• Excursión 1279. 21 Junio de 2021. Lunes.
Las Dehesas.
Municipio: Güímar
ENP: Paisaje Protegido Siete Lomas. Parque Natural Corona Forestal.
De 15.15 a 18.10h. De 1120 a 1165 a 1115 a 1230 a 270m.
Distancia: 10,6km. Duración: 2h 55m.
En busca de un sendero entre Las Dehesas y el Instituto Geodésico me sorprende la lluvia y la niebla espesa. Sólo puedo recorrer una pequeña parte de esta zona de viñedos. A pesar del paraguas la lluvia fina me empapa y tengo que descender rápidamente hacia Güímar. En la bajada tengo una maravillosa visión de las escorias escabrosas con un intenso negro como un mar agitado subitamente petrificado
No me encuentro en plena forma este lunes para empezar mi semana de excursiones. Voy en coche hasta Güímar y lo dejo cerca de la estación de guaguas. Hacia arriba está muy gris y oscuro, con zonas muy negras. ¿Qué tiempo tendré arriba? El taxista que me lleva a Las Dehesas sólo se anima a hablar cerca del final. Es de La Gomera, de un sitio cerca de El Cedro donde suele haber la misma niebla espesa que la que hemos atravesado en la subida por el camino de Las Vistas, una carretera de asfalto muy negro que serpentea entre la escoria negra. Una pista con mucha pendiente, en los frecuentes cambios de rasante no se ve nada. Me dice que a veces se viene a donde la placa de Anselmo, al lado de un gran depósito de agua, al lado de la finca de Antonio el Cenizo, a escuchar tranquilamente música. Varias veces dice que le gusta el lugar por lo tranquilo, y que estaría bien para vivir si no tienes que ir a trabajar. Después de atravesar las escorias seguimos por una pista de cemento estriado bajo el pinar hasta un llano donde la pista se bifurca (1120m). No conocía la subida sobre cemento estriado hasta Las Dehesas (7.8€). Gracias.
Una vez en tierra no sigo subiendo por la pista, sino que tomo a la izquierda por una pista llana (Pista las Dehesas). Una pista de tierra y piedras con algunos tramos de asfalto en ascenso. Me dirijo a Las Dehesas, una zona amplia donde se cultiva el viñedo. Mi objetivo hoy es encontrar una vía de comunicación (espero que un sendero) entre esta pista y las instalaciones (más abajo) del instituto Geodésico. En el mapa de IGN tengo la ubicación de un sendero (unos metros después de la segunda subida hacia las fincas dispersas de Las Dehesas). El sendero en el mapa va por una loma describiendo un arco, pero por más que lo busco no lo encuentro, las jaras lo deben haber borrado. Empieza a llover fino. Ya que estoy aquí decido explorar lo que no conozco de este lugar. Sigo por la pista hacia el barranco (Chiñico), barranco que no veo hoy por la niebla espesa, los grandes pinos son espectros en la niebla. Llego a un espacio abierto con grandes castaños y una cuevita en la pared. Los castaños ya han echado las varas de las inflorescencias, pero las flores todavía no se han abierto. Por debajo de esta zona con castaños sigo adelante y la pista me va llevando hacia abajo, a la derecha según bajo hay viñedos cuidados. Hago fotos de las cápsulas secas de los frutos de los amagantes, que ya florecieron hace tiempo. Las jaras todavía tienen flores pálidas. Abro el paraguas.
Tras bajar unos cuarenta metros por una pista con muy poco uso llego a una pequeña caseta al lado de castaños con grandes ramas, muchas hojas e inflorescencias. Llueve con más intensidad. Es el final de esta pista. Esta caseta rodeada de castaños es otro de esos extremos remotos que tanto abundan en esta isla de barrancos profundos que son fronteras y que crean esquinas distantes. Me dan ganas de refugiarme de la lluvia bajo este castaño acogedor al lado de la caseta. Regreso por la pista subiendo despacio, todavía las plantas no me transfieren su agua cuando las rozo. En la ubicación del sendero que no he encontrado hago un segundo intento, encuentro una pista surco, pero termina un poco más abajo en una masa sin huecos de hermosas jaras. Decido dar una vuelta por este extremo de Las Dehesas.
Subo por la pista, muy cerca de la ubicación del sendero. Es una pista ancha, que parece transitada, algunos tramos reparados con asfalto, otros con cemento. Paso una caseta grande con geranios y viñedos vallados. Sigo subiendo hasta que la pista llanea. A mi derecha según subo voy viendo fincas con viñedos, algunas sin cultivar, también casetas. Se entrevén en la niebla, cada vez más espesa. Sigue lloviendo. Voy despacio para no mojarme mucho. La lluvia es fina, no cae vertical, se dispersa en su bajada e incluso protegido por el paraguas me moja hasta la cara y por supuesto los brazos y las manos. Los pantalones se me empiezan a mojar cerca de los zapatos. Cuando la pista no sube más llanea hacia la izquierda (en el mapa veo que hace un bucle para volver a bajar por donde he accedido) pero yo decido ir en horizontal, atravesando una cadena hacia una caseta que entreveo en la niebla, para ver si puedo alcanzar la otra pista de Las Dehesas, la que tiene firme de cemento. Paso la caseta, sigo a la misma altitud entre los viñedos, que tienen un aspecto buenísimo, con sus largos rejos sobre el picón, pero llego a un barranquillo. Si la niebla no lo tapase todo seguramente vería a simple vista esa pista de cemento, pero hoy con la bruma espesa no la veo, solo un barranquillo oscuro y una silueta de plantas donde debería estar esa pista. Me estoy mojando cada vez más. Decido regresar. Regresar del todo. De repente me doy cuenta de mi situación. La lluvia fina se ha hecho más intensa. Tengo las mangas de la camisa mojadas, la humedad me sube por las rodillas. Tengo que volver y cuanto antes mejor. Volver a Güímar. Regreso por donde he venido. A ritmo rápido. Lo más rápido que puedo por la pista de tierra. Pero cuanto más deprisa voy más se me mojan los pantalones, que empiezan a tornarse oscuros.
Después de recorrer toda la zona de pista de tierra, piedra y asfalto con algo de empedrado llego a donde me dejó el taxista. Y empiezo a bajar por el cemento estriado. Según bajo voy pensando, me voy reprochando el no haberme dado cuenta de coger el pantalón impermeable, de no haber sido previsor. Y cuando me empiezo a resbalar en la pendiente fuerte tengo que serenarme un poco y entonces pienso que mejor “mojado que herido”. En el asfalto (1000m) por la pista oscura me da tiempo de apreciar la belleza de las escorias mojadas por la lluvia, tienen un negro tan intenso. Resaltan los bejeques, los bejequillos y las vinagreras aisladas en las pequeña pocetas y grietas entre las escorias. Me paro aquí y allá para hacer fotos. Soy consciente de lo único del momento, de la singularidad de este paisaje de escorias negras con los pinos mojados agarrados y enhiestos en esta mar petrificado de aguas negras y de las vinagreras, que flotan, también tiesas en este mar quieto. Son fogonazos en medio de la urgencia por llegar a Güímar.
Empiezo a notar los pantalones empapados en los muslos y en las espinillas. Los mapas en los bolsillos (exteriores) se han mojado. La lluvia no cesa. Tras pasar la desviación del instituto geodésico y la placa de Anselmo alcanzo la finca medio abandonada de Antonio el Cenizo. Sigo bajando y bajando, 800, 710, 650, 600m. Cada vez veo más fincas, pero la lluvia sigue igual. Los pantalones se me han mojado hasta la cintura. No estoy preocupado, si continúo en movimiento no hay problema. Dejo de reprocharme el no haber traído los pantalones impermeables, es que estamos en junio, quien iba a esperar algo así en verano. Por el campo de fútbol empieza a escampar. Cuando voy ya por el barrio de Fátima ya ha dejado de llover. Qué alivio. Le pregunto a un hombre por el camino hasta la estación de guaguas. Ya me pasó otra vez en Güímar que me perdí. Me lo explica dos veces despacio, me siento imbécil, no importa. Sigo bajando. No me confundo y… llego a la estación y… a mí coche, mi refugio, mi caparazón de caracol. En el espacio exiguo del asiento de atrás del coche me cambio toda la ropa. Tras los cristales ligeramente tintados del coche me puedo poner ropa seca con discreción y tranquilidad. Con ropa seca ya me siento otro. Salgo a comprar el periódico a la gasolinera sintiéndome nuevo.
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Track orientativo, no obtenido durante la excursión, elaborado después de realizarla
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