• Excursión 1391. 9 Marzo de 2022. Miércoles.
Topo Negro.
Municipios: Arafo. Güímar
De 15.15 a 18.35h. De 270 a 490 a 290 a 330 a 225 a 270m.
Distancia: 10,3km. Duración: 3h 20m
Ruta circular por viejas pistas, senderos y caminos entre barrios de Güímar hasta una extensa zona salvaje: Topo Negro de la que salgo metiéndome por la trasera del jardín de una casa. Me llueve durante toda la excursión
Huyendo de la lluvia en el norte y con dos ideas, pergeñadas en el último momento (una pista o camino por las Pirámides de Güímar, y recorrer el Topo Negro), sobre qué hacer en el sur, donde espero que no llueva, salgo relativamente tarde y conduciendo muy despacio por la carretera y la autopista llego a Güímar y dejo el coche en una pequeña calle sobre la gasolinera próxima a la estación de guaguas… y resulta que la borrasca ha venido conmigo, aquí también llueve, como en casa, en el norte. No me dejo, ya que estoy aquí no voy a renunciar a una excursión. Me pongo el chaquetón sin el forro interior, no quiero que me dé demasiado calor en las subidas y con el pantalón impermeable en una pequeña mochila y el paraguas ya abierto me echo a la calle. Llueve fino. Al minuto me doy cuenta de que no llevo bufanda. Regreso al coche y me pongo la bufanda malucha y acartonada que tengo como último remedio siempre en el coche; la otras dos buenas me las he olvidado en casa: la perfección no existe.
Callejeo por Tasagaya, El Rincón y Chacona hasta llegar a las Pirámides de Güímar, en la última subida adelanto a dos estudiantes que van muy divertidas viendo instagram en un móvil sin importarles la lluvia. El recorrido que he planeado empieza aquí por algo que puede ser un camino o una pista, no lo sé. Empieza en el lado opuesto a la entrada al recinto de las Pirámides. La lluvia fina se mantiene constante. Repaso el lado por donde debe empezar ese camino y descarto la entrada a una pista, está “cerrada” con un cable. Pero un poco más a la derecha veo un surco que sube por un pequeño talud. Es por ahí. Pero me tengo que poner ya los pantalones impermeables, está invadido de plantas y con la lluvia están llenas de agua. Me los pongo y ahora me pasan las dos estudiantes que ahora van hablando muy bajo y algo tristes. Con los pantalones impermeables puestos, el chaquetón y el paraguas abierto trepo por el talud y encuentro el camino. Fantástico. Qué buena manera de empezar. Sube recto la ladera por una antigua finca agrícola que hace décadas fue abandonada y donde ahora crecen las plantas canarias de medianías con fuerza y, más en estos tiempos lluviosos, y más hoy lloviendo: el matorrisco en flor, el cornical, el incienso (tan aromático), la magarza (con flores), la tabaiba, el verode, el balo, el tasaigo, la raspilla cuajaleches, la vinagrera. Es algo maravilloso. Y tan cerca de las casas que a la izquierda y a cierta distancia voy superando. El sendero más o menos claro va subiendo. Por el suelo canales estrechos secos suben conmigo. Los antiguos muros de las terrazas ahora son montañas amorfas de piedras por donde también puedo subir (en el mapa de Grafcan esta zona se llama Chacona).
Paso una caseta en ruinas, después otra más y también algún depósito. No me puedo creer la suerte que estoy teniendo. Las plantas están tan lustrosas, tan verdes. Y no veo ni un solo rabo de gato. Más arriba y después de que pase una caseta continúo por una pista que al poco llanea hacia la derecha y pasa por delante de una casa en ruinas con una gran nevera por fuera, la nevera parece una obra de arte conceptual. Como ha dejado de llover me quito los pantalones y el chaquetón, dan mucho calor. Unos quince minutos y tras rodear una barrera metálica pintada en blanco y rojo llego al camino de Las Vistas (pista asfaltada). Subo por él en busca de un camino que me debería llevar al barrio de Costilla en Arafo. Pero ahora empieza a llover, y fuerte. Me tengo que refugiar bajo unos pinos para volver a ponerme los pantalones impermeables y el chaquetón, que optimista he sido antes al quitármelos. Me confundo de camino y me meto, antes de la cuenta, por una pista a la derecha, una pista con cable que sólo me lleva a un campo con un canal y a mojarme a base de bien los zapatos y los pantalones. Aguantan.
Regreso al camino de Las Vistas y subo otro poco hasta que encuentro la pista a la derecha clara, la que lleva hacia Arafo, y es que según estaba por el canal me decía que lo recordaba más claro. La pista pasa por entre fincas y después se transforma en un camino hasta un colegio en Costilla. Vale. Aquí estoy. Más o menos indemne bajo la lluvia, que ya no va a cesar en el resto de la excursión (tres horas de excursión: tres horas de lluvia). Paso al lado del cementerio y en un espacio cubierto con cuatro sillas me cambio de calcetines que se habían mojado. Que llueva es una molestia, pero si voy protegido, es una situación sostenible, y a la que le puedo sacar provecho siempre que me sienta bien seco y a salvo. Callejeo después por calles estrechas que me gustan mucho: Braille, Cruz del Valle, Nivaria, Guía de Isora y bajo por la transversal Modesto Fraile. (Por las calles con más pendiente bajan corrientes de agua a todo lo ancho. Un joven delgado sin paraguas se aleja. En un taller un operario le limpia el motor a un coche de alta gama, más agua.) Atravieso la calle Avenida Alcalde Domingo y atajo por una zona asfaltada en obras o cayéndose hasta la carretera (la que comunica Arafo con La Hidalga -Tf-245). Bien. Bajo por el asfalto bien pegado al borde, pasan muchos coches y en menos de dos minutos me salgo a la derecha por una calle que baja bastante recta (Camino de las Calles, según Grafcan). En unos cinco minutos paso una calle a la izquierda (Camino Güímar Caminito, por donde pasé en la excursión 1367) y en unos metros después localizo la pista (a la derecha) con un cartel de calle sin salida que es la que lleva a la zona de Topo Negro. Que es justamente mi segundo objetivo del día, recorrer otras zonas de Topo Negro de las que recorrí en la excursión 1367.
Me da pereza sacar del bolsillo el mapa (es muy incómodo con los pantalones impermeables) y tengo la idea intuitiva de que si sigo bajando por la calle (sin meterme por la calle sin salida) encontraré otra que me permita acceder al Topo Negro pero tras bajar unos 500 metros no encuentro nada de nada, sólo ver (a unos cien metros) una gran corriente de lava, alta y larga que recorre en paralelo la calle por donde bajo y que separa una zona de fincas del Topo Negro, por aquí encuentro un nombre de finca de lo más curioso: Aucha el Abello, otros son más normales: La Jacaranda, La Romana. Regreso por la calle hasta la calle sin salida y me meto por ahí. Ahora sí que tengo que sacar el mapa (el de IGN) para ver bien lo que hay por aquí. Resulta que hay algo (no sé qué, puede ser un camino una pista o un sendero) y este algo sale en un ángulo de 90 grados hacia abajo. Recorro un trozo de pista y cuando la pista se convierte en un camino y se desvía ligeramente hacia la izquierda encuentro el principio de la corriente de lava, la alta y larga. Ahora la lava es sólo una escoria negra de formas muy irregulares por donde crecen pinos y por dónde puedo seguir un rato un camino pero que no me lleva a nada, pero desde lo alto de la corriente sí veo algo que va pegado por debajo, en paralelo a la corriente de lava negra, que podría ser ese algo que estoy buscando.
Regreso al camino y me echo a la izquierda y empiezo a ir por un viejo camino muy oculto por el rabo de gato que aquí lo ocupa todo, sobre todo en una franja ancha al lado de la corriente de lava. Y voy bajando y bajando y me voy mojando y mojando los zapatos, las miles de varitas finas del rabo de gato deben acumular más agua que un camello en el desierto y al pasar entre ellas, tapan completamente el antiguo camino, van deslizándose a mis zapatos y de ahí a los calcetines. A la izquierda va poderosa la gran corriente de escoria negra. Es algo de lo más llamativo, diría que casi mágico, no hay nada parecido en los alrededores. Tras unos 400 metros por entre el rabo de gato y aproximadamente por donde termina la corriente de lava encuentro que el camino se convierte en pista y sigue hacia abajo, pero también se bifurca en un ángulo cerrado hacia la izquierda y pasa al lado de una caseta. Dudo por un momento, al final me decanto por seguir por el Topo Negro, lo otro me llevaba a salir (probablemente) a una calle por debajo.
Ahora el camino es ancho y cómodo con una vegetación más variada con incienso, cornical, tabaiba, penca, magarza e incluso jara y muy poco rabo de gato. Me gusta este amplio terreno asalvajado que aparece con el nombre de El Ancón en el mapa de Grafcan y de Volcán de Arafo en el de IGN. El camino describe una curva para evitar una lomita por la derecha y tras bajar un poco aparezco en una pista al lado de una finca. Puedo tanto subir como bajar por esta pista. Bajo y al llegar al principio/final de una calle asfaltada (en curva hacia la derecha) veo un coche aparcado. Me doy cuenta de que hay algo dentro, sí, es una persona, a distancia le hago señas, baja la ventanilla, es una mujer que repetidamente se pasa el dorso de la mano por la cara. Le pregunto por si puedo seguir bajando, sin ir por la calle. Duda. Me dice que sí, que también hacia abajo hay un camino. Veo que otra mujer está con ella, le pido disculpas y le doy las gracias. No hay de qué, dice ella. Sigo bajando pegado a una finca vallada por un mal camino, por un sendero muy difícil que apenas se ve y se va para todos los lados hasta que casi al final de la valla me topo tras recorrer unos ríos de piedras con una hoya, me imagino que un sitio de de extracción de áridos. Es un boquete tremendo en el terreno. Por ahí no puedo ir. Por la derecha tampoco, está la finca. Así que sólo me queda ir hacia la izquierda sobre piedras. Sigue lloviendo, llueve todo el rato.
Hacia la izquierda hay otra hoya, una depresión en el terreno donde veo un gran depósito de agua y una calle al fondo, pero está demasiado lejos, milagrosamente puedo seguir bajando y luchando con los grandes balos y las enormes vinagreras con el chaquetón completamente empapado y los pantalones totalmente mojados logro bajar destrepando por grandes piedras hasta un huertito donde están plantadas cebollas. Lo atravieso y aparece un perro, grande y blanco, afortunadamente viejo y tranquilo, le hablo, no me ladra, le hablo más. Y enseguida estoy al lado de una casa pequeña, llamo a voces, parece que hay alguien dentro. Sale una mujer de unos cincuenta años que indignada me dice que esto es privado, propiedad privada, que ¿por dónde he entrado? Le explico confusamente. Se mete en la casa y sale un hombre de barba blanca y le vuelvo a explicar. Por fin se ablanda y empatiza y me dice cómo salir de su parcela y me dice que no me preocupe que todo está bien. Fantástico. Salvado por la campana. Me encanta esta movida. Salgo a una calle estrecha y de ahí a una rotonda en la carretera general por La Hidalga. Me queda un rato para llegar a Güímar (me ha dicho el hombre que hay un paseíto) pero a mí no me importa en absoluto, después de esa situación tensa ahora voy como nada y bastante deprisa bajo la lluvia, siempre la lluvia, por una pequeña acera y tras unos veinte minutos llego a las primeras casas de Güímar y enseguida a la gasolinera.
Subo hasta la callecita y a mi coche. Dentro del coche me cambio los calcetines (bastante mojados) y los zapatos (han aguantado muy bien para lo que han pasado). Y ya para completar me cambio la camisa y la camiseta (muy mojadas de sudor) por otras secas. Mi coche es todo un refugio. Aquí tengo de todo. Lo único es que tengo que secar bien los espejos retrovisores y los cristales para ver bien.
Qué excursión tan aventurera y todo gracias a la lluvia. Si no me mata me hace más fuerte. Ahora tengo que esperar a los próximos días para ver si no me he resfriado.
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Track orientativo, no obtenido durante la excursión, elaborado después de realizarla
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