• Excursión 1446. 9 Enero de 2023. Lunes.
Risco la Calabaza.
Municipio: Tacoronte
ENP: Paisaje Protegido Costa Acentejo
De 15 a 18h. De 340 a 140 a 340m.
Distancia: 4,7km. Duración: 3h.
Bajada por un sendero de un acantilado (Risco La Calabaza) hasta una antigua finca de frutales y regreso por el mismo recorrido
Todavía con dolores en el empeine del pie derecho (me lo hice en la excursión del último día del año pasado atravesando un zarzal) salgo hoy con pocas pretensiones con el plan siguiente. Bajar hasta Mesa del Mar caminando, recorrer la playa hasta la baja del Camello (desembocadura del barranco de Guayonge), y tratar de ver desde abajo si localizo un camino que va por debajo de un risco y que sube hasta una finca abandonada cerca de la urbanización Flores y Sol.
Salgo relativamente pronto y echo a caminar por la calle Jardín del Sol hasta el camino de Los Guanches por donde cruzo el barranco de Guayonje. Me gusta el primer vistazo, nada más empezar a bajar por el empedrado, tras el último chalet, de la playa de cayados de baja El Camello, tiene mucha espuma. De los árboles canarios, que hay en el sendero al lado del cauce del barranco, los de mejor aspecto son las sabinas, los almácigos están un poco despeluzados. Cruzo el cauce y subo por la pista de cemento hasta salir a la carretera. Bajo a ritmo tranquilo, me molesta un poco el pie al caminar en desnivel. Unos cinco minutos después y al llegar a la primera calle (a la izquierda) de la pequeña urbanización Flores y Sol y por pura curiosidad me meto por ella. A la derecha tiene chalets, a la izquierda hay una finca abandonada rodeada de una valla de unos dos metros de alto. Me gusta mucho un chalet con laterales de cristal (o metacrilato) transparentes y ¡limpios!, totalmente limpios. Avanzo y paso una puerta, a la izquierda, con candado. La valla tiene alambre de espino por encima. La calle no tiene salida, lo veo de lejos.
Pero entonces paso una segunda puerta, en la finca, más grande, que está cerrada, sí, pero sin candado, así que, sin pensármelo dos veces, abro, vuelvo a cerrar y me meto dentro. Las ganas que tenía de explorar esta finca. Me acuerdo de cuando estaba, hace muchos años, en producción y tenía perales y otros árboles frutales. Ahora el incienso y la tabaiba han recuperado su sitio. Me dirijo recto hacia el borde de una terraza, bajando primero por un terraplén arenoso. Al llegar al borde veo que no puedo bajar, es muy alta, pero quiero ir a otra terraza que hay por debajo. Me echo a la izquierda y encuentro un lugar, el lugar estratégico para bajar sin mayor riesgo. Me echo a la derecha y en el borde puedo ver que está en el puro borde del risco que por debajo baja vertiginoso hasta la finca de los Domínguez. Es un muro de piedra bastante alto el que tengo debajo de mí. Por la derecha da a una de las parcelas de la urbanización Flores y Sol y no puedo seguir. Entonces empiezo a recorrer la terraza hacia la izquierda y compruebo que puedo progresar, describe un gran arco y por un senderillo fino alcanzo una pista. En la pista enseguida veo que hay un sendero que baja. No me lo puedo creer, no me puedo creer que este sea el sendero que hoy tenía la intención de localizar desde abajo. No lo sé si es, pero parece prometedor. En la pista, cerca, un laurel grande da sombra a una caseta de buen tamaño, no quiero investigar qué hay en la caseta, me da la sensación de que puede haber animales.
Inseguro por mi estatus ¿estaré en una finca privada donde todavía hay actividad a pesar de las apariencias? me lanzo con el corazón batiendo por el sendero. Algo pedregoso el sendero se echa a la izquierda para bajar con cierta pendiente hasta una zona cubierta de unas plantas de hojas anchas y grandes y muy pegadas al suelo (espinacas chinas). Me resultan muy extrañas, lo cual añade a la sensación, casi instantánea, de aventura que me ha entrado al empezar a bajar el sendero. Ahora viene una recta algo arenosa tras las espinacas y después un tramo con varias curvas en la misma dirección general hasta que el sendero hace una brusca curva a la izquierda para ir por un andén sin bajar demasiado. Estoy maravillado, cada pequeño tramo que puedo seguir es un regalo, lo del pie se me ha olvidado completamente, estoy perfecto. El sendero va por un andén ancho y no siento que vaya expuesto. El cielo está despejado y el sol bate fuerte aquí en la ladera azocada. Sobre todo, huele a incienso, la planta aromática de hojas grises. Llego a un pequeño saliente donde hay un poste y aquí me cuesta dar con la continuación, está a la izquierda y muy cubierta de plantas, en el inicio del saliente. Ahora el sendero baja un poco más. Me empiezan a llamar la atención algunas plantas que me resultan nuevas (les hago fotos y después en casa con el libro de Muer de flora canaria identifico unas plantas endémicas: ortiga común, lágrimas de virgen, cardo de Monteverde y matabrusca; y otras más: cenizo común, muraje y verbena). Algunas, desde luego, que me suenan mucho y las he tenido que ver antes, pero siento el fenómeno de que TODO es nuevo para mí, hay una generalización, por el efecto del sendero nuevo. Por supuesto que hay también tabaibas, verodes, pelotillas, cornicales, matorriscos, magarzas, pencas, alguna pitera.
El sendero baja muy definido. Paso por tramos con murete bajo en el borde del sendero, son los tramos que ya había visto innumerables veces desde el otro lado del barranco, el sendero está casi cubierto por el rabo de gato, pero gracias al murete lo puedo seguir y ver. Cuando veía estos trozos (desde el otro lado) me daban unas ganas tremendas de recorrerlo, pero llegar a ellos era un jeroglífico, hoy por fin, lo he conseguido. Me siento fantástico. Después de estos tramos en bajada el sendero se vuelve a echar a la izquierda por una parte llana con vistas bastante cercanas de la finca de árboles frutales de los Domínguez. Encuentro un sendero (apoyado en un murete) que baja recto hacia la finca y desciendo por él, pero el sendero termina enseguida y a lo loco sigo bajando por entre la vegetación muy crecida hasta que llego justo por encima de la valla de la finca (la puedo ver perfectamente), pero sobre un salto de roca lisa de varios metros. Imposible seguir bajando. Regreso al sendero con murete y me doy cuenta de que el sendero sigue a la derecha, llaneando, entre la vegetación cerrada (rabo de gato, sobre todo). Puedo avanzar y logro llegar a la parte inferior del risco que suponía que era por donde iba el sendero. Todo encaja. Además aquí está la tubería para confirmármelo.
Sigo adelante y al encontrar un sendero que baja hacia la derecha, unos cien metros antes del barranco de Guayonje, me echo por él, y logro llegar a un cañaveral, pero me parece confuso, regreso y sigo bajando hasta una parte más llana donde está un muro ancho y grueso que tuvo que ser un pequeño embalse. Pero no hay continuación hacia abajo, hacia abajo hay mucha pendiente. Parece que se puede bajar, pero puede ser un espejismo y haber una caída después de la pendiente. Regreso al sendero por debajo del risco y entonces avanzo y llego hasta el barranco de Guayonje. La vista se abre hacia la izquierda, hacia el interior del barranco, angosto, estrecho y alto. Parece que hay un sendero que sigue hacia adentro, pero prefiero dejarlo para otro día. Sé que hay un salto justo por delante de mí y otro unos 60 metros de desnivel más abajo. Pero por hoy ya se me ha terminado la mecha aventurera y me doy por satisfecho. En la vuelta disfruto más, a pesar de que es en subida, y me paro en varias ocasiones a hacer fotos y contemplar el risco.
En el sendero hay dos puertas, de una queda la puerta tirada, por un lado, de la otra solo el vano. Por aquí debían subir los plátanos y lo que producían las fincas. También hay un guinche arriba, pero tuvo que ser posterior su uso. Subo tranquilo, pero no del todo, puede haber un giro extraño, pero no ocurre nada, regreso por donde he bajado y me gusta, especialmente, atravesar las puertas y el tramo del murete. E imaginar, que estoy en el otro lado del barranco, y me veo caminando por aquí. Cuando llego a la pista al lado de la caseta siento que me ha tocado la lotería por haber encontrado este sendero y pensando que mañana mismo voy a volver y tratar de encontrar la manera de hacer el camino, pero desde abajo, desde la desembocadura del barranco de Guayonge, tal como tenía planeado hoy.
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Track orientativo, no obtenido durante la excursión, elaborado después de realizarla
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Risco la Calabaza