• Excursión 1197. 4 Enero de 2021. Lunes.
Canal La Guancha por Garachico.
Municipio: Garachico
ENP: Paisaje Protegido Acantilado de la Culata
De 15 a 18h. De 5 a 310 a 5m
Distancia: 8,2km. Duración: 3h.
Recorrido del canal de La Guancha entre el sendero que va de Garachico a San Juan del Reparo hasta la carretera TF-421. De nuevo por el Paisaje Protegido del Acantilado de la Culata, esta vez por las viejas coladas volcánicas que arrasaron Garachico. Un recorrido muy peligroso, uno de los más peligrosos que he hecho nunca. El regreso es triunfal
Tercera etapa de la travesía del canal de La Guancha. Las otras han sido la 1145, la 1164 y la cuarta y última será la 1221.
Dejo el coche en el aparcamiento de Garachico, el que está junto al mar unos cien metros más allá del castillo. Aquí el día está nublado, con buena temperatura y algo ventoso. Callejeo por las calles estrechas de Garachico (Juan González, Del Sol, 18 Julio, El Lance) hasta alcanzar el sendero (por la calle El Volcán, 100m) que sube hacia San Juan del Reparo (PR 43). Me gusta este recorrido que va por algunas calles laterales, pasando al lado de huertas y que va ya subiendo bastante con vistas fantásticas hacia los tejados de las casas antiguas y de tantas iglesias. Tras dejar atrás las últimas casas tomo por el camino bien señalizado que sube zigzagueando por firme algo rocoso y donde enseguida empieza el pinar. Pinar que se desarrolla sobre las escorias de las coladas que arrasaron la ciudad en el siglo XVIII. Con calma y no muy deprisa voy ascendiendo girándome de vez en cuando para mirar hacia la ciudad, cada vez más recogida y el roque (el islote), siempre distante y rodeado de espuma blanca.
En los 310m aprox. llego al canal (15.45h). Empiezo a seguirlo hacia la derecha. Paso una zona entre pinos y escorias con ligeras dificultades por donde tengo que ir con mucho cuidado, no me quiero herir nada más empezar. El canal no es muy ancho y está cubierto de pequeñas losas planas. La siguiente parte resulta a primera vista algo inquietante pero es en realidad sencilla. Y digo inquietante porque va por una ladera lisa de piedras pequeñas sueltas que han ido, y siguen, cayendo de lo alto, como una cascada a cámara lenta. El canal es lo único sólido en toda esta ladera en forma de anfiteatro que recorre una hoya natural. En algunos sitios crecen algunas plantas por encima del canal, poca cosa. El canal se dirige hacia un gran saliente, una arista muy vertical, parte de los acantilados sobre la isla baja. Aquí empiezan las verdaderas dificultades. No sólo se hace más expuesto el tránsito por el canal sino que a la izquierda la pared es también muy vertical y con muchas plantas. A veces tengo que ir completamente pegado a la pared. El canal tampoco es que sea muy ancho. Llego a una zona de cañaverales que cubren por completo el canal y por donde los operarios, los canaleros, mantienen un túnel abierto entre las cañas. Me encantan los túneles bajo las cañas, por el olor de las cañas, por la humedad del suelo. Además voy protegido por toda esta envoltura. Después, al salir, sigo con las vistas sobre Garachico que son fantásticas, es la manera más vertical de ver la ciudad, casi como si estuviese viendo un mapa vivo, de esta concha de casas, de tejados, de casonas, coronadas por la carretera que la circunvala por donde veo bastante movimiento y el solitario roque más allá, siempre rodeado de espuma.
En el canal a pequeños salientes les siguen pasos cortos algo más resguardados hasta que llego a un saliente más grande que está muy cubierto de plantas y por el que si quisiera pasar tendría que ir cortando las plantas o agarrándome a ellas sobre el precipicio. (La manera en que a medida que voy avanzando van creciendo las dificultades es diabólica, y ya con mucho recorrido hecho cada vez soy más temerario.) Encuentro la solución. Trepo por la ladera hasta el jardín/patio trasero de una casa, avanzo un poco, y vuelvo a bajar pasado el gran saliente. No sé porque, pero me da la sensación de que no soy el primero al que se le ha ocurrido esta manera de evitar este saliente grande. De nuevo en el canal estrecho y expuesto y que ahora baja ligeramente me enfrento con otro obstáculo que parece insalvable, una gran piedra ha caído de la pared sobre el canal. Y con mi mantra favorito “acércate a ver y decides” sigo hasta la piedra. Claramente se ve que la piedra ha caído no hace mucho, y que los canaleros han arreglado el canal que va descubierto aquí. Entonces, me meto por un resquicio entre la pared y la piedra, con las manos sujetándome en las paredes y con los pies apoyándome sobre los bordes del canal abierto me deslizo y supero el gran obstáculo. Con cada nueva dificultad que supero me atrevo a más y ahora tengo que ir sobre el canal (cubierto de losas) que es sólo una pequeña repisa con una caída vertical perfecta a mi derecha de unos veinte metros. Con sangre fría, lentamente, lo camino, lo paso. Fantástico. El recorrido del canal me da un respiro pequeño, de un par de minutos, antes de enfrentarme con la penúltima dificultad, unas rocas salientes sobre el trazado del canal, lo hago a gatas plegándome sobre mí mismo y aparezco en una finca, con viñedos plantados casi hasta el nivel del canal.
Pero ya estoy más que aliviado, ya la parte mala ha terminado, la carretera ya está cercana, el fin ya está próximo. Pero todavía tengo que bajar con cierta dificultad del canal y entre las casetas de la finca (el canal va más arriba por un tramo muy complicado de vegetación) logro llegar a la puerta. Treparla y salir ya es pan comido. El nombre de la casa es curioso: Casa Doble. En la carretera sigo un poco hacia arriba siguiendo con los ojos el trazado del canal que va por encima y acercándose a la carretera a medida que esta asciende hasta que la cruza y sigue al otro lado. Camino hasta el punto por donde cruza la carretera y bajo por tierra suelta y paso un cartel que dice algo de peligro de caída o prohibido el paso. De nuevo sobre el canal avanzo un poco pero ya estoy gastado de emociones. Y es que el canal va elevado sobre el terreno y no sé a qué más cosas peligrosas me tendré que enfrentar. Lo dejo para otro día.
Regreso a la carretera y tranquilamente bajo por ella. Voy observando el trazado de otros dos canales que también recorren la ladera, a altitudes inferiores pero ninguno de ellos parece transitable: demasiado cubiertos de vegetación. La carretera baja hacia Las Cruces, con grandes tramos rectos, y curvas de 180 grados, voy descendiendo por tramos hacia el oeste (punta de Teno) y por otros hacia el este. Cuando bajo hacia el oeste a la izquierda está la vista de los altos acantilados de trazado dramático, dramático por sus barrancos verticales y sus cambios de color. A la izquierda también pero por abajo se extiende la isla baja, una extensión bastante llana donde hay varias poblaciones, con la montaña (volcán) de Taco como único saliente. Voy, en realidad, tentándome mentalmente a ver si no me falta algo del cuerpo, ha sido una experiencia de lo más intensa. Y me siento orgulloso, tranquilamente bajando, como si nada, después de haber estado prácticamente volando. !Qué atrevimiento¡ La gente con la que me cruzo al pasar el pequeño caserío de Las Cruces no se pueden imaginar por mi aspecto lo que acabo de hacer, yo les saludo amable, simplemente soy un hombre mayor inofensivo vestido de senderista. Giro a la derecha por la carretera (TF-421) que lleva a San Pedro. Es la vieja carretera que comunicaba las poblaciones del norte de la isla. Me detengo a ver de cerca una iglesia (Buen Pastor) a la derecha en una elevación, la iglesia rodeada de laureles. Paso San Pedro por callejones y escaleras hasta la carretera y de ahí por el arcén sigo caminando hasta el aparcamiento donde dejé el coche en Garachico.
---------
Pulsar en el siguiente enlace para descargar el track de la excursión
Track orientativo, no obtenido durante la excursión, elaborado después de realizarla
drive.google.com/file/d/1bOrv3wXmtyQDzMmSkCKNykdZNIXUdt9W/view?usp=sharing