• Excursión 590. 23 Enero de 2017. Lunes. (Anaga 76ª)
Cuadras Don Benito. Bajamar.
Municipio: Tegueste, La Laguna
ENP: Parque Rural Anaga
De 15.48 a 18.25h. De 840 a 100m.
Distancia: 6,7km. Duración: 2h 37m
Excursión en descenso desde la zona más densa del bosque de laurisilva (Cuadras de Don Benito, a unos 4km de El Batán) hasta cerca de Bajamar por caminos en galería, pistas de tierra y senderos donde la lluvia me lo pone muy complicado, pero me permite gozar del bosque húmedo, verde y brillante
No me parece que esté el tiempo suficiente malo para llevar el paraguas en la mochila cuando dejo el coche en la estación de guaguas de La Laguna. Con inquietud voy viendo las rachas de lluvia que azotan la guagua en su camino hacia el Batán. Cuando me bajo en las Cuadras de Don Benito (a unos cuatro km de El Batán) llueve moderadamente. Me lanzo a la aventura a pesar de todo. Mi chaquetón es impermeable y tiene capucha.
En Cuadras de Don Benito no hay ninguna cuadra, ningún edificio, es una llanura en el bosque. A la derecha está la carretera, a la izquierda salen dos pistas, tomo las más cercana a la carretera. La ruta hacia Bajamar es por un camino en galería que me protege de la lluvia fina. Los árboles, entrelazados arriba, forman un techo. Y cuando me pongo a escuchar música (tranquila) la sensación de ir en mi propia casita, como un caracol, es completa. El bosque húmedo tiene un olor tan fragante y profundo. Mis auriculares no son cerrados así que también me llega el crepitar de las ramitas en el suelo, el chapoteo del agua, como un fondo de la música que escucho. No llevar paraguas me libera las manos que puedo tener abrigadas en los bolsillos. Estoy en inmersión en el bosque.
Tras unos diez minutos largos de descenso por este camino en galería y cuando la pista hace una curva brusca a la izquierda yo me salgo por la derecha y sigo bajando por un sendero resbaladizo que me lleva a un llano (El Juntadero) con vistas amplias si hubiese buen tiempo. El llano está rodeado de árboles, con eucaliptus cortados por su base. Sigo adelante en la misma dirección por una pista. La pista ya no es en galería, los árboles no son tan altos, no tengo protección y la lluvia, un poco más fuerte, me alcanza más, me complica la travesía, los bajos de los pantalones se me empiezan a mojar. Paso un sendero a la derecha. Sigo por la pista y en unos diez minutos largos (750m) me meto a la derecha en una bifurcación, a los pies del Moquinal, y me refugio en una caseta abierta. Me quedo en la caseta mirando hacia afuera. Mirando la lluvia caer y rodar por las ramas de los brezos, y en los charcos ver los impactos de las gotas y sus pequeñas ondas, no veo las gotas caer en el charco sólo que aleatoriamente se forman pequeños círculos que se expanden y desaparecen enseguida. No me impaciento. Me alegro de estar aquí resguardado. El techo de uralita de la caseta está roto al fondo y hay un constante goteo. Este sonido del goteo no me gusta, es demasiado regular y sonoro. Hace fresco. Tengo que calentarme las manos. Cuando me parece que está cediendo la lluvia salgo, pero tengo que regresar en menos de dos minutos, llueve demasiado todavía.
Por fin escampa y salgo enseguida (16.47h). He estado tres cuartos de hora en la caseta. Aliviado pero temeroso de que vuelva a llover empiezo a paso ligero. Sigo por la misma pista que he venido hacia adelante, paso la degollada de Solís (donde unas fincas valladas y una antena), y poco después, a la izquierda, tomo por la ruta señalizada hacia Bajamar. Una pista con barrera. Es pista amplia al principio por dentro de un bosque densos de laureles. Después se termina el bosque y tras unos 500 metros desde la barrera se convierte en sendero. Un precioso sendero muy inclinado, con escalones de piedra, muy verde y con muchos ángulos y perspectivas. Un lugar despejado con vistas, aunque hoy no se ve nada porque las brumas y la niebla lo ocupan todo ocultando las laderas de las montañas. Pero al mismo tiempo que me impiden ver a lo lejos las brumas me concentran en el maravilloso sendero de bajada, con sus plantas tan verdes y húmedas, y las rocas brillantes y resbaladizas. El camino debe estar bajando hacia el cauce de un barranco (creo que La Goleta). Y no puedo ir muy despacio por la amenaza de más lluvia. Así y todo, me paro a veces cuando veo algunas plantas y algunas formas rocosas especialmente bonitas.
Llego a un cauce donde veo un grupo de calas frente a unas bicacareras, unas calas tan blancas con esa textura tan suave y delicada. Es una parte muy húmeda. Paso por un bosquecillo ya en el cauce por donde hay un hilillo de agua corriendo. Creo que este sendero es popular, pero con el tiempo que hace hoy creo que podré disfrutar de él como si fuera la última persona del mundo. Empiezo a transitar por una parte llana alejándome del cauce del barranco. Las nubes quedan arriba y empiezo a ver el mar al final del barranco. La vegetación por aquí es muy pequeña y el camino muy marcado va por tierra húmeda y entre rocas. Veo una construcción baja, a la izquierda, pero lejos (17.47h). Entonces empieza a llover fuerte y no tengo dónde refugiarme, la lluvia me azota lateralmente, yo corro como un pollo descabezado por el sendero -como si yendo muy rápido me fuese a mojar menos. Son unos instantes desasosegantes. La lluvia al darme de lado me va empapando los pantalones. Ya pienso en una tienda en bajamar donde comprarme unos pantalones. Afortunadamente la lluvia se para tan rápidamente como empezó. Han sido sólo cinco minutos, pero me han mojado bastante. Como los pantalones son gruesos espero que se vayan secando, si no vuelve a lloverme otra vez.
Ahora empieza a ocurrirme otra cosa inesperada. La tierra del sendero con la lluvia se ha empapado ¿Qué problema hay? Pues que es barro, un barro denso que se me pega a las suelas de los zapatos. Mis zapatos se hacen pesados y muy gruesos y temo que una de las veces que levante el pie se quede el zapato pegado al barro y yo descalzo. Tengo que parar constantemente para limpiármelos con las rocas de los bordes. Hoy las amenazas vienen de arriba y de abajo. Unas me quieren disolver, y las otras convertirme en estatua. ¿Qué más me puede pasar? Miles de cosas más, así que no me dejo llevar, y lo tomo como otra prueba más que tengo que superar. El sendero tiene tramos de rocas sin barro, pero después vienen más barro. Cerca de unas fincas donde hay “perros fieros” y carteles para no ir por el sitio equivocado llego a una pista muy cerca ya de Bajamar. Es una rotonda por donde llego a la civilización (18.25h). Esta rotonda está a unos dos kilómetros de Tejina. Cerca localizo una parada de guaguas. Viene pronto (18.35h). Pocos viajeros. En el refugio de la guagua ya me empiezo a secar.
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Track orientativo, no obtenido durante la excursión, elaborado después de realizarla
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