• Excursión 1368. 13 Enero de 2022. Jueves.
Carretera del Teide, km 29. La Abejera. San Juan de La Rambla.
Municipios: San Juan de la Rambla. La Orotava. Los Realejos.
ENP: Parque Nacional del Teide. Parque Natural Corona Forestal
De 10.52 a 18.20h. De 1900 a 2070 a 1800 a 1820 a 1600 a 1940 a 1240 a 1280 a 525m.
Distancia: 22,6km. Duración: 7h 28m
Subida al volcán de La Abejera, situado en la ladera norte del Teide. Comenzando por un sendero del Teide (el 25) y atravesando una gran cañada hasta el extremo de la pared de La Fortaleza. Después por pistas de montaña hasta el principio de la subida
Quiero intentar hoy subir a la montaña Abejera, un volcán más antiguo que el Teide, en la ladera norte. Y lo voy a atacar de la misma manera con la que tuve éxito con el cercano Pico de Cabras. Dejo el coche en La Orotava y tomo un taxi que me deja pasado el km 29 de la carretera Orotava-El Portillo en una curva cerrada de donde sale un sendero del parque nacional del Teide (10.52h, 1900m, 30€). El tiempo está despejado. El día está maravilloso. Por la pista húmeda y erosionada subo despacio. Con lo que me espera hoy tengo que empezar muy tranquilo, “calentando motores”. La pista con mucha piedra suelta y en subida más o menos constante se convierte en sendero cuando ya he hecho la mitad del recorrido de este sendero (Recibo Quemado). Voy entonándome a medida que voy subiendo. Me encuentro bien al llegar a conectar con el sendero (11.22h, 2080m) que va del Portillo a la Fortaleza para donde sigo torciendo a la derecha. Ya no es para mí una gran novedad: esta vista del Teide y de La Fortaleza a la derecha pero no dejo de apreciar la facilidad con la que me he puesto aquí arriba, en un sitio tan remoto. En el llano de Los Guancheros el suelo arenoso del sendero está más compactado que otras veces y camino con más facilidad, sin hundirme tanto en la arena. Nadie a la vista. Eso me gusta. Cerca del final del recorrido, casi en la punta de La Fortaleza, veo a tres hombres que salen de un espacio reservado con bidones (vacíos). Les pregunto qué planta han regado y me dicen que es agua para los bebederos del mirlo capi blanco. Sigo mi camino. Me gusta mucho saber que esos trabajadores (probablemente del Cabildo) se dedican a eso, me emociona saber que se protege de esta manera a esos pájaros, de los que no sabía ni el nombre. En el final del recorrido de este sendero (11.50h, 2000m) tengo una primera vista de la montaña que quiero subir: La Abejera Alta: no sobresale en exceso del terreno circundante, cubierto de pinos por debajo y bastante despejado por encima, la abertura del cono es hacia la costa. En comparación con el Pico de Cabras, a una cierta distancia por detrás, es una minucia. Es la primera vez que miro con tanta atención esta montaña desde este sitio, un mirador muy bueno de la ladera norte del Teide y de toda la ladera norte hasta el mar. Y el hecho de que este despejado de árboles por encima es algo que me favorece para un posible rodeo o abordaje desde arriba. Con mucha calma bajo la pista pedregosa. En las dos excursiones anteriores del martes y del miércoles me ha dolido un poco el pie derecho, por eso ahora voy con cuidado y quizás más despacio de lo que debería. El día sigue absolutamente perfecto, apenas me ha hecho un poco de viento en el paso del llano de Los Guancheros aunque aquí hace un poco más de fresco. En los 1800m aprox. tuerzo a la izquierda por una pista que primero sube bastante y después menos hasta una caseta (12.28h, 1815m) que conmemora una promesa hecho por un guanchero si salía de una gran tormenta. Bajo por el sendero que sale de ahí. Está bastante erosionado, con mucha piedra suelta, es la primera vez que lo hago en bajada, según voy bajando me doy cuenta de que hubiese sido mejor ir por la pista hasta la torre de incendios de San Juan. Lo sé para otra ocasión. Llego a la pista (Bujero, 12.48h, 1650m) y tomo a la izquierda. Con el firme más regular y en bajada puedo ir un poco más rápido. En la bifurcación sigo recto en ligera subida y tras pasar tres grandes barrancos y recorrido muchas curvas de la pista localizo el principio del sendero de subida (13.20h, 1635m), siempre se me hace de lo más largo este tramo. Había contado con tardar dos horas hasta aquí pero me ha llevado media hora más.
(Para subir a la Abejera hay dos caminos, uno por la izquierda y otro por la derecha. El camino de la izquierda es el mismo que va al Pico de Cabras hasta los 1700m (donde hay una bifurcación) y después sigue bastante recto subiendo. El camino de la derecha es tomando a la derecha en la bifurcación en los 1700m y por el mismo recorrido que el que va al Pico de Cabras hasta los 1800m y después se desvía a la izquierda.)
Aquí, ahora, en la pista del Bujero y antes de empezar decido ir por el camino de la izquierda, con el tiempo de luz disponible me parece lo más sensato, y por otro lado, a mí lo que me gusta es tener excusas para venir al monte y así otro día puedo hacer el camino de la derecha (posteriormente buscando en Wikiloc he encontrado varios recorridos que incluso circunvalan por encima de la Abejera y conectan el camino de la derecha con el de la izquierda)
Empiezo con calma la subida por el sendero serpenteante y en mucho mejor estado que el que bajaba desde la caseta. En los 1700m, en la bifurcación, sigo recto. El sendero va por una canal y sube muy recto, sin problemas apenas de orientación, voy encontrando hitos que yo completo con piedras más pequeñas. En los 1820m aprox. se echa un poco a la izquierda, importante recordarlo para la vuelta. Con menos pendiente ahora se va haciendo más complicado orientarse, menos mal que hay muchos hitos que me van conduciendo por el pinar no muy denso. Siguen tramos mejores y en los 1900m aprox. se hace muy confuso en una zona muy llana. Me cuesta pero consigo volver a encontrar los hitos y continuar y un ratito después, unos diez minutos, ya empiezo a vislumbrar la base de La Abejera. Durante la subida no he tenido vistas diáfanas en ningún momento, ahora empiezo a tenerlas. Y llego al final de este sendero (1940m, 14.22h) en una zona pedregosa. Me doy cuenta de que ya no tengo tiempo para subir a la montaña (2127m). Y al menos simplemente campo a través me echo a la derecha hasta la propia base. Vale. Me cuesta un poco encontrar los primeros hitos para regresar. No me permito el lujo de asustarme y de una manera instintiva me voy orientando hasta encontrar el sitio por donde he llegado al llano pedregoso. Fantástico. Reforzándome a cada tramo grande que voy bajando me despisto brevemente en los 1820, en donde el sendero se desviaba un poco, pero afortunadamente lo resuelvo enseguida. Cuando alcanzo la bifurcación (15.06h) saco el sándwich y empiezo a comérmelo pero sin pararme, simplemente yendo más despacio. No mucho después llego a la pista y prácticamente enfrente (solo un poco a la derecha) sigo bajando por un sendero (sin marcas ni hitos al principio) que baja por el borde de un barranco (que apenas veo). Algo erosionado y con mucha piedra suelta en varios tramos ya estoy preparado para él y me lo tomo bien, con calma mientras bajo comiendo. Un poco antes de llegar a la galería de Las Nieves me paro a lavarme los dientes, operación totalmente imprescindible para mí. En la galería (1440m), poco después, tomo por el canal (Vergara) hacia la derecha hasta llegar a una pista (muy cerca de la galería de Vergara) y bajar por ella. Ahora simplemente me dejo llevar cuesta abajo procurando llevar un ritmo constante y sigo bastante recto, y recto en todas los cruces, hasta el campamento Fuente Pedro, sigo un rato recto y tuerzo a la derecha en una bifurcación (1240m), inmediatamente después hay otra bifurcación y sigo a la izquierda en ligera subida. Esta pista describe una gran curva para cruzar un barranco (Obispo/Rabasa) y tiene fantásticas vistas hacia el interior boscoso de pinos de la gran cuenca del barranco. Me cruzo con una persona que no sé si es un corredor que va descansando o un caminante. En ligera subida rodeo el barranco y en el extremo del otro lado encuentro en una trifurcación (1260m) tomo a la izquierda para bajar por una pista ancha y muy recta (un corta fuego) con firme de tierra y vistas agradables y diáfanas hacia la izquierda (Lomo de las Piedras). Es realmente largo y va cortando muchas pistas hasta que mucho más abajo cuando ya no hay más rectas que seguir la pista me lleva a la izquierda (1050m). Y poco después sigo a la derecha por una pista que baja por terreno agrícola donde hay campos recién preparados para sembrar o ya sembrados, se cultiva la papa. El paisaje cambia notablemente, ahora dominan los planos horizontales, en enormes terrazas, con los campos bordeados de yerba fresca y helechos secos. A mi derecha va un barranco (Obispo/Chaurera) del que no veo el fondo, y casi ni siquiera lo veo, sé que existe por otra excursión por el otro lado. En esta bajada me puedo relajar del todo de sentirme bien orientado después del largo descenso por el corta fuego (1,2km). Y llego a la carretera (890m) justo cuando dos caminantes que van por ella pasan de largo. El día sigue estando estupendo, agradable, ligeramente cálido, nada de viento, sin nieblas. El mapa me señala una continuación justo al otro lado. Vagamente me acuerdo de ese camino, de una excursión, un recorrido que iba, en parte, por una tubería doble de cemento. Quiero repasarlo, me apetece esto, más que echarme a la izquierda por la carretera hacia una pista que va a Las Rosas. La pista está muy clara nada más empezar y lleva a un campo recogido y precioso con un arado de surcos imposibles de altos y perfectos. Siento una conexión muy básica con la tierra, con la tierra como productora de alimentos. Pero justamente después la pista se estrecha hasta ser sólo un fino pasillo entre tojos y enredaderas y alguna zarza que otra. Me defiendo de los pinchos grandes de los tojos con el chaquetón que llevo anudado a la cintura y apartando la cara. Y con mi cuerpo como ariete voy atravesando todo esto. Con mi auto confianza a tope persisto con la sensación de que puedo llegar a algo. Y llego a una zona algo más despejada y poco después localizo las dos tuberías de cemento y sobre ella o a su lado sigo descendiendo, voy por el borde del mismo barranco que arriba (Obispo/Chaurera) con laureles y arbustos de la laurisilva, un lugar muy húmedo. Cuando empiezo a ir junto al vallado de una finca comienza a haber mucha zarza que tengo que superar pisándola y entre tojos picudos. Es mucho más complicado pero ya sea pegado a la valla, sujetándome a ella, o sobre las tuberías, o al lado voy bajando. Pero en el fondo me gustan estas complicaciones con la sensación de que voy a salir de ellas. Al terminar el vallado de la finca hay un espacio despejado, aunque no del todo, y la masa de zarzas y tojos sobre las tuberías, en su continuación hacia abajo son imposibles. Me echo a la izquierda por el descampado y, para mi suerte, llego a una pista. Consulto el mapa y sé por dónde voy. Puedo hacia arriba o hacia abajo por esta pista pero después del mal trago quiero algo más sencillo, subo y enseguida llego a unos grifos en un muro y recuerdo el sitio, y recuerdo perfectamente de cuando estuve aquí (excursión 755) y que tuve la misma sensación de sorpresa al ver esa fuente (los grifos en el muro). Vale, ahora sí puedo bajar por la pista, ya sé a dónde va. Paso el descampado y sigo hasta un depósito de agua (La Peña), paso una cadena, y de aquí sale un sendero a la derecha que sube hasta la tubería doble, hacia el sitio que ya está imposible por las zarzas. Yo sigo bajando y enseguida estoy en un precioso bosque de laurisilva, totalmente intacto, es un viejo camino que conserva parte del empedrado. Me encanta volver por aquí.
No es un tramo muy largo (unos 200 metros) pero singular y magnífico. Salgo a una zona agrícola llana y poco después a las primeras casas de Las Rosas. Bajo y tuerzo a la derecha, después a la izquierda y a la derecha para bajar hacia el cauce del barranco de la Chaurera, y es que estoy bajando otro viejo trozo de camino pero no está por aquí, aquí solo hay por debajo un campo enorme lleno de zarzas, que lo cubren todo como algo abominable. Subo de nuevo y enseguida vuelvo a bajar a la derecha en una bifurcación, paso un depósito de agua (Las Rosas I) y llego a la esquina (615m) por donde está el viejo camino, si ya en la excursión 1128 (18-8-20) me costó mucho esfuerzo ahora veo que está totalmente cerrado y lleno de telarañas el lugar por donde iba el camino. Vale. Sigo a la izquierda y la calle me va llevando hacia la derecha, hacia una casa aislada. Hablan de mí de lejos cuando me ven acercarme, los de la casa aislada, y son muy amables cuando me dicen que sí que por ahí hay un sendero para bajar a la carretera. Pero antes de meterme al sendero tengo que dejar que pasen un hombre y una mujer, cada uno cargado con un gran saco de papas, parece que familiares de los de la casa. Entre los tojos picudos y la vegetación densa está el sendero que va a dar a otro depósito de agua (Las Rosas II). En el borde del barranco hay dos hermosos palos blancos. Después sigo bajando y por una escalera antigua llego hasta la carretera. Tuerzo a la izquierda, un hombre me dice que siga más allá que hay una parada y cuando me dispongo a hacer los estiramientos al resguardo del techo viene la guagua (la 354). Fantástico. Continúo con mi buena estrella. Sólo un pasajero más, atrás. Y me gusta tanto ir sentado en la primera fila y disfrutar de la conducción segura y decidida por estas carreteras de curvas y vistas magníficas sobre el valle al pasar El Lance. Este espectáculo y esta sensación de dejarme llevar por un buen conductor es una parte importante de las excursiones. En el Realejo Alto me bajo al lado de la tienda de Electrodomésticos y camino hasta la calle Santiago Apóstol. En cinco minutos viene la 353 que va por las medianías hacia La Orotava. A dónde llego ya de noche. Me refresco la cara en el lavabo del parking, me sienta tan bien, y ahora me pongo el traje de conductor para volver a casa.
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Track orientativo, no obtenido durante la excursión, elaborado después de realizarla
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