• Excursión 1267. 26 Mayo de 2021. Miércoles.
Canal del Estado desde Chimiche a La Cisnera.
Municipios: Arico. Granadilla
De 15.40 a 18.53h. De 400 a 350 a 365 a 300 a 530m.
Distancia: 7,8km. Duración: 3h 13m
Recorrido de varios kilómetros siguiendo el canal del Estado desde Chimiche a La Cisnera. Un canal que en algunas partes lleva agua, en otras, va seco y muy roto. En general, se sigue cómodamente. Con el cruce muy emocionante del gran barranco de El Río por tuberías que muy verticales bajan al y suben del cauce. Tras evitar unos túneles sigo otro pequeño tramo y termino descubriendo una preciosa loma con bejeques en flor
Este año está resultando un año muy húmedo. Estamos a Mayo, casi en Junio, y el tiempo sigue fresco e inestable. Llueve en la autopista en la bajada al intercambiador de Santa Cruz. Y nublado cuando salgo (14.40h) en la 110 para San Isidro. La excursión de hoy me ha llevado mucho tiempo decidirme a hacerla. En parte por la gran distancia hasta el principio de la excursión. En parte por las incógnitas de lo que me voy a encontrar. Al llegar a San Isidro (15.22h) tengo que tomar un taxi para que me lleve al sitio en donde voy a empezar: Chimiche. Hoy quiero recorrer un tramo del canal del Estado (Charca del Estado). Este canal empieza en Chimiche y llega hasta Santa Cruz. He hecho algunos de sus tramos en Güímar y en Arafo. Al taxista le cuesta dar con la calle en donde voy a empezar (Las Crucitas) y me tengo que conformar con otra calle (Marta) que sí localiza (15.40h). Vale, aquí estoy después de todo este trasiego para transportar mi cuerpo hasta el principio de la travesía.
Chimiche es un pueblo de dos calles largas y paralelas. Bajo por la calle Marta que tiene casas de dos plantas y casas con jardines. Una mujer me mira suspicaz y no dice nada, solo recoge a sus perrillos que están en la calle. Deja uno por fuera que me acosa un rato. La calle no tiene salida y encuentro justo debajo el canal del Estado. Bien. Pero antes quiero localizar una era. Por un sendero pequeño, hacia la derecha, la localizo pronto, qué gran alegría empezar una excursión así. La era es grande (13m Ø), no del todo circular, un poco inclinada, con su murito en buen estado y con el firme liso algo deteriorado, grandes placas con huecos. Regreso al final de la calle Marta y empiezo a caminar por el canal, no muy ancho y cubierto de placas. Bueno para caminar. Pronto me tengo que salir, una finca ocupa su recorrido y tengo que bajar pegado a la valla por la ladera de un barranco, remontar en la esquina y volver a subir al canal. Y ya me toca bordear un barranco grande (Chamuscado/Las Paredes) con un pozo (Chaboibo) en funcionamiento, situado en esta ladera, más abajo. En el lado de enfrente hay un pequeño risco de basalto. Por el canal voy bien, cómodo, tiene huecos que salto. Va sin agua. Está seco. Y qué seco parece un canal sin agua. El resto del terreno puede tener agua o no pero un canal… El siguiente es un barranco pequeño (Juan Justo). La vegetación es rala, tabaibas, bejeques, pencas, cornicales, matorriscos, se puede ir por todos lados. Por encima del cauce veo el muro de una pequeña presa. Y entonces llego al borde del barranco de El Río, el temible, profundo, larguísimo, de cumbre. Y ya he visto en el mapa de OSM antes de llegar a verlo de verdad que para salvarlo hay una línea recta, no una gran curva, eso significa que habrá una tubería que bajará recta al cauce y después volverá a subir, igual de recta.
Eso es justamente lo que veo cuando doblo la esquina de la lomita y encaro el barranco de El Río (por cierto, uno de los barrancos que más me gusta de toda la isla). Una gran tubería gris de cemento baja recta a todo meter, tan vertical que no puedo verla completa, va acompañada de otra tubería, roja y de metal algo oxidado. Es impresionante. Suicida. Pero con mi filosofía de paso a paso la encaro sin prejuicios. Sólo por un momento atisbo lo grandioso de este tramo del barranco con meandros, curvas, cauce excavado. Dejo lo de admirarlo cuando esté en el otro lado. Ahora sólo puedo estar en lo de bajar. Y esta tubería es mucho más vertical y con más desnivel que la que pasé en el barranco de Araca (excursión 1258). Bajo sujetándome en la tubería de cemento, pero también en la tubería rojiza, me raspan las manos. Hay vestigios de escalones sobre la base de cemento sobre la que va la tubería, en realidad son huecos para las puntas de los pies. Y los huecos están llenos de piedras que tengo que ir pateando para poder meter los pies. No estoy nervioso solo concentrado, muy concentrado. He bajado un buen tramo cuando la tubería roja se empieza a aproximar a la de cemento y me tengo que salir por la izquierda porque no tengo espacio, al menos puedo seguir bajando por la ladera que con sus irregularidades me permite serpentear, no mucho después ya vuelvo a la tubería gris y todavía se hace más inclinada la bajada, impresionante, y ya voy viendo que abajo del todo un puente cruza el cauce y también voy viendo que sobre el puente parece haber un espacio entre ambas tuberías. Vale. Sigo bajando y bajando muy despacio, los huecos en la zapata de cemento cada vez están más llenos de tierra y piedras, pero la rugosidad del cemento me permite agarrarme bien a pesar de que no traigo mis mejores zapatos. Es una bajada larguísima y lentísima, y de lo más emocionante. Por fin llego al puente y lo paso agachado entre las tuberías, me agacho para poder sujetarme a lo que sea si me caigo. En medio del puente me detengo, me alzo y puedo ver el cauce, muy marcado en gris que destaca sobre el beis-amarillo-naranja de la ladera, cortado a pico, con hoyas, pozas –algunas con agua-, muy anguloso. Hacia arriba sigue el surco del cauce y forma un arco con pared alta. Hacia abajo sigue más recto, pero igual de marcado y acerado. No veo la manera de bajar al cauce, serán tres o cuatro metros, pero muy verticales. (Por la noche, en casa, estudio la bajada y compruebo que tiene una pendiente del 65%, y que la mitad inferior es del 100% y en total tiene un desnivel de 65 metros). Es impresionante mirar hacia arriba, a la tubería y ver cómo baja por la ladera, embutida en el terreno, han horadado la ladera para meter la tubería. Encaro la subida mucho mejor, aunque sigue siendo una subida recta e inclinada tiene menos pendiente que la bajada. Y mis pies se agarran mucho mejor en la subida, que subo en volandas. Después de salvar la parte más inclinada me salgo por la derecha y recorro una gran terraza para ver mejor la pared contraria en la que destaca un gran derrumbe (muy antiguo) de una de las paredes y descubro que hay un sendero que comienza por la derecha en lo alto y tiene un acceso a la ladera, hecho con tablas de madera, que recorre la ladera, pasa sobre lo alto del derrumbe, cruza el canal y sigue por restos de unas terrazas. Otro día. Ahora empiezo a ver más los bejeques de copetes rosados.
El cielo sigue gris, el sol sale poco. Todavía en la terraza me acuerdo de repente que ya pasé por lo alto del otro lado del barranco (excursión 931), ese día que vi el barranco de El Río como una cicatriz en el paisaje. Releo esa excursión y no hay nada sobre este canal ni la vista hacia el barranco del Río por la tubería. El terreno tiene tantas “lecturas”. Sigo subiendo por la tubería y tengo que echarme a la derecha campo a través porque la tubería desaparece en la ladera. Arriba encuentro una pista y una finca, en uso, pero sin gente. La rodeo por la derecha hasta que puedo volver a subirme al canal, que destaca gris desde lejos. Menudean los agujeros en el canal seco, reseco, con barro en escamas en el fondo. Rodeo por el canal otro barranco ancho (Bastián) y después pierdo el canal y sigo por terrenos llanos antes cultivados que ahora están cubiertos de plantas secas que crujen a mi paso hasta que puedo volver al canal elevado sobre un terreno cultivado. Y llego a una carretera que baja de El Río (el pueblo) donde hay cultivos de cebollas, grandes superficies con tiras de tuberías paralelas de plástico negro que se arrastran por el suelo y aquí y allá sobresalen cebollas secas. No me atrevo a cruzar por ellas, aunque no haya cadenas ni barreras. Subo un poco por la carretera y me meto por una pista que desemboca en terreno salvaje con muchas plantas hasta bajar al canal, y rodeo otro pequeño barranco (El Grillo) cruzando sobre un puente con huecos en el canal. Ahora el canal sí lleva agua, que va en el sentido de mi marcha. No es mucho caudal, y ahora no me puedo despistar y caerme dentro del canal. En la siguiente ladera el canal se vuelve a meter por la tierra y tengo que subir y bordear por un senderito dos grandes terrazas llanas, lisas, sin cultivar. Llego a una finca de cabras, están tan quietas, tan tranquilas, echadas sobre su costado. Un camión más abajo hace ruido continuo, pero no me ven.
Sigo por el canal y me adentro en terrenos salvajes, sin ninguna ocupación humana. Los bejeques destacan en el terreno grisáceo en este día gris y con poco viento. Intuyo algunas pistas que atraviesan de arriba abajo el terreno, que merecería la pena recorrer hacia abajo. En el canal con agua en los sitios donde faltan varias losas han hecho un marco sobre el borde sobresaliente como remarcándolo ¿para qué serán? Este es un terreno más atractivo, más salvaje. Paso otro barranco grande (Azúcar) y poco después llego al barranco de Guasiegre cuyo lateral recorrí subiendo desde el pozo Guasiegre (excursión 1198). Este barranco es de los esculturales e impresionantes. En esa excursión seguí un rato este canal hasta que vi que se metía por un túnel por la pared vertical y más tarde en aquella excursión y desde arriba puede ver que el canal se metía en más túneles, iba totalmente descubierto y tenía una cuerda para sujetarse, pero claro había que tener botas de agua para pasarlo. Y también descubrí, mirando desde arriba, un sendero que bajaba al cauce hasta unas cuevas en el fondo. Esa información la he estado atesorando para hoy. Encuentro fácilmente el principio del sendero que baja al fondo, parece muy transitado e incluso tiene alternativas, previamente he echado un vistazo para ver la manera de volver a subir al canal. Abajo hay dos cuevas un poco por encima del cauce ¡Qué lugar! ¿Para qué se usarán? Fascinante.
Enseguida encaro la subida por terreno de derrumbes y vegetación densa y con una determinación brutal voy ascendiendo como si me estuviesen subiendo con una cuerda desde arriba. Y llego al canal. Maravilloso. Lo sigo un rato más, pero me tengo que salir porque un barranco después se mete por un túnel por la pared, y ya no tengo ganas de ir a comprobar si se puede ir por dentro del túnel, y tampoco de recorrerlo si se pudiese. Otro día. Ahora subo por la ladera por un terreno de terrazas muy antiguas y hace mucho abandonadas. Giro a la derecha para cruzar un barranquito y sigo subiendo hasta alcanzar el camino real pero unos tres minutos después lo dejo para meterme por una pista lateral, que no viene en mi mapa. Rodea una loma, sube y me salgo también de esta para seguir lo más recto que puedo hacia las casas de La Cisnera. Atravieso el canal Intermedio, ancho, alto, que lleva mucho caudal y va descubierto. Y ahora llego inesperadamente a la mejor parte de toda la excursión: una lomita completamente cubierta de bejeques rosados, un sitio maravilloso en el mejor momento posible, las lluvias abundantes de todo este invierno y primavera han producido una floración brutal. Toda la pequeña colina está cubierta de estas preciosas plantas de tallo enhiesto de un metro o menos coronadas por un gran cono de inflorescencias rosadas, de unos cincuenta cm de alto y otro tanto el diámetro de la base. El día apagado y gris le resta potencia y fuerza, pero así y todo me quedo paralizado y deambulo despacio a pesar de que ya se me está haciendo muy tarde para el largo regreso. Llego a la primera casa y salgo a la carretera. Llamo al taxi y tengo que esperar en la parada de guaguas de El Capitán (La Cisnera) unos 40 minutos para que me recoja la taxista de Arico (María Jesús) que me comenta en la bajada a la autopista que ella nunca había visto tantos bejeques y que un mes antes han estado arrebatados los matorriscos. Autopista (19.53h). La 111 (20.10h). Santa Cruz (20.45). Casa (21.10h).
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Track orientativo, no obtenido durante la excursión, elaborado después de realizarla
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Chimiche a La Cisnera, parte 1
Chimiche a La Cisnera, parte 2