• Excursión 1323. 30 Septiembre de 2021. Jueves.
Degollada Ucanca. Vilaflor.
Municipio: La Orotava. Vilaflor
ENP: Parque Nacional del Teide. Parque Natural Corona Forestal
De 10.44 a 17.35h. De 2140 a 2430 a 2370 a 2470 a 2390 a 2450 a 1280m.
Distancia: 19,6km. Duración: 6h 51m
Desde el Parador del Teide asciendo por un sendero en zigzag hasta una degollada (Ucanca) y sigo por el borde del circo de Las Cañadas por senderos no claros del todo hasta cerca del roque del Almendro al que no puedo, no sé, acceder. Después bajo por senderos hasta la carretera de Vilaflor y por senderos, caminos y pistas llego hasta Vilaflor. La supero y en la carretera a Arona me paro para tomar una guagua
El día anterior, miércoles, me he tenido que quedar en casa, sin salir de excursión, me sentía todavía muy cansado. Por la noche, sin embargo, la perspectiva de quedarme en casa en jueves me resulta insoportable, así que me pongo el reloj para las ocho y cuarto y antes de dormirme me decido por una excursión por el filo de Las Cañadas, una que rodea el roque del Almendro. Toda esta semana he estado haciendo excursiones que no estaban en la lista.
Hoy jueves, al levantarme, ya me encuentro mejor y animado. Mi rutina me salva, tengo tan interiorizado los premios y las aventuras de las largas excursiones de los jueves que eso me impulsa. A ritmo desayuno y preparo el sándwich y todas las demás cosas que necesito para la excursión. Le dejo escrito a mi mujer mi recorrido. En coche voy hasta La Orotava. Dejo el coche en el aparcamiento y me monto en el primer taxi de la cola. El conductor es muy discreto y apenas intercambiamos un par de frases en todo el recorrido hasta el parador de Turismo donde me deja (piensa que me voy a alojar ahí) en un día estupendo, qué bien, despejado, con poco viento (10.44h, 2140m 50€). Es una verdadera pena que la guagua que subía aquí siga sin servicio. Y 50 euros es dinero, pero yo tengo las cosas claras, el dinero está a mi servicio, no al revés. Preferiría subir en guagua, es más anónima, mucho más barata, tiene mejor ambiente, y mejores vistas, pero el taxi también tiene lo suyo: horario a medida, y tarda la mitad de tiempo. Carpe diem. Ah, y del taxi se baja uno mucho más cómodamente.
Unos pocos turistas despistados deambulan por aquí y yo ya muy concentrado encaro y empiezo por el sendero 4 del Teide en dirección a la degollada de Ucanca, a la derecha de la gran montaña de Guajara. Muy concentrado hago el tramo llano con firme irregular sin fijarme mucho en el entorno que ahora lejos de la temporada de floración no me llama la atención. Cruzo la pista de las Cañadas y empiezo a subir hacia la montaña cónica, con ligero desnivel, y cuanto más sube más empinado se vuelve con zigzags cada vez más frecuentes y según subo voy contando las veces que he subido, que he pasado por aquí, me sale que está es la sexta vez que subo este camino y qué diferencia de la primera vez (excursión 169), ahora ya lo tengo automatizado y me relajo cuando el camino va bajo el risco y a la sombra, un poco antes de coronar en la degollada de Ucanca (11.30h). Me ha llevado 45 minutos. A pesar de mi cansancio de la semana mi cuerpo está acostumbrado, muy hecho, a estos esfuerzos. Me siento bien. El recorrido ahora hacia el sombrero de Chasna es bastante llano, con algún sube y baja. Es sólo la segunda vez que hago este recorrido por el filo de la caldera, esta zona es poco frecuentada. Me asombran los riscos en las laderas de la montaña de Guajara con sus zonas blancas de piroclastos. Este lado del circo es más antiguo y más heterogéneo que la zona entre Guajara y el Portillo. El viento nunca llega a ser realmente molesto, además, me quita la sensación de calor. El paso bajo un risco rocoso (por la izquierda) es un poco tortuoso pero marcado con hitos no resulta difícil.
De vez en cuando veo las plaquitas metálicas verdes del sendero 31. Me llaman la atención unas plantas pequeñas de flores amarillas de pocos pétalos, las fotos salen un poco movidas porque el viento las mueve constantemente (más tarde me entero que son turgaites, un endemismo canario, de la familia de las margaritas). Los abundantes tajinastes rojos secos animan las laderas de caída suave hacia Vilaflor (Mesa de Ucanca), los tajinastes siguen bien enhiestos y de su gran cono solo quedan los filamentos blancos que resisten mucho antes de que el viento los tumbe. También y aleatoriamente veo rosetones verdes de tajinastes rojos, la cosecha del año que viene, estas plantas una vez que florecen mueren. Abundan también los rosalitos salvajes que son ahora arbustos esféricos dorados, ya hace meses que florecieron. Las retamas no alcanzan un gran tamaño como lo hacen en el llano de las Cañadas, pero también añaden formas a la ladera. Lo mejor y más emocionante es ver un moralito, una mata verde baja que puede ocupar un metro cuadrado de hojas verdes color oliva, tiene un aspecto estupendo, y tiene un par de pequeños frutos rojos. No me atrevo ni a tocarla, nunca lo había visto tan cerca, sólo par de veces, pero de lejos. Los malpica cabezote también están secos, no así un pequeño alhelí con flores lila, sólo uno veo y algunas fistuleras de cumbre.
Localizo un pequeño refugio circular (probablemente una construcción guanche). Gran parte del recorrido es por el puro borde con vistas diáfanas al llano de Ucanca, abajo y, por supuesto, al Teide y al Pico Viejo. Tengo que rodear por la izquierda una montañita por un sendero apenas visible, y esto me da la oportunidad de descubrir un gran cedro, a lo lejos, dentro de un peñascal. De nuevo en el borde, frente al sombrero de Chasna en un mirador (12.48h), me entretengo un rato en descifrar, sólo mirando, por dónde va un sendero que baja al roque del Gato y a la carretera. Me gustan las lajas fonolíticas (producen un sonido metálico al golpearlas) que parecen estar recogidas en montones en los alrededores del mirador. En el pequeño vallecito entre el mirador y el sombrero de Chasna hay grandes retamas, alargadas y muy verdes.
Ahora empieza para mí de verdad la excursión y es que mi objetivo de hoy es recorrer un sendero que sigue por el filo, rodea el roque de Los Almendros, sube al Sombrero/La Sombrera (que no es el Sombrero de Chasna), y rodea El Sombrerito (otro roque con nombre parecido) para bajar a la carretera. Lo mejor de este sendero es lo cerca que va del borde superior de la gran caldera, por el puro filo, con varios miradores notables y pasando algunos picachos. Tramos muy claros se alternan con partes sobre lajas, aunque con hitos y sin cambios notables de altitud hasta que llego a un saliente por donde ya no puedo seguir. En línea recta tengo un muro coronado de picos puntiagudos, que no podría pasar ni por su lado externo (baja hacia el llano) ni por encima (demasiado estrecho). Por la izquierda quizás podría seguir tras destrepar una pequeña pared, pero no lo tengo claro, hoy no me traído un mapa con líneas claras de nivel, el que me he traído (de OSM) es muy burdo para entender la orografía. Me doy la vuelta, pero tras unos cinco minutos regreso al saliente para un segundo vistazo y llego a la misma conclusión: me hace falta un mapa mejor (por la noche, en casa, me doy cuenta de que había que seguir por la izquierda destrepando, imprimo un mapa detallado). Lo dejo para otro día. (Mi manera de afrontar estos retos se basa en tener mejor información y lanzarme a la aventura diciendo algo así como: si se supone que el camino va por aquí lo busco. Sin esa suposición es demasiado arriesgado).
Regreso definitivamente por el filo hasta el sendero 31 y empiezo a bajar por una ladera pelada amarillenta por un camino arenoso y resbaladizo (hacia la carretera de Vilaflor). Me pongo a comer según bajo, no paro. Después de la ladera amarillenta entro en el pinar que me da algo de sombra. En una bifurcación con indicaciones confusas sigo recto bajando. La pendiente es suave, es cómoda para comer despacio. Lo que más me gusta de esta bajada es un tramo largo por una pendiente suave de lascas fonolíticas por donde el sendero va en zigzag. Me gusta el color gris acerado de las lascas, también sus formas: alargadas y planas. Creía que era más corto este sendero y me gusta que dure y dure y sea tan revirado. En otra bifurcación (ya cerca de la carretera) sigo a la derecha y llego a la carretera (15.19h) por un sitio con varias viejas casetas de muros preciosos hechos de lascas fonolíticas. Bajo por la carretera de la que me salgo en cinco minutos por la derecha por una pista, por donde también va una tubería metálica, a tramos cubierta de piedras, que más abajo va (a la derecha) por un sendero bien marcado de piedras, pero yo sigo por la pista, muy erosionada, muy deteriorada y en partes totalmente destruida.
Me gusta ir lejos de la carretera. Prefiero esta pista de suelo incómodo y pedregoso al asfalto liso. En un pequeño llano descubro los muros de una docena de casetas alargadas ¿qué serán?, son pequeñas y de muros muy bajos con una abertura en el lado corto: ¿serán de pegueros, de pastores? Después enlazo con una pista de firme bueno que dura poco, tras una salida a la carretera (justo por el sitio donde está, a la derecha, la torre de incendios de Los Topos) el firme vuelve a ser peor y al llegar a un barranco (La Magdalena) se termina. Afortunadamente me acuerdo de otra excursión (la 850) de un sendero que lo cruza. Ok. Enseguida lo encuentro, aquí está el sendero que baja al cauce, lo cruza por una zona pedregosa y remonta al otro lado. Esta es una zona de escobones y pinos. El sendero va por una antigua pista y a veces es más estrecho y otras más ancho, pero siempre lejos de la carretera y siguiendo su forma y sus curvas. No quiero bajar a Vilaflor por donde subí en la excursión 850, así que cuando paso esa bajada (hay otra un poco antes) sigo por la pista (camino ancho) hasta una bifurcación donde tomo a la derecha (no estoy nada seguro de que tenga salida, al menos eso es lo que indica el mapa de Alpina, pero me acuerdo que en el mapa de OSM sí la había). Va bajando describiendo curvas y en una curva fuerte a la izquierda veo un sendero que sale a la derecha, ok, por aquí es, fantástico.
El camino está bastante degradado por el paso, probable, de motos. Muchas piedras sueltas, el suelo de tierra. Al menos el bosque está intacto, de escobones y pinos. Va por una ladera cada vez más pendiente, la ladera, no el camino que va bajando con el mismo desnivel aproximado y sólo las partes más llanas tienen el firme en buen estado. Es largo, baja más de 200 metros de desnivel. Oigo el sonido de las terribles motos de cuatro ruedas (los quads) que van en grupos en la carretera cercana. Y se oyen retumbando en cada curva. Me encanta cuando ya estoy abajo en la carretera. Sin una idea clara de cómo continuar callejeo por el pueblo de Vilaflor por calles laterales a la izquierda de la carretera principal. Nada emocionante. Lo mejor los molinos que hay al principio de la bajada. No se nota hoy, con este buen tiempo, el frío que debe hacer aquí por la noche, sea cuando sea en el año. Llego a la gasolinera y sigo bajando por la carretera por este paisaje de planos horizontales que me resulta poco interesante, con fincas cultivadas acá y allá. Llamo por teléfono a Titsa y cuando me dice (Sergio) que una guagua sale de Vilaflor a las cinco y media simplemente bajo por la carretera y cuando ya veo que son las 17.34h me quedo parado en la carretera cruzando los dedos para que la guagua se pare sin estar yo en una parada. Al minuto viene, le hago señas, me pone el intermitente, le doy las gracias muy efusivamente y me siento por atrás.
Es la 482 que lleva algunos excursionistas. Cuando espero que siga recto al atravesar Arona tuerce a la izquierda para hacer un largo recorrido por Chayofa y la Camella. Me acuerdo de otra vez en esta línea. Me gusta ir observando las diversas cosas que ya conozco, el roque de Vento, anguloso y plano cuando lo veo desde arriba ahora se agranda cuando lo veo desde abajo, imponente. Me pongo a leer el periódico que compré por la mañana aprovechando que el taxista paró a repostar. Así me voy aplacando, tranquilizando asumiendo como inevitable este largo rodeo. Me bajo en Los Cristianos (18.25h), casi una hora de guagua. En la estación reina el jaleo habitual, en esta sui géneris estación que se distribuye a lo largo de una gran acera. Afortunadamente no tengo que esperar mucho a la 110 (18.32h) que acabamos de llenar los que nos montamos aquí.
Además del periódico ahora me pongo a escuchar música. Cuando termino de leer echo vistazos al paisaje y me gusta apenas reconocerlo mecido por la guagua, casi en una ensoñación, como ir despertándome de improviso de una siesta repetidas veces. Y es que saber lo que me falta, un montón, me adapta a mi nuevo estatus de viajero, de pasajero eterno. Con la habitual rapidez de esta línea llego algo repuesto a Santa Cruz (19.29h). No veo la 108, la mejor. Me monto en la 015 (19.38h), en el último momento y antes de que salga me bajo para montarme en la 103 (al Puerto, 19.40h). Cuando estamos saliendo de repente veo que la 108 ha salido antes que nosotros. Debe ser el conductor de la 108 de esos conductores que están apostados enfrente, no en la parada, y vienen en el último momento a la parada, toman los viajeros que están ahí, cierran las puertas y salen disparados. ¡Maldita sea! Subo algo en vilo mientras vamos acercándonos y alejándolos de la 108 por la autopista. Definitivamente el de la 108 va follado. En La Laguna me bajo como el rayo de la 103 y ya me tranquilizo cuando veo la gran cola de estudiantes que van a subir a la 108. Ocupo el último asiento al final de la guagua (20h). Esto va hasta los topes, abarrotado. Pero, misteriosamente, me gusta, me gusta este rebundio. Rodeado de estudiantes, qué nostalgia. Todos ellos varones y todos ellos inclinados sobre sus móviles. Debajo de mí uno está sentado en la plataforma y me maravilla ver cómo maneja su móvil para ver pequeños trozos de vídeo, chatear, jugar con pantallitas que se desplazan solas y sus dedos, que parecen de lémur, moviéndose con precisión por la pequeña pantalla. No me extraña que estén enganchados. Mientras fuera, es completamente de noche, no veo nada de nada, no sé por dónde vamos, sólo dos lugares particulares sí distingo: la gasolinera del campo de golf y la gasolinera del Bohío (La Matanza), lo demás es pura oscuridad y mecimiento. Las ventanas están abiertas y un viento polar me azota la cara, me protejo el cuello con mi mano como una suerte de bufanda. Este traslado desde Vilaflor es casi como otra excursión. Cuando cesa el viento ya estamos en la rotonda de La Orotava y ya me relajo porque estamos llegando. Me bajo deprisa (20.25h). Qué fuerte. Esta parte también me ha gustado. Este sacarme de mis casillas, de estar al albur me gusta. En el aparcamiento reina la paz, apenas quedan coches. El empleado es muy amable, se equivoca una vez con mi tarjeta. Es como una bienvenida. En mi coche después de haberme frotado el gel alcohólico en las manos vuelvo a estar en control de mi vida. Y vuelvo deprisa a casa y llego justo cuando mi mujer está aparcando su coche delante de casa.
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Track orientativo, no obtenido durante la excursión, elaborado después de realizarla
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Parador a Degollada Ucanca a Ruta Filo a alrededores Roque Almendro
Descenso a Vilaflor