• Excursión 998. 12 Septiembre de 2019. Jueves.
Cherfe. Masca. La Fortaleza. Calzada de los Antiguos.
Municipio: Buenavista del Norte.
ENP: Parque Rural de Teno
De 11.06 a 18.06h. De 1061 a 660 a 840 a 640 a 840 a 660 a 800m.
Distancia: 12,4km. Duración: 7h.
Salgo de Icod (10h) en la 460. Es especialmente bueno el tráfico en el norte y me bajo en Santiago solo media hora larga después (10.36h). Espero al lado de la iglesia a que salga la 355. Con otro pasajero partimos (11h) en una guagua pequeña. Me bajo en el mirador de Cherfe (11.06h, 1060m). Podría haber subido caminando, pero quiero empezar lo más fresco posible y además me gusta mucho ir en guagua. Bajo varias vueltas por la carretera y cuando llego a las casas de Araza resulta que han puesto una valla al principio del camino de Guergues. Un cartel no deja lugar a dudas: el sendero está cerrado (trails’s closed, dice también en inglés). Además dice que hay cámaras de vigilancia. Repaso la valla y veo un lugar por donde parece que la gente está saltando, pero con lo que tengo por delante (mi objetivo hoy es bajar el barranco de Los Nateros) esto me da una gran inseguridad. Desisto. Decido cambiar de plantes y hacer la bajada por la carretera hasta Masca, subir hasta el mirador de Hilda y hacer el camino a la Fortaleza (calzada de los Antiguos).
Aprovecho la bajada para investigar resquicios, senderos para acceder al camino de Guergues. Hace un día muy estupendo, está despejado, claro y con poco viento, fantástico para contemplar el gran barranco de Masca sin sentirse uno agobiado por el viento, el frío o la niebla. La carretera de bajada a Masca es estrecha, caben dos coches o una guagua, pero no ambos, y tiene muchas curvas extremas, muy cerradas. Todo eso hace que los coches vayan muy despacio y sea seguro caminar. Y la carretera con sus cambios de orientación continua me va enfrentando a una pared y la otra alternativamente, ambas impresionantes. Fuera de la carretera la vegetación es densa y compacta, y no hay atajos. La pared izquierda es más vertical y los pocos barrancos que la atraviesan son muy verticales, uno con restos de nateros y posibilidad de transitar. Descubro a unos 300 metros del principio del sendero (cerrado) del camino de Guergues una resbaladera al lado del cauce del barranco de Masca y un sendero que va a dar a unas cuevas por donde quizás se podría acceder al camino de Guergues. Me gusta mucho estar bajando por esta carretera y de hecho, el continuo paso de coches con turistas con caras serias y aburridas, me reafirma en la sensación de que la mejor manera de apreciar lo magnífico de este paisaje es hacerlo caminando. Voy como un paria caminando por la carretera, pero siento que soy el único que está viendo de verdad el barranco. La pared derecha (según bajo) también es impresionante, pero está más escalonada y repartida en contrafuertes. En lo alto de la pared derecha se distingue el pico (mirador) de la Cruz Verde.
En los 840m en una curva de 180 grados orientada hacia la pared izquierda descubro una pequeña caseta blanca en la ladera que está algo alejada, me acerco a verla. Es de las que se hacen para recordar a alguna persona accidentada, intento bajar la ladera para acortar, pero es muy peligroso, regreso a la carretera. Sigo bajando y en los 760, en otra curva de 180 grados orientada a la pared izquierda veo un todoterreno de cazador aparcado. Detrás descubro un sendero que llanea, lo sigo, cruza un barranquillo por un puente hecho con una placa de metal y llega a las ruinas de unas casas, sólo quedan trozos de los muros, pero lo que hay detrás de la casa son colmenas, me doy la vuelta, otro senderillo que descubro a la vuelta también lleva a colmenas. Regreso a la carretera. El asfalto liso y regular y los guarda caudales le dan un plus de seguridad al pasaje. Abro el paraguas porque empiezo a notar mucho calor. No sólo no me da vergüenza abrirlo, sino que me da la sensación de que me gusta provocar alguna reacción en los coches que pasan. Nadie me pita, no pasa nada. Me parece descubrir algunas cuevas en una pared especialmente vertical de la ladera izquierda. Es realmente asombroso el tamaño y altura de la pared. Más abajo sé que se curva y retuerce, pero aquí está magníficamente plana y vertical.
Cuando llego al primer caserío de Masca (Lomo de Masca) la carretera es bastante llana. Las casas están agrupadas en la cresta de la loma. Muchos turistas. Sigo caminando y veo que hay un camino que sale de la parte baja de ese primer caserío y se dirige al segundo, pero no me apetece hacerlo, hoy prefiero ir por la carretera. En el siguiente caserío (Masca) hay muchos coches aparcados y un grupo muy variopinto de turistas, atontados, están al lado de mesas vacías, están esperando algo y se muestran confusos. Por aquí se baja al barranco de Masca (que sigue cerrado). Después sigo en ligera subida por la carretera. En el tercer caserío (El Turrón) le pregunto a un grupo de guías turísticos, uno con acento italiano me alaba lo rápido que he bajado (me ha visto más arriba) y me llama Mary Poppins (por lo del paraguas, me imagino). Lo acepto bien. Les pregunto por el camino cerrado de Guergues y una conductora (del lugar) me dice que la gente simplemente salta la valla, que no se pueden cerrar los caminos. Le agradezco la información. Poco después al lado de un bar-venta un turista muy relajado y amistoso se ofrece a llevarme hacia Buenavista mientras saborea un café que dice que está muy bueno. Declino porque tengo otros planes. Me gustan mucho estas pequeñas conversaciones agradables, sobre todo con un ofrecimiento tan bueno.
De nuevo en la carretera estoy al acecho de (localizar) un sendero que sube a otro caserío cercano (La Bica) pero sin mapa de la zona y sin muchas ganas de preguntar no lo logro ver y sigo por la carretera. Unos cinco minutos después del caserío en una curva de 90 grados a la izquierda descubro (a la derecha) un sendero que sube. Este es el atajo (para ir al mirador de Hilda) que me parece lógico que exista. Al principio está claro y sube recto entre huertas modestas en producción. Más arriba se complica y me obliga a ir hacia la derecha. Me lleva a bancales en desuso y tras una vuelta tengo que abrir una puerta (sólo una placa de madera sujeta con una cuerda) y proseguir, pero está todo muy cerrado. Regreso a la puerta y vuelvo a entrar/salir y ahora tras una pitera caída descubro una subida posible. La hago y más arriba vuelvo a encontrarme con dificultades. Ya hace un rato que veo mi objetivo: el restaurante-mirador en la Cruz de Hilda pero parece inalcanzable. Con mucha determinación escalo un pequeño terraplén con más piteras caídas formando una barrera y llego a una pista (la que lleva a La Bica) y ya por ahí llego fácilmente a la Cruz de Hilda.
Con viento recio cruzo el mirador y la carretera y entro por la pista al otro lado. Tras una antena y unas instalaciones eléctricas en un claro empiezo a subir, por un sendero de firme irregular, la ladera de una montaña (Cerco) todavía con vistas al barranco de Masca, tras una zona llana me despisto y me desvío del sendero (no traígo ningún mapa) por la derecha y termino delante de una caída, al menos me permite descubrir una pequeña cueva de cabreros. Retrocedo y ahora encuentro el sendero. Sendero que enseguida pasa por dos degolladas, la segunda muy espectacular y estrecha con vistas, como en una ventana, sobre el barranco de Masca. Señalado con hitos el sendero baja por una superficie rocosa hasta donde el sendero vuelve a ser claro. Y ahora ya se trata de seguir y seguir. Sé que es largo el sendero (Calzada de los Antiguos) hasta la llanura en forma de tablero inclinado (ya he venido dos veces por aquí, excursiones 436 y 471). Sendero largo y claro. En la esquina donde una vez tuve un pequeño ataque de pánico (en el regreso de otra excursión) veo que han puesto más hitos y ahora lo estudio especialmente. Las vistas hacia la derecha (Barranco del Retamar y Barranco de Juan López, más lejano) son fantásticas. Me detengo para, desde lejos y con los prismáticos mirando hacia la derecha, ver si logro identificar la montañita donde me caí y me hice una herida profunda en la mano (excursión 929), es una de dos montañitas próximas entre sí (Los Espejuelos y El Picón) con una degollada (Guarche) en medio. No lo consigo.
Este es un paisaje sin construcciones humanas, de grandes barranqueras, de donde viene a veces el sonido lejano de los quejidos de algunas cabras. Sé también que este sendero es en descenso (desde la segunda degollada) y que después me queda una buena subida. Me voy mentalizando. Son preciosas las yerbas secas doradas por el sol, y cuando veo las retamas, aunque ahora secas, me evocan el aroma de las flores de las retamas blancas, logro alucinar que las huelo. A veces corre una brisa débil. A mi izquierda se ve imponente un gran roque cuya parte superior es recta, no en punta (Roque de la Fortaleza) y que desde lejos destaca como un cuadrado sobre el perfil de las crestas, es un roque muy visible desde muchos sitios de Teno y desde más allá. Desde aquí abajo destaca en lo alto de una pared vertical. Me voy acercando al punto más bajo donde hay que pasar por la base de un risco a la sombra y por fin llego al principio de la subida (580m) después de haber bajado más de 250 metros. Es una subida en zig-zag muy pronunciada que yo la recuerdo (falsamente) como una escalera. Lo bueno de esta zona son las vistas espectaculares hacia la desembocadura del barranco de Juan López y sus paredones. También lo son las vistas hacia el mar y La Gomera. Este sendero tiene un falso final, pero todavía hay que recorrer la base de otro risco hasta por fin llegar a la llanura inclinada (760m), donde antiguamente se debía cultivar cebada y trigo.
Cruzo, hacia la izquierda, dos terrazas hasta el otro extremo, y llego al borde del barranco de Masca, donde hay una vista fantástica hacia su interior. Paro a comer aquí (15.10-15.40h), me siento cerca del borde y bajo la sombra del paraguas, estoy algo apalizado, con vistas a la playa reluciente de Masca, con muy poca actividad. Tras la comida decido subir por esta ladera a ver si hay un sendero para subir a lo alto del roque de La Fortaleza (916m). Subo por el borde derecho de las terrazas de arena fina y muros, antiguos de terrazas, cayéndose, hasta unas rocas retorcidas y puntiagudas (840m), podría seguir progresando un poco más con mucha dificultad pero no veo ninguna manera de subir al roque, es un edificio vertical, inaccesible sin cuerdas. Regreso por las terrazas, cruzo al otro lado, al punto de acceso y ahora decido bajar por este lado para ver si logro una vista de la playa del barranco de Juan López.
Es un recorrido duro, sin sendero, destrepando terrazas y después por las puras piedras, saltando entre ellas, y cada vez que llego a un punto que destaca desde arriba descubro otro más abajo y sigo bajando, pero no logro ninguna vista de la playa. Sí descubro una cueva interesante, con puerta de madera abierta en el centro de un muro de piedra (cuando escribo esto y mirando el mapa veo que hay un nombre que hace referencia a una cueva: Cueva Negra). Por delante de la cueva hay una calzada de piedra y unas vistas magníficas hacia el barranco de Juan López, un lugar para controlar todo el alrededor. De hecho, he podido descubrir la cueva al ver el principio de la calzada. Sigo bajando otro poco más (660m) pero como se repite lo de “un nuevo saliente más abajo” decido prudentemente regresar (en el mapa, más tarde, veo que me faltarían otros cien metros más de bajada para la vista a la playa). Es un esfuerzo muy fuerte y sé que las probabilidades de cometer un error, tener unos traspiés crecen con el cansancio, así que prefiero reservarme y regresar. La subida es fuerte por el calor y la falta de viento y lo abrupto del terreno me impide ir con el paraguas abierto. De regreso al sendero (a la Calzada de Los Antiguos) puedo disfrutar con más calma de las vistas al barranco de Juan López, tan expansivas que me parece respirar mejor sólo de ver estos espacios tan grandiosos. Tras bajar la parte serpenteante me enfrento a la subida constante por el sendero fino entre plantas y abandonando las mejores vistas del final del barranco de Juan López. El punto, la esquina, complicado lo paso fácilmente. La fuente que hay un poco antes está seca. Hace bastante viento en la degollada estrecha con vistas a Masca. Y llego a la carretera, al mirador de la Cruz de Hilda (18.06h), me compro dos botellas de agua en el restaurante y espero la guagua.
Tengo que esperar sentado contra el muro, hace mucho viento, los turistas que bajan de sus coches al mirador me rodean al acercarse hacia mí, ¿tendré mal aspecto? La 355 aparece tras una klarga espera descansando (18.30h) y es que ha sido un esfuerzo tremendo y extenuante el ir y volver por la Calzada de los Antiguos. Con poco tráfico ahora la guagua va sorteando bien todas las curvas extremas de la carretera de Masca, la luz ya no es tan vertical, y llegamos a Santiago del Teide (18.50h). Me toca esperar un rato eterno soportando la brisa fresca y fuerte, que ni siquiera la protección de la marquesina transparente de la guagua me protege del todo. Otra mujer que espera llama por teléfono a Titsa y resulta que viene retrasada. Opto tras un buen rato por refugiarme en un bar, enfrente, donde compro otra botella de agua. Ahora estoy como en estado de hibernación, concentrado en la carretera y en que no se me pierda la 460. Es maravilloso cuando veo aparecer la 325 (19.35h). Y en cuanto subo a la guagua, la espartana guagua característica de esta línea, me entra una relajación y una felicidad enorme, todo ocurre de repente, es una transformación total de mi estado de ánimo. Ahora me siento protegido, refugiado, y con vistas hacia todo el paisaje, desde la carretera de subida a la degollada de Erjos, a través de las ventanas amplias y sencillas de esta guagua. Viene muy vacía, sin turistas, claro, es temporada baja. En esta línea suelen ir muchos, van de Playa Santiago a Icod o al Puerto de la Cruz, incluso.
Después del largo regreso en dos guaguas y sus dos largas esperas ahora disfruto de cada brizna de paisaje, de cada pequeña cosa, y ahora me paso la película de la excursión de hoy y de otras muchas y me siento fantástico de tener esta afición y de todos los sitios en los que he estado y de soñar, algún día, en publicar el diario con estas crónicas. Casi parece en este momento que toda la excursión de hoy ha sido la preparación para este momento de pura felicidad, sin responsabilidades, sin inseguridad, sólo bamboleándome por las interminables curvas de las carreteras. Me llama la atención hoy las columnas rojas pequeñas rematadas por pirámides y unidas por barras blancas que hacen de guarda caudales en la aproximación al Tanque, también, al paso por Genovés, el viñátigo con su montañita de hojas secas en la base al borde de la carretera, más adelante, el cartel escrito en grandes letras blancas en un muro de piedra que dice: “si dudas acelera” y la luz cálida beis sobre Icod y San Marcos, es como una capa dorada que suaviza todo el perfil urbano cayendo por la ladera. El conductor de la guagua nos ha traído fantásticamente bien, una conducción ligera y segura, y la guagua con una amortiguación maravillosa que parecía que veníamos en una alfombra mágica. En Icod (20.11h) me bajo más que cansado pero hinchado como un pez fugu.
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Track orientativo, no obtenido durante la excursión, elaborado después de realizarla
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Cherfe a Mirador de Hilda a La Fortaleza