• Excursión 1320. 23 Septiembre de 2021. Jueves
Los Palomeros. Las Heritas.
Municipio: Arico
ENP: Parque Natural Corona Forestal
De 11.44 a 18.56h. De 390 a 875 a 750 a 800 a 760 a 875 a 40m.
Distancia: 20,8km. Duración: 7h 12m
Por un sendero señalizado PR subo desde Arico el Viejo por una loma con eras y casa antigua hasta un salto único con agujeros (Palomeros). Rodeo un precioso risco y localizo una era y un viejo horno. Visito una galería. En una zona de terrazas la lluvia me impide seguir más arriba (trataba de encontrar el canal del Sur). Regreso por pistas rurales y por carreteras secundarias hasta la autopista
Como tantas veces tomo la decisión de a dónde ir en la gran excursión de los jueves la noche anterior. Ningún plan concreto más allá de subir desde Arico el Viejo hacia la casa de Tamadaya. Me levanto relativamente tarde el jueves y hasta el taxista cuando me deja en Arico el Viejo me dice que debería haber empezado más temprano. Pero no me voy a adelantar tanto. A cámara lenta desayuno, me preparo y salgo de casa pasadas las nueve y media. Llevo un cansancio bueno después de haber usado mis tres primeros días de la semana en tres excursiones estupendas por Fasnia, La Victoria y Güímar, unas cuatro horas cada una. No importa, los jueves no se perdonan.
Dejo el coche en Santa Cruz en un lugar muy alejado del habitual, la entrada por 3 de Mayo está cerrada. En la estación la 111 se va llenando poco a poco, el conductor es de los que la abren con antelación para que los pasajeros esperen sentados y no en cola por fuera. Gracias. Salimos (10.40h) y durante el trayecto escucho un podcast sobre el Archivo General de Aragón. En San Isidro (11.21h) está nublado cuando me bajo y sobre la marcha me monto en el único taxi de la parada que me prefiere a mí en vez de otra persona que le acaba de llamar por teléfono. Resulta ser el único taxista de Granadilla nacido en Arico (La Villa) y me habla de su trabajo, de joven, en el tomate (muy sucio, por los pesticidas; y muy duro, muchas horas de jornada) y de que se hundió el tomate cuando terminaron la subvenciones. Y del efecto llamada de los primeros que fueron a trabajar en el sector servicios para los turistas. Me deja en Arico el Viejo (11.44h, 390m, 28€).
Me gusta este pueblo tranquilo con las típicas casas sin personalidad ni gracia y hoy me fijo en el nombre del bazar: Bailón y el del supermercado: Unide. Compro el periódico en la gasolinera. Subo por la calle (La Degollada) que continúa la carretera por donde me ha traído el taxista. En ligera subida recorro unos 750 metros y me salgo (450m) por la derecha por un sendero señalizado (PR TF 86.2 Arico el Nuevo a Contador) (Camino Antiguo a la Sabinita). Paso por el patio donde siguen los mismos tres perrillos que ya me acosaron antaño, hoy también. Esta vez me defiende la dueña con el consabido “no muerden, no hacen nada”. Vale. Pero prefiero que no me acosen. Y ya estoy en el sendero con restos preciosos de empedrado, un empedrado de piedras pequeñas puestas de canto bajando hacia el cauce de un barranco (Tamadaya). Según bajo veo que, en la pared, bastante vertical, de enfrente crecen tres árboles típicos del bosque termófilo, uno de cada: una sabina, un almácigo y un acebuche. El almácigo de un verde más claro. Me agrada mucho identificarlos. La otra vez que pasé por aquí era bastante tarde y bajaba con prisa (excursión 513). Sigo por el cauce del barranco que pronto se echa a la derecha por el cauce de otro barranco (El Seco) y enseguida se echa a la izquierda para empezar a subir por la loma donde, mucho más arriba, está la casa de Tamadaya. El empedrado del sendero por esta subida es de piedra más grande y está perdido en algunas esquinas.
Sigo un rato un canal seco hacia la derecha, pero sin perspectivas de poder progresar regreso al sendero (no está reflejado en el track de la excursión). Hacia la izquierda veo como el canal pasa el cauce por un puente sólo con una tubería, me imagino a mí mismo pasándolo a caballo y… cayéndome. Vale. El sendero tiene bastante pendiente que se suaviza cuando empiezan las jaras, está bien marcado con doble fila de piedras. Las jaras, muy secas y deslucidas. Lo mejor llega con la casa (Casas de Tamadaya de Arriba), grande, de dos plantas que conserva su tejado. Por detrás hay un pozo grande con agua, está cubierto con una red metálica y un poco más abajo una era (13m Ø), con parte del suelo de piedras y otra alisada. Canales tallados en la roca pasan al lado de la casa. Cerca hay un horno de leña en buen estado y en el cruce con otro sendero (otro PR) hay otra era, todavía más grande que la anterior (16m Ø). Y ahora mirando hacia la ladera de la derecha, al otro lado, me doy cuenta de que las formas esféricas de un verde oscuro son sabinas. No se distribuyen aleatoriamente, están cerca de o en la trazada de los barranquillos verticales que recorren esa ladera. Las hay enormes cerca del cauce del barranco (El Seco). Por fin las localizo, había leído sobre ellos en el libro de Fernández sobre los bosques termófilos. Es notable que haya tantas, suelen estar aisladas.
Paso una zona de terrazas (Huertas de la Morra Negra), una está cultivada y en la pequeña degollada (666m) y mirando hacia la izquierda veo una gran sabina en la ladera derecha del barranco de Tamadaya, en la base de una pared rocosa. Fantástico. Me parece ver otra mucho más grande al lado de una pista, pero no puedo estar seguro de que no sea un pino, que abundan a más altura. El día sigue muy nublado, y no me acabo de creer que esté lloviendo cuando empiezo a notar las gotas en mis manos, menos mal que he traído el paraguas. Lo abro. El camino está invadido de plantas, incienso, jara y me mojan algo los pantalones, nada preocupante de momento. Paso la fuente seca de La Jeringa (700m). Después se hace más fuerte la pendiente y subo a ritmo por sendero zigzagueante entre pinos. No miro el altímetro. Cuando la pendiente se suaviza y el sendero me echa hacia la derecha para cambiar de loma llego a un cartel que dice: “Los Palomeros Las Heritas”. Este cartel lo vi en la otra excursión (la 627) y desde entonces se me quedó, se me ha quedado como algo pendiente, de hecho al planear esta excursión de hoy pensé en ese cartel, aunque no recordaba qué era. En la excursión 627 iba con el tiempo justo bajando hacia Arico el Nuevo y no me podía entretener con rodeos, hoy sí. Hoy tengo todo el tiempo del mundo. Aunque no tengo ni idea de qué pueden ser esas dos cosas: Palomeros y Heritas.
De momento me gusta el sendero claro, aunque cubierto de pinocha que baja con bastante desnivel, y cuando llego al extremo de la loma y me giro a la izquierda veo el gran risco de color rojizo que ya vi en aquella excursión, está enfrente, no me detengo a hacerle fotos, con este día gris no merece la pena. Me resulta emocionante y aunque no veo el sendero, tengo la sensación de que existe y que me va a llevar por la base de ese risco, sueño húmedo de senderista. El sendero gira hacia la izquierda bruscamente y pasa baja una pared vertical para llegar a un gran salto con agujeros grandes en la pared del salto que me recuerdan a nidos de pájaros (esto debe ser Los Palomeros). Es demasiado emocionante, estoy casi paralizado. Por debajo del salto hay una gran maraña de zarzas, parece impasable, pero no, existe un sendero que curvea entre las zarzas y me lleva a la base del risco rojizo. Fantástico. Lo sabía. Estoy extasiado. El sendero va bajando y subiendo pegado al risco y paso al lado de una sabina. En perfecto estado, toda verde y con las hojitas bien sanas. También veo retama blanca además de algún tajinaste azul, vinagreras y bejeques. Quiero que dure mucho, el sendero está algo expuesto por momentos, es emocionante, procuro no ir deprisa para estirar lo más posible esta travesía. Desde la base del risco (Morra Blanca) apenas puedo apreciar la belleza de la pared, sólo cuando ya estoy completando el sendero tengo una perspectiva buena.
Tras el risco hay una zona de terrazas y no me entretengo con una pista que sube, sino que sigo por el sendero bien marcado que llanea y me va llevando y llevando hasta que de lejos veo otro cartel. Al llegar el cartel dice “Los Palomeros El Contador” y cuando veo a un hombre sentado apoyado en un pino en el centro de una era (14m, Ø) ya me doy cuenta de que estoy en Las Heritas, aunque solo hay una que tiene al lado un horno perfecto. Un horno de bloques de tosca con la entrada a un metro del suelo y techo abombado que parece que acaba de ser utilizado por lo limpio que está la base y lo bien que están todos los bloques. Dos cazadores están aquí descansando. El día sigue muy nublado. Mi siguiente objetivo después de estas dos maravillosas sorpresas (Los Palomeros y Las Heritas) es una galería. Al poco de subir me encuentro con una bifurcación bajo unas terrazas de muros de piroclastos y tomo a la derecha, paso una cadena, y enseguida una barrera metálica azul. Cuando la tierra es sustituida por cemento en una parte con más pendiente empiezo a ver las características montañas de grava fina y piedra cercanas a las bocaminas, es todo el material que han sacado del interior de la montaña que se acumula en enormes montañas. La galería (Gambueso de Tamadaya) está al final de un llano bajo un alto salto y rodeada de higueras de ramas alargadas y pequeños higos, así como dos manzanos con minúsculas manzanas verdes y coloradas. Pero lo más llamativo además de la tenebrosa entrada a la galería son dos acumulaciones de tubos metálicos de aspecto ligero, aunque gruesos y largos, están rematados por una sustancia negra, no me queda claro si son para extraer el agua o los gases del interior de la galería. Hay dos casetas pequeñas, a una llegan los raíles (para guardar los vagoncitos). El agua sale alegre por una gran arqueta con rejilla metálica sobre la que camino con el agua por debajo.
Empieza a llover fino y me quedo a comer (14.45-15.15h) bajo el pequeño dintel del almacén de vagoncitos y mi paraguas. Con mirada bovina y actitud de resistente y mucha paciencia mastico bien el bocadillo, lo necesito, es mi energía para el resto de la excursión, el bizcocho bien macerado en la mochila está jugoso y muy sabroso. Me limpio los dientes y por fin termina este trámite que me gusta tan poco. Por mí, no comería nada, con agua me vale. Sigo mi camino cuesta abajo hasta la pista y tuerzo a la derecha para subir en la bifurcación. Ahora me gustaría encontrar la conexión con el canal de Aguas del Sur. Se toma por una pista muy rota por la que pasé en la excursión 627. En la subida llego a otra bifurcación (850m). Según el mapa de OSM puedo alcanzarla (la conexión) tanto por la izquierda como por la derecha, elijo esto último, pero pronto me encuentro con una cadena con candado, lo cual no es una buena señal, a pesar de eso sigo pero la pista no sube, más bien baja y lleva hacia unas terrazas donde parece que el suelo ha sido removido recientemente. Hacia la derecha está El Bueno y por la pista atisbo unas casas cercanas al Bueno. Sigue lloviendo, no se ve muy bien a lo lejos. Y cuando llego al final de la pista veo que no sigue hacia El Bueno, termina en las terrazas. De las casas cercanas al Bueno me separa un barranco (Morro el Cochino), no es muy profundo ni muy ancho, de paredes empinadas, pero no verticales, pero con la lluvia resulta muy peligroso por la pinocha resbaladiza y por otro lado no me quiero mojar los pantalones con el agua de las plantas. Tan cerca y tan lejos. Intento acercarme al cauce siguiendo una tubería metálica, pero hay un salto por debajo. Intento subir la loma, pero no hay camino. Lo dejo.
Tengo que darme la vuelta. No queda otro remedio. Bajo la lluvia que me va mojando los bajos de los pantalones y ya me ha mojado los bolsillos-bolsa de mis pantalones me voy haciendo a la idea de que hoy no puedo investigar la conexión con el canal Aguas del Sur. Llueve demasiado. Regreso por la pista bajo el pinar aromático. Qué melancólicos son los días de lluvia en el monte alto de Arico, me ha pasado tantas veces. Siempre esta misma lluvia fina. Paso Las Heritas y el horno. La pista de tierra sigue un rato hasta que alcanzo el asfalto (700m aprox.). Empiezo a ver casas pequeñas (Lugar Rodrigo), cada vez más. En una curva fuerte a izquierdas (515m) donde hay una bifurcación sigo por la derecha entre casas pequeñas. Según el mapa de OSM parece que hay una pista o un sendero para llegar a Arico el Viejo, lo cual es mucho más interesante que seguir por una calle asfaltada. Un hombre con una carretilla me lo confirma. En el extremo de la calle (Camino Transversal Las Eritas) empieza la pista de tierra que baja cercana a un barranco. Esta pista es de lo más emocionante y cambiante, y varias veces parece que va a terminar, pero no, solo rodea vallados. Con cada duda oigo y veo el tono de seguridad del hombre con la carretilla que me ha dicho que llega abajo. Tiene tramos rocosos, un tramo estrecho entre una valla y pinos, otros con doble rodada, y sigue y sigue. Fantástico.
A la vista de la carretera general del Sur va por una loma rocosa pero bien claro y ya muy cerca de una curva en la carretera es un sendero en zigzag con restos de muros de piedra que baja hasta la mismísima carretera al lado del cauce de un barranquillo (Hoyas de Rodrigo). Imposible verlo desde abajo, bueno, no imposible, pero sí muy difícil. Mi actitud de curiosidad perenne de buscar nuevos caminos tiene su premio. Sigo por la carretera a la derecha y llego a la pequeña ciudad de Arico el Viejo, todavía está abierto el bazar Bailón, el súper Unide y la tienda Animalicos. Han cerrado la floristería y Caja Siete. Podría tratar de llamar un taxi (hay pocos en Arico) pero prefiero seguir y bajar hasta la autopista (por la calle La Cruz). Hoy voy sobrado. La carretera no tiene mucho tráfico. Es soportable. Es por donde me ha subido el taxista que me ha dicho que es la carretera de siempre y que en su época no tenía ni marcas blancas ni barreras, lo cual era muy peligroso por las laderas pegadas, un despiste y te ibas al fondo del barranco. De esta zona no tengo el mapa de OSM y me tengo que conformar con ir por la carretera con vistas a los barrancos anchos y someros con zonas de piroclastos en la parte baja y granjas de paneles solares por la izquierda.
Al llegar a la autopista veo como la 111 está en la parada, pero hoy me falta decisión para correr y tomarla. Tengo que esperar en la parada con un grupo de jóvenes pueblerinos que me miran con recelo. El infierno son los otros. Casi media hora de espera para la 111. Pero qué premio bueno cuando llega y me aposento en el asiento delantero a escuchar música de vuelta a Santa Cruz, aunque con un cierto dolor de espalda que espero que sea cosa pasajera. Tengo que hacer un buen trabajo mental para no desmoralizarme por el dolor. En Santa Cruz cuando bajo de la guagua ya se me ha pasado bastante. Y en mi coche de vuelta a casa ya estoy bien. Tengo que volver para encontrar la conexión con el canal de Aguas del Sur y seguir el canal hasta el Bueno o hacia el risco de Las Yedras.
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Track orientativo, no obtenido durante la excursión, elaborado después de realizarla
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