• Excursión 632. 10 Abril de 2017. Lunes. (Anaga 91ª)
Degollada de las Hijas. Casa Santiago. Casas de la Cumbre. Roque Negro.
Municipio: Santa Cruz de Tenerife.
ENP: Parque Rural de Anaga
De 14.33 a 18.00h. De 870 a 750 a 820 a 770 a 825 a 540m.
(a) Degollada de las Hijas. Distancia: 7,4km.
(b) Degollada de las Hijas a carretera sin salida. Distancia: 0,8km.
Distancia: 8,2km. Duración: 3h 27m.
Principio por sendero húmedo con repentina vista a la seca vertiente Sur de Anaga. Tras casa Santiago por la carretera hasta Casas de la Cumbre. Después por pista hasta la subida al Roque Negro con vistas maravillosas y final por sendero hasta el caserío de Roque Negro
Esta vez voy en coche porque no consigo una buena combinación de guaguas para el recorrido de hoy. Dejo el coche al final de la carretera sin salida que sale de la que va al pico del Inglés. Lo dejo un poco antes del derrumbe de la carretera. El día está bueno, más claros que nubes. No corre la niebla y el viento. Bajo y paso la barrera metálica. Poco antes de la valla final justo antes del derrumbe me meto, a la derecha, por el sendero que sube en oblicuo. Me gusta tanto el olor a humedad de este bosque. El firme está bueno. Al llegar a un giro a la derecha, que hace el sendero para evitar el pico de una elevación, sigo recto montaña arriba por un sendero poco claro, pero tengo que desistir cuando se cierra mucho. Vuelvo al giro. Aquí no sigo el sendero si no que bajo a la izquierda al lado de una tubería gruesa. Está muy inclinado y resbaladizo, pero lo sigo hasta llegar a la carretera cortada, un poco después del derrumbe. ¡Fantástico! He descubierto un atajo para evitar el derrumbe. Una vez lo intenté por dónde se había desplomado la carretera y era bastante incómodo y peligroso. Por aquí, sin embargo, es muy practicable. Vuelvo a subir por la ladera empinada al giro en el sendero. Sigo por el sendero hacia la derecha, que empieza a bajar enseguida, evito el desvío a la casa donde una vez hablé con su habitante y sigo bajando hasta llegar a una bifurcación (que baja a la derecha hacia Los Catalanes) y yo sigo a la izquierda y llego a casa Santiago (14.58h, 766m). Hoy, cerrada.
De aquí surge una carretera que baja hacia Afur y este sitio: el collado entre las dos vertientes de la isla, se llama la Degollada de Las Hijas. Sigo, con la misma dirección, por la carretera y unos ciento cincuenta metros después (en el km 18) me meto a la derecha por un sendero que sube y rodea una elevación. Poco después y enfrente de la bajada a Los Catalanes subo por la izquierda por un senderillo, casi inmediatamente aparezco en el patio de una casa. El hombre mayor asombrado que me ve tranquiliza a los perrillos. Vuelvo a bajar a la carretera. Intento una subida por una escalera, a la izquierda, más adelante, pero desisto por perrillos sueltos que me ladran. Me da la impresión de que se puede evitar la carretera en mucha medida con estos pequeños desvíos. Mi objetivo ahora es encontrar un sendero que sale a la izquierda y va a dar a una pista que sale de Casas de la Cumbre, para desde esa pista seguir hacia Roque Negro. Este sendero lo he descubierto en openstreetmap.org. Paso el km 17 (16.04h, 830m), un poco después de una parada de guaguas, al final de la recta veo un sendero que sale a la izquierda, creo que puede ser el que busco. Lo sigo un rato por una cresta (unos 50 metros) pero enseguida desaparece en la vegetación. Si existió alguna vez ahora ya la vegetación se lo ha comido. Vuelvo a la carretera y retrocedo hasta el km 17. El tiempo está más fresco. Todo está tan solitario. Frente a la parada de guaguas descubro una escalera que sube hacia una casa. Y justo a la derecha del principio de la escalera me meto entre la vegetación y encuentro el principio del sendero que andaba buscando, su dirección se corresponde con la del mapa de openstreetmap.org. Bien, muy bien. ¡Joder, cómo cuesta! El sendero está claro, una vez pasada la cortina vegetal, gallinas corretean cacareando cerca del sendero. Llanea al principio y empieza a bajar, muy invadido de plantas. Cada vez más complicado. Grandes escalones de piedra, muy pegado a la ladera, está muy oscuro, tenebroso. Lo sigo hasta un salto de un barranquillo. Rodeo la pared húmeda del barranquillo. Llego al salto de un segundo barranquillo, algo más grande, de nuevo rodeo la pared del salto. El sendero desaparece. Me doy la vuelta. Me paro. Vuelvo a mirar el barranquillo. Lo intento una segunda vez. Esta vez sí lo logro. El sendero existe, pero es muy poco reconocible. Con el mapa en la mano voy siguiendo la dirección más plausible y entrecortadamente voy viendo trozos más claros del sendero. Un poco asustado y en vilo voy avanzando y cada poco mirando hacia atrás y memorizando el camino. Muy resbaladizo, tierra suelta, muy húmedo, entre troncos de arbolillos. Llego a un trozo con muchas zarzas y que además va por el borde de una pared, hacia abajo entre las zarzas y los árboles veo el suelo muy abajo. Tengo que desistir aquí porque el sendero se estrecha muchísimo y las zarzas me hostigan. Un mal gesto por evitar las zarzas que me atrapan me podría hace caer. Lo dejo (776m), he descendido 56 metros de desnivel, pero me faltan otros 50 metros para llegar a la pista. Acepto la derrota. Lo olvido y me concentro en la subida. La hago volando, subo como un reactor. Arriba luce el sol y hace un tiempo maravilloso. No me deja de asombrar cómo se puede ir de una carretera diáfana a una selva impracticable en un instante.
Sigo por la carretera hasta Casas de la Cumbre y me meto por la pista que sale a la izquierda después de un grupo de casas. Salto una cadena de hierro y sigo pista adentro. A medida que voy bajando el tiempo va mejorando y la vegetación cambiando. Es una pista con muchísimas curvas y muy poco desnivel. Voy siguiendo sus contornos y comprobando con un mapa de Grafcan y otro de FF por dónde voy. El bosque denso de laurisilva tiene árboles que no son muy altos. En un recodo hay un gran campo llano de cultivo. Y veo el sitio (734m) por dónde va a dar el sendero que acabo de intentar. Por un momento me dan ganas de subir para verlo por entero, pero sensatamente lo dejo, total ya estoy en la pista que quería. Ahora mi objetivo es encontrar un sendero para bajar hacia el Roque Negro (el pueblo). Y entonces se me ocurre que si voy a pasar cerca del Roque Negro (el roque) puede que exista un sendero que suba hasta su cima, aunque yo no tenga constancia de ello en ninguno de los tres mapas que tengo. Poco después empiezo a ver el roque en una recta.
Emocionado me acerco y cuando la pista hace una curva cerrada hacia la izquierda entreveo entre los brezos finos un hueco (690m) que sube. Nervioso e ilusionado me meto. No es un sendero, pero hay un hueco entre las plantas para seguir subiendo. Casi escalando más que caminando subo y subo hasta que llego a lo alto de la cima (16.48h, 742m). Absolutamente maravilloso. La cima del roque es alargada con grandes bloques de piedra blanca con líquenes negros. Abundan los tejos aquí arriba. Nervioso y como poseído recorro la cima. Las vistas son maravillosas sobre el barranco de Afur. El día perfectamente claro me permite ver cada pequeño detalle. Entro en trance fotográfico. Me acerco al borde agitado. Hago muchas fotos. Las huertas de papas, las carreteras, las casas, todo parece de juguete, se ve todo tan cercano. Alcanzo a ver el Lomo Bicho, el lomo de Los Carreteros y el lomo que baja de Taborno. También veo casa Carlos, es un edificio grande que resalta en el verde. Debajo Roque Negro, La Porquera. También veo parte de Afur. Hacia el otro lado (hacia Chamorga) también tengo vistas, pero es sólo una sucesión de valles cubiertos de plantas y el barranco de Taganana queda oculto por una loma, no se ve. Tampoco alcanzo a ver, en esa dirección la Casa Forestal.
Avanzo entre los brezos y los tejos hacia adelante por la cima y me sorprende ver una placa metálica en memoria de un senderista. “Delfino Méndez Alonso. Nene. Estábamos, estamos, estaremos juntos. A pedazos, a ratos, a párpados, a sueños. Tu familia y tus amigos, 2014”. La sensación que me da es que era un verdadero sibarita. Me puedo imaginar a sus amigos y su familia reunidos aquí poniendo la placa (bien clavada en una roca blanca) y esparciendo sus cenizas entre los brezos, en un día soleado y maravilloso para recordarlo para siempre disfrutando de este sitio. Después y en silencio regresarían.
Impresionado por el lugar, las vistas y la “presencia” del senderista empiezo la bajada del roque. Pero me confundo en la bajada y pierdo el recorrido. Me doy cuenta cuando ya he descendido, más bien caído, unos 30 metros. Tengo que trepar hasta arriba de nuevo porque el roque está rodeado de caídas muy fuertes por todos lados y sólo hay un lugar razonable para bajar: por dónde he subido. Arriba de nuevo sí encuentro la bajada. Es curioso cómo la emoción es incompatible con la supervivencia. Si me emociono demasiado pierdo el tino. Cuando de nuevo empiezo la bajada recuerdo que la fui memorizando y que al bajar la primera vez no me importó no ir por el sitio correcto.
Salgo a la pista y bajo hasta encontrar (17.19h), unos 50 metros después, el sendero, a la derecha, que baja hacia el pueblo de Roque Negro. Este el sendero que no supe encontrar en la excursión 625, en un día lluvioso. Me da especial gusto recorrerlo. Sinuoso. Muy claro. Entre huertas cuando estoy en la parte de abajo. Me gusta mucho. Es un doble gusto, lo tenía pendiente. Al llegar a la pista de cemento recuerdo por dónde pasé en aquella excursión. No me fustigo por no haberla encontrado, no era tan difícil. Un hombre ara en un campo de papas. Unos perros pequeños a su lado no me ladran. Sigo el camino con el pasa manos y llego a la carretera (17.38h, 540m). Una pareja de guardias civiles en un coche, al lado de la parada de guaguas, me recomiendan una venta en el pueblo, porque hay helados y agua. Les agradezco la información, y les digo que espero la guagua que está a punto de llegar. Hoy estoy de suerte porque al llegar a la carretera me he dado cuenta del horario de la guagua de Afur (sale a las 17.30h de Afur). Así que ya no tengo que subir a pata desde aquí como había planeado, esta parte que ya conozco y he recorrido me la puedo ahorrar. Es un premio. La guagua aparece pronto y llego a casa Santiago (17.44h). Por el sendero llego hasta donde dejé el coche (18.00). Excursión redonda. Perfecta.
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Track orientativo, no obtenido durante la excursión, elaborado después de realizarla
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