E-161 Pino Alto - Camino Candelaria - Pista El Rayo

• Excursión 161. 26 Mayo de 2014. Lunes.

Pino Alto. Camino Candelaria. Pista El Rayo.

Municipio: Santa Úrsula.

De 18 a 20.30h. De 550 a 1020 a 550m.

Distancia: 6,8km. Duración: 2h 30m.

Recorrido por la parte alta de las medianías de Santa Úrsula hasta alcanzar la pista de El Rayo

En el mapa de Grafcan he estado estudiando cómo acceder a la parte derecha del camino Candelaria. He visto una calle (camino La Banderola) que sube desde Pino Alto hasta el camino. En el mapa parecía que era una calle que se podría subir en coche, pero nada más llegar me doy cuenta de que el coche cabe justo entre las dos casas que flanquean el principio de la calle, pero demasiado justo. Dejo el coche por aquí (calle Pino Alto) y empiezo a subir a pie.

Pronto sé que he tomado la decisión correcta, el firme no es muy bueno, es de cemento desgas­tado y la inclinación muy fuerte: en medio kilómetro subo de 550 a 700m, es otra (más) de las pendientes inverosímiles de las medianías de todos estos municipios desde La Matanza hasta Santa Úrsula. Una parte en el centro de la subida la tengo que hacer realmente despacio. Hay coches aparcados al final de la calle, ellos entran desde de arriba, desde el camino Candelaria.

Llego al camino Candelaria (740m) y tomo a la izquierda. Paso por un mirador (Cruz de la Atalaya) con unos carteles surrealistas que prohíben aparcar por un asunto religioso. Me parecen increíbles porque no veo a nadie. Aunque pensándolo bien puede que sí sean razonables, si es una celebración importante aquí caben muy pocos coches; y no me veo a muchas personas subiendo a pie hasta aquí. La vista es buena, pero no del todo diáfana. La pista va en suave ascenso con vistas estupendas hacia las medianías y los barrios de la costa. Por todos lados hay huertas y castaños. Paso algunos caminos que bajan (Los Castaños, Las Turcas/Las Triciadas). Paso un repecho y una bifurcación donde sigo a la izquierda (por el camino Candelaria), a la derecha sube hacia una zona recreativa (Las Lagunetas). El camino es muy agradable de hacer. Empato con la parte donde estuve el día anterior (cruce con el camino Los Barriales, excursión 160). La siguiente recta que se adentra en la cuenca fluvial de un gran barranco (Fuente Ravelo) tiene una hermosa hilera de grandes castaños que dan sombra antes de cruzar el cauce. Unos 50 metros después del cauce (y antes de la calle Monroy) subo por una pista que sale a la derecha. La pista va por dentro de un bosque de castaños, hermoso y misterioso, la pena es que no haya más sol. La pista (de asfalto y tierra) después de llanear conecta con una pista (Camino Monroy). Subo por ella. Me encuentro con un campo de papas entre castaños altos y frondosos. Las plantas de las papas tienen unas pequeñas flores blancas. Hay muchos helechos y unas bonitas flores de color violeta.

No tengo ningún plan concreto y sobre la marcha me animo y sigo subiendo, aunque sé que la calle Monroy no tiene salida, no llega hasta la pista de El Rayo, lo veo en el mapa. Es una pista de cemento estriado. Muy buena. Con apartaderos y amplios arcenes. Me parece un lujo asiático encontrar esta pista aquí. Parece parte de un plan más amplio que se quedó a medias. Sin prisa sigo recorriendo el bosque de castaños. Ocasionalmente paso algunas parcelas llanas, sin cultivar. Llego al final de la pista (980m) antes de alcanzar la pista de El Rayo, tal como esperaba. Es un lugar amplio y podrían aparcar media docena de coches aquí. Hay un muro bajo y descubro que en el centro del muro hay una abertura y cuatro o cinco escalones. Curioso, los subo y descubro un sendero. Es un sendero, un sendero-surco, se debe haber creado por la lluvia a partir del sendero original. Serpen­teando y con bastantes plantas invadiendo su trazado, subo. Estoy bastante emocionado. Sólo me molestan algunas zarzas, y en unos cinco minutos llego a la pista de El Rayo (1020m). ¡Éxito! ¡Fantástico! Por el mapa sabía que sólo tenía que salvar un desnivel de unos 50 metros. Pero no deja de sorprenderme el llegar a la pista. Ya se me va haciendo familiar la sensación de éxito con la pista de El Rayo, ya he llegado a la pista varias veces en parecidas circunstancias.

Sigo a la derecha por la pista, quiero encontrar alguna subida al monte de Micheque, pero no encuentro nada, sólo paredes altas y muchos pinos (este desvío a la derecha no está reflejado en el track de la excursión). La pista es muy llana y ancha. Vuelvo al sitio por donde he accedido a la pista y ahora sigo hacia adelante, tampoco veo ninguna subida. Pero encuentro a los cinco minutos largos y a la izquierda una pista que es también el camino Candelaria, decido bajar por el camino.

Antes de bajar sale el sol un momento e ilumina una pared muy vertical cubierta de pinos, es una buena despedida de la pista. Este tramo del camino Candelaria me sorprende, es muy pedregoso y muy irregular, con saltos. Tengo que bajar prestando mucha atención a las rocas. Bajo un poco ansioso, demasiado rápido. No es que se me haga larga pero ya tengo poco tiempo para volver y hacer la cena. Esta pista está rodeada, dentro de, un bosque muy denso y umbrío y tiene algunas curvas muy salvajes. Parece que lo han dejado así a propósito para que no transiten coches hacia la pista de El Rayo. Sólo a partir de los 920m mejora el camino y después de pasar unos depósitos cubiertos llego a la parte buena y estética del camino de cemento con sus surcos regulares. Voy deprisa porque se me está haciendo tarde para preparar la pizza de los lunes.

Me cruzo con tres grupos de caminantes (2, 2 y 6 personas), siento el buen ambiente de un lugar exclusivo. Hablo con un cabrero que cuida su rebaño, las ovejas mordisquean la yerba en la subida a Las Lagunetas. Me pregunto si las cabras están para desbrozar el campito. No consigo información ni del camino de El Rayo, ni sobre un lugar llamado Cuatro Caminos. Debe ser una cuestión de nombres, los suyos no coinciden con los míos. Sigo adelante bajo un cielo cada vez más plomizo, con nubes muy oscuras y densas, parece que amenaza lluvia, y entonces cuando estoy pasando al lado de un gran prado llano cubierto de yerba pajonera sale el sol y lo ilumina. La luz concentrada sobre las flores amarillas frente al gris intenso transforma el campo en ondas amarillas.

Bajando por la calle de La Banderola unos grandes focos de luz que salen de entre las nubes grises iluminan el valle. Se remarca especialmente la montaña de Los Frailes. Me resulta sobrecogedor y una visión muy dramática. Pero la prisa que llevo me impide disfrutarlo del todo.

Cuando llego a casa, mi mujer ha llegado ya. Sí que se me ha hecho tarde. Me pongo a hacer la pizza a todo meter. Por algo me llamo el “el aventurero doméstico”.

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Track orientativo, no obtenido durante la excursión, elaborado después de realizarla

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