• Excursión 1437. 20 Octubre de 2022. Jueves.
Lomo Volcán Maretas. Samara. Cascajo. Santiago
Municipios: Guía. Santiago
ENP: PN del Teide. Parque Natural Corona Forestal. Reserva Natural Especial Chyniero. Parque Nacional del Teide
De 10.25 a 16.05h. De 1870 a 2000 a 1630 a 1670 a 920m.
Distancia: 18,3km. Duración: 5h 40m.
Desde el volcán de Samara en la parte baja del Parque Nacional del Teide por senderos señalizados y no señalizados enlazo por casualidad con un sendero poco claro y precioso guiado por hitos hasta lograr llegar a la pista BC-1. Rodeo el volcán del Cascajo y por senderos muy complicados salgo a la carretera del Teide. La recorro un tramo y me meto por otro sendero poco claro hasta confluir con un sendero PR y por él descender hasta Santiago
Mi objetivo hoy es recorrer un sendero paralelo a otro que hice recientemente (excursión 1429). Para acceder a esos senderos hay que tomar uno que empieza al lado del volcán de Samara (en la parte alta de Guía de Isora). Tengo la sensación de que es la temporada perfecta para visitar esta zona, en otoño y con días despejados, sin el agobio del verano en la montaña alta. El sendero que hice y el que quiero hacer empiezan en la parte baja del Parque Nacional del Teide.
Logro llegar a Icod bastante temprano (9.09h) para tomar la 325 (9.15h) que viene del Puerto de la Cruz y va hacia Los Gigantes. En la larga travesía por las medianías de Icod (Las Canales, Genovés, San Juan) y por El Tanque ya voy disfrutando de este maravilloso día despejado en el que puedo ver perfectamente el perfil de la isla de La Palma, algo no muy frecuente de contemplar. Después viene la larga subida hasta el puerto de Erjos y la sinuosa bajada a Santiago, donde siguen trabajando en el túnel y donde me bajo (9.56h). Enseguida consigo un taxi. Por el túnel que empieza en Santiago me lleva hasta Chío y de ahí sube por la carretera del Teide (TF-38) hasta la montaña de Samara (km 8, 10.26h, 33 €).
No conozco una manera más ligera y eficiente de llegar a esta buena hora (las diez y media de la mañana) sin tener que haberme levantado demasiado pronto (a las siete y media). Ha salido todo perfecto. Todavía no lo sé (no tengo el trayecto que voy a hacer totalmente definido) pero voy acabar, tras unas seis horas, concluyendo la excursión en Santiago. Aquí arriba, al lado del volcán de Samara, el cielo está despejado y hace muy buena temperatura. Echo a caminar por un sendero señalizado del Parque Nacional del Teide, el PN 13. En ligera subida y tras unos 300 metros tuerzo a la derecha (a la izquierda se va a la cima de Samara). El sendero es claro y va por un pinar poco denso con pocas plantas en el sotobosque, algunas retamas y unos pocos codesos. Las vistas son buenas y diáfanas hacia una sucesión de campos de lava y conos volcánicos. Voy por la izquierda de una elevación alargada y pronto llego a la base de otro volcán (Botija) donde hay más retamas y más altas. Primero el sendero se echa a la derecha y después tuerce, a la izquierda, en un ángulo de 90º y comienza a ascender la ladera del volcán. La arena suelta del suelo dificulta la subida.
Tal como me ocurrió en la excursión anterior por aquí (la 1429) no localizo el sendero que se desvía por la izquierda del PN 13 y que es el que debo tomar. Se desvía aproximadamente en los 2000m, pero no lo encuentro. Una vez que me doy cuenta de que me he pasado me salgo por la izquierda y empiezo a ir campo a través por un terreno un poco agreste, de escorias y vegetación baja hasta que tras unos cinco minutos lo localizo. Está más abajo. Desciendo y cuando llego al sendero y sólo por curiosidad lo recorro hasta su inicio, hasta el punto que se desvía del PN 13 (este rodeo no está reflejado en el track de la excursión). Una vez que llego al PN 13 y desde él miro por donde empieza el sendero compruebo que es muy evidente, no sé cómo se me ha pasado. Vale. Empiezo a recorrer el sendero. Es bastante llano y claro. Pasa por diversas zonas de vegetación y rocas y en unos cinco minutos, antes de lo que pensaba, localizo, en una pequeña lomita (1990m), un sendero que baja (hacia la izquierda). Sin pensármelo dos veces me salgo del sendero por dónde venía y empiezo a bajar por este. Instintivamente me gusta que vaya por una loma más bien ancha (Lomo Volcán de las Maretas), me parece un trazado muy natural para un sendero. Va por el borde derecho con vistas a un valle alargado con vegetación baja dispersa y zonas de lavas. Pronto empiezo a ver hitos en el sendero.
En los 1900m aprox. empiezan los pinos y sigo bien por la loma. Y cuando la loma deja de ser tan evidente los hitos me indican bien por donde ir. Pero algo me empieza a inquietar cuando tras tres cuartos de hora por el sendero no llego a una pista que es a donde, según el mapa, va a dar este sendero y que según mis cálculos debía haber llegado ya (una distancia en línea recta de un km). Ya me doy cuenta de que no voy por el sendero que quería, pero al mismo tiempo me alegra porque es un sendero, este, que no viene en ningún mapa (más tarde, en casa, con el ordenador lo encuentro en Wikiloc). Y ya me dejo ir. No sé dónde estoy, pero lo doy por bueno. Los hitos me guían a algún lado. En algún momento, no sé en qué altitud, encuentro un sendero que sale a la derecha (y que debe ir hacia el que yo quería) pero no lo investigo. Sería ir doblemente perdido. Prefiero aferrarme al sendero por donde bajo. Y sigo por él. Me maravilla el trabajo que se han tomado algunas personas para señalizar este sendero tan exhaustivamente. Sin los hitos sería muy complicado ir por aquí, a veces hay loma, a veces no. En los 1780m aprox. cuando llego a una zona algo más llana, sin pinos y, de repente, dejo de ver hitos. Es lo mismo que me pasó en la excursión 1429. Menos mal que el mapa de Alpina que llevo es bueno y ahora me ubico por dos volcanes que tengo hacia abajo, uno más grande (a la izquierda): la montaña Grande de las Cuevitas. Y otro más bajo a la derecha: la montaña Chica de las Cuevitas.
Sigo bajando y paso entre los dos volcanes, de formas muy regulares, dos conos perfectos. El terreno es más uniforme, de arena algo suelta. Y después de rebasarlos sigo bajando en una zona de más vegetación y llego a una pista (BC1, 1670m), a la derecha de un gran volcán (Cascajo). En este último tramo me ha ayudado las últimas el recuerdo de las últimas excursiones por la zona (1429 y 1431). He reconocido bien la forma del volcán del Cascajo desde arriba. Cuando miro el reloj me sorprende ver que es la una menos cuarto. Me ha llevado unas dos horas recorrer ese sendero (unos cuatro km y medio). Es increíble, me resulta demasiado tiempo.
Ahora aquí en la pista parece que empiezo otra excursión. Me echo a la derecha por esta pista ancha y cómoda rodeando un volcán y en unos dos minutos me salgo por la izquierda por un sendero poco visible y señalizado con un hito. El sendero se va separando de la pista. Llego a una hondonada amplia y de perfiles suaves bajo la protección de los pinos. El sendero se va echando a la izquierda y cuando pienso que voy a seguir por el bosque de pinos me encuentro con una lengua de escorias ancha y terrible. No veo ninguna señalización que vaya en la trazada del sendero que tengo en el mapa, sólo un mar de piedras atormentadas, es como un mar agitado y fosilizado. Me desplazo por todo el frente y por fin, veo a la izquierda hitos. Empiezo a seguirlos. Están espaciados y me tengo que detener cada poco hasta que veo el siguiente. No van por donde yo quería ir, tampoco en la dirección contraria. Pienso que puede ser un rodeo. Los hitos me van llevando entre piedras muy altas y por un recorrido más que caprichoso que se va echando más y más hacia la izquierda, hacia la falda del volcán del Cascajo, y además sube, no desciende. Llego a un trozo de bosque pequeño con pinos y arbustos, que enseguida atravieso y aparezco en una ladera sin apenas vegetación de arenas de grano fino. Sin sendero empiezo a ir hacia abajo y alejándome del volcán del Cascajo y, pronto, encuentro, un sendero, que aparece y desaparece. Lo bueno es que ya empiezo a descender atravesando un pinar poco desarrollado. (En esta parte mi track de la excursión debe ser bastante aproximado). Más o menos recto y bajando me voy encontrando bifurcaciones y cruzo senderos, no los investigo y bajo hasta alcanza una pista y un terreno que parece para practicar motos y coches todo terreno. Erosionado y removido, sin apenas vegetación. Es sorprendente. No es que vaya mal del todo, pero me molesta no saber dónde estoy, parece que es mi sino en la excursión de hoy. Lo acepto. Bajo y doy a una pista (1620m) que va en paralelo a la carretera del Teide (TF-38) y en unos cinco minutos después de un giro brusco a la izquierda converjo con la carretera del Teide (13.45h, km 14 de la carretera).
Me gusta alcanzar la carretera, tan recta, de tan buen firme, de arcenes amplios y donde voy seguro. No pasan muchos coches y los que pasan van más bien despacio. A la izquierda el paisaje es una mezcla de escorias volcánicas y pequeños pinares. Es un paisaje muy expansivo y abierto, la carretera lo realza, tengo la sensación de poder ir a cualquier lado. Bajo por la carretera hacia una gran curva. Ahora mi objetivo es encontrar un sendero que no supe localizar en una excursión que hice en marzo de este año (la 1389). (Ese sendero debe empezar al final de la gran curva y por la izquierda de un volcán (Los Poleos). Un volcán ancho que destaca poco en el pinar denso. Después el sendero va hacia la montaña de Bilma y después hacia Las Manchas (en Santiago del Teide).) La curva parece infinita y cuando termina hay un mirador donde siempre suele haber turistas contemplando un maravilloso caos de grandes corrientes de lava. Hoy también. Un poco antes del mirador me meto por una pista que sale a la derecha en oblicuo con respecto a la carretera. En uno o dos minutos encuentro a la izquierda un sendero. Me meto por el sendero, no es muy claro, pero puedo avanzar. Sé que debo confluir con un camino mejor justo donde hay un hito de forma puntiaguda hecho con muchas piedras. El sendero por donde voy se cierra por momentos. Por fin, llego a otro camino mejor y me echo a la izquierda, pero no es este el que estoy buscando, no está el hito puntiagudo. Este segundo camino no va recto, sino que serpentea, baja, sube, y lo puedo seguir gracias a su trazado, y a unos pocos hitos que me voy encontrando. Es un pinar tan denso que no es posible mirar a lo lejos para buscar referencias, se trata de seguir el sendero. Y en un cierto momento lo dejo de ver en una zona con pocos pinos. Me cuesta un rato recomponerme psicológicamente y no dejarme llevar por el pánico. (Aquí me hubiera venido muy bien una brújula o mejor todavía un dispositivo gps). Rehago un poco mis pasos y concentrándome logro encontrar la continuación correcta del sendero. Y, parece que, como premio, pronto confluyo con el sendero mejor donde está el hito puntiagudo. (En el mapa todo esto parece una nadería, muy poco terreno, un km desde la carretera en línea recta, pero en la realidad es larguísimo).
Me echo a la izquierda y ya me puedo relajar, el camino es bastante bueno, aunque no del todo, tiene algunas zonas algo confusas, pero en comparación con el primero y el segundo es mucho mejor. Lo bueno del pinar es que me da sombra y puedo progresar. A veces atisbo la ladera (a la derecha) del volcán de Los Poleos.
Y no sólo encontrar el sendero es bueno, sino que puedo darme cuenta y ser más consciente del maravilloso día que hace hoy y sentir el olor de los pinos y el ozono. Tras unos diez minutos largos por el sendero que cada vez aprecio más llego a una pista por una zona más llana y la sigo hacia la derecha. Esto ya es coser y cantar. En realidad, me da la impresión de que ya la excursión se ha terminado y esta es la fase de retirada, larga, pero retirada, en la que ya no valoro tanto ni me fijo tanto en los sitios por donde paso. En cinco minutos llego, en perpendicular, a un camino ancho (PR 43.3, 1360m). Y empiezo a bajar por él. Entre escobones altos y pocos pinos empiezo a tener vistas a algunas montañas, a una alargada a la derecha (Montaña Aguda), no me molesto en mirar el mapa, el sendero me lleva. En unos diez minutos y antes de que el sendero haga una curva a la izquierda aparece la montaña de Bilma, unos de los volcanes más altos de esta zona. El sendero sigue a la derecha después de una bifurcación y sigue en suave bajada por un terreno más llana donde antaño se cultivó. La vegetación es más variada y destacan los poleos en flor, como de un metro de alto y muy redondeados cubiertos de pequeñas flores blancas. Los cerrajones están de capa caída, con sus grandes varas caídas. Empiezo a ver almendros. Esta zona es famosa por sus almendros de flores rosadas, hay un circuito para ver los almendros. Enseguida cruzo el canal de Vergara por una zona de coladas volcánicas, un malpaís extenso.
Después cruzo una pista y sigo por entre cercados altos de piedras negras y el malpaís. Me impresiona que los antiguos sacasen provecho de estos terrenos. En un cruce de caminos sigo a la derecha (a la izquierda va el SL 60 hacia Arguayo) por una zona terrible de rocas volcánicas por un sendero cubierto de gravas gruesas. En dos minutos llego a las faldas de la montaña de Bilma y tuerzo a la izquierda en una bifurcación. Por aquí se ven muchos escobones, algunos secos intactos conservando su forma, debe ser el tiempo seco que los conserva como a momias. Las yerbas altas están secas, todavía no han salido las nuevas. Por el camino ancho voy bajando rodeando el volcán de Bilma.
Tras rodear por entero Bilma paso por unas antiguas canteras que ahora están usando para almacenar los residuos de las obras del túnel de la circunvalación por Santiago. Sigo recto en un cruce y después (1040m) me echo a la izquierda y voy a dar a una carretera (980m, TF-375) pasado el pueblo de Las Manchas. Voy acortando y atajando lo más que puedo para ir lo más directo que puedo a Santiago. Por aquí también se ven muchos almendros, todavía tardarán un poco en sacar las flores. Y también sigo pasando por zonas de coladas volcánicas. Tras unos diez minutos y antes de alcanzar una rotonda grande me desvío por la derecha por una carretera secundaria. El día sigue maravilloso, despejado, alegre, impresionante. Yo ya voy bastante cansado, me mantiene el paisaje. Esta carretera llanea con vistas hacia las casas de Santiago. En quince minutos llego a una calle estrecha y enseguida llego a la plaza del pueblo donde está una iglesia renovada (16.05h). El sol cae a pico por todos lados y me cuesta encontrar un lugar donde sentarme para esperar la guagua. Me entretengo comprando agua (con gas fría y del tiempo sin gas) que mezclo y bebo con ansia. Se me hace un poco larga esta espera. Parejas de turistas deambulan y entran y salen de la iglesia.
Cuando por fin llega la 460 casi la pierdo y eso que estaba en la parada. Hubiese sido una tortura esperar a la siguiente (dos hora y media). Sentado en la guagua todo cambia de repente y me encuentro de maravilla, un estado de ánimo que me va a durar unas 24 horas, en la que todo me parece interesante y no me duele nada.
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Track orientativo, no obtenido durante la excursión, elaborado después de realizarla
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