• Excursión 1414. 4 Julio de 2022. Lunes. (Anaga 219ª).
Roque de las Ánimas.
Municipio: Santa Cruz de Tenerife
ENP: Parque Rural de Anaga
De 15.20 a 18.25h De 90 a 250 a 180 a 590 a 480m.
Distancia: 6,8km. Duración: 3h 5m.
Recorrido por la ladera interior del roque de Las Ánimas hasta el borde con vistas a la playa, una ladera con muros de terrazas abandonadas. Después subida por senderos oficiales (PR) y no oficiales hasta cambiar de vertiente a través de un túnel
El tema de esta excursión se me había ocurrido hacía tiempo y consistía sólo en subir por la ladera del roque de Las Ánimas. La semana pasada y no sé por qué, se me ocurrió que era el momento de hacerla.
Avisando a mi mujer desde el día anterior por lo temprano de tener que empezar, comemos a la una para que pueda prepararme con calma y no se me olvide nada. Después me entero que la 946 sale a las 14.25 en vez de a las 14.15 y puedo ir más tranquilo.
En Santa Cruz está despejado y algo ventoso, surfistas, bañistas, locales, turistas se suben a la guagua conmigo. Hoy no me emociona en particular la gran travesía por el barranco de S Andrés, pero sí me llega cuando salimos del túnel y bajamos hacia Taganana, que tiene ese aire de Shangri-La, sobre todo en la manera en que llegamos, como si bajásemos en avión a un sitio encantado. Me bajo pasado Taganana a los pies del roque de Las Ánimas en la parada al lado de un bar (Roque las Ánimas). Retrocedo un poco y paso el cauce de un barranquillo (Hoya del Roque) y un poco más arriba me desvío a la izquierda por una calle asfaltada (Lomo Blanco). Que el sol está fuerte lo noto al empezar a subir por esta cuesta considerable. Me echo a la izquierda en la primera calle que puedo (Los Paredones). Un hombre que trabaja con un joven me dice que todo esto es privado, y me señala a una mujer que pinta una puerta. La mujer a regañadientes me deja pasar y me dice que desde el cross todo el mundo cree que puede pasar por aquí. Y es que el verdadero sendero va al lado del cauce del barranquillo, pero está en tal mal estado que por eso he venido por aquí. Resuelto el tema ahora puedo empezar a subir por este viejo camino que va por la parte derecha de la gran hoya entre los roques de Las Ánimas y de Enmedio. Y yo según subo voy observando la gran ladera que pretendo subir, la gran ladera, a la izquierda, bajo el roque de Las Ánimas, una ladera ocupada por viejos muros de terrazas, que se extienden a un lado y a otro del cauce del barranquillo por toda la ladera hasta las partes picudas y verticales del roque. Deben hacer décadas que ya no se cultiva aquí, muchos muros se ven caídos y rotos, otros permanecen intactos, y desgajado de una pared vertical hay una gran torrentera de piedras, cubiertas de líquenes grises.
Subo por el camino estrecho que va sobre piedras y tierras apelmazadas buscando el sitio por donde cruzar el cauce del barranquillo para empezar a recorrer la ladera. Y me cuesta encontrarlo, tengo que subir bastante, hasta una palmera canaria solitaria (210m) para encontrar un paso posible donde hay dos piedras que parecen marcar el paso, no estoy seguro si es un hito o es una casualidad. Fácilmente paso el cauce y empiezo a atravesar por el puro borde una de las terrazas, la vegetación seca, de tabaibas, cornicales, unas pocas pencas, y tasaigos forman masas impasables y tengo que ir subiendo y bajando de terrazas para poder progresar. Los muros son muy gruesos y la mayoría se mantienen en pie. Con dificultad y despacio puedo ir pasando y avanzando. Quiero atravesar la ladera y llegar a un escalón a la izquierda de la parte más cónica e inaccesible, pero me acerco demasiado a un paredón vertical que en su base tienen tremendas masas de plantas que no puedo atravesar, los tasaigos trepadores y los cornicales forman enormes bolas, mitad secas mitad frescas que no puedo ni rodear ni atravesar. Tengo que bajar un poco por muros caídos de terrazas y por los bordes de otras puedo avanzar hasta la base del escalón al que me quiero subir. De arena suelta beis la tengo que trepar usando tanto las manos como los pies y logro encaramarme en unas grandes rocas, pero no a lo alto, sino que tengo que ir en horizontal moviéndome por ellas trepando, bajando y subiendo y tratando de acordarme de por dónde voy hasta que por fin logro llegar a lo alto del escalón (250m). Y aquí la cosa cambia radicalmente porque ahora ya puedo ver hacia el mar. Debajo y hacia la derecha tengo la playa del Roque de las Bodegas y estoy sobre un acantilado vertical. Es impresionante. Apenas hay viento y puedo estar tranquilamente aquí en lo alto. Aunque, eso sí, tengo que afianzar bien mis pies sobre estas piedras irregulares. La mejor vista, la más relajada, al menos, es hacia Taganana y los roques por encima, hacia Taborno. Es una vista particular, diferente. Me quedo unos minutos mirando hacia las lomas en donde se distribuyen los barrios de Taganana. El mar está tranquilo y apenas hay espuma en donde golpea el agua la costa.
Nervioso de estar aquí arriba, todo es tan inestable, empiezo a bajar y voy hacia el extremo buscando otra manera de bajar diferente a por donde subí y parece que la encuentro descolgándome entre las piedras y los cardones pero en cada ocasión llego a una parte con caída por debajo y me tengo que ir echando hacia la izquierda hasta que encuentro una manera de bajar del escalón y puedo ver desde abajo que el extremo por donde quería bajar es una pared inversa. Ahora bajo y me muevo hacia la izquierda por las terrazas, que por aquí tienen menos plantas y atravieso la gran torrentera de piedras grises que están cubiertas de zarzas, pero unas zarzas con muy pocas hojas, puro rejo, unas zarzas muy secas o totalmente secas que puedo pasar pisándolas con claridad porque sé que si las piso mal pueden hacerme resbalar. Los líquenes grises cubren la torrentera de piedras y después sigo por otras terrazas con más plantas en dirección a la palmera por la que antes empecé, pero resulta que la palmera a la que llego es otra, que está unos 15 o 20 metros más abajo. No importa. Está bien en los dos casos. Ahora con lo principal que quería hacer detrás decido subir por el sendero hasta el roque de Amogoje. Es un sendero no del todo claro, no es ningún sendero oficial de Anaga, pero lo sigo bien, eligiendo acertadamente en un par de bifurcaciones y paso unas cuevas (Cueva Blanca), a la derecha del camino y después por casi el borde de la hoya con vistas a la playa del Roque de Las Bodegas y los roques de Afuera y la playa de Benijo. El mar está tan tranquilo, es algo notable. Sigo subiendo en dirección a una torreta de electricidad, la supero y sigo subiendo por un sendero estrecho y claro y me gusta mucho ver el sistema de terrazas por debajo del roque de Enmedio. En las terrazas más próximas a la parte vertical del roque crecen abundantes los brezos, de un verde oscuro. Es prodigioso las grandes extensiones que se cultivaban aquí, en esos tiempos en que Taganana estaba prácticamente aislada de la isla y debía ser autónoma para auto abastecerse en unos tiempos en que debía llover más que ahora.
Según voy subiendo se va cubriendo de nubes, aunque todavía tengo vistas a la costa soleada y me gusta la serie de fotos que voy tomando de las cambiantes perspectivas del roque de las Ánimas contra el fondo de la playa de Tachero y la costa hacia Taborno. Hay un pequeño tramo expuesto por una zona rocosa que me gusta recorrer y después ya subo hasta una bifurcación donde empieza, la derecha, un sendero para subir al roque de Enmedio y yo sigo recto por una zona llana (Gollada Los Roques) y después por rocas llego enfrente del roque de Amogoje, que rodeo por la izquierda para pasar sobre unos viñedos y alcanzar la curva mirador. Varios coches ocupan los arcenes, uno, está desde que pasé con la guagua, un buen lugar para instalarse. El tramo siguiente tiene vistas estupendas a los dos lados y parece ir sobre un cuchillo afilado. Cuando veo la indicación del sendero que sube hacia El Bailadero me decido por seguir por la carretera y atravesar por el túnel.
El tráfico ocasional no me molesta y me gusta ir viendo cómo se adensa la vegetación y cada vez hay más árboles: fayas, laureles, acebiños, sauces, incluso en esta ladera cada vez más vertical por la parte izquierda de la carretera. Y cuando llego al túnel estoy excitado y expectante, es un túnel de 355 metros, larguito y ancho, con claridad en los primeros metros, pero después muy oscuro y cuando pasan los coches hacen un ruido atronador. Me soplas desde atrás un viento fuerte que no es frío que parece llevarme en volandas, saco la linterna para señalizar mi presencia y me asusto un poco al pisar una zona encharcada. Mi linterna no ilumina casi nada y no veo ni la pared más próxima, pero al menos los coches saben que estoy aquí. El paso del túnel me resulta largo y corto al mismo tiempo, mucho más aventurero que haber ido por el sendero al Bailadero. Al otro lado, afuera, el bosque es muy húmedo con grandes laureles y sigo bajando por la carretera de muchas curvas para hacer tiempo y no esperar parado a la guagua. En Payba (18.25h) me paro y la espero subido sobre una gran piedra con una vista fantástica de las curvas que bajan casi pegadas y plegadas sobre sí y las laderas a un lado y otro interminables de nervaduras y barranquillos. Sobre la línea de picos de la cordillera a la derecha destacan los picos del Chiguel, el de la izquierda casi vertical. Un buen remate para esta excursión corta y atípica. La 946 tarda un cuarto de hora en aparecer (18.40h), viene atestada y me siento en la parte delantera y me pongo a escuchar música para escapar de las conversaciones ajenas.
A Santa Cruz llegamos una media hora después (19.16h).
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Track orientativo, no obtenido durante la excursión, elaborado después de realizarla
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