• Excursión 1293. 22 Julio de 2021. Jueves.
Camino Córcoba. Chirche
Municipio: Guía de Isora.
ENP: Parque Natural Corona Forestal
De 10.36 a 16.38h. De 1000 a 1230 a 1190 a 1360 a 1270 a 1470 a 970m.
Distancia: 10,1km. Duración: 6h 2m.
Desde cerca de Chirche por un camino señalizado voy hasta una pista por la que subo y visito dos galerías (una activa, la otra no). Recorro un tramo precioso del viejo camino de Córcoba por el barranco de Las Peguerías, pero no logro continuarlo, está tupido de vegetación
Ya intenté y desde arriba recorrer este viejo camino de Guía de Isora (excursión 1046). No lo puede hacer, muy invadido por pequeños pinos, arbustos y otras plantas. Logré hacer un tramo recto y un poco de la bajada a la derecha. Hoy, después de tener durante un año y medio esta excursión en la lista de excursiones futuras, me animo a hacerla, desde abajo. Supe de este camino por el libro de Sally Lamdin-Whymark (2013), y también, por su blog, dice que en el año 2019 estaba tupido de vegetación tras pasar el cauce de un barranco. Así y todo lo voy a intentar hoy. Con el tiempo más bien fresco en el Norte como el lunes y el martes quiero volver al calor, y de eso en Guía hay mucho. De paso intentaré visitar dos galerías, que según el documento del Gobierno de Canarias “Relación de Galería de la Isla de Tenerife” (2013) están activas: Barranco de Los Pinos, y Río Bermejo.
Con mi habitual manera de llegar a Guía: coche y guagua y después un taxi que me lleva hasta el principio del recorrido de hoy. De casa a El Tanque en coche (8.48-9.30h), de El Tanque a Tamaimo en guaguas (9.33-10-10h), y de Tamaimo a Chirche en taxi (10.25-10.36h, 12€). Me deja el taxista (10.36h, 990m) en la confluencia de la carretera que sube de Chirche con la carretera del Teide (TF-38). Está despejado, corre una ligera brisa. Sigo hacia adelante por la carretera del Teide. Tras cinco minutos entro por la pista, a la derecha, que lleva a unos viñedos y también al camino de las Vistas. Es una pista pedregosa en ligera subida. En unos diez minutos llego a la esquina (1065m) de un terreno (triangular, según el mapa) con viñas. En vez de seguir pegado al muro (cartel indicador del camino de Las Vistas) sigo a la derecha por la pista. Sencillo. Subo por la pista, muy pedregosa, y con bastante desnivel. A la derecha tengo una lomita. Me desvío por la derecha de la pista en una bifurcación apenas perceptible (1140m) para seguir por un camino invadido de vegetación (malpicas, sobre todo) que va por la arista de una loma (Lomo los Basalitos). Va por la derecha de una cresta en subida constante con tramos malos y otros peores, con vistas a un barranco no muy profundo. A mi lado va una tubería oxidada gruesa con rumor de agua. Me gusta oír la vida en el sonido del agua cayendo. Ya se hace sentir el calor. Abro el paraguas.
En un llanito (1250m, punto A) confluyo con la pista (la que abandoné antes). Inseguro como estoy hoy de poder completar el recorrido pero sin querer perder la oportunidad de visitar una galería decido bajar por la pista hacia la galería del Barranco de Los Pinos. Enseguida, desde la pista, veo la caseta, abajo, en el cauce de un barranco (Córcoba). No es mucho desnivel, pero cuando ya he torcido a la derecha tras bajar unos 30 metros y voy camino de la caseta me topo con mucha vegetación y me tengo que agachar, mala señal. La caseta es de tamaño medio y tiene un bosquecillo de higueras muy recrecido, hacia arriba, hacia el salto, no muy grande, donde debe estar la entrada a la galería. En grandes letras en la pared de la caseta pone “Barranco Los Pinos”. La puerta abierta y dentro un gran motor intacto todo polvoriento. Me gusta encontrar estos motores abandonados. Está claro que esta galería ya no está activa. Los raíles que desaparecen bajo las higueras me indican donde está la bocamina, pero no logro acercarme a ella. Han crecido demasiado y también un almendrero cargado de almendras me cierra el paso. De las ramitas salen las abultadas vainas de un verde claro con textura aterciopelada que encierran dentro las cáscaras y las almendras. El almendrero está muy vivo. Las higueras más. Deben aprovechar la humedad que se reconcentra bajo el salto semicircular con el paso irregular de agua por aquí. Me gusta tanto el ambiente industrial que respira la habitación con el motor, sobre todo por el contraste con la vegetación asalvajada, de sitio natural, de entorno que retorna a su estado primitivo. En la subida de vuelta al llanito (al punto A) logro ver, en la base del salto, la entrada a la galería.
Desde el punto A sigo subiendo por una pista muy recta, con mucha pendiente, que va por la arista de la loma. Marcado con unas piedras (1270m, punto B) veo un hito a la izquierda, un hito que sobresaliendo de las malpicas me señala la continuación del sendero. Yo, sin embargo, sigo por la pista, quiero visitar la otra galería. La pista va por la ladera de la loma con algo de subida y después de bajada, va rodeando los pliegues de la loma. A la derecha está el magnífico barranco de las Peguerías (un peguero es un círculo de rocas donde se quemaban los troncos de los pinos para producir resina y alquitrán). Coronando la ladera de enfrente hay una franja vertical de roca marrón-rojiza compuesta de tiras verticales, como columnas, de unos diez metros de alta (Risco las Doselas). Por debajo sigue la ladera con menos pendiente y más abajo otra corona de columnas rocosas. Sólo veo el cauce en momentos contados, es de rocas blanqueadas. Es imponente. Hacía abajo debe haber algún gran salto. En algunas esquinas de esta pista hay zonas grandes (un metro de diámetro) de cagadas secas de caprinos. Deben ser de los muflones salvajes. Van en rebaños y cagan todos juntos en el mismo sitio. Debe ser una estrategia contra depredadores, ya las he visto en otras pistas, también en Guía. Tras una parte más empinada de la pista llego a la caseta de la galería Río Bermejo (1340m), que es un nombre precioso, bermejo hace honor al color de las columnas rocosas que forman las coronas que rematan las laderas. Oigo el rumor del agua en un distribuidor de cemento tapado. Hay varias casetas.
De entrada, visito una caseta que tiene una parte en el aire, socavada por la erosión del agua, los raíles caídos. Un gran motor llena la caseta y una gruesa tubería (de extracción de gases) penetra por un lado de la caseta. Un cartel con letras de buen tamaño advierte del peligro de los gases. Desde una ventana de esta caseta veo la bocamina. Salto por la ventana y pegado por el borde de un pequeño andén, que amenaza caerse, llego a la entrada a la galería con otro gran cartel de “peligro, gases”. Tras una reja está el cartel (estándar) con los detalles de la galería: tiene 4 kilómetros de largo. Contengo la respiración cuando me acerco a hacer la foto. Estoy bajo un salto amplio de roca oscura que se extiende a derecha e izquierda. A la derecha está el cauce vertical de rocas blancas, aunque apenas lo puedo ver desde aquí, lo pude ver antes de alcanzar las casetas. Regreso a la caseta (muy cerca), salto a la ventana y salgo afuera. La única presencia del agua es tierra húmeda que veo en un canal casi tapado. Cerca hay otra caseta, más grande, con varias habitaciones. En una hay otro gran motor, otra muestra industrial en medio de este barranco salvaje. Al lado en una pequeña cocina hay un bidón con aceite usado y restos de envoltorios de comida. Deben de venir a mantener las instalaciones, pero poco. Lo que más me gusta es el viñedo enredadera con racimos de uvas pequeñas.
Al alejarme del lugar descubro por encima muritos, que deben ser de antiguas terrazas cultivadas. Hoy las ocupan las plantas del lugar. Con calma regreso por la pista bien cubierto por el paraguas hasta el hito (1270m, el punto B). Qué nervios tengo ahora. Penetro entre plantas secas y después ya descubro el viejo camino más expedito que sube con algo de zigzagueo y delimitado por grandes rocas rojizas. Pervive el viejo camino de Córcoba. Más practicable que el tramo anterior va por la arista de la loma. Me gusta. Tras unos cien metros de desnivel de subida (1370m) el camino se desvía, a la derecha, de la arista para seguir por la ladera con poco desnivel. Pasa el pequeño cauce de un barranco (Chericales) y tras describir un arco el camino y doblar una esquina (loma del Palo de Tea) llego a una parte más encajonada del barranco de Las Peguerías (Tágara), y unos 30 o 40 metros justo por encima de la galería de Río Bermejo, que acabo de visitar. Esta es la parte que más me gusta del camino. El camino pasa por debajo de un risco muy vertical en el que una zona densa de plantas (malpicas) verdes debe ser una fuente ahora seca(fuente La Becerra). Tiene toda la pinta de que el agua rezumaba por las paredes y se depositaba en unos huecos en la base de la pared. Me voy acercando al cauce del barranco. Al otro lado la ladera coronada por una franja de columnas bermejas. El camino está señalizado con hitos, superfluos, y muy invadido por cañahejas altas secas. Llego al cauce con grandes piedras pulidas. Cruzo. Al otro lado, sin embargo, un gran escobón seco esta caído sobre el sendero (muy claro con muro alto en ambos lados) y es completamente imposible de superar, quizás por debajo.
Regreso al cauce (1440m). Esta es la parte a la que se debía referir el blog de la escritora inglesa, el tramo tapado por la vegetación. Estudiando bien el recorrido del camino me doy cuenta que el camino vuelve al cauce un poco después, lo cruza otra vez, sube un poco y vuelve otra vez a la ladera derecha. Decido ir por el cauce a ver si encuentro este segundo cruce hacia la derecha. El cauce es un caos de piedras enormes, que tengo que recorrer muy despacio. Ningún gran salto, pero todo es muy complicado. Además he tenido que cerrar el paraguas, por seguridad, y ahora el calor se nota de verdad en este cauce dentro del barranco angosto. Tras sobrepasar un saliente de la ladera derecha que uso como referencia visual de por dónde puede volver el sendero a la derecha y haber subido unos 60 metros de desnivel decido abandonar, la continuación no se ve por ningún lado, la otra ladera es una pared densa de plantas. Bajando todavía hago otro intento de buscarlo por la ladera derecha pero sin resultado. Regreso al primer paso del cauce. Miro el reloj y veo que han pasado dos horas en este tránsito por el cauce. Increíble. Son las dos y media pasadas. Me quedo aquí a comer bajo la sombra de un escobón. Algunas moscas me revolotean, pero no consiguen nada de mi comida.
Más de cuarenta minutos después, algo lento en comer para mis estándares, regreso. Y a la vuelta no dejo de echarle vistazos a la ladera de enfrente para ver de qué manera podría hacerlo, podría subir por la ladera hasta el llano en la parte superior del camino que ya recorrí (excursión 1046). Encuentro una manera. La anoto mentalmente. Tengo que intentarlo otra vez pero desde arriba (excursión 1516). Aunque no pronto, eso desde luego. A la vuelta me gusta todavía más el paso bajo el risco. Y consigo algo de brisa deliciosa cuando empiezo a bajar por el viejo camino en la arista. La bajada es de lo más laboriosa cuando llego a los tramos más pedregosos de la pista. Qué calor hace: 34º. El paraguas me protege. Regreso algo vapuleado a la carretera y termino la excursión en el restaurante Mirador de Chío (16.38h) donde consigo agua fresca y llamo un taxi. El taxi viene pronto y me deja en Guía (16.52h, 6€). Pero resulta que la guagua (la 460) ya ha pasado. Así que vuelvo a pedir otro taxi, que tarda en llegar. Un conductor joven y muy amable que me lleva por la carretera vieja (así se lo pido) hasta Tamaimo (17.30h, 12€). Por aquí tiene que pasar una guagua (la 325) que viene de Los Gigantes. Espero en la parada de Tamaimo al lado del gran boquete con restos de coches antiquísimos, enfrente de una gasolinera (Disa). Estoy algo pasado de rosca. La 325 aparece a su hora (17.55h) y ya me relajo del todo. Cuando pasamos el puerto de Erjos veo que el Norte está nublado. Me bajo en El Tanque (18.26) y bastante ligero vuelvo en mi coche a casa (19.10h).
¿Qué si merece la pena todo esto? Pues claro que sí. Y más difícil que fuese también lo haría. Esto es incomparable. Me interesa todo el rato. No hay ni un segundo de aburrimiento.
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Track orientativo, no obtenido durante la excursión, elaborado después de realizarla
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