• Excursión 445. 28 de Abril de 2016. Jueves.
El Gaitero. Cresta Araya. Pico Igonse. Morra del Cabezo La Mesa. Risco Blanco. Cuevas de Igonse. Las Caletillas.
Municipio: Candelaria
ENP: Parque Natural Corona Forestal
De 15.05 a 20.10h. De 1735 a 50m.
Distancia: 11km. Duración: 5h 5m.
Emocionante y aventurero descenso por el pinar de la Corona Forestal por Candelaria. El descenso es por la arista de una loma afilada (Cresta de Araya). Al límite de mis habilidades. Tengo mala suerte, tengo que hacer un gran trecho por dentro de las nubes, desde los 1200 hasta los 700m, en algunos tramos a ciegas brincando por rocas sin ver nada de nada, sólo siguiendo hitos. Logro descenderlo y después sigo por un sendero SL hasta Igueste y Las Caletillas
La excursión del jueves anterior (Mirador La Crucita a Arafo) me gustó tanto que repito con un descenso parecido, hoy la bajada por la cresta de Araya hacia Candelaria con la misma estructura: transporte en taxi desde La Laguna, bajada por el monte y de vuelta en guagua hasta La Laguna. Sigo una ruta de FF.
El taxista resulta amistoso y cercano; me habla de sus viajes al Teide de noche para recoger a gente y del cielo estrellado en Ucanca, de lo bueno que es conducir de noche hasta el Teide sobre todo cuando empiezan las grandes rectas, de la mujer que apareció en medio de la carretera una noche cuando subía, y de los maravillosos amaneceres desde Candelaria, en los que sale el sol enorme por detrás de Gran Canaria, de la gente que vio en el Teide con linternas caminando de noche (parece que es una moda, otra persona me habló de excursiones de noche (de miedo) por el barranco de Badajoz en Güímar). Se muestra preocupado cuando le digo que voy sólo en mis excursiones. Nos despedimos con un apretón de manos al lado de la torre del Gaitero (km 21,5 de la carretera La Esperanza a El Portillo), 1750m.
El cielo despejado, aquí buen tiempo, hacia abajo está cubierto de nubes por el sur y por el norte, por todos lados. Subo por la pista hasta la torre de incendios y tomo a la derecha por la pista ancha. El primer tramo me gusta porque los codesos están en flor en los bordes de la pista y el olor a pino es muy agradable. Antes del mirador por debajo de la montaña Amarnia (Amarilla o el Cuchillo o Lomo Custodio, no estoy seguro) (excursión 424) me desvío a la izquierda (1700m) por el sendero que baja a la pista Boca del Valle. No voy al mirador porque está cubierto todo el valle de Güímar. En la bajada zigzagueante paso por debajo de los escobones con sus pequeñas flores blancas, también hay corazoncillos, son la versión en miniatura de los codesos con un verde más claro. Aquí arriba, sin embargo, está muy soleado y con un ambiente fantástico. Una vez en la pista (1550m) veo un sendero que baja, pero no es este. Sigo a la derecha y en unos 200 metros localizo a la izquierda de la pista el sendero correcto, lo reconozco gracias a la indicación de Francisco Fariña que dice que hay unos escalones de cemento.
(Durante toda la mañana he estado dudando sobre la excursión, hay demasiados tramos que, a priori, pueden resultar complicados y he buscado la excusa en el tiempo atmosférico -me impediría tener buenas vistas en la bajada, finalmente no he encontrado alguna razón más poderosa como: estoy enfermo o está lloviendo a cántaros, e inevitablemente la he iniciado con el mismo rato en La Laguna que el jueves anterior: los bocadillos delante de la Catedral y una galleta de chocolate, que tenía perdida en un bolsillo del chaquetón y que dos semanas después está fantástica. Durante el rato que he pasado en La Laguna he vuelvo a vivir la misma sensación, la sensación de estar en una película y todas las personas que pasan delante de mí me resultan súper interesantes).
En cuanto empiezo la bajada desde la pista empezando por la escalera de cemento siento que estoy dando un paso decisivo y o bajo o bajo porque pensar en descender 500 metros de desnivel y tener que volverlos a subir porque no encuentro el camino me parece insoportable, tiempo tengo de sobra antes de que anochezca. La bajada va por una cresta muy inclinada entre pinos y por un suelo lleno de pinocha resbaladiza, se sigue bien porque hay abundantes montoncitos de piedra (hitos). A mi derecha (según bajo) tengo una nueva vista de las Lajas de Chafa, unos diques muy conspicuos y llamativos que hay por debajo y que se ven desde tantos sitios en el valle. A mi izquierda un profundo barranco totalmente cubierto de pinos (Barranco Laja el Diablo). Llego bien hasta el pico Igonse (1410m), estoy un poco nervioso y expectante por saber qué jeroglíficos tendré que resolver (para mí estar en el monte es como un problema matemático, sé que hay una solución y tengo que encontrarla).
Aquí en este pico tengo mi primer rompecabezas: según la descripción de Francisco Fariña hay una bifurcación que a la derecha tiene unas letras casi ilegibles y que va a (la ZR) de Los Brezos y a la izquierda un cartel que indica Candelaria (que es el camino correcto); sin embargo, en la realidad, a la derecha no hay ningún cartel y a la izquierda hay unas letras en amarillo casi ilegibles que parecen decir Candelaria (con muchísima imaginación). La única señal clara es que a la izquierda sube un poco. Sigo a la izquierda, pero el camino desaparece poco después. Me tengo que subir en una cresta para observando por todos lados ver que hay un sendero hacia la izquierda (primer problema resuelto). Por debajo del pico de Igonse empieza el barranco de Igonse y yo tengo que bajar por la cresta izquierda. Entre el pico (1400m) y los 1150m la bajada es muy vertiginosa, va por la arista casi siempre (solo en el primer tramo después del pico hay un tramo complicado que va por la ladera antes de alcanzar la arista) y además, está la ayuda de los hitos (abundantes) y algunas flechas en amarillo desvaído señalando el camino. Empiezo a sentir la presencia de esas personas, las personas que pusieron los hitos y que parecen corporizarse y las oigo decirme “muy bien, vas muy bien”, y ya lo de las flechas en un lujo, me indican con total precisión no sólo por donde sino hacia donde tengo que ir (es la primera vez que veo flechas).
En los 1200 me meto en la nube y ya no se ve nada a lo lejos, ahora no me puedo orientar por referencias lejanas, me tengo que concentrar en los hitos. Los pierdo bastantes veces. En cuanto los pierdo vuelvo por mis pasos hasta encontrarlos. En realidad, sé que no es vital porque voy bajando por una cresta, pero prefiero esa seguridad añadida. Entre los 1150 y los 1050m atravieso una zona de roques, algunos muy puntiagudos, pero recuerdo las palabras de FF: “te parecerá imposible, pero con un poco de paciencia y experiencia irás pasando”, ok. En los 1110m tengo que hacer un auténtico remonte: bajar de la cresta guiado por las piedras y volver a subir a la cresta guiado por más piedras (otro problema resuelto), y como no veo casi nada por la niebla tengo que fiarme/fijarme) sólo de/en las piedras. Algunos roques son preciosos con sus formas angulosas y puntiagudas (Cabezo de la Mesa?). En los 1050m hay un giro brusco a la izquierda por un terreno en el que empieza a haber mucho arbusto que me cuesta un rato sortear, si no vas por el sendero enseguida hay unos desniveles tremendos (otro problema resuelto).
Después paso algunas cuevas en un terreno de formas caprichosas formado por muchas capas de tierra muy erosionado (Cuevas de Igonse, Cueva del Señor Manuel) y que parece que fue refugio de cabreros. Cuando ya pienso que las dificultades han quedado atrás empieza un terreno de jaras entre los 950 y los 850m. Las jaras cubren totalmente el terreno, el sendero es casi imposible de encontrar, de hecho, lo pierdo. Y varias veces tengo que saltar desde lo alto de muros de terrazas que estuvieron cultivadas hace mucho. Además, la niebla espesa me impide orientarme poniéndome un poco nervioso. Hay tramos en los que tengo que caminar como gato con botas por encima de la vegetación que afortunadamente no tiene tallos ni ramas muy rígidas.
Me emociono cuando diviso las patas de las torres de alta tensión. Sabía que tenía que pasar por debajo de ellas, pero no las veo sino hasta que estoy muy cerca. Mis preocupaciones terminan cuando veo un amplio camino que sale desde la base de la torre de la derecha, es un sendero ancho, desbrozado seguramente por los operarios que mantienen las instalaciones eléctricas. Cuando llego al monolito de las piedras (800m, excursión 364) sólo tengo que elegir si voy a la izquierda (a Igueste) o a la derecha (Araya). Ya llevo 3 horas y pico (son las 6.20) desde que empecé la excursión en el Gaitero y siento una gran alegría por haber superado todos los problemas y llegar a terreno conocido. Sin embargo, la alegría está mezclada con frustración por la decepción de no haber tenido vistas diáfanas sobre el valle.
Me decido por Igueste porque no quiero descender las cuestas de Araya hasta la autopista. Poco después tres deportistas suben tocándose los muslos, el tercero va sin resuello. Unos cinco km después llego a Igueste (7.30 de la tarde), pasando por La Mesa (excursión 362), con hermosos guaydiles en flor en la parte final. El sendero de descenso entre el monolito e Igueste desciende desde 800 a 200m y es de firme muy irregular. En la bajada escucho música española de los 80 que me sienta muy bien después del descenso por la cresta (Golpes Bajos – Malos tiempos para la lírica; Nacha Pop – Chica de Ayer; Ratio Futura – La estatua; Los Secretos – Déjame; Hombres G – Devuélveme a mi chica; Gabinete Caligari – Cuatro Rosas; Duncan Dhu – Cien Gaviotas; La Unión – Lobo Hombre en París) y canturreo incluso con algunas canciones.
De la plaza de Igueste bajo hasta la carretera del Sur y allí pregunto a cuatro mujeres que charlan en el porche de una casa como hago para llegar a la parada de Las Caletillas al lado del McDonald. Veinte minutos y muy ligero después llego a la parada. Espero 10 minutos. Cuando me subo a la guagua son las 8.10h.
(El ritmo de caminar depende totalmente de lo irregular del terreno, en el sendero por La Mesa muy despacio fijándome todo el rato en las piedras del suelo y haciendo el bailecito de bajada para tener un ritmo y si me tropiezo puedo corregirlo en el aire, al acceder a la pista de grava un poco más rápido, en el asfalto agrietado más deprisa y sólo cuando llego al asfalto en Igueste voy deprisa).
En la guagua me siento de maravilla, encajonado en mi estrecho asiento. De nuevo escucho una ópera de Philip Glass. El hombre que va sentado delante huele bien y tiene el pelo pincho. En el intercambiador espero 4 minutos y tomo la directa a La Laguna. En el intercambiador veo los garajes de las guaguas y a una le están echando gasolina. El enjambre de guaguas alineadas y en movimiento. En La Laguna me abrigo bien y voy viendo a la gente de recogida, son las 9.15h. La mujer que limpia anaqueles en la misma tiendita en la que por la mañana el dependiente me vendió el periódico sonriente. El hombre que me da las gracias en el aparcamiento cuando le informo de que se permiten billetes hasta de 20 euros. (12.55 euros de aparcamiento).
Llego a casa justo un minuto después mi mujer.
(Este descenso desde la pista de la Boca del Valle por la cresta de Araya es una ruta fantástica. La descubrí gracias a FF. Después la he hecho varias veces más y con tiempo despejado y con vistas. Dos veces en bajada: excursiones 622 y 1289 y otra en subida: la 1654.
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Track orientativo, no obtenido durante la excursión, elaborado después de realizarla
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Parte superior de la excursión
Parte inferior de la excursión