• Excursión 1632. 25 Noviembre. Lunes (Anaga 280ª)
Lomo El Hediondo. Tejina
Municipio: La Laguna
ENP: Parque Rural Anaga
De 14.21 a 18.32h + 19.52 a 20.12h. De 110 a 140 a 100 a 540 a 160 a 190m.
Distancia: 5,7k. Duración: 4h 42m.
Con unos cielos muy nublados y amenaza de lluvia me atrevo a repetir la subida a la mesa de Tejina por el Lomo el Hediondo (excursión 1545, 2-1-24). Me gustó muchísimo, con una parte final complicada. Hoy la pretendo repetir con una ligera variante.
Saliendo en taxi desde casa me bajo (25€) un poco antes de la entrada a la calle que termina en el Club Náutico. Subo por la carretera hacia Tejina y me meto a la izquierda por una pista lateral, cuando he subido unos 50 metros me doy cuenta de que no es la pista correcta. Vuelvo a bajar a la carretera y sigo por ella, es una carretera algo ingrata, con mucho tráfico, y muy ruidoso. Me gustan los tarajales, las palmeras y la flor de pascua en flor que crece salvaje en los bordes de la carretera, a su aire y tan hermosa. La pista correcta está unos cien metros después de la entrada a la calle del Club Náutico. Este despiste me sirve de calentamiento.
Una vez en la pista que parece medio privada me cuesta bastante el primer tramo que tiene mucho pendiente y después son molestos los ladridos de un perro guardián que detrás de los muros altos de una parcela me va a ladrar un buen rato incluso mucho después de dejar atrás su casa, perro que no logro ver. Poco a poco me voy focalizando en la excursión de hoy: subir por la arista muy empinada de una loma (Lomo el Hediondo) y no es nada prometedor el hecho de que no vea lo alto de la mesa de Tejina, está envuelta en nubes.
Después de la casa y a la izquierda hay una charca enorme que parece un lago, está rodeada de plantas, en realidad es un depósito para las plataneras. A la derecha viejos invernaderos destartalados con los plásticos ondeando. Sigo subiendo hasta que termina la pista al lado de una finca medio abandonada con cachivaches esparcidos alredor. Hacia arriba, hacia lo alto de la Mesa la cosa va a peor, más nubes. Ahora subo al lado de una tubería por un camino pedregoso unos cien metros y entonces me echo a la izquierda siguiendo una tubería metálica gruesa. Voy sin sendero y con bastantes dificultades por entre los inciensos y las tabaibas pareciéndome que se va a acabar la cosa enseguida, y que no voy a poder continuar. En un tramo tengo que ir unos metros por debajo de la tubería metálica y caminando sobre otra de plástico y bien resbaladiza. En unos 150 metros llego a un gran depósito de agua de la que emprende el vuelo un ave migratoria ¿una garza?, el depósito apenas tiene agua, aspecto triste, lodo en el fondo. Lo supero y entre este y otro de similar tamaño subo por un medio camino entre ambas. En lo alto de los depósitos hay un caos de zarzas secas y zarzas pujantes y bien vivas, temo que he llegado a un cul-de-sac. Afortunadamente no es así, a la izquierda encuentro un camino sobre las zarzas secas y a continuación un sendero al lado de una tubería (canal Tejina-Punta del Hidalgo).
El sendero es bueno y me lleva por una ladera con mucha vegetación salvaje, la propia de la zona con vistas hacia grandes fincas de plataneras y los edificios de Bajamar. Inmediatamente después ya estoy en la arista (ancha) de la loma por la que había pensado subir (Lomo el Hediondo). Sin embargo, veo que la siguiente loma (a unos cien metros, Lomo el Tanque) tiene un perfil más suave y decido seguir y subir por ella. Avanzo esos cien metros y cuando estoy cerca de la arista de la loma (190m) me salgo del sendero (que desciende por aquí) y campo a través con cierta dificultad llego a la arista de la loma. Bien. Empieza a chispear, como es poco, no saco el paraguas, con el sombrero estoy protegido.
La arista es rocosa con vegetación mixta y bastante densa, aun no impasable, de tabaibas, pencas, matorriscos, gamonas, verodes, inciensos, granadillos. El progreso es un poco tortuoso. Enseguida de empezar me resbalo al pisar sobre una roca lisa gris, me desequilibro y caigo de frente, logro apoyarme en las manos y no pasa nada. Aprendo sobre la marcha que ese tipo de rocas: lisas, grises con vetas negras son muy resbaladizas y a partir de aquí evito pisar sobre ellas. Lo cual añade un nivel de dificultad a la ascensión por la arista, que a veces tiene salientes grandes que tengo que rodear. En los 250m veo que a la izquierda y al final de la recta de una pista está la ermita de San Esteban (excursión 1473) y descubro un sendero que va hacia la pista. No es lo mío hoy. Sigo para arriba. Empieza a llover con un poco más de intensidad, es un momento crítico, tengo que decidir si volver o continuar. Como la situación es sostenible decido seguir, esto añade otro nivel de dificultad: ahora tengo que sostener el paraguas con una mano, lo cual me resta algo de maniobrabilidad en el trepe. Los olores de las plantas son muy intensos, domina el aroma especiado de los inciensos. Por momentos me parece una súper aventura, en otros que estoy haciendo el tonto, mucho.
Con paciencia sigo ascendiendo por la loma y arriba las nubes bajan un poco más. Las perneras se me están mojando. Tengo que ir más despacio, casi estudiando cada paso, yendo para un lado o el otro, apenas puedo ir en línea recta. En los 375m la arista se hace más vertical, es de pura roca, con una serie de salientes rocosos verticales de dos o tres metros, si estuviesen secos podría treparlos, mojados es demasiado arriesgado. Afortunadamente puedo desplazarme horizontalmente por la ladera entre las plantas y terreno blando y arenoso hacia la derecha y en unos pocos minutos alcanzo la loma (390m) que antes evité (Lomo el Hediondo), loma con la que iba a confluir de todos modos. Ha dejado de llover. Me da un respiro.
Empiezo a subir/trepar por la arista de la loma que tiene más desnivel pero que es más uniforme, sin grandes salientes. Puedo trepar con una cierta seguridad. Pero no veo en absoluto por dónde voy. Sé que tengo que llegar a un llanito en el que hay una cresta afilada y rodearla por la derecha. Pero hay varias partes algo llanas que confundo con la que busco. Por aquí tengo que pararme y consultar la app de posicionamiento para ver mi ubicación. Me empieza a parecer que soy un piloto aéreo que tiene que aterrizar entre la niebla. En uno de los llanitos me echo a la izquierda y camino nos metros por un andén estrecho y muy expuesto. Enseguida me doy cuenta que es suicida. Regreso y sigo subiendo por la derecha. Tras varias paradas para consultar mi ubicación logro llegar al llanito correcto. Apenas tengo visibilidad, quizás veinte o treinta metros, estoy dentro de una nube. Esta parte es la más complicada de toda la subida. Primero porque la vegetación es más densa, segundo porque tengo que ir subiendo a pequeños andenes cada poco pero que tengo que abandonar tras unos pocos metros para seguir subiendo y yendo por otros. En algunos hay telarañas tan densas que cuando las atravieso se me quedan pegadas como tiras de tela, las arañas están a otra cosa y huyen enseguida. No sé cómo logro conservar la calma. Me voy hundiendo en el terreno húmedo y mojado o luchando con los trepes por rocas húmedas. Empieza a llover con una cierta intensidad. Saco el paraguas. Tras los andenes aparezco en una zona muy inclinada cubierta de yerbas bajas, sé que ya estoy muy cerca de mi objetivo, aunque la otra vez que lo hice por aquí había un senderillo, ahora tapado por las yerbas, y lo reconozco por que la tierra está muy suelta. Sigo subiendo y llego a unos riscos blancos verticales (unos dos o tres metros) y ahora me acuerdo de que había que rodearlos por la derecha, hacia una hendidura (la otra vez trepé los riscos y estando arriba me di cuenta de lo del rodeo). Me echo a la derecha por una zona de muchas plantas y antes de que me dé cuenta ya estoy en un sendero claro y evidente (540m).
El alivio es inmenso, ha sido un tour de forcé. Tengo las mangas mojadas, las perneras también. Debajo de una oquedad me refugio y me pongo una camisa y una camiseta secas que traigo en la mochila, y que afortunadamente no se han mojado. Son las cinco de la tarde. Me ha llevado más de dos horas y media llegar aquí arriba. Durante la subida iba ligeramente preocupado también por la luz (anochece a las seis y media). Salvado.
Inmediatamente empiezo a bajar por un sendero claro, aunque pedregoso, rocoso y muy mojado. Y la rodilla izquierda me empieza a dar problemas. Tengo que bajar con la pierna izquierda más bien recta, como si fuese de palo y apoyando plano. En comparación con la subida es poca cosa. Sigo rodeado por la niebla. Desde aquí cuando despejado hay una vista impresionante, hoy sólo el blanquecino de la nube. Este sendero va a La Tejinetilla. No es un sendero tan utilizado como el otro desde el lado opuesto de la Mesa de Tejina, pero es fácil de seguir, aunque abrupto y muy revirado. Cosa de ir muy despacio. Poco a poco voy descendiendo por este laborioso sendero. Voy consultando el altímetro y me da la impresión de que bajo poco, debe ser la nube que le da uniformidad. En los 425m hay un risco saliente que hay que rodear por la izquierda, es el único punto poco claro del sendero. Y en los 350m y de repente veo los invernaderos, las casas, todo el gran llano de Tejina, es un momento mágico, es un cambio brusco, de no ver nada paso a la complejidad de la zona baja con casas, barrancos, invernaderos, el mar, plantaciones, calles, carreteras, puentes salvando barrancos, de todo, coches moviéndose. Y lo veo todo tan bien y tan cerca. A partir de aquí bajo en mi propia nube, ha sido todo un trance y aquí estoy ya muy cerca de la civilización. Por zonas más llanas sigo bajando hasta que logro llegar tras pasar una zona rocosa y llana a una pista (260m). Ahora puedo seguir por la pista con tranquilidad, en vez de eso sigo recto y comienzo a bajar por una zona con mucha pendiente (una arista) hacia una casa en el extremo de una calle. No sé si hay o no camino, lo hay, lo voy encontrando. Ya estoy en racha. Cuanto más abajo más fácil y llego a una calle (Verona) al lado de la casa (215m). Ha sido un descenso último de más de cincuenta metros de desnivel.
He tardado una hora y cuarto en la bajada. Ahora ya son los minutos de la recogida. Bajo por las calles estrechas del barrio de La Tejinetilla con nombres italianos (Parma, Toscana) hasta la carretera general y por ella me llego hasta la plaza de Tejina donde reina el típico caos de coches y mucho movimiento de personas. Me encanta ver por las ventas de una cafetería las mesas con personas merendando, tomando café, riéndose, qué acogedor, que tranquilidad, no como otros poniéndose dificultades.
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Track orientativo, no obtenido durante la excursión, elaborado después de realizarla
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