• Excursión 520. 23 Septiembre de 2016. Viernes.
Vera de Herques. Guía de Isora. Aripe. Chirche.
Municipio: Guía de Isora
ENP: Paisaje Protegido Barranco de Erques
De 12.25h a 18.10h. De 570 a 965 a 570m.
Distancia: 10,4km. Duración: 5h 45m
Por sendero señalizado, antiguo camino real, voy de Guía a Aripe y a Chirche. Paisaje de escorias y de agricultura abandonada. Recorridos urbanos por Guía y los dos pueblos de las medianías altas. Veo gran cantidad de eras y algunos viejos hornos de teja. Conversación con dos locales sobre las tejas
Excursión de FF. Día gris por la mañana y soleado por la tarde.
Antes de empezar con la propia excursión me paso primero por Vera de Herques para ver el barranco de Herques (Erques/Erque) que es un Paisaje Protegido y además, el límite entre Adeje y Guía de Isora, tal como el barranco de Erques entre Güímar y Fasnia es también un espacio natural protegido y el límite entre dos municipios. El día está gris y apagado cuando me asomo al borde del barranco y me impresiona, es brutal por su verticalidad. Se distingue un sendero en la otra ladera. Lo dejo para el día siguiente. En la placita del pueblo me paro a hacerle una foto al cartel de un recorrido (Pino Redondo) al lado de un colegio de niños pequeños. Al momento se acerca un niño de unos cinco años que lleva una carretilla llena de peluches. Me pregunta: ¿Qué haces? … ¿Por qué? … ¿Por qué hablas raro? …Se va. Inmediatamente después una niña sonriente ¿Por qué estás aquí? … ¿Cómo te llamas? … Vuelve a sonreír y se va. Las dos profesoras que las cuidan comentan que debido a las nubes puede que hoy no haya internet. Otros niños juegan. Una escena completamente tranquilizadora. Me voy.
En Guía de Isora dejo el coche al lado de la carretera general y el centro cultural donde una empleada muy agradable (María, 922851222) me da varios folletos de excursiones por Guía. Me doy un paseo por la parte antigua de la ciudad, por las calles de Arriba y de Abajo donde hay carteles informativos sobre varias casas antiguas del XIX y del XX. Callejeo por las calles de Mentidero, Almacigo. La calle de Arriba tiene muchos comercios grandes cerrados. Parece que es una calle caída en desgracia… comercial. Sólo una tienda de ropa se mantiene abierta. Me recuerda a una calle en Icod, con un aire un poco anticuado, de los 60. El pequeño barranco (Aripe) está completamente encauzado y muy limpio, veo una cuadrilla de limpiadoras terminando. Este barranco se ha desbordado algunas veces arrasando la ciudad. Me meto en el edificio de servicios sociales del ayuntamiento para curiosear por dentro una casa antigua. Me gusta mucho esta parte de la ciudad que tuvo que ser muy importante en el XIX y en parte del XX por la agricultura. El sendero PR-TF 70 muy bien señalizado empieza al lado de la plaza donde hay una iglesia, el ayuntamiento y el local de la policía. Callejeo (Sebastián Afonso, El Tagoro, Las Britas). Una vez fuera de la ciudad transcurre por terreno de escorias donde me llama la atención ríos de tuberías y una era (12m Ø) en muy buen estado.
Después sigo ascendiendo pasando por terrenos abandonados y reclamados ahora por la vegetación autóctona. El día gris le quita mucho encanto al paseo. Llego a Aripe (13.32h, 740m) y subo hasta la plaza (con iglesia) que tiene un hermoso mirador. Este pueblo tiene un cierto encanto por sus casas antiguas. El mirador es bueno y las vistas diáfanas. Descubro un camino por encima de la iglesia a los pies de un eucalipto y subo por escoria negra hasta un grupo de almendros donde hay muritos de piedra formando recintos. La escoria suena a hueco al caminar por ella y hay muchos cilindros de cartón que es lo único que queda de cohetes y de una fiesta. Al bajar descubro una gran era al borde de la carretera. Deshago el camino hasta el principio del pueblo para seguir por el sendero que se dirige hacia una loma. Enseguida veo un horno de tejas y una era al borde del camino. Después el camino transcurre por un sendero claro sobre terreno rocoso cómodo porque no resbala nada. Allí me cruzo con un hombre fornido que viene paseando con dos perros (cruce de chau chau y pastor alemán) muy tranquilos. Es muy comunicativo y me cuenta cosas del lugar, él vive en Chirche. Está a cargo de varias casas compradas por extranjeros, y que un hermano suyo descubrió una cueva en el Teide con momias guanches que ahora están en el museo. Me enseña unos grabados rupestres guanches que son tiras verticales grabadas en rocas en un lugar hacia el barranco donde se ven algunos almendros en el fondo. Recuerda cuando todo aquello estaba cultivado. Me habla de una fiesta de puertas abiertas que se celebra en Chirche. Se llama Marcos y tiene 45 años.
Nos despedimos y yo sigo subiendo hacia Chirche cuando se aclaran las nubes y empieza a lucir el sol fuerte. Me arrepiento de no haberme traído el paraguas, el sol es fuerte de verdad. En este tramo veo otro horno de tejas con paredes de arcilla hacia el barranco (Campana), es increíble lo bien conservado que está, como si hubiese sido usado hasta hace poco. Más arriba empiezo a ver terrenos cultivados, frutales, vides. Llego a Chirche (15.05h, 870m.) y recorro la calle Felipe hasta la plaza (con laureles e iglesia) donde hago un descanso y me tomo el bocadillo y unos rosquetes de huevo que compré en Guía. Chirche me gusta muchísimo, hay muchas casas antiguas al lado de la carretera, algunas en ruinas. Pero también casas modernas muy cuidadas. Por Chirche pasa una carretera que enlaza más arriba con la que saliendo desde Chío va hacia el Teide.
Después de comer voy por la carretera (muy empinada) hasta el mirador de Chirche (16.08h, 965m). Entre el final del pueblo y el mirador hay una hoya con dos eras con el suelo de piedra y su murito pequeño. La vegetación seca y salvaje es muy interesante. En el mirador con muy buena pinta hay un bar/restaurante y al exterior en una terraza tiene mesas con sombrillas y una vista fantástica ahora que se ha despejado el día. Por supuesto que se ve la montaña de Tejina y toda la costa. Me tomo un té. Vuelvo hacia el pueblo y lo recorro calle por calle. Tiene varias casas con balcones antiguos de madera y descubro otra era dentro del propio pueblo. Hablo un rato con dos hombres mayores que se van cambiando de sitio para estar siempre a la sombra. Uno de ellos me cuenta cómo hacían las tejas. Las moldeaban a mano sobre una esterilla semi rígida con forma curvada atada a una soga que de un tirón retiraban, después la teja se secaba al sol, más tarde se llevaba a un horno donde un encargado las iba colocando de pie y así formaba varios pisos que después tapaba con tejas ya hechas. Prendían fuego a la leña que se ponía en la base del horno en una caja metálica. A las 24 horas cuando salían llamas por arriba estaban hechas. El criterio es que sonasen como una campana, entonces estaban bien. Cada persona se hacía sus propias tejas y les ponía una marca para distinguirlas, la del hombre que me lo estaba contando eran tres tiras que se hacían con los dedos antes de ponerlas a secar. Las pude ver porque estábamos justo enfrente de su casa con las tejas que él había hecho y al lado de la casa de la tía Francisca, que es una casa restaurada. Me contó también que las eras no eran del pueblo sino que eran particulares pero que a lo largo del tiempo al ir creciendo las familias cada vez eran propiedad de más personas y al final las podía usar mucha gente. Los ayuntamientos actualmente las están protegiendo y restaurando. Al comentarle lo de los grabados guanches me dijeron que de guanches nada que las había hecho un tal Tito, que vivía en Guía y que ya se murió. Me acerqué a la casa donde él había nacido para ver el balcón negro de madera que ahora había comprado un alemán.
Para volver me fui carretera abajo hacia Aripe y pude ver otra era más a la salida de Chirche. Pasé Aripe y cerca de Guía vi algo que me resultó muy singular. Era un espacio de unas dos hectáreas ocupado por varias construcciones bajas circulares o hexagonales de cemento conectadas por un enjambre caótico de tuberías, grandes, medianas y pequeñas y estaban en un revoltillo impresionante. Estuve caminando por encima de ellas por una pasarela de madera donde se notaba la vibración de las bombas y del agua pasando. Me fascinó este caos que parecía tener un cierto orden y me quedé allí mucho rato tratando de buscarle algún sentido a todo aquello. Seguí bajando hasta Guía y volví a dar una gran vuelta por la parte antigua de la ciudad que con el sol lucían mucho mejor que por la mañana. Y estuve leyendo los carteles que había a la puerta de muchas casas donde se contaba la historia de la casa, quién había vivido, a qué se había dedicado y de quién era hoy en día. Me encantó esta segunda vuelta a Guía por las calles de Arriba y de Abajo.
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Track orientativo, no obtenido durante la excursión, elaborado después de realizarla
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