• Excursión 53. 18 Julio de 2013. Jueves.
Valle del Caidero.
Municipio: Tegueste.
De 17.20 a 19.20h. De 580 a 730 a 580m.
Distancia: 1,6km. Duración: 2h.
Recorrido de un sendero que sube por el valle del Caidero con exploración de algunos caminos laterales y el llano en lo alto de una colina. Visita a la plaza al lado de la torre de la iglesia de Tegueste.
Después de tres excursiones sin avance en nuevos territorios me consuelo con la idea de que al menos estoy afianzando la costumbre de salir. Estoy a la espera de ideas y hoy por fin se me ocurre una: debe haber algún camino para subir a las montañas que rodean Tegueste, hacia Anaga.
El tiempo es estupendo, algo caluroso y con un poco de calima. Hoy he tenido una estresante sesión de revisión de exámenes (de catorce sólo uno logró aprobar). Y para celebrar el fin de la actividad académica me quiero dar una buena zambullida de naturaleza. Conduzco desde la Facultad hasta Tegueste. Por encima de la torre cuadrada de la iglesia tomo una calle que me lleva hasta una pequeña plaza (Arañita) después de atravesar un barranco. Desde ahí sigo en el coche por una calle (Camino el Caidero) que se dirige con ligero ascenso directamente hacia la ladera. Después de un kilómetro termina al lado de un depósito de abastecimiento de aguas donde hay varias fincas agrícolas.
Dejo el coche a la sombra. Ha sido todo muy improvisado y sólo llevo el sombrero y una cámara pequeña de fotos sin un buen calzado para el monte. Me pongo a buscar algún camino ¡lo encuentro! Un trabajador de una finca que aparece me dice que se puede subir por este camino al monte, así que me lanzo sobre la marcha. El sendero se eleva rápidamente sobre las casas, paso al lado unas ovejas que ramonean y me miran interesadas. Estoy emocionado por haber descubierto un sendero. Es claro y se mete en el bosque, tiene un tramo en curva con un viejo muro de piedras, a la sombra. En el suelo hojas secas. Lo del muro me da mucha confianza en que el camino puede llegar lejos.
El día está abrasador, bajo los pinos voy muy bien. Exploro un camino que sale a la izquierda a pesar de que hay un tronco atravesado en el suelo (suelen indicar: por aquí no es, este desvío no está reflejado en el track de la excursión). Subiendo y rodeando un vértice de la loma llego a una vivienda-cueva abandonada. Dentro botellas vacías, spray insecticida, mesas polvorientas, un cuartucho detrás con una cortina, una mesa, algunas sillas ¿sería una vivienda o simplemente un lugar para vigilar las huertas?, si se mantiene intacto dentro de cien años seguro que tendrá interés arqueológico. Regreso a donde el tronco atravesado y sigo, a la derecha, por el sendero. El camino es algo resbaladizo, y muy umbrío, sólo pinocha y tierra suelta. Voy con precaución. Serpentea subiendo y paso por dos barrancos sin agua (el más grande se llama Valle Caidero). Además de pinos hay otros árboles, no son árboles frutales. Esto es puro bosque. Debe ser un antiguo lugar de aprovechamiento forestal, leña para las carboneras. Pero ya no. Ahora este monte es sagrado, no se toca. Después de unos veinticinco minutos de subida empiezo a pasar por algunos claros con vistas, son roquedales en los vértices de la montaña. Rocas desgastadas, muy redondeadas por el paso de la gente que venía al monte y ahora por los senderistas.
En lo alto de la colina hay una bonita vista del valle de Pedro Álvarez, la carretera de subida a Las Canteras y la Mesa Mota. También se ve El Español con sus antenas y los campos marrones. En las últimas excursiones he estado por El Español mirando hacia donde estoy ahora, de un gran salto he pasado a la montaña de enfrente y ahora estoy mirando hacia El Español. Del Teide solo distingo el perfil, la calima borra su relieve y sus colores. Me entusiasman las vistas amplias después de un recorrido por el bosque cerrado. Es bueno transitar entre los árboles y las plantas, pero para mí son mejores las vistas diáfanas. Sigo un sendero por la loma delimitado por piteras, algunas con sus varas altas cayendo. Las piteras le dan un aire muy salvaje al camino, le dan mucho carácter. Creo que antiguamente las usaban para delimitar terrenos. Los pinchos de sus hojas son disuasorios, son la versión antigua del alambre de espino. Este sendero va por rocas desgastadas y con muchos líquenes de colores. Subo por terreno muy denso, de nuevo, de vegetación más baja y más húmeda que en la subida. Diez minutos más tarde lo monótono del camino me resulta poco llamativo y doy media vuelta.
Al volver me fijo más en las manchas de luz en el sendero, es una rejilla irregular de luces fuertes sobre las hojas secas que cubren todo el sendero. Vuelvo inquieto ¿seré capaz de volver a seguir el mismo recorrido? Todavía estoy demasiado inseguro de mis capacidades de orientación en el monte. Aquí no hay ninguna indicación, ningún cartel, nada. Durante la bajada disfruto de bonitas vistas del angosto y encajado valle (Caidero). Vistas desde arriba las casas que hay alrededor del depósito de agua parecen de juguete. En el depósito de agua retorno al coche fresquito. En la bajada y poco antes de llegar a la plaza de la Arañita me paro un momento en un lugar con un cartel que habla del camino de la Orilla (empieza aquí) y la fuente de Las Mocaneras (¿está aquí?). De nuevo caminando voy por la calle Sardán buscando más caminos para subir. Lo encuentro al final de la calle, unos corredores me lo confirman y me dicen que se puede subir a la mesa de Tejina. Otra vez consigo información in situ. Y hoy van dos.
Vuelvo a parar otro momento en la plaza de la iglesia donde una asociación de jóvenes está haciendo una actividad lúdica para niños. La torre de la iglesia, con la tradicional sección cuadrada, me gusta mucho. Esta excursión ha superado todas mis expectativas. Descubrir a lo loco nuevos senderos es casi milagroso. Poderoso refuerzo para seguir.
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Pulsar en el siguiente enlace para descargar el track de la excursión
Track orientativo, no obtenido durante la excursión, elaborado después de realizarla
drive.google.com/file/d/1RoFgzdvs8LFylIG353rrKe_aTgi2Rd0c/view?usp=sharing
Valle del Caidero