• Excursión 572. 22 Diciembre de 2016. Jueves.
El Portillo. El Asomadero. Realejo Alto
Municipios: La Orotava. Los Realejos
ENP: Parque Nacional del Teide. Parque Natural Corona Forestal. Paisaje Protegido Campeches, Tigaiga y Ruiz
De 10.45 a 18h. De 2040 a 400m.
(a) El Portillo al Realejo Alto. Distancia: 18,8km.
(b) La Orotava. Distancia: 2,6km
Distancia: 21,4km. Duración: 7h 15m.
Larga excursión en bajada. Desde El Portillo desciendo por la carretera y después por senderos y pistas hasta alcanzar el borde de la pared que cierra el valle de La Orotava en un cruce de caminos (Piedra de los Pastores). Continúo bajando por el borde de la pared hasta un gran mirador (El Asomadero). Continúo por un sendero vertiginoso entre bosques de laurisilva y castañares hasta la parte alta de Los Realejos. En La Orotava recorro una ruta con viejos molinos de gofio
Excursión siguiendo una ruta de Miguel Pérez Carballo (ver bibliografía). Dejo el coche en el parking enfrente de la estación de guaguas de La Orotava. Por los pelos consigo montarme en la 348 que parte inmediatamente. Bien. Muy bien. Ya ha ocurrido que la guagua venga llena desde el Puerto y no admita ningún viajero, hoy no. La guagua de esta línea tiene mucha capacidad. Un empleado de Titsa en tierra incluso me pregunta si sé que va al Portillo. Esta línea junto con otra que va a Boca Tauce desde Las Américas son las únicas en que hay que pagar en efectivo (bueno también la que va de Buenavista al faro de Teno). A muchos turistas les cuesta entenderlo, a mí también. El día está despejado. Me acomodo.
En el Portillo me bajo (10.45h, 2040m). Reina la habitual animación de senderistas con grandes mochilas. También hay un cierto aire de confusión, de gente que no conoce el lugar y pregunta. Compro un bocadillo algo famélico en el bar. Los tienen preparados a decenas. El día está fresco. Preparado empiezo a bajar caminando por la carretera (TF-21). Me siento como un errante cuando los coches pasan. Cuando no pasan me siento un explorador. Tras la recta larga (700 metros) , donde hay una curva cerrada a derechas, me salgo por la izquierda por un sendero-atajo. En menos de cinco minutos (250 metros) vuelvo a la carretera. Aquí me empieza el moquillo, y me doy cuenta de que no tengo servilletas. Sigo a la izquierda por la carretera. De repente veo, a la derecha, a una pareja con grandes mochilas, están sentados al otro lado, ella está escribiendo, él bebe. Extraordinario. Me acerco a ellos y les pido papel. Me dan unas hojas de papel de wáter. Suficiente. Sigo mi camino. En la siguiente curva (Curva del Recibo Quemado, km 29,7, 1900m) me salgo de la carretera y tomo una pista a la derecha que baja (no tomo la que sube). Sé que hay una entrada bien marcada 300 metros más abajo en la carretera hacia el aula de Emilio Muñoz (mi objetivo), pero prefiero pistear. El día está fresco y soleado y cuanto más abajo mejor es el tiempo. Por pistas y un poco instintivamente voy bajando. Mi único referente es la ladera a la izquierda que cada vez es más alta, trato de no alejarme mucho de ella. El pasaje es un poco monótono, sólo hay pinos y rocas. Me resulta muy agradable el olor, la sensación de soledad y el suelo mullido. Confluyo con la pista buena (Piedra de los Pastores, 11.47h, 1760m) que va hacia el aula de Emilio Muñoz y la Piedra de los Pastores, la pista buena aparece por la derecha. Veo un poste con coordenadas (28.3258, -16.5841). Sigo por la pista de los Pastores, tiene mejor firme, es más ancha.
En los taludes crece abundante musgos verdes y amarillos sobre las rocas y las paredes. La pinocha está húmeda y es marrón y en las ramas de los pinos hay líquenes. De vez en cuando hay vistas sobre el valle, que resultan doblemente atractivas por salir de la opresión del pinar y por volar sobre el valle. La pista es buena y se camina muy bien por ella. Paso un hueco-cueva, de esos que sirven para refugiarse cuando hace muy mal tiempo. Poco después encuentro una gran fuente de piedra, sin gota de agua, que me resulta Incongruente por lo aparatoso de la construcción ¿Qué burócrata sacó un montón de dinero de construir esta fuente? Más adelante y a mi derecha (12.06h, 1635m) aparece el inicio de una pista (Chanajiga-Fuente de los Corchos, Ruta 12) y en la confluencia hay un mirador excelente. El día está despejado y se la costa de Acentejo también.
Llego a Piedra de los Pastores (12.26h, 1595m). La barrera está abierta. Cerca hay una choza de reciente construcción. Sólo por curiosidad ¿qué será lo del Aula de la Naturaleza de Emilio Fernández Muñoz? decido explorarlo. La pista que va al aula está bien señalizada, llanea, en el camino me llama la atención la retama nueva, tan verticales sus ramas que parecen llamas verdes, de un color verde tan claro. Alcanzo el aula (12.42h, 1665m). No me impresiona nada. Son edificios muy modernos. En perfecto estado. No se ve a nadie. Me piro. Regreso por la pista a la Piedra de los Pastores (13h). Sigo bajando por la pista, de firme complicado por resbaladiza. La vegetación en los bordes es más variada e interesante, sobre todo por los madroños. La pista está cerrada por obras, pero no veo a nadie en todo el recorrido… y menos trabajando. Esta pista está un poco machacada y no me resulta muy atractiva. Llego al inicio de la pista que va a la zona recreativa de Chanajiga (13.46h, 1186m), esta pista sale a la derecha. Me meto por ella. La pista me resulta muy agradable por la riqueza y variedad de las plantas que crecen en los márgenes, por las impresionantes pendientes abismales por la izquierda, por los taludes verticales hacia arriba, y porque voy en ligera cuesta. Llego al principio del sendero que va a El Asomadero (13.55h, 1148m, sale a la izquierda, bien marcado, 1,8km de longitud). Este sendero es absolutamente maravilloso, grandes árboles, vegetación variada, curvas, sombras, luz, recorrido sinuoso con ligeras bajadas y subidas. Voy entusiasmado todo el rato, encantado de que esto exista, que cualquiera pueda venir aquí y recorrerlo. El sol aparece por momentos entre el follaje y las ramas. La temperatura es agradable. Tras una media hora corta el sendero da a una pista, tomo por ella a la derecha, sé que el mirador del Asomadero ya está cerca. Cuando estoy cerca y antes de la vista, la impresionante vista, me tapo los ojos, camino hasta el borde y cuando siento la barandilla los abro.
Fantástico. Ha sido un poco teatral, pero así es más divertido y espectacular. Aquí estoy en el mirador ((14.22h, 1100m). Maravillosamente despejado, algunas nubes dan relieve al patchwork de fincas y casas. Es como ver un mapa donde algunas cosas se mueven. Mi segunda vez aquí y vuelvo a tener mucha suerte con la climatología. Además, no hace viento y puedo mirar y mirar tranquilo. Es el momento de comer disfrutando en cada bocado de un trozo de paisaje. El valle va bajando marcado por el contraste ente los campos verdes, marrones y las tejas ocres de las cubiertas. Algunos coches se mueven lentamente. Alrededor me rodea la densa vegetación de la ladera. Se distinguen todas los pueblos: Las Llanadas, La Ferruja, Benijos, Cruz Santa, el Puerto de la Cruz (el hotel Maritim), La Perdoma, Los Realejos… la ladera opuesta que cierra el valle (La Resbala). Hacia la izquierda y en el mar los acantilados de La Quinta, después la costa de Acentejo (Rojas), el Puertito en El Sauzal… y hasta Bajamar y la mesa de Tejina. Inicio la bajada (14.50h). Hay dos posibilidades. La anterior vez (excursión 541) fui por el sendero de la derecha (señalizado). Decido hoy bajar por la opción a la izquierda. Es un camino ancho, resbaladizo como el demonio, feo, un surco enorme, creo que más abajo será más de lo mismo así que sesenta metros más abajo desisto. Vuelvo a subir y tomo por el sendero señalizado.
La diferencia es tan grande. Este es un sendero maravilloso, con mucha pendiente, vegetación interesante y variada, por escalones de piedra y también de troncos. Con curvas y muchas imágenes para fotografiar. Tan cerca del otro, pero tan diferente. Dos mundos separados. Paso por el mirador con el banco y la cueva inmediatamente después. Me acuerdo de la primera vez que intenté este camino subiendo (excursión 192) y me da ternura de mí mismo, que poco preparado estaba. Hacia la mitad empiezan los castaños que dominan totalmente esta parte del bosque. Una capa muy gruesa de hojas cubre el suelo del sendero que tengo que ir casi tentando. Por momentos vivo el castañar como una plaga porque pueden con toda la vegetación de la laurisilva. Pero fuera de ese pensamiento resulta muy agradable también este bosque. El sendero de tramos largos pasa por debajo de riscos que fueron utilizados para practicar la escalada. En la parte final se despeja y tengo vista sobre el barranco (La Calera/La Lora).
Llego al barranco donde hay unas huertas y una casa (16.07h, 505m). Aquí no tomo a la izquierda por un sendero que sale a la carretera, sino que sigo por el camino señalizado hasta Los Realejos, por aquí charlo con dos fineses que vienen bajando por el barranco. Él puñetero, ella apenas habla. También hay compañerismo de senderistas y nos mantenemos juntos. Al llegar a Los Realejos les hablo de los molinos de agua en La Orotava, pero no parece seducirles la idea. Nos separamos. Me encuentro con un estudiante de Psicología, me alegro mucho de verle. Corta, tópica y afectuosa conversación.
La Orotava. Molinos de agua.
Tomo la guagua hacia San Antonio (16.40h, 460m), que es donde creo que están los molinos, vi uno desde la guagua en la excursión 541. Unos jóvenes me dicen dónde bajarme. En San Antonio no están. Un caminante me lo dice. Que están en La Orotava y que son ocho o nueve. En menos de diez minutos llego a La Orotava. Pronto empiezo a verlos. Accedo por la calle Calvo Sotelo. Aquí hay uno de planta circular precioso, es el que vi desde la guagua. Bajo por la calle Domingo González García y llego a un molino que está en funcionamiento. No para moler, para tostar el grano. Un canal en la parte superior, todavía está, vertía el agua sobre una torre formada por cuadrados superpuestos de magnitud decreciente (de arriba abajo). Hay un olor maravilloso que se percibe varias manzanas antes. Entro al molino. A la derecha en una pequeña habitación un operario trasiega gofio de unos cajones en la pared a sacos. Avanzo hasta una habitación grande donde hay un mostrador en la esquina. Sólo un empleado. Veo la lista de los gofios y decido comprar medio kilo de trigo y otro medio de garbanzos. Sólo venden gofio. Lo hay también de millo, espelta, arroz y varias mezclas. Es un lugar mágico donde confluye la historia y la realidad, un lugar vivo. El empleado me sirve, es muy eficiente. Mujeres mayores vienen a comprar, también una madre con un bebé. En una hoja en la pared está la historia del molino. Salgo encantado de la vida con mi gofio. Empiezo a subir por la calle de fuerte pendiente. El firme de adoquines hace que el tráfico sea muy ruidoso, los coches van a toda pastilla. Más arriba veo otro molino más y en un cartel que dice “El gofio fue durante siglos el principal alimento de los canarios. Para su obtención en la villa de la Orotava se utilizaron desde el siglo XVI hasta trece molinos como éste, los cuales aprovechando la fuerza del agua generaban la fuerza necesaria para llevar a cabo la labor de la molienda del grano tostado. Estos molinos, de los cuales se conservan diez, se localizan sobre un imaginario camino del agua, la canal que los vincula, y en la que además se encontraban lavaderos y abrevaderos de uso público que hoy quedan como piezas de alto valor etnográfico”. A pesar de la fuerte pendiente (el empleado me advirtió) voy subiendo como si fuese yo ligero como el aire viendo uno tras otro los molinos, la mayoría de planta cuadrada con el canal por encima. Están casi en línea recta siguiendo la calle Domingo González García. Algunos con fuente. Uno cubierto de hiedras. Todos maravillosos. Me quito el sombrero ante este afán conservador de la gente de La Orotava. Llego hasta la iglesia de La Piedad donde hay otro con casa alojada bajo los arcos del canal. Tengo que volver otro día con más luz. Me gustan también las pequeñas tienditas que parecen vender muy pocas cosas, así y todo, en uno de puertas verdes consigo el periódico, tienen el que leo yo. Cuando ya se está haciendo de noche, más de las seis, callejeo hacia la estación de guaguas. En el parking (18.17h) me tengo que auto convencer de irme a mi casa y no volver a dar otra vuelta por la encantadora y navideña Orotava, ya está bueno por hoy, llevo desde la mañana caminando.
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El Portillo
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Molinos de gofio
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El Portillo a Piedra Los Pastores (Parte de arriba)
Piedra Los Pastores a El Asomadero a Realejo Alto (parte de abajo)
Ruta Los Molinos de La Orotava