. Me desvío del GR 131 y echándome a la izquierda empiezo la subida a Los Brezos por un sendero algo salvaje pero clarito con muchos hitos, algunos estrambóticamente altos y grandes. Me imagino a un grupo de senderistas inexpertos a las órdenes de un guía sádico que les manda hacer hitos sobredimensionados. No es muy larga la subida y la vista estupenda, como no, desde lo alto del primer pico (1008m). A este ya subí en otra excursión (la 655) y mi plan hoy es subirme también al otro. Los hitos marcan la bajada. Descubro muy pronto una cueva pequeña como a un metro de altura del suelo con todo tipo de objetos: un libro abierto con las hojas resecas, dos tubos de ensayo con líquidos de color tostado, un avioncito, una rueda de juguete, y muchas más cosas, es un verdadero santuario laico, me impacta, me gusta esta ceremonia. Bajo el sendero y vuelvo a subir al segundo pico, al segundo roque. Aquí me sorprende una gran caja metálica, parece de esas que usan los colombófilos para llevar sus palomas. Y desde este segundo pico puedo ver las oquedades de las paredes del primer pico y las formas de los riscos de Fañabé desde el lado contrario desde los observé durante la comida. Pero lo mejor es que descubro un sendero que baja desde este pico y sigue hacia adelante por varias crestas más, y puedo distinguir casi todo su recorrido desde lo alto.

Ni lo pienso, allá que me lanzo, son crestas rocosas, pero sin grandes desniveles y con vistas dramáticas desde varios miradores. Y avanzo hasta que me topo con caídas por todos lados a la vista de otro roque espectacular (La Abejera), un roque vertical, casi una columna. Y vistas hacia la gran planicie costera y también la montaña de Carrasco y el sendero que baja desde esa montaña hasta Adeje (excursión 838). Esto ha sido todo un descubrimiento. Vuelvo por donde he venido, admirando las formas de las rocas que voy pasando y también con vistas a la montaña grisácea con forma de nariz (Narices de García) y las terrazas agrícolas y el pinar bajo Ifonche. Estos no son senderos oficiales, pero son bastante sencillos de recorrer y vienen en el mapa de OSM. De vuelta me asombra lo poco que me cuesta subirme al segundo roque de Los Brezos, y tras la bajada trepar al primero que tiene más pendiente.

Todavía no pienso en el retorno, ni quiero mirar los horarios de las guaguas. Bajo la montaña, paso la era de Imoque. No sigo por el GR 131 (a la izquierda en bajada) sino que sigo recto hacia el barranco del Rey pasando al lado de una vieja casa abandonada (Casa el Roque). Bajo al barranco, vuelvo a subir y ahora sí rehago el recorrido de la mañana y en algún momento, cuando voy por El Grillo, consulto los horarios de Titsa y me doy cuenta de que la 474 pasa por La Escalona a eso de las 17.45h. Y ahora sí que me doy prisa porque no me queda mucho tiempo. Es súper importante para redondear una buena excursión tomar una guagua en el momento preciso, sin tener que esperar mucho. Así que realmente me embalo por las pistas, el sendero, y el cruce del barranco de Mara hasta lograr llegar (17.34h) jadeando a la parada de La Escalona, sólo cinco minutos antes de que aparezca. Fantástico. Sólo dos pasajeros en la guagua. Me voy reponiendo y me cambio de camisa y camiseta para sentirme cómodo y seco, incluso me cambio los calcetines. Como siempre al llegar a Arona la guagua 474 se transforma en la 480, con el mismo conductor y todo y bajamos a Los Cristianos. Aquí sí tengo que esperar un rato para la 110 (18.45h) a Santa Cruz.

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Track orientativo, no obtenido durante la excursión, elaborado después de realizarla

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