• Excursión 798. 28 Junio de 2018. Jueves.
Roques de García. Pico Viejo. Narices del Teide. Boca Tauce. El Parador
Municipio: La Orotava
ENP: Parque Nacional del Teide. Monumento Natural el Teide
De 10.45 a 18.50h. De 2100 a 3100 a 2100m.
Distancia: 23,4km. Duración: 8h 5m.
Ascenso al Pico Viejo desde los Roques de García. Vistas fantásticas en el borde del cráter. Bajada por otra ruta pasando al lado del volcán Narices del Teide, cuyo cráter sólo se puede ver desde arriba. Esta ruta me lleva hasta Boca Tauce, un cruce de caminos desde el que camino unos siete kilómetros hasta el Parador, donde comencé. Excursión circular
Le he estado dando tantas vueltas a esta excursión que cuando por fin he hallado la manera de hacerla y me ha atrevido ha sido muy liberador e ilusionante. El año pasado por septiembre mi amiga Elena me consiguió una subida en el Teleférico hasta el pico del Teide para hacer en bajada esta excursión, cuyo objetivo es el Pico Viejo. Sin embargo, en octubre fue cuando me rompí un hueso del dedo gordo y me impidió ir. Tras dos retrasos sucesivos llamé al teleférico, pero no me atreví en ninguna de esas fechas, en noviembre del año pasado. Así que han pasado ocho meses maquinando todo tipo de planes y rechazándolos, sin atreverme a hacerlo, hasta que me he decidido, por fin, a ir hasta el Parador en mi propio coche y subir hasta el Pico Viejo desde los Roques de García.
En una mañana soleada tardo una hora y cuarto en llegar hasta el Parador (10.28h, 2089m). El trayecto en coche es tranquilo y agradable. Aparco al lado de la ermita. Apenas hay coches a esta hora de la mañana, no es temporada alta de turismo, al menos el extranjero. Tardo un buen rato en prepararme para subir y algo nervioso por fin y a paso lento y cauteloso inicio la excursión. Voy hacia los Roques de García donde hay muchos turistas haciéndose fotos con el famoso roque y el Teide al fondo. Yo, simplemente, voy atento a no chocarme con ellos y los voy esquivando. El sendero es muy liso y lo están allanando más unos operarios para que puedan venir personas en silla de ruedas. Enseguida dejo de ver a los turistas en cuanto me alejo del roque famoso. Llego al principio de la ruta 23 del parque del Teide, bien señalizada, con algo de viento, poca cosa, (10.54h, 2121m) y veo que una placa pequeña verde tiene la “Señal 40”, así que me faltan 39 para llegar arriba. No me da la sensación de que estén colocadas regularmente, así que sólo las tomo tentativamente, y sé que en esta subida la pendiente es mayor cuanto más arriba esté, y también que mi altímetro marca menos de lo real, cuanto más arriba esté. De manera que cuanto mire el altímetro, siempre estaré un poco más arriba en realidad y esto es muy importante porque tengo que vencer unos 1000 metros de desnivel, lo más que había hecho hasta ahora es la subida a Guajara de 2100 a 2700m.
El sendero es cómodo y más o menos claro con yerba pajonera y rosalito en flor, paso por una zona de gravas y después por una zona con placas de lava que tienen incrustaciones de cuarzo y lavas cordadas. Interesante y agradable por ahora. Hasta la señal 33 (11.11h, 2220m) voy muy bien. Hay tramos mejores que otros con gravas y tierra suelta y la retama blanca en flor es tan fragante. Mirando hacia atrás, hacia abajo, voy teniendo cada vez más, una visión de conjunto de los roques de García y del circo del edificio Cañadas, con la montaña de Guajara como referente al otro lado. El día, totalmente despejado. Atravieso en oblicuo una gran corriente de lava. No siempre subo, a veces llaneo, otras incluso bajo un poco. Paso la señal 24 (11.44h, 2400m). En una vaguada hay enormes retamas, están protegidas de los vientos por la corriente de lava. Me cruzo con dos senderistas que bajan. Enormes rocas del tamaño de pequeños autobuses están varadas cerca de las retamas, deben ser las famosas bombas volcánicas que rodaron hasta aquí, hasta este llanito. Me alegra darme cuenta de que algunas señales son dobles, por ejemplo, la señal 16 tiene detrás la señal 15 (12.21h, 2577m). Me voy emparejando con las montañas más altas del circo, pero no puedo comprobar bien si estoy o no más alto que Guajara. Cada vez mejor vista de conjunto de toda la llanura de Ucanca, y sigo a ritmo sin pararme. Me cruzo con cuatro senderistas (dos mujeres y dos hombres) que bajan ¿de dónde vendrán? Un poco más arriba me cruzo con una mujer joven que baja y después viene un hombre hablando por walkie talkie y apenas me hace caso, pero cuando está unos cincuenta metros por debajo me llama y me dice que el teleférico está cerrado hoy, por viento. Le agradezco la información y le digo que ya lo sabía –no había coches en el parking del teleférico.
Sigo subiendo por terreno pedregoso, a veces con más pendiente, y ya empiezo a ir un poco cansado, pero no me quiero parar hasta que una vez no levanto lo suficiente el pie, tropiezo con una piedra y me caigo hacia adelante. Me golpeo en el hombro, las palmas de las manos y en la espinilla izquierda. Enseguida hago un control de daños, el hombro bien porque iba protegido por la mochila (más tarde veré que tengo un moretón, pero ninguna herida), en las manos pequeñas heridas pero el rasguño de la canilla es triple, una triple marca que mana sangra aparatosamente, no me asusto porque sé que hay sólo hay hueso, me lavo bien las heridas con agua, las seco, y las rocío con cristalmina (12.51h, 2711m). Me dejo la pernera subida y enseguida sigo subiendo. Estoy decidido a que las heridas no me arruinen la excursión y me concentro en lo mío, que todavía me queda un rato. Cada vez con más pendiente, pero de firme arenoso y cómodo. Paso por la señal 6/7 (13.14h, 2800m), voy un poco cansado, pero no tengo ningún síntoma de mal de altura. Con la moral alta porque ya me queda poco. Tras un sendero algo serpenteante y claro llego al final de la ruta 23 y confluyo con la ruta 9 (13.36h, 2943m, aunque en realidad la altura según el mapa es 3070m).
Fantástico, maravilloso, he llegado a una parte llana y la ruta 9 va tanto a la izquierda como a la derecha. Pero todavía no he alcanzado el borde del Pico Viejo, desde aquí no se ve nada de nada del cráter. Así que no me emociono en exceso porque todavía me falta otro poquito. La ruta 9 viene de lo alto del Teide y pasa por una zona de escorias negras de lo más complicada, según dicen los que lo han hecho, yo la sigo un rato, unos cien metros hasta que tuerzo a la izquierda por un sendero sin señalizar, pero claro. Hace bastante viento por momentos. Pero llevo alas en los pies y ahora ya nada me va a parar y poco después y por fin llego al borde del cráter (13.48h, 3130m reales). Y lo que veo no me decepciona en absoluto porque se corresponde perfectamente con lo que estaba esperando, debe ser el sitio donde se hacen siempre las fotos del cráter. Es un inmenso cráter y profundo de paredes altas con derrubios en su base y que tiene otro cráter, algo más profundo en la pared opuesta. Hace bastante viento, pero aquí que aguanto. Estoy maravillado y muy emocionado de haberlo logrado, es impresionante. Y cuando subo un poco la mirada sobre el borde opuesto veo la isla de La Gomera, perfectamente enmarcada, que se ve nítidamente en este día hermoso y despejado. Veo que hay un sendero que sube hacia la derecha, un poco más arriba y lo tomo hasta llegar a otro mirador, algo mejor, porque desde aquí veo también el este y el norte de la isla.
Veo los pinares de Guía, las montañas de Teno parecen tan pequeñas desde aquí, e incluso reconozco el sitio donde está el restaurante Fleytas por las tierras rojizas y el desmonte que hay tras él. Aunque ventoso me protejo entre unas piedras y me quedo a comer aquí. ¿Qué más se puede pedir? Entre el Pico Viejo y la subida al Teide hay una llanura grande de tierras amarillentas y lisas de las que salen dos túmulos marrones y rojizos y las tierras amarillas están en parte avasalladas por las corrientes negras que vienen de lo alto del Pico del Teide, formando un oleaje negro y petrificado y es por dónde va la ruta 9 serpenteando y subiendo. Por debajo de mí, y hacia el Norte llego a distinguir el faro de Buenavista, las masas verdes del Monte del Agua, la tira blanca de San José de Los Llanos ¡que visible es este pueblo! también lo veo como una tira blanca cuando lo miro desde mi casa en Tacoronte. Por encima de San José distingo el volcán de las Arenas Negras, se ve, también la montaña de Taco, en Buenavista, con su gran depósito de aguas encima. Parte de Teno está cubierto, pero Icod, Buenavista y Garachico están despejados. Con los prismáticos miro y miro, aunque el viento es realmente fuerte y no me puedo quedar mucho. El cráter tiene muchos colores y su pared derecha es de pendiente suave y teóricamente se podría bajar hasta dentro del cráter por ahí. Esa parte es de tonos rojizos y negros. Por otro lado, la historia de cataclismos del Pico Viejo es larga y variada y sólo menciono de esa historia lo de la explosión freato-magmática (con agua) que esparció montones de piedras pequeñas por la superficie del cráter que a día de hoy siguen ahí. Por encima de Guajara mirando hacia el mar veo bien Gran Canaria, y sobre el borde opuesto del cráter veo La Gomera, a su izquierda el Hierro y mirando sobre Teno veo la isla de La Palma. Justo por debajo del cráter hacia Guía hay toda una resbaladera que sería increíble hacerla esquiando con nieve, y ya cuando me tengo que ir porque el viento arrecia me da para distinguir el pico de Baracán en Teno.
Esta excursión y este mirador han superado todas mis expectativas y me dan ganas de repetirlo más veces. He tardado unas tres horas en subir y ahora que lo he hecho creo que lo puedo repetir. Empiezo a bajar y llego enseguida a la ruta 9 (14.45h) y ahora sigo hacia el otro lado, hacia abajo. Me he decidido a bajar por otra ruta, diferente a por dónde he subido. Ya que estoy aquí tengo que aprovechar y hacer algo diferente en la bajada. El sendero 9 llanea en torno al cráter. Paso varios puntos por donde se puede subir a otros miradores del cráter pero yo ya tengo suficiente de miradores por hoy, aunque sé que hay una llanurita justo al lado del borde que tiene que tener perspectivas distintas (excursión 1471). Entonces cuando estoy llaneando empiezo a sentir un aguijoneo en los dedos de las dos manos que ya había sentido al empezar a bajar, pero al que no le había hecho caso. Y enseguida me doy cuenta de que es un síntoma del mal de altura, de entrada, me entra la prisa por bajar, pero la ruta 9 llanea y llanea y apenas baja y en cuanto empieza a bajar la sensación de hormigueo en las manos se intensifica y entonces me acuerdo de mi suegro (Nicolás Quintana) que cuando me hablaba de su experiencia de submarinista me decía que había que subir desde el fondo muy despacio para que el cuerpo se fuese aclimatando a la diferencia de presión. Este pensamiento me tranquiliza mucho y ahora sigo bajando lentamente por un sendero terrorífico de arenas profundas sueltas y piedras con muchísimo desnivel que debe ser terrible para hacerlo subiendo. Literalmente me voy hundiendo en el terreno. Un rato después de empezar a bajar así ya empieza a remitir la sensación de hormigueo en las manos. Pero el sendero es demoledor, con tanta piedra, y arena suelta, y tampoco es que se vea muy bien, aunque todo lo demás sería peor.
Estoy bajando hacia el mirador de Chío por la ruta 9 y un poco antes de encontrarme con un gran cráter, un perfecto cono invertido de paredes lisas me desvío por la ruta 28 (señalizado, 15.36h, 2667m). Este cráter (Las Narices del Teide) sólo se puede ver desde arriba, desde abajo, desde el mirador de Chío no se ve, sólo se ven las coladas que caen desde el cráter. Debajo está el inmenso llano de Ucanca donde acierto a distinguir tonos amarillos, verdes, marrones, rojizos y negros, y por debajo del cráter hay una inmensa colada negra (Llanos de la Santidad) que ocupa gran parte del llano y llega hasta las cañadas del borde y tapa algunas y también se desborda por la derecha hacia Guía entre dos montañas (Chasogo y otra montaña más pequeña a su izquierda). Apenas veo los pinares de Guía, hoy están cubiertos por nubes. Bajo por el borde mismo del cráter y me pregunto ¿si me arrojase al cono, me absorberían las arenas del fondo como arenas movedizas? Vale, es solo un pensamiento. Después el sendero tuerce a la izquierda y se aleja del cráter y empiezo a bajar por un terreno de arenas sueltas grises y muy finas por las que bajo casi saltando y hundiéndome, un verdadero placer, son tan blandas como la espuma y podría bajar corriendo de lo fácil que es este tramo. Esta ruta no debe ser muy utilizada, por momentos es difícil de reconocer, pero la voy siguiendo. Llego a una parte rocosa (16.00h, 2429m) que desafortunadamente dura muy poco porque a continuación hay terrenos de arena amarilla y piedras sueltas, un terreno complicado en el que tengo que prestar mucha atención a dónde piso.
Empiezo a ver preciosas matas de rosalitos salvajes que contrastan con la inmensa llanura de lavas negras en las que todavía apenas se han asentado las plantas (sólo tienen 200 años de antigüedad), estas lavas dan casi contra el roque del Cedro al otro lado, la última parte del circo del edificio Cañadas. Y llego a una pista, y se acaban las señales del sendero 28, así que cuando la pista tuerce demasiado a la izquierda de mi destino (Boca Tauce) pienso que no voy bien, porque claro lo que tiene de bueno esta bajada es que casi desde el principio puedo ver a simple vista el destino de la ruta, la esquina que forman las carreteras (la que va hacia Vilaflor y la que va hacia Chío), es decir, Boca Tauce. Y me parece alucinante que pueda llegar, es que lo veo a simple vista, en realidad tan lejos. Cuando me empiezo a desesperar la pista tuerce hacia la derecha y veo una señal de la ruta 28, vale se trata de seguir y seguir y seguir. Bastante llana, pero pista pedregosa con tramos mejores y otros peores y muchas curvas, demasiadas curvas y sólo un atajo en todo el este trayecto. Enfrente tengo un roque ¿El Sombrerito? de lo más fotogénico y de vez en cuando me paro para fotografiarlo con un primer plano de retamas blancas o rosalitos. Voy a ritmo pero se me hace más que largo este tramo y cuando parece que voy a llegar a la esquina de las carreteras la ruta tuerce a la derecha para evitar un campo de escorias negras y termina en la carretera de Chío (17.23h, 2007m), pero bien lejos de Boca Tauce, adonde llego un poco después (17.30h).
En el mirador un grupo de motoristas y algunos quads charlan relajados y contentos y yo pregunto a unos turistas si van hacia el Parador y me dicen que no, espero otro rato, pero ante la duda de si va a parar alguien y si conseguiré que me lleven me lío la manta a la cabeza y decido hacer caminando el trozo que me falta hasta el Parador ¡sólo siete kilómetros más! Al poco de empezar localizo el sendero que va, por la izquierda, más o menos paralelo a la carretera pero después de seguirlo un rato me vuelvo a la carretera, ya tengo suficiente de senderos serpenteantes y suelos escabrosos por hoy y quiero algo claro y recto, algo como la carretera. Apenas hay tráfico y consigo que no me pite ningún coche y eso que voy con el paraguas abierto resistiendo los embates del viento, completamente a mí aire. Para animarme me pongo a escuchar el disco “Abraxas” de Santana y realmente consigo momentos muy euforizantes cuando coincide una canción buena y animada con que me cruzo con una guagua grande o un coche que va muy deprisa. Voy a ritmo bueno: 10 minutos por km, por terreno muy llano, aunque me empiezan a doler diversas partes de las piernas, y tengo que aflojar el ritmo, el recorrido entre Boca Tauce y el Parador son tres o cuatro grandes rectas, que parecen interminables y que continúan por otra interminable cuando terminan. Una mujer muy sonriente que se acaba de montar en un coche me lanza unos besos, yo también le sonrío, aunque no le envío besos, no tengo fuerzas para tanto. Cuando paso al lado del zapatito de la Reina un grupo de turistas triscan de aquí para allá y se hacen fotos.
A pesar de ir a buen ritmo cómo voy por grandes rectas los paisajes van variando muy poco a poco y puedo ir observando bien todas las cosas: hacia la derecha, hacia la pared del edificio del circo hay domos, diques, roques, incluso un canal de agua, paredes de diferentes colores y un reborde de crestas; hacia el Teide la vista me resulta imponente todo el rato y cuando me voy acercando a los roques es maravilloso como van mejorando y mejorando las imágenes al unirlas con las matas enormes de retama blanca. Me puedo poner en la piel de los turistas que veo en otro mirador, como bajan medio groguis, aturdidos de la guagua y caminan torpes hacia el borde a mirar hacia el Teide y hacer fotos. La última parte me cuesta más, es en subida después de pasar por las arenas verdosas, ya mis piernas están rígidas como cartones. Paso la entrada a los Roques de García y llego, por fin, a mi cochito (18.50h). Una mujer de la Brifor que camina pensativa me saluda, como de colegas, gracias. Después de mis estiramientos y tomar más agua, que llevo en el coche, me echo un vistazo a las heridas: son tres bultos rojos pero están bien cerrados, tengo la sensación de que el aire seco y el sol las han cauterizado bien (de hecho, se van a curar perfectamente en menos de dos semanas). Me monto en mi cochito y a velocidad moderada llego a casa a las ocho de la tarde, once horas después de que saliese ilusionado y fresco por la mañana.
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Track orientativo, no obtenido durante la excursión, elaborado después de realizarla
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Parador a Pico Viejo a Boca Tauce a Parador