• Excursión 1147. 24 Septiembre de 2020. Jueves.
Tamaimo. El Varadero. Isorana.
Municipios: Santiago del Teide. Guía.
ENP: Sitio de Interés Científico Acantilado de Isorana
De 10.50 a 17h. De 580 a 0 a 110 a 25 a 110 a 0 a 110m.
Distancia: 23,1km. Duración: 6h 10m
Descenso desde Tamaimo por un viejo sendero por el borde del parque rural de Teno hasta Playa Santiago. Por la costa, que en algunos tramos se conserva como era antaño, sin construcciones y con cierto interés, atravieso varios enclaves turísticos (Alcalá, San Juan, Abama) hasta un espacio natural protegido: el acantilado salvaje de Isorana
El trayecto, sin paradas, desde casa hasta El Tanque me lleva 40 minutos (10.05h). Está soleado, aunque con nubes altas, el Teide tiene sombrerito. Dejo el coche tras la iglesia Grande y espero frente a la ferretería. El jaleo usual en la ferretería, ese venir gente dejando el coche en la puerta, la carretilla ruidosa trabajando arriba al lado de las bombonas de butano. Esta ferretería tiene de todo. Esta espera es un momento curioso. Difícilmente me puede parecer interesante este espectáculo, el tráfico es ruidoso, estoy cargado hasta los topes, y cansado antes de empezar y, sin embargo, en cuanto aparece la 460 (10.18h) y me monto se me pasa todo y estoy completamente ilusionado con la nueva excursión.
Me bajo en Tamaimo (10.50h). El objetivo de la excursión de hoy es recorrer la costa desde Los Gigantes hasta Adeje, pero como me parece poco para una excursión de jueves he decidido empezar antes y recorrer un sendero que no he hecho todavía: el PR entre Tamaimo y Los Gigantes. Bien cargado con dos mochilas atravieso Tamaimo (calle Santa Ana, Calle El Agua) hasta salir al barranco (El Molledo) por donde las eras y bien guiado por carteles tuerzo a la izquierda (PR 65) para seguir por el cauce de rocas pulidas por la trasera de algunas casas de aspecto abandonado. Unos cinco minutos y el sendero deja el cauce para seguir por la ladera. Es un sendero más bien pedregoso. A mi derecha la mole de la montaña de Ñifa y a mi izquierda el barranco va ganando profundidad con algunas fincas y depósitos de agua y más allá las casas de Tamaimo. En menos de un minuto tengo a la vista (a la derecha) la entrada al túnel (que atraviesa la montaña y cruza al barranco Seco –excursión 545) que me trae recuerdos emocionantes. En ligera bajada sigo por el viejo camino real y en unos diez minutos largos paso dos senderos (que suben a la montaña) muy cercanos entre sí. Uno de los dos es precioso por lo recto que sube y el doble muro grueso de grandes piedras. La vegetación de aspecto seco pero atractiva de bejeques, tabaibas, cardones, resistente a todo. El cielo de nubes altas realza el aspecto gris de las fincas, poco ocupadas, sólo más abajo empiezo a ver plataneras. Me llama la atención el esculpido de las terrazas abandonadas de la ladera de la montaña. De vez en cuando veo pinos canarios cerca del camino. Los tramos que más me gustan son los más rocosos y en pendiente. El aspecto general es un poco desolador. Debe ser que hoy no acabo de estar sintonizado con el paisaje, que estoy de paso. En el último tercio de este camino el recorrido rodea fincas de plataneras hasta salir a la carretera de Los Gigantes (12h, TF-454). No encuentro la continuación del PR y tengo que seguir por la carretera que rodea por arriba Puerto Santiago (TF-47). Los muchos edificios modernos, la gran factoría turística, aunque ahora en sordina por la falta de turistas, están más allá de los invernaderos y las plataneras que ocupan una gran parte de los terrenos cerca del mar. Es una dura competencia entre plataneras y turismo. Por el pequeño barrio Cueva del Polvo me salgo de la carretera por la derecha y atravieso algunos edificios (El Varadero) y alcanzo la costa. Un paseo marítimo que están arreglando. Un paseo agradable del que a veces hay que salirse por las obras. La costa de cayados y piedras.
El ambiente sigue algo triste, se ha levantado algo de viento, y los escasos paseantes están todos demasiado vestidos. No es un día de playa. Ni de tomar el sol. En el primer saliente que encuentro tras pasar una pequeña playa (Punta Blanca) me giro y tengo una buena perspectiva de los lejanos acantilados con el Varadero derramándose hacia el mar y algunas tiras de fincas de plataneras. Por aquí también veo una curioso edificio, en forma de cubilete invertido, de unos 3 metros de alto, de roca volcánica con una pequeña puerta, es un viejo horno de cal. En esta costa hay varios. Parece la almena de un castillo. Está muy cerca del agua. Sigo por la costa cerca del mar y al pasar un segundo saliente llego a la playa de La Jaquita, una preciosa playa de arena negra con tarima de madera oscura y buenas instalaciones (al lado hay un gran hotel). Un lujo me parece después de la costa de cayados. Se nota algo refinado. Delante del hotel hay una zona de charcas.
Y ya estoy prácticamente en Alcalá, a la que llego tras la siguiente esquina. Es un pueblo pequeño, compacto y algo apelotonado entorno a una bahía rocosa y acantilada. Tiene varios espigones rocosos pero inalcanzables. Bajo hasta una pequeña playita de cayados y después subo a un pequeño promontorio para salir de la ciudad por el otro extremo con otra pequeña playita (Baja Larga). Sigo unos veinte minutos por un sendero ligeramente elevado sobre la costa rocosa y pasando una serie de pequeñas playitas de cayados y charcas rocosas en un día de mar muy calmado hasta llegar a San Juan (13.35h), otro gran centro turístico, más grande y extendido que Alcalá, con menos personalidad. Lo que me gusta aquí es el gran espigón que protege el puerto. Camino hasta el extremo del espigón, elevado sobre el puerto y me quedo a comer aquí con un penetrante olor a gasoil (no me desagrada, todo lo contrario) y el ruido de los motores de los barcos atracados. Tras la pausa (14.10h) sigo por la playa grande de cayados de San Juan que tiene un precioso horno de cal (restaurado), mucho más grande que el otro, con una forma muy escultural y hecho de bloques de tosca amarilla. Sigo por un paseo marítimo ancho y cuidado que se eleva sobre la playa. Tras rodear un pequeño barranco veo al nivel del mar una casa en ruinas, en una pequeña plataforma, una casa de tres habitaciones con puertas rematadas en arco (Galería de Agua Dulce). Al pasar por el sendero muy por encima de la casa veo que había una puerta en un muro, ahora abierta, y una escalera revirada que lleva a la casa, hasta abajo. A la mitad de la bajada por la escalera se me quitan las ganas de bajar, no sé porque, me da una pereza repentina. Regreso al paseo que termina poco después en la desembocadura de un barranco (El Roque). No puedo cruzar al otro lado, es un barranco profundo, y al otro lado hay fincas de plataneras. Malamente encuentro un sendero para subir y después una pista por el borde de una finca. Tengo que saltar de la pista a la carretera (Tf-47) para poder salir de la finca. Sigo hacia la derecha.
En un cierto momento soportando el tráfico algo pesado de la carretera se me ocurre mirar a las alturas y tengo una vista sublime del Teide y el Pico Viejo por encima de las nubes altas. Sigo por la carretera unos diez minutos largos hasta el hotel Abama, que parece un oasis en medio del desierto. Con sus grandes edificios y sus jardines lujuriosos y frondosos. Por arriba de la carretera veo claramente los greenes del campo de golf, con su césped como alfombras. Y las villas lujosas en medio. Puedo entrar y bajar hacia la costa. En la esquina de abajo una escalera baja a una playa (Abama) recoleta y de arena fina, un ascensor para los clientes del hotel también baja a la playa. Yo que no soy nada de playa simplemente lo veo como una curiosidad y sigo dando la vuelta a las instalaciones del hotel. La costa escarpada y más fincas me impiden seguir a la vista de la costa y tengo que rodear por la derecha encajonado por muros de fincas y pasando por debajo de un precioso campo de césped donde veo cochecitos de golfistas para poder volver a salir a la carretera pasando por la puerta principal vigilada y con barrera. Yo parezco invisible, nadie me dice nada.
Sigo por la carretera hacia la derecha y logro encontrar una entrada a la derecha por dónde puedo bajar hacia la costa. Esta parte está resultando muy complicada para ir cerca del mar. Pero me gustan las dificultades, sobre todo cuando las resuelvo. Entre muros de fincas de plataneras bajo unos diez minutos por esta pista de tierra hasta el final de la finca de plataneras. Con la vana/vaga idea de que puede haber un sendero que rodee la finca por debajo empiezo a caminar/trepar/agarrarme al lado de la valla con dificultad creciente. Por debajo tengo resbaladeras y una caída libre de unos 50 metros, esto es parte del espacio natural del Acantilado de Isorana que llega hasta la desembocadura del barranco Erques y continúa un tramo después por el otro lado del barranco. Pero cuando termino de trepar un muro muy vertical de sujeción de la valla/muro de las plataneras y me enfrento a un tramo muy resbaladizo decido darme la vuelta. Mejor es echarle un vistazo al saliente rocoso (Punta de la Tisera) que cada vez he ido viendo mejor según me adentraba.
Regreso a la pista y destrepando y con mucho cuidado logro llegar a la parte final del saliente de La Tisera, con columnas basálticas en una de sus capas. Es lo mejor de todo el día. La roca es gris, redondeada, muy pulida, pero también tiene otras partes agrestes, agresivas, de aristas. Forma una canal el basalto gris y de formas suaves aquí. Cuando me alongo casi en la punta veo que el acantilado, cuya parte superior he estado recorriendo, tiene una gran cueva (Cueva el Lobo) en su base con su pequeña playita de cayados y todo. Además, veo el sitio increíblemente expuesto que he estado recorriendo por debajo de la valla. Me quedo un rato admirando este sitio tan salvaje, que el mar va suavizando y moldeando. Regreso a la pista y después al salir a la carretera sigo a la derecha. La supuesta entrada hacia la costa un poco después está cerrada.
Vale. Ya está bueno. Doy la cosa por concluida (17h). Logro tomar una guagua que me lleva hasta Las Américas. Y de ahí la 460 de vuelta a El Tanque.
Mis expectativas de que lo que tenía planeado iba a ser algo corto han sido muy exageradas. Necesitaré una segunda etapa para llegar hasta Adeje.
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Track orientativo, no obtenido durante la excursión, elaborado después de realizarla
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Tamaimo a El Varadero
El Varadero a Abama