• Excursión 384. 8 Enero de 2016. Viernes.
Camino Márgenes. Morras del Pinito. Igueste.
Municipio: Candelaria.
ENP: Parque Natural Corona Forestal
De 11 a 14h. De 570 a 1110 a 576m.
Distancia: 3,8km. Duración: 3h
Recorrido por una ladera por el pinar de la Corona Forestal en busca de la conexión con una pista (casi lo consigo) y la localización de una cueva (sí lo consigo). Recorrido por un viejo sendero por placas rocosas y jaras bajo los pinos por una zona antiguas de terrazas
En la excursión 376 estuve recorriendo un sendero hacia la montaña de Arguama, Candelaria y me quedé corto de tiempo para explorarlo hacia arriba, la continúo hoy.
Dejo el coche cerca de la pista de entrada al sendero. La pista sale del Camino Los Márgenes (Igueste) en los 585m. Es una pista corta entre fincas agrícolas. El tiempo no me acompaña del todo, algo nublado, afortunadamente no hace frío. Antes de empezar el sendero (el que lleva a la montaña de Arguama) decido echarle un vistazo al pozo (Ajeja) del que me habló Santiago, está cerca. Es un cilindro que sobresale del suelo, cubierto de una rejilla metálica. Sólo mirar hacia abajo me da susto. No tiro ninguna piedra. Al lado está los restos herrumbrosos del contenedor que usaban para subir lo que iba excavando.
Regreso unos metros y empiezo a subir (a la izquierda según regreso) por el sendero, está marcado con una cruz muy tosca de madera sobre una montaña de piedras. Poco claro al principio. Más arriba gracias a marcas blancas mejora la orientación. En el paso (bifurcación, 725m) sigo subiendo por la loma, no tuerzo a la derecha hacia la montaña de Arguama. Tras el llanito en el paso sigo subiendo por una loma que va por la derecha de un barranco profundo (Marrero). Las vistas son muy buenas sobre el camino de los Márgenes y, más allá, de las paredes del gran barranco de Araca. En la excursión 376 esas vistas me resultaron más impresionantes, el tiempo era espléndidamente soleado. Tengo que aceptar lo que me toque, no voy a repetir una excursión esperando que la luz sea perfecta. El tiempo atmosférico, el momento del día hacen única cada experiencia. La subida es agradable y las vistas son buenas, las nubes son altas. En los 900m aprox. encuentro un hombre pequeño y enjuto, seco como un guirre, baja por la loma un poco atribulado. Me parece un milagro, ver alguien por aquí es algo extraordinario. El hombre va con zapatillas deportivas, pantalones cortos, pecho al aire y la camisa enrollada en el cuello como una toalla. De una manera confusa, no me dice ningún nombre de los sitios por los que ha pasado, me cuenta que lleva toda la mañana atravesando los montes y que se ha caído, me enseña un buen arañazo en el antebrazo y me dice que si la herida hubiese sido un poco más profunda se hubiera desangrado, por el aspecto de la herida no me parece para tanto, pero estando sólo en el monte y cayéndote no me extraña que se asuste. Me dice que se retira ya porque las nubes vienen rastreras y teme que se ponga a llover y entonces sí que va a ser peligroso. Le explico como buenamente puedo por dónde tiene que bajar, pero me da la impresión de que no le hace falta, puede con todo. Se va. Por un momento me quedo dudando de volver o no, pero al mirar el barómetro de mi reloj que me indica que no va a llover me tranquilizo y sigo subiendo.
El objetivo de esta excursión es enlazar con una pista que recorrí en parte en la excursión 318 (El Fayal). La pista El Fayal sigue a la pista Las Ovejeras, que a su vez sale del km 11 de la carretera La Esperanza al Portillo. El sitio por donde quiero enlazar es en una curva muy cerrada (1150m) de la pista El Fayal. Otro objetivo es encontrar una cueva (Unchico) de la que me habló Santiago cuando le dije que había estado por aquí. Pero la subida se me estaba haciendo muy cuesta arriba ¡buen chiste!, el sendero es muy confuso, sólo es claro en pocos tramos, voy dejando señales en los pinos para saber por dónde volver si no consigo enlazar con la pista. Por otro lado, las nubes se van haciendo más densas. Tengo suerte, no se me pasa una pequeña desviación a la izquierda (960m) y enseguida llego a la cueva de Unchico. Es una cueva de buen tamaño resguardada por delante por tuneras. Con un pequeño agujero enmarcado en madera en una pared, como para guardar alimentos, cubierto de pinocha el suelo y una vista maravillosa sobre la costa y el mar. Me puedo imaginar al cabrero con su rebaño protegido de las inclemencias calentito mirando hacia el mar.
Regreso al “sendero” y continúo subiendo. Aunque el recorrido no tiene perdida, va por una loma ancha bien definida tiene la pega de que está muy cubierto de jaras. En los 1080m veo marcas blancas en el suelo, indican claramente el sendero. Estoy un poco desorientado, hacia arriba todo son laderas con pinos. La cosa cambia cuando veo en el mapa (el que llevo) que por aquí pasa un tendido eléctrico y que hay torre de electricidad muy cerca del recodo que estoy buscando. Y en los 1100m aprox. veo el cable. Y no me parece feo, todo lo contrario, que es lo que me pasa normalmente con las colillas y las servilletas de papel, me sirven para saber si voy por el buen camino. Y en los 1150n metros veo la torre. Aquí me falta un poco de atrevimiento para seguir, pienso que si logro conectar con la pista El Fayal me llevaría por lo menos una hora y media o dos volver a donde he dejado el coche, además, la ladera está cada vez más cerrada de pinos. Decido regresar, ya está bueno. (In situ no lo sé, pero me he quedado muy cerca de la conexión).
Para tranquilizarme en la bajada me pongo a escuchar una recopilación de música vocal de los años 50 (A Sentimental Journey). Y digo para tranquilizarme porque no tengo claro que logre encontrar el sendero por donde he subido. Me relajo con la música, me dejo llevar y lo voy encontrando, incluso en una zona que hay que dar giro de 90 grados para seguir el sendero. Cuando me veo reproduciendo el sendero de doy cuenta que lo voy a conseguir sin ir demasiado atento, sólo instintivamente.
He empezado a las once, vuelvo a las dos. Antes de subir al coche me como un par de sándwiches que llevo. Vuelvo al pozo, me acerco con mucha aprensión y recuerdo lo que me dijo Santiago, lo de que si miras hacia el fondo del pozo se ve algo blanco, es agua, y que si tiras unas piedritas cuando lleguen abajo ya no se verá blanco al crearse ondas. Y son 315 metros de caída libre. Efectivamente allí abajo se ve algo blanco, pero no me da para tirar la piedra, es que solo estar aquí en el borde de este abismo (incluso protegido por una rejilla) es ya bastante inquietante. Santiago me dijo que él tuvo que ir al ayuntamiento para pedir que pusiese la rejilla porque antes había sólo unas maderas. Sólo de imaginarme a alguien caminando por encima de la rejilla me tiemblan las piernas. Y me explota la cabeza ver alguien sobre las maderas.
---------
Pulsar en el siguiente enlace para descargar el track de la excursión
Track orientativo, no obtenido durante la excursión, elaborado después de realizarla
drive.google.com/file/d/1QQYNTX_xIFNbHw4uFTUYvOYpsl2qatHE/view?usp=sharing