• Excursión 606. 21 Febrero de 2017. Martes.
El Varadero.
Municipio: El Rosario
De 15.45 a 16.44h. De 30 a 0 a 30m.
Distancia: 1km. Duración: 59m.
Corta visita a un pequeño pueblo costero: El Varadero con casas diminutas de autoconstrucción y varias playitas diminutas de cayados en un día gris y lluvioso
Mi plan es ir a Los Pelados para tratar de subir al pico de Cho Marcial. Cuando accedo a la autopista del Sur veo demasiadas nubes sobre el valle de Güímar. Nada que hacer. Un tiempo de perros por la montaña. Además, ese plan en gran parte es por las vistas y hoy no hay ninguna. Sigo por la autopista a ver si se me ocurre algo. Pasada Tabaiba me acuerdo de una carretera que va pegada a la autopista y a la que se accede cruzando la autopista por la siguiente salida de la autopista. Salgo. Cruzo. Tomo la carretera (a la izquierda). Es estrecha y medio km después empieza a bajar. Llego a un llano donde hay una docena de coches (15.45h, 30m). Aparco.
El día está inestable. Llevo el paraguas. Debajo hay un pueblecito costero. Un cartel lo anuncia: El Varadero, El Rosario. Me recuerda un poco a El Caletón en La Matanza. Unos hombres hacen reformas en una casa, uno transporta arena. Por una calle con gracia bajo por una escalera entre casas muy pegadas entre sí. Un hombre con la camisa abierta sale de su pequeña casa, parece que estoy dentro de ella. Como pidiendo disculpas le digo que estoy dando una vuelta. Él amistoso me dice que muy bien. Debe estar acostumbrado a compartir su espacio privado con gente extraña. Es un espacio angosto compartido con varias casas y enseguida llego a la playa de cayados. Camino por ella y me acerco al mar, olor profundo, al fondo y hacia la derecha vistas de la costa. Charlo un rato con él del tiempo. Sigo por la playa hacia la izquierda. El pasaje es complicado yendo sobre grandes piedras redondeadas. Más adelante subo por otro estrecho pasillo. Vuelvo a bajar. Un hombre en calzoncillos y camisa está atareado con unos aparejos de pescar, ¿su mujer? riega el suelo. Serios nos saludamos. Debe ser una defensa por la proximidad física. Nada de sonrisas estando tan cerca. Me agrada mucho el sitio: tranquilo, recogido, anárquico. Un pescador está en el borde de la costa al lado de un charco. Llego a una punta y empieza a llover. Abro el paraguas. Descubro una pequeña playa de arena negra y un frente de pequeñas casas pintadas de azul, cuidadas, limpias. No veo a nadie aquí. Se nota que apenas viven personas aquí permanentemente. Hay barcas apiladas en un espacio para ellas, como una enorme estantería para barcas. Escaleras estrechas, pasillos. Todo muy limpio, y muy vacío. Desde la pequeña bahía veo Tabaiba con su aglomeración urbana. Esto es otro mundo.
Callejeo un rato, pero se me acaba enseguida el pueblecito. Otro hombre de mediana edad me cuenta que se puede bajar por unas tuberías verdes hasta una playa y que al otro lado es privado, de los Ucelay. Allá que me voy. Rachas de lluvia cada poco, no muy fuertes. Veo las tuberías verdes que resultan ser barreras de carretera. En un pequeño promontorio antes de bajar veo la salida de un barranco, otro pequeño grupo de casas (La Estancia), un muro, y al otro lado del muro una gran piscina circular hecha de piedra con escalera aparatosa para bajar. Hacia arriba una carretera que termina en unas casas. Eso debe ser el dominio de los Ucelay. Bajo. Me llama la atención un tablón de anuncios donde se informa del acuerdo de pagar entre los 103 vecinos el arreglo de la carretera de bajada y que le toca pagar a cada uno 30 euros. Parece una comunidad bien avenida. Llego a una playa encajonada de cayados. Una chola grande negra está al lado de otra chola sensiblemente más pequeña, también negra. Parecen anunciar los votos de fidelidad de una pareja. Subo hasta el otro enclave de casitas. Paso la casa de Kike el Parranda. Qué buen rollito. Dos hombres jóvenes están arreglando el tejado de una casa. Debajo de una cornisa de columnas de basalto hay una fila de seis casitas muy iguales pintadas del mismo color. Le pregunto a uno de los hombres y me dice que son todas de diferentes dueños. En el extremo derecho, sin embargo, hay una casa del mismo tamaño, pero sin pintar, ligera disensión. Viviendo tan cerca, estando tan cerca ¿qué cosa mejor que llevarse bien? Mirando el mapa veo que esta es la salida del barranco Hondo y que marca el límite entre El Rosario y Candelaria. Vuelvo a la playa y me acerco hasta el borde para mojarme las manos. El día sigue fresco y gris. Hay un árbol, creo que una jacaranda delante de una casa que parece un local común. Preciosa perspectiva del mar desde aquí. Hacia arriba hay muchos restos de terrazas, todas vacías y hace mucho que abandonadas. Sigue chispeando cuando me monto en el coche (16.44h).
Vuelvo por la carretera estrecha y antes de salir a la autopista doy la vuelta a la montaña, y aparco en un llano donde hay bastantes coches (al lado de la montaña Bermeja, el sitio se llama El Borrachito). Un coche-bar está sirviendo a una clientela numerosa. ¿Qué movida hay aquí? Doy una vuelta caminando por el llano. Una mujer duerme al volante de un coche atestado de ropas y enseres personales. Vistas muy buenas y despejadas hacia el mar. Al fondo y pegadas a la autopista por debajo están las instalaciones del Círculo de Amistad 12 de Enero Con piscinas y edificios. Me inquieta el lugar. Los clientes del coche-bar no me parecen relajados y ociosos, tienen cierto aire de estar ocupados, haciendo algo, ¿pero qué?. Decido irme ya.
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Track orientativo, no obtenido durante la excursión, elaborado después de realizarla
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El Varadero