E-1326 Pino Horno del Buey - Piedra de los Valientes - Izaña - La Crucita -

• Excursión 1326. 7 Octubre de 2021. Jueves.

Piedra de los Valientes. Izaña.

Municipios: Arico. Fasnia. La Orotava. Arafo

ENP: Parque Nacional del Teide. Parque Natural Corona Forestal

De 11.31 a 20.08h. De 900 a 1580 a 1530 a 2300 a 2190 a 2220 a 470m.

Distancia: 31,5km. Duración:  8h 37m.

Esta excursión forma parte de un grupo de tres, las otras son la 1405 y la 1413.

Salgo un poco justo de casa por la mañana y trato de no apurarme por la autopista donde como es usual hay retenciones inesperadas. Consulto el reloj para no ponerme nervioso antes de empezar. Voy con el tiempo justo para tomar la 110 a las 10h. Y llego al aparcamiento de Santa Cruz y con todo bien preparado de antemano logro montarme en la guagua treinta segundos antes de que cierre las puertas. Esta manera de empezar es adictiva. En San Isidro (10.41h) me toca esperar un rato, lo cual es muy raro. Con la taxista que me lleva a El Bueno tengo una charla muy agradable, tiene una casa en La Jaca, su abuela es del Escobonal y nació en Barroso, en La Orotava. Me encanta esta conversación. Yo le hablo de las eras y los pinos monumentales. Una vez pasa por El Bueno y después, la finca El Helecho, me lleva por la pista hasta que me deja en la pista que lleva a la ermita de S. Pancracio (11.30h, 40€).

Con las dos mochilas y el sombrero me despido de ella. Gracias. Subo por la pista de tierra, al lado del pino del Horno del Buey hay un coche de cazadores, y dos más arriba, a la sombra, como les gusta a ellos. Concienciado de la larga subida y con un día luminoso y despejado voy bajo el paraguas casi desde el principio. Por este paisaje de pinos, grandes pinos y la gran finca vallada de Chajaña por la derecha. A ritmo constante paso antes de lo pensado el horno de cal de Mr. Villa (1030m). En la bifurcación (1090m) sigo recto, no tuerzo a la izquierda. Me cuesta más el tramo hasta pasar al lado de la caseta que marca la presencia de otro canal (excursión 1308, 1150m). En la bifurcación (1240m) que a la derecha lleva a una galería (La Sorpresa) yo sigo a la izquierda y paso una barrera de metal. Un cartel avisa de abejas a 500 metros. La pista ahora está en mucho peor estado. Más fácil de lo pensado localizo (a la derecha) una montañita de piedras (un hermoso hito) que me señala por donde subirme a una lomita por cuya arista sigo. Existe sendero, hay hitos, me van llevando. Más arriba me entristece ver pinos secos, de una manera rara, con partes intactas, pienso en el calentamiento global. Pero cuando empiezo a ver cenizas blancas y negras me doy cuenta que por aquí hubo un incendio a principios de este año. Me tranquiliza que no sea nada sistémico, “simplemente” un incendio, del que este monte se recupera bien. Localizo la famosa “Piedra de los Valientes” (12.40h, 1430m), una piedra en forma de pera, de unos 70 por 50 cm, está tumbada sobre un lado y tiene una pequeña cruz grabada a punzón. La muevo, bascula, no me atrevo a levantarla, no me quiero hacer daño a lo tonto. Creo haber leído que es una prueba de fuerza, poder levantarla. Está dentro de un círculo de piedras con el suelo sin pinocha y sin piedras. El paisaje alrededor es desolador por los pinos tostados, parece que un gran secador haya pasado por aquí, en plan aleatorio. La ladera de enfrente con pinos de troncos finos que resaltan al contraluz también tiene zonas de pinos secos. Lo veo de otra manera al ser consciente del incendio. Estoy en un llano con muros de viejas terrazas. A partir de aquí ya no hay hitos. Me echo hacia la derecha al mismo tiempo que subo hacia el borde de un barranco, de un gran barranco (Ifonse), profundo, aunque con el sol del mediodía se pierden un poco sus relieves y su impresión de hondura. Lo sigo un rato por el borde. Confluyo con una pista (la de la barrera que pasé más abajo) y tras una curva llego a una zona llana con colmenas, están apartadas de la pista y no parece que tengan actividad. Aquí está el final de la pista y ahora viene la parte complicada de la ruta.

Se trata de atravesar dos barrancos (no muy profundos según el mapa de Grafcan) y llegar hasta el borde de otro gran barranco (Pasada Los Bueyes/El Sauce) para subir por su borde. Sé que lo que parece un pequeño surco en el mapa en la realidad puede ser un barranco insuperable así que estoy algo nervioso y expectante por ver a lo que me voy a enfrentar (he planeado recorridos alternativos). Al llegar al borde del primero de los dos barrancos (Ifonse, de unos diez o quince metros de profundidad) veo al otro lado restos de muritos de sustentación de un camino y que por mi lado también hay un sendero. Perfecto. Pongo hitos al principio (1520m) y en el cauce. El cauce es de basalto gris pulido. Bajo un poco y sigo por el camino sustentado hasta una planicie algo caótica de plantas donde parece que se cultivó antaño. En ligerísima subida atravieso esta planicie (unos 150 metros) y llego al borde del segundo barranco (Degolladas Blancas). Este es más profundo y de paredes más verticales. Pero observando bien el lado opuesto veo a la izquierda un paso estrecho por donde hay un salto. La vegetación no es muy densa y está seca y me permite caminar casi por cualquier lado. Subo por el borde bajo al salto y cruzo al otro lado. Vale, segundo barranco superado (1550m). Sin cambiar mucho de altitud, quizás en ligero ascenso, rodeo unas viejas terrazas (hasta aquí venían a cultivar, ¡qué tiempos!) con abundancia de cagadas de muflones cruzo (unos 300 metros) hasta el borde del gran barranco de El Sauce/La Pasada de los Bueyes (13.40h, 1570m). Impresionante encontrar estos abismos cortando todo avance horizontal. Ahora tengo que decidir si bajo o subo por el borde de este barranco. Hacia abajo llegará un momento en que tendré que destrepar por la ladera del barranco hasta el cauce y seguir cauce abajo y pasar tres galerías, es demasiado incierto. Eso lo dejo para otro día y lo haré en subida, desde abajo (excursión 1413). 

Decido seguir hacia arriba. Lo cual parece más sencillo. Tengo que subir por el borde hasta alcanzar una pista y seguir por ella hasta la pista general de Arico. Vale. Antes de seguir decido bajar un poco a un saliente para ver si hay mejores vistas. No las hay. Regreso y empiezo a subir. Me sorprende encontrar tramos de “sendero”. No es exactamente un sendero, pero sí es un espacio claro entre la vegetación. Dadas las barreras horizontales, los antiguos aprovecharían todas las posibilidades para subir hacia Las Cañadas. Y por aquí se puede. Eso sí, por dos veces, me encuentro yendo por lomas que me echan a la izquierda, que me alejan del borde del barranco, pero también el “sendero” se adapta y me va también llevando hacia el borde. La subida es constante, voy bien, ahora no me cuesta nada el esfuerzo de la subida, ahora lo importante es progresar hacia arriba. La vegetación es baja, tajinastes azules, malpica, incienso. Seca. Todo está muy seco. Un gran hito, un cono hecho de piedras de más de un metro de alto me sirve de referencia por una parte con plantas más altas y donde no está claro el sendero, pero es una parte bastante llana y no importa. La cosa cambia cuando me acerco al pinar, aquí ya no hay trazas del sendero, pero pronto llego a una pista (1810m, 14.37h). Siento una gran alegría, es irónico, pero me siento en casa, es como si la pista me diese la bienvenida.

Camino un rato más y pronto encuentro un sitio a la sombra para comer y hacer una pausa (14.41-15.07h). Aunque me tengo que clavar al sitio, lo que yo querría es no parar y seguir, seguir caminando. Al lado del barranco por cuya borde he estado subiendo veo que es menos profundo. Y mucho menos un poco más arriba cuando lo cruzo por la pista. No me atrevo a hacer dos atajos (de la ruta que estoy siguiendo) porque los mapas que he impreso no tienen el detalle suficiente. Sigo por la pista con sus curvas pequeñas y extremas, en el último tramo veo una cueva con puerta en un barranquillo, un refugio (Cueva la Herramienta, 1920m). Una media hora de subida por la pista y llego a la pista general de Arico (15.35h, 1950m). Es una pista muy ancha y de firme bastante liso. Un cartel me dice que para el Contador hay 14,6km y para Izaña 7,6. Sin pensarlo mucho me echo a la derecha, hacia Izaña, es lo que me apetece. Estoy improvisando. Y lo peor/lo mejor es que no tengo mapas, ahora tengo que confiar en mi memoria y tampoco quiero pensar en qué haré cuando llegué a Izaña, a la carretera del Teide. En subida constante y todo lo más deprisa que puedo (casi a 6km por hora) camino como un poseso. Lo que más me sorprende es el paso de un barranco, en realidad dos barrancos que confluyen en uno (Llano de Yeja) y por donde va una extraordinaria lengua de lava con una base negra como azabache, la lengua viene de muy arriba y ocupa el centro del barranco por debajo de por dónde cruzo el cauce. Tras varios kilómetros de subida enfebrecida me relajo un poco cuando de repente puedo ver el volcán de Fasnia y los edificios de Izaña casi de una sola vez. Bajo el ritmo al paso de los volcanes, que siempre me resultan fascinantes. Me resulta un poco loco aflojar la marcha justamente por la parte llana, más lisa, más agradable. Las retamas crecen en la base del volcán, tan negro como hace 300 años. Tras el llano vuelvo a subir el ritmo hasta llegar a la carretera del Teide (16.57h, 2290m).

Tengo muchas posibilidades de hacia dónde ir ahora, pero sin pensarlo casi, sigo carretera adelante con la vana idea de que a lo mejor puedo llegar caminando a La Esperanza. Cuando veo en un cartel: La Esperanza 31km ya me doy cuenta de que eso es imposible (no tengo horas de luz disponibles). Puedo llamar a un taxista de El Rosario, pero me resisto. Así que sigo caminando, de nuevo bastante deprisa, pasando los km en 9 o 10 minutos con un viento muy fuerte que me echa de la carretera hacia afuera. Apenas pasan coches. Los pinos por aquí están agazapados. Las vistas tremendas, pero yo apenas me fijo. Acorto la zona de curvas con los estratos por un atajo y llego al mirador de La Crucita (18.01h, 1980m). Puedo bajar hacia Aguamansa (la última vez tardé una hora) pero yo prefiero tirar para Arafo (más tiempo, eso es seguro). Tomo por la pista con barrera que sale a la derecha del mirador y en un par de minutos me desvío a la izquierda por el camino señalizado. Baja por terreno de zahorra rojiza suelta con troncos como escalones. Bajo deprisa deslizándome por las piedras finas sueltas. Cruzo la pista (Cruce 1: 1920m) y sigo bajando por el camino de Candelaria (poste con icono). El siguiente tramo es por terreno similar con muchas barandillas y troncos en el suelo. Es cómodo para bajar deprisa. Con vistas eventuales al pico Cho Marcial. Tardo más rato en volver a atravesar la pista (Cruce 2: 1700m). Sigo por el camino. Ahora abundan más los pinos y el terreno empieza a hacerse más rocoso con más plantas bajas. Llego al Cruce 3: 1620m. Esta parte va por la ladera de una loma con vistas hacia la izquierda. Llego al Cruce 4: 1570m. Sigo un rato por la pista para ver si localizo el grifo con agua que hay al principio del barranco de Cosme, pero como no tengo mapa y no estoy seguro de que sea aquí tras unos minutos de recorrer la pista regreso al Cruce 4. Vale. Sigo bajando por el camino, ahora por el bosque cada vez más oscuro y con menos pendiente. El volcán de Las Arenas está enfrente pero apenas lo puedo ver entre los pinos. El camino se echa hacia la izquierda y atravieso un pequeño barranco, el camino remonta un poco para volver a bajar. Salgo a la pista (1490m) de la que me vuelvo a desviar por la derecha. Paso una barrera. Y después viene una larga travesía a la izquierda del volcán por terreno de picón gris muy suelto. Por aquí bajo a todo meter, deslizándome, hundiéndome, se me van metiendo piedrecitas en los zapatos. El camino está bien señalizado. Han tenido que hacerlo porque alguien ha reclamado la propiedad de este terreno, hay varios carteles de finca privada. Ya son ganas de fastidiar. Los castaños están preciosos con sus grandes erizos de picos claros.

Se me hace muy larga esta parte hasta que logro llegar al final de la zona de picón (19.04h, 1210m) y me tengo que detener un par de veces para quitarme las piedrecitas de los zapatos. El sendero ahora es de suelo rocoso, irregular al principio y después con mucho zigzag y tipo surco por el viejo pinar repoblado que conserva grandes y viejos pinos canarios. Me encanta la sensación de lugar nuevo, a pesar de que he recorrido este tramo no menos de diez veces. Debe ser por lo deprisa que lo estoy recorriendo hoy. Va bajando por laderas de pinocha suave con mucha curva para evitar los desniveles. Cruzo el canal abierto ancho y seco (1120m, Canal de Fasnia, el mismo canal que el de las Mil Ventanas). El terreno es similar por este pinar hasta que cruzo otro pequeño canal, con agua, abierto donde tomo agua. El camino cuanto más abajo más tortuoso es. Realmente terrible por las rocas y la erosión. Cada vez tengo que ir con más cuidado y más despacio. No quiero fastidiarlo al final. Y por fin llego al asfalto (19.39h, 860m). Todavía hay luz. Muy bien.

La bajada ahora la puedo hacer más deprisa por asfalto, aunque con una pendiente extraordinaria con vistas preciosas con las primeras luces iluminadas de las casas de Arafo cuando se empieza a hacer de noche. En el club de ping-pong en la calle Libertad están practicando. Llego a la parada de taxis (20.05h) pero no hay ninguno. Me conformo con ir a la parada de guaguas, enfrente. Un hombre muy amable me da información sobre las siguientes guaguas hacia Santa Cruz, con su móvil y los códigos QR de la parada. Muchas gracias. Cuando ya me he resignado a esperar y esperar, la siguiente guagua es en media hora y solo hasta Candelaria de repente veo la luz verde brillante encima de un taxi, al otro lado. Salvado. El taxi me lleva hasta Santa Cruz (21h, 32€). Durante el trayecto en taxi no le contesto a las sugerencias de conversación del taxista. Estoy más que cansado. Me siento extraño, molido, roto. Al menos le saco este aire de alucinación a la experiencia. Todo me parece nuevo y extraño. En el aparcamiento por fin llego a mi coche, el aparcamiento (once horas y media) me sale gratis por la 110 que usé esta mañana.

Creo que ha sido demasiado. Debería haber hecho algo más corto. El sábado por la noche duermo fatal. Lo achaco a alguna sustancia que he gastado en mi cuerpo.

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Track orientativo, no obtenido durante la excursión, elaborado después de realizarla

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