• Excursión 439. 19 Abril de 2016. Martes. (Anaga 30ª)
Cueva Bermeja. Barrio de Alante.
Municipio: Santa Cruz de Tenerife
ENP: Parque Rural de Anaga
De 16.30 a 19h. De 20 a 260 a 20m.
Distancia: 2,7km. Duración: 2h 30m.
Sol fuerte. Lluvia. Viento.
Me cuesta encontrar el acceso a Cueva Bermeja porque está pasado el pueblito, aunque después si veo que hay una buena señalización y un paso por debajo de la carretera de San Andrés. Pasando al lado de la entrada a la fábrica de cemento encuentro un barrio cuidado con un buen aparcamiento, que está completamente lleno. Dejo el coche cerca. El barrio está compuesto por casas pequeñas pegadas a los dos lados de un estrecho pasillo. Y hay dos partes en Cueva Bermeja: el barrio de Alante (donde estoy) y el de Atrás, un poco más allá, hacia San Andrés. (Del barrio de Alante salen dos barrancos -Cueva Bermeja e Incensial-, del de Atrás sale otro.) Pasado el pasillo se entra en el barranco Cueva Bermeja, al otro lado hay una casa hecha de materiales diversos con patos en la puerta y una habitación con una gran ventana hasta el suelo. Delante hay piedras enormes, tan grandes como la casa. Después hay otro grupito de casas, donde en una casa trabaja un carpintero, y al lado el muro de una pequeña presa que está llena de tierra y un poco de agua. Enseguida pierdo el camino al lado del cauce del barranco y me tiro loma arriba sin camino claro entre la vegetación pinchona con pencas y cardones. Escalo la loma, que tiene partes rocosas, y subo y subo por la cresta hasta pasar una torre de electricidad y me adentro en un campo de cerrillos en el que tengo que ir con mucho cuidado porque entre la yerba hay ocultas tuneras pequeñas y piedras de todos los calibres. Me alejo todo lo más que puedo de la torre de alta tensión porque me acuerdo de leyendas urbanas que dicen que si te acercas mucho a una torre y sin siquiera tocarlas te puede atraer y dar una descarga. Mi paranoia debe ser el efecto del calor y del esfuerzo.
Y, de repente, encuentro un sendero que llanea hacia los dos lados en los 210m. A la derecha lo pierdo enseguida y además veo un barranco muy angosto en esa dirección. A la izquierda, sin embargo, lo puedo seguir, y aunque con cierta dificultad lo voy recorriendo y descubriendo según avanzo. Este es el tipo de cosas que me pone. El sitio por dónde voy ya es bastante elevado y puedo ver todo el barranco por dónde he subido y la presa y hermosas perspectivas, incluso de los cables de alta tensión que poco después descubro que son dos líneas de alta tensión y que van paralelas un rato. Lo loma que está cubierta de yerbas amarillentas meciéndose por el viento lo hace todo muy plástico y dinámico, como un mar en la tierra. Después el camino se adentra en el barranco Cueva Bermeja ganando altura a medida que voy avanzando. Hay muchos tramos del sendero que no se ven. Una vez lo pierdo del todo. Tengo que recorrer la loma arriba y abajo para encontrar la continuación, que está un poco más abajo. Coloco dos hitos (grupitos de piedras) para orientarme y que me sirvan cuando regrese. Por encima de la ladera de enfrente hay un paso entre vertientes (degollada) y eso me permite ver Santa Cruz y las torres gemelas y el mar delante de Santa Cruz. Es una visión extraordinaria porque la ladera está pelada y es puro campo y por encima está la visión de la ciudad que me parece una alucinación. En la degollada también hay dos torres electricidad cuyos cables largos que forman arcos parecen embalar el paisaje. Veo que por la ladera de enfrente hay un sendero que va hasta la misma degollada y que sirve de paso hacia María Jiménez.
El sendero por el que voy pasa tres cornisas rocosas y llega hasta un sitio humano, es un llanito rodeado de piedras donde hay una cueva con dos puertas cerradas y una casita blanca un poco más arriba que tiene la puerta entornada. Dentro hay camas y colchones de gomaespuma y mucho polvo, lo miro con respeto pensando en la gente que se refugiaría aquí. Delante de la puerta de la cueva hay una inscripción hecha en el suelo, en el cemento, donde distingo “Raquel, Pedro, 2004”.
Enfrente, en la ladera al otro lado del cauce, veo dos huecos enormes, deben ser una cantera de extracción de toba roja, ahora sólo quedan los huecos que puedo reconocer en el mapa que llevo por las líneas de nivel, posteriormente me entero que es la cantera de Jagua. Sigo por el sendero hasta llegar al cauce del barranco donde hay algunos charcos (esto no está reflejado en el track de la excursión). El cauce está plagado de rocas de todos los tamaños posibles. En toda esta zona no hay restos de bancales ni terrazas. El sendero sigue hacia arriba, pero yo me doy la vuelta y regreso porque ya se me terminó el tiempo. Me emociono cuando siguiendo el sendero de vuelta diviso las montañitas de piedra que dejé, me siento hábil, un pequeño explorador abandonado a su suerte y que tiene que encontrar su camino de vuelta. En el regreso me pongo a escuchar el “El tren fantasma” de Chris Watson que es el sonido de trenes y que de vez en cuando me provoca alucinar que hoy helicópteros que me sobrevuelan, pero no, es sólo el ruido rítmico de las traviesas de los raíles en la música ambient que voy escuchando. La sensación que me produce escuchar los sonidos del tren, frenos, acelerones, paso rápido, paso lento, altavoces anunciadores mientras bajo por la loma escarpada es de lo más extraño. Aunque, curiosamente, me ayuda a concentrarme en la bajada que es difícil, tengo que ir todo el rato calculando dónde pongo el pie y flotando sobre las piedras. Los helicópteros también me lo sugieren en un par de ocasiones ver hormigas grandes que van por el sendero en dirección contraria y las miro y veo como se acercan, me cruzan y se alejan y me imagino que estoy en un helicóptero rápido y las veo aparecer y desaparecer, deprisa y afanadas, con un plan.
Cerca del barrio de Cueva Bermeja en vez de tomar por la presa como en la subida me voy hacia la izquierda hacia una casa. La casa está abandonada, abierta, pero no vandalizada, humillada, los pocos enseres que hay siguen en su sitio y no hay restos de botellas ni suciedad. Desde luego que es muy inaccesible, de lo que me doy cuenta cuando intento encontrar un camino para bajar y no lo veo y no existe. Sólo muy abajo se puede ir por un antiguo canal de toba que sigo, pero después tengo que atravesar por la trasera de algunas casas hasta dar con el sendero de subida al lado de la presa. Me subo en el borde de la presa sólo por las vistas y vuelvo a bajar hasta el barrio de Alante. En el barrio un hombre serio y muy moreno está con dos chicos. Le abordo, salvo su aparente reticencia contándole donde he estado, lo que he visto y lo que he hecho. Después se anima y me empieza a hablar de cómo se llaman los barrios del lugar (Alante y Atrás) y de los senderos que hay para ir hacia San Andrés y de que había caminos en la ladera de enfrente, tenía una cabra que se le escapaba todo el rato y tenía que ir a buscarla allí, al risco de enfrente y que incluso allí vivía un hombre. Me dice que él iba mucho antes por el monte pero que el sol se mete allí y no hace viento y resulta muy fuerte. Me habla de algunos sitios de San Andrés y me dice que en la playa de aquí antes se recogían muchas almejas. Después otro hombre que deambula por aquí, y al que el hombre muy moreno con el que converso muestra respeto, dice que este sitio se llama Cueva Bermeja porque antes había cuevas rojas pero con la construcción de la carretera y de la fábrica de cementos se las cargaron todas. Este hombre tira unas piedras a unas palomas para ahuyentarlas de su casa que es la que está enfrente con los patos. El hombre moreno me dice que la gente transportaba a hombros las piedras que sacaban de la cantera (Jagua), que ni burros ni nada y que casi todas las casas de la zona alta están hechas llevando todos los materiales a brazo partido.
Ya me puedo imaginar los cambios drásticos que sufrió este lugar con la construcción de una fábrica de cementos (en el año 1958) y la colocación de enormes depósitos de líquidos.
Me ha resultado una excursión muy buena por este paisaje agreste tan atractivo.
Pulsar en el siguiente enlace para descargar el track de la excursión
Track orientativo, no obtenido durante la excursión, elaborado después de realizarla
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