• Excursión 971. 17 Julio de 2019. Miércoles. (Anaga 155ª).
Canal Catalanes. Barranco La Leña.
Municipio: Santa Cruz de Tenerife
ENP: Parque Rural de Anaga
De 15.50 a 18.36h. De 10 a 210 a 280 a 10m.
Distancia: 5,7km. Duración: 2h 46m
Subida por grandes tramos de escaleras por la urbanización Anaga (con varios estupendos miradores) hasta una cresta rocosa por dónde puedo seguir un tramo largo del canal Catalanes (muy destrozado) con fantásticas vistas sobre el barranco de Tahodio y otro canal hasta regresar por el cauce de un barranquillo (La Leña) hasta la ciudad
En Santa Cruz despejado y ventoso (15.40h, la 910) y me bajo pronto en la Avenida Marítima a la entrada a la Urbanización Anaga, subo por la calle Elías Ramos González y después por la calle Profesor Peraza de Ayala. Empiezo a notar el sol fuerte cuando empiezo a subir por unas escaleras que parecen infinitas, a ritmo las voy subiendo con vistas al patio de un edificio alto, voy contando los escalones porque me resulta escandalosa y hasta provocativa esta larga escalera y quiero protestar y con razón cuando llegue arriba. Cada docena o así de escalones hay un rellanito. En total 156 escalones. Llego a una calle (Fernando H Guzmán) con casas de pocos pisos que parecen más exclusivas. Sin una idea clara de por dónde ir, a pesar de que traigo mapa, tiro para la izquierda, tras una curva llego al final de la calle, sin continuación. Lo que puedo ver, a lo lejos, es una pista de cemento que sube hacia una montaña (La Leña) y hacia la Cortadura Grande (un tajo en la montaña). Vuelvo por mis pasos y sigo la calle hasta que encuentro otras largas escaleras. Parece que estoy en forma porque subo los escalones como si nada y eso que hace un sol de lo más quemón, ahora son unos pocos más: 164 escalones hasta alcanzar otra calle (Doctor Jaime Gómez). Las vistas sobre el puerto y los grandes edificios son cada vez más diáfanas y amplias. La sensación que tengo es de día laborable, por los ruidos que me llegan del puerto y los grandes barcos. Esta calle tiene chalets y casas de dos o tres plantas. De nuevo tiro a la izquierda y de nuevo llego a un sitio sin salida. Pero volviendo un poco y siguiendo la calle y cuando encuentro otro tramo sin salida lo que hago es subir por la ladera por unas inmensas rocas. Sin embargo, cuando llego a otra calle más arriba me doy cuenta de que está vallada y estoy por dentro, no me trabo demasiado y logro encontrar un agujero en la valla y salir a la calle (Dr Victoriano Darias Montesinos). Nada más empezar y ya estoy resolviendo problemas. Ya he ascendido bastante por la ladera. Sigo por la calle hacia arriba hasta que se termina y encuentro un atisbo de sendero por la izquierda de una casa. (Por la noche al definir el track de la excursión me doy cuenta de la existencia de una tercera escalera para llegar cerca del principio del sendero).
Dejo atrás la urbanización y puedo seguir por el puro campo. Ya me siento en mi territorio al poder ya seguir un sendero, no muy claro que va por la cresta de una loma y acompañada de un canal seco. Veo alguna flecha blanca pintada en las piedras que señalan hacia arriba. El sendero está muy deteriorado, con muchas piedras, pero va subiendo bien. Paso algunos árboles medio secos. Un poco después me desvío del sendero porque prefiero subir más recto sobre las rocas, pero tras subir otro poco tengo que bajar al sendero para poder seguir subiendo hasta que llego a una hendidura en la montaña (la Cortadura Chica) por donde pasa un canal ancho y seco. Otro canal, creo que el de Los Catalanes, va paralelo a este pero unos 20 metros. Sin embargo, cuando hago el recorrido creo que voy por el de Los Catalanes, lo cual me gusta mucho más porque puedo empatar emocionalmente con los otros tramos que ya he recorrido del canal de Los Catalanes. Vale. He estado viendo en muchas ocasiones este canal en mis recorridos por el barranco de Tahodio, tanto desde la carretera como desde la loma de enfrente, cuando he recorrido el canal de Guañaque; así que me hace mucha ilusión poder recorrerlo por fin. Empiezo a recorrerlo hacia la derecha, por la ladera del barranco de Tahodio. De entrada, es complicado, muchas de las losas de cemento están rotas y caídas por dentro, ambiente de abandono. El sendero que va al lado es suficientemente ancho solo a tramos y a medida que voy avanzando se complica más porque está invadido de vinagreras, cornicales, incienso y malpicas que me empujan hacia afuera, hacia abajo y tengo que ir con cuidado para evitar el efecto rebote de las plantas. El canal más adelante está en el mismo estado desastroso y en un par de esquinas tengo que trepar por la pared para evitar las partes malas y poder continuar. Lo bueno del canal son las vistas estupendas hacia el barranco de Tahodio, y el barrio de La Alegría, barrio que, desde abajo, desde el nivel de la carretera, parece llenar toda la ladera, y sin embargo, visto desde arriba sólo cubre una pequeña porción de la ladera, y también puedo ver que la montaña coronada por antenas es mucho más grande que vista desde el cauce del barranco. Cuando me paro y miro hacia atrás o hacia adelante en el canal estoy en éxtasis y es que la combinación de las plantas doradas por la luz del sol (inciensos, vinagreras, cornicales, bejeques, triguerillas guanches), las curvas que describe el canal y el caos de losas rotas me resultan de una belleza salvaje irresistible, una buena combinación de naturaleza reclamando su terreno y de presencia humana en retirada. Las plantas más bonitas a la luz cálida del sol son las malpicas y las triguerillas guanches. Podría continuar mucho más, pero tras unos 500 metros de esta tortura-maravilla me doy la vuelta, y es que es muy arriesgado, hay muchos tramos muy expuestos y las caídas sin ser fatales serían un gran problema. Vale, es suficiente de canal. A la vuelta me puedo centrar más en fijarme en todas las perspectivas de las plantas, el canal y el puerto al fondo. Por debajo las guaguas que se suelen reunir cerca de un campo de fútbol parecen de juguete y están en un estado incesante de movimiento. Logro regresar a la Cortadura Chica y es cuando empiezo a poner en duda que el canal que he recorrido es el de Los Catalanes porque cuando miro hacia la Cortadura Grande veo ese canal y queda bastante por debajo.
Todavía no tengo un plan concreto de qué hacer así que subo ladera arriba por la montaña, con plantas dispersas, muchas tuneras. Puedo ascender por una cresta y voy en busca de otro canal (el que recorrí antes de subir a la montaña de La Leña en la excursión 941), y tras ascender un buen tramo ya me doy cuenta de que el canal que estoy buscando es el que pasa por la Cortadura Chica así que vuelvo a bajar la ladera y entonces ya sí lo encuentro, pero muy oculto por rabo de gato. Lo sigo hacia la derecha. Tengo que ir tentando el suelo, el rabo de gato lo cubre totalmente. Con mucha fe y perseverancia lo voy recorriendo a veces subiendo un poco y volviendo después al canal y poco después de pasar cerca de una torre de electricidad ya está más despejado de rabo de gato, completamente despejado de rabo de gato y aunque le faltan muchas losas, lo puedo ir haciendo mucho más fácilmente. Poco antes de llegar al cauce de un barranco (La Leña/Fumero) ya me decido por dónde continuar la excursión, voy a bajar por la pista de cemento que vi hoy al principio, y para eso tengo que recorrer el cauce, llegar a la altura de la Cortadura Grande y por ahí subir a la pista. Este es el plan, a ver cómo me sale. Simplemente bajar al cauce me cuesta lo suyo, tengo que bajar por la ladera de piedra y arena suelta para llegar al cauce. El cauce es muy irregular y lleno de pequeños saltos, afortunadamente no hay charcos y ninguno es muy alto, tampoco tiene vegetación densa que lo cubra. Es una experiencia muy física de ir realmente recorriendo el terreno, no es un tramo muy largo, pero me tengo que ir ganando cada metro evitando los desniveles para no tener que saltar, sólo deslizarme. Vale. Lo consigo. Me cuesta un buen rato dar con un sitio para poder subir a la pista, no hay grandes obstáculos, pero todo es bastante complicado.
Salgo a la pista y me siento de lo más aliviado. No puedo pasar por la Cortadura Grande, tiene una puerta metálica. Ya de retirada voy bajando por la pista de cemento, a mi derecha está la montaña con un depósito de agua (El Roquito, excursión 941), aunque no lo puedo ver desde abajo, sí la tubería gruesa. A mi izquierda va el cauce poco profundo con alguna pequeña represa para romper la fuerza del agua. Paso un gran depósito de agua y voy expectante y emocionado por saber si tendrá salida esta pista, al fondo veo una casa grande en ruinas, parte de una gran finca de plataneras, hoy abandonada. Llego enfrente de una calle de la urbanización Anaga y sólo aquí veo un caminillo que baja al cauce, que ahora es ya un canal de cemento, y lo puedo cruzar y llegar a la calle civilizada (Doctor Profesor Pereza). El ambiente de cotidianeidad de la calle, de “business as usual”, me hace sentirme superfluo, fuera de lugar, es todo un contraste con la aventura del canal, pero me tiento y veo que voy todo entero y sin un rasguño, vale, me dejo ir hasta la parada de la guagua en la Avenida Marítima. El aspecto bueno, arreglado de las personas que esperan la guagua, sobre todo el de las mujeres, me hace sentirme otra vez un mono en la recepción de una embajada.
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Track orientativo, no obtenido durante la excursión, elaborado después de realizarla
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Urbanización Anaga. Canal Catalanes. Barranco La Leña