• Excursión 514. 7 Septiembre de 2016. Miércoles.
Calle Monroy. Micheque. Morra los Pinos.
Municipio: Santa Úrsula
De 16.15 a 18.45h. De 986 a 1320 a 986m.
Distancia: 6,3km. Duración: 2h 30m
Con un tiempo cálido y soleado parto del final de una pista (calle Monroy) y subo recto por un sendero-surco oscuro hasta rodear la montaña de Micheque y después por otra pista (Morra de los Pinos) descubro un lugar (Morra de los Pinos) con grandes y antiguos pinos canarios
Desde la pista de cemento acanalado Camino Candelaria subo por la calle Monroy hasta el final donde hay un espacio amplio donde dejo el coche bajo unos hermosos castaños. Mi objetivo hoy es encontrar a dónde lleva una bifurcación que encontré en la excursión 410 y que me dejó un poco perplejo.
Subo por un estrecho y revirado surco/sendero hasta la pista de El Rayo (1010m), por donde salgo a una curva. Cruzo la pista y me meto justo enfrente por otro sendero por el que sigo subiendo. Este es un sendero-surco angosto y oscuro a pesar del día luminoso. El surco se ha ido haciendo por efecto de la lluvia y en varios tramos ha creado bonitos y lisos meandros como en un río. Crecen brezos en el propio centro del sendero. Además de ser un sendero/surco es un sendero/cueva porque va cubierto de vegetación envolvente. Salgo a otra pista (Risco Grande, 1090m), de nuevo la cruzo y justo enfrente sigue el sendero/cueva/surco. El principio está casi cerrado por plantas y es como si descorriese una cortina para entrar en otro mundo. El sendero sigue subiendo y justo antes de que se ensanche hay un terreno muy resbaladizo que supero con mucho esfuerzo. Al final de este tramo hay una rueda colgada en una rama ¿?. Salgo a una pista abandonada (1140m), aunque mucho más cómoda y ancha que el sendero/surco. La pista está repleta de amagantes y follaos jóvenes. Al salir a la pista ancha me doy cuenta del buen tiempo que hace y de que el sol brilla fuerte porque en el sendero/cueva me he olvidado de si hacía sol o llovía. Poco después, para mi agradable sorpresa, llego al principio de la pista abandonada que estaba buscando (es la que lleva a la bifurcación que quiero investigar). La otra vez (excursión 410) había venido desde arriba por un recorrido muy largo (pista Las Arenitas), también existe otro atajo (excursión 244). Hoy me empeñado en hacer este otro recorrido. Tenía la vaga esperanza de que me llevase cerca de dónde quería, el plan ha salido perfectamente, ni pensado de antemano me sale tan bien. A veces me pierdo y a veces encuentro las cosas por arte de magia, casi sin quererlo.
Bien, pero lo más increíble está por llegar. En el principio de la pista hay un cartel medio oculto que dice “Montaña Micheque”. Fijándome bien puedo ver que he llegado a una trifurcación (más el camino por donde había venido hoy). La desviación más a la derecha es por donde había venido en la excursión 410 y la desviación más a la izquierda es por donde había ido. En vez de repetir y sólo por jugar decidí ir por la desviación del centro. Miro la hora para tener una referencia y además hago una flecha en el suelo de tierra con el canto del zapato para saber por dónde he aparecido en la trifurcación. Me meto por el centro bajo los pinos por una pista muy llana que pronto está completamente cubierta por una densa y mullida capa de pinocha. Empiezo a tener vistas hacia el barranco Fortuna porque la pista empieza a bordear una ladera muy inclinada con huecos entre los pinos. Llevo nueve minutos caminando cuando por casualidad miro al suelo y veo la flecha que había hecho, casi me da algo. Y de repente se hace la luz en mi cabeza y lo tengo todo claro. Tengo claro lo que me pasó en la excursión 410.
Transcribo lo que escribí entonces:
“Sigo la pista, que va rodeando la montaña de Micheque, unos quince minutos hasta llegar a un lugar bastante llano y donde hay una bifurcación. Vale es suficiente, lo dejo para otro día y me vuelvo por donde he venido”.
La realidad es que las desviaciones izquierda y central de la trifurcación son dos puntos que están pegados y que son parte de un circuito circular entorno a la montaña Micheque. La bifurcación a la que llegué entonces era justamente el mismo sitio desde el que partí. ¡Increíble! ¿Cómo no lo puede ver? Debió ser el cansancio. Aunque hoy si no hubiese puesto una flecha en el suelo muy probablemente tampoco me hubiese dado cuenta.
Con la moral por las nubes y resuelto el misterio de la bifurcación decido seguir explorando hacia arriba. Esta parte del monte es muy complicada porque está llena de pistas, la mayoría abandonadas. Tomo por la desviación más a la derecha en la trifurcación y muy cerca en una bifurcación sigo una pista hacia la izquierda, pero sólo la pude seguir 200 metros porque se termina abruptamente. Vuelvo a la bifurcación y (a la derecha) sigo subiendo. En 100 metros llego a un cruce de pistas y sigo subiendo. En los 1200m y en una curva pronunciada de la pista sigo subiendo recto por un sendero que sale hacia la izquierda. En esta parte hay una gran oscuridad y tengo que poner la cámara con la máxima sensibilidad de ASA para poder tomar fotos. Sigo subiendo y subiendo hasta que de nuevo llegué a otra pista (Lomo la Bandera, 1250m) por una curva. Aquí hay un cartel con localización de coordenadas (28,3950 y 16,4760) que dice “2,4 km a Laguneta Chica, BC 1.5”. Por aquí ya había pasado en la excursión 244. Al ver el cartel “Morra de Los Pinos” que señala a una pista que, perpendicular a la que he llegado, me da curiosidad y decido explorarla.
La pista es amplia y está rodeada de vegetación húmeda y desarrollada. Qué diferente este pinar del de Icod del otro día. La pista sube suavemente, no tengo ninguna ni idea de qué va lo de Morra de Los Pinos, a veces los nombres de los sitios no tienen nada ver con lo que hay en ellos. Pero tampoco quiero pasarlo, sea lo que sea, sin darme cuenta. Morra es el frente escarpado y redondeado de una loma y pinos deben ser pinos, pero porqué es un lugar especial no lo sé. Sigo con expectación y poco a poco se va aclarando la pista y después de unos 600 metros empiezo a ver grandes y gruesos pinos canarios. El día fantástico resalta su olor, casi se puede oler la resina. Y entonces al ver un pino gigantesco con un tronco enorme que a corta distancia del suelo se ramifica en diez o más ramas me doy cuenta de que este lugar es la morra de los pinos y de porque es un lugar especial, la cantidad y la belleza de estos pinos es impresionante y además es el día perfecto para disfrutarlos. Además, hay un par de sitios donde el monte es muy empinado con vistas hacia algunos montes cercanos, al Teide –con la Fortaleza debajo- y la costa norte donde distingo la cruz de Gala en Teno. Debajo ya está muy formado el mar de nubes.
Ahora, tras los inmensos pinos, quiero que todo vaya a cámara lenta, que no pase el tiempo. El color, la forma, el olor de los pinos, y saber que deben ser muy longevos le da un extra de valor a la experiencia de estar aquí. Continúo caminando hacia arriba y llego a un cruce de caminos. Muy cerca está la montaña de Los Asientos. Aquí hay una pista importante que va hacia La Victoria (BC1) y otra que sube hacia la choza Almadi en La Orotava (Pista La Orotava).
Son las 18.02h cuando empiezo el regreso desde el último cruce de caminos, las 18.47h cuando regreso a mi cochito. Este descenso es estupendo y lo hago lentamente disfrutando sobre todo del paso por los grandes pinos canarios. Me pongo los mitones en la parte resbaladiza. Nunca había disfrutado de un tiempo tan bueno en este monte agreste y tan solitario.
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Track orientativo, no obtenido durante la excursión, elaborado después de realizarla
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Calle Monroy a Morra Los Pinos