• Excursión 135. 23 Abril de 2014. Miércoles.
Montaña de La Atalaya. Los Nateros.
Municipio: La Matanza.
De 17.15 a 19.45h.
(a) Montaña de la Atalaya. De 640 a 700 a 640m. Distancia: 1km.
(b) Camino Lomo Las Colmenas. De 750 a 910 a 810 a 910 a 750m. Distancia: 2,6km.
Distancia: 3,6km. Duración: 2h 30m.
Subida a la montaña de La Atalaya desde el llano y recorrido por pistas muy inclinadas por los castañares de La Matanza.
Parte a.
Me quedó tan buena sensación con la excursión que hice con mi mujer por Los Nateros que decido regresar para explorarlo un poco más. Empiezo al pie de los conos volcánicos (en la confluencia de la calle Real Orotava con la calle San Cristóbal), de Los Nateros y entro por el lado izquierdo del circuito que se mete entre las dos montañas más altas (Las Calderetas o Montaña La Bandera, a la derecha, y Montaña de la Atalaya, a la izquierda). A unos dos minutos y cerca de una curva del circuito encuentro, a la izquierda, un sendero que sube hacia lo alto de la montaña de La Atalaya. No entiendo por qué el agricultor, al que le pregunté el jueves anterior, me dijo que no había camino de subida. El sendero de subida es arenoso y resbaladizo, pero claro de seguir.
Desde lo alto veo que el día está claro hacia el mar y nublado hacia el monte. Hay una muy buena vista de todo el valle de Los Nateros hasta el pequeño caserío de La Vica, en lo alto de la ladera y sobre un gran castañar gris con una franja en primer plano de viñedos de un verde muy intenso. Sobre La Vica empieza el pinar de un verde apagado. También desde lo alto de la montaña de La Atalaya veo los dos conos a la derecha y la enorme balsa. Recorro toda la parte de arriba que forma una cresta. Por debajo tengo una cantera de picón (La Piconera). Me quedo un buen rato disfrutando del panorama y mirando con los binoculares. Me parece que los picnic que hago con mi mujer han introducido un elemento más contemplativo en mis excursiones (no me durará mucho). El camino para bajar es claro, pero peligroso, es de arena y piedra suelta. Llego abajo con bien.
Parte b.
Sin un plan concreto y para adentrarme más en el paisaje que he visto desde lo alto de la montaña decido subir en coche. Vuelvo al coche y subo por el camino de El Escobón hasta un cruce, sigo unos pocos metros más a la derecha llaneando y al lado de una casa dejo el coche (750m). Me parece un buen sitio para continuar explorando la zona. Encuentro una pista de cemento (camino Lomo Las Colmenas) y decido subir por ella. La pista de cemento tiene muescas alargadas, me imagino que son para mejorar el agarre de los coches, y es muy inclinada. A ambos lados salen terrazas, algunas plantadas con papas. Tienen un aspecto muy lozano y su verde contrasta mucho con el marrón de la tierra en este tiempo nublado. Los castaños están por todos lados, en los bordes y en el centro de las parcelas, les están empezando a brotar las hojas, incluso en la base del tronco. Estoy en medio de un inmenso castañar.
Oigo gallinas escandalosas en unos chamizos y cuando llego a su altura un perro de ladridos entre asmáticos y tenebrosos las hace callarse. No logro ver la cara del perro. Subo cada vez más despacio hasta que encuentro una bifurcación (915m). Cansado de subir decido bajar por una pista que baja a la derecha (camino Fuente Los Frailes), es inverosímilmente inclinada (cartel de 15 grados y 7,5 toneladas de límite). La subida la he hecho muy despacito y bebiendo agua cada poco. La bajada es de risa de lo inclinada que es. También de cemento acanalado. La vegetación que hay alrededor de la pista es muy densa: arbustos, eucaliptus, pinos y castaños. El bosque es muy húmedo, hay musgo sobre las rocas, también helechos, retama amarilla, y muchas plantas que no conozco.
Bajo hasta los 840 m, donde creo que puede haber vistas sobre el barranco (San Antonio). Efectivamente, hay un claro y una súper vista del barranco profundo, el día está un poco gris y no resulta tan espectacular como podría ser. El frente de árboles es impresionante. Destacan los esqueletos de los castaños cubiertos de líquenes que hacen que las ramas parezcan más gruesas y grises. De nuevo he encontrado un barranco muy vertical y profundo con las paredes cubiertas de árboles. Este barranco marca el límite entre los municipios de La Matanza y La Victoria. Al otro lado del barranco oigo perros, que ladran histéricamente, muchos perros, una jauría. Oigo disparos, escopetazos secos que retumban por todo el barranco. Los ladridos de los perros son tan histéricos que no sé si pensar en que son perros cazadores o perros despeñados y desesperados.
Un poco inquieto por esta batahola decido volver. El ascenso por la pista se parece más a la subida por una escalera que a otra cosa. Llego a la bifurcación y ahora disfruto mucho más de las vistas, de los castaños, de los campitos de papas. Me siento tan feliz y tan conectado con todo lo que veo. Empiezo a hablar en voz alta en un idioma inventado, también hago frases en húngaro. Pienso que esto de las excursiones puede ser una droga. Pero para ser una droga hay un criterio que no cumple, no me entorpece ni mi vida familiar, ni el desempeño de mi trabajo. En fin, que debe ser bueno.
Bajo exhausto, pero ahora son más airosas que a la subida, las vistas son hacia Los Nateros y por encima veo que luce el sol tibio sobre el mar. Tengo una bonita perspectiva de la montaña de La Atalaya, por donde empecé hoy, y donde el rabo de gato le da sombras amarillentas a su relieve. Es una buena manera de redondear la excursión: desde la montaña miré hacia acá al principio, desde la ladera miro a la montaña al terminar. En la bajada también me ayuda a conectarme emocionalmente con el paisaje ir escuchando viejas canciones italianas de los 60. Que pase la siguiente, por favor.
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Tracks orientativos, no obtenidos durante la excursión, elaborados después de realizarlas
parte a
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parte b
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Camino Lomo Las Colmenas
Montaña La Atalaya