• Excursión 1564. 18 Marzo de 2024. Lunes
Barranco Narices. El Porís
Municipio: Arico
ENP: Monumento Natural Montaña El Centinela
De 15.10 a 19.30h. De 70 a 130 a 90 a 350 a 20 a 50.
Distancia: 14,3k. Duración: 4h 20m.
Recorrido de unos 4 km del barranco Narices por su cauce desde la autopista hasta la carretera TF-627. Un cauce salvaje y complicado de recorrer con texturas muy variadas y dos saltos importantes. Regreso por una carretera desierta
Empiezo mi plan de recorrer todos los barrancos de la parte baja de Arico entre la costa y la carretera general del Sur. Empiezo por el de Las Narices que desemboca en la ensenada de Abades, va pegado a la montaña Centinela (Monumento Natural, excursión 901) y pasa al lado de la Villa de Arico.
Salgo de Santa Cruz en la 111. Buen tiempo. Según nos acercamos a Abades veo que el mar está muy rizado, aunque cuando me bajo de la guagua en la parada de Abades no está muy ventoso. Subo hacia la rotonda, camino unos pocos metros por la carretera hacia la izquierda, me salgo de la carretera y me meto por una pista con barrera de la que casi inmediatamente me salgo también y empiezo a caminar por el cauce de un barranquillo (La Brevala) por donde va un sendero sobre arena y roca beis. El terreno es todo de piroclastos en un grado variable de erosión. Me gusta mucho este material duro, rugoso, poco resbaladizo y las formas de las laderitas. Hacia arriba domina la montaña de La Centinela, un cono volcánico bastante regular. Me dejo llevar por el cauce de este barranquito, muy somero, con algún pequeño salto que otro y tras unos 500 metros ya me doy cuenta de que el barranco por el que pretendo ir hoy no es este, sino uno que puedo ver a una cierta distancia.
A la izquierda y por debajo tengo varios edificios no muy grandes y en ruinas, quizás nunca se llegó a habitar, un plan que se quedó a medias, tiene un aspecto moderno e interesante. Aunque su situación en una hoya lo hace algo claustrofóbico. Bajo hasta ellos y los rodeo por la derecha. Salgo de la hoya y me echo a la derecha para evitar un pequeño salto en el barranco y poco después ya llego al cauce del barranco de Narices. En el cauce hay muchas piedras, algo de vegetación, la travesía por el cauce no es demasiado complicada. Empiezo a ver en el cauce tipos de rocas de texturas muy diferentes. Unas son rojizas, granulosas y rugosas, otras son beis y lisas, también hay basaltos grises, conglomerados de piedras y tierra, resultado de aluviones, el cauce no es angosto, hacia la derecha puedo ver bien la ladera de la montaña de la Centinela y sus característicos agujeros que parecen fosas nasales y que le dan nombre a este barranco. Voy muy entretenido sorteando las rocas del cauce que no están muy redondeadas y tras unos quince minutos (700 metros) llego a dos saltos, el de la izquierda es bastante vertical, de forma semicircular (Saltadero las Narices). El de la derecha es más suave, pero también aparentemente impasable. Por debajo hay una zona de grandes rocas con vegetación muy densa rodeándolas. Me estoy planteando como voy a poder superar estos saltos cuando me doy cuenta de echándome hacia la parte derecha del cauce parece haber un paso, no es exactamente un camino, es un sitio algo trillado y polvoriento por el que puedo progresar y que va hacia la izquierda del salto de la derecha. Me entusiasma la idea de que se pueda subir. Sólo puedo ver, mirando hacia arriba, que es posible. Voy siguiendo esta traza de camino con algunos parones y rodeos y poco a poco al seguir avanzando me doy cuenta de que voy bien. El sitio me gusta mucho por la gran cantidad de plantas (balos, matorriscos, bejeques) y las grandes rocas y las paredes verticales que voy evitando. Sin muchos problemas logro llegar arriba.
Estoy muy cerca del salto de la derecha. De una manera natural me dirijo hacia él y bajo al cauce. Estoy en la parte inferior de una gran hoya (Hoya el Toscón) rematada por una franja alta y muy larga de piroclastos beis que parece formar un anfiteatro natural por la que va un barranco (Hoya el Toscón) que tomo por el de Narices (tardaré un rato en darme cuenta de mi error). El terreno es bastante llano y el cauce con muchos nateros (muros de retención de humedad) y muros de terrazas a ambos lados. Es un tabaibal denso y precioso. Camino ligeramente por la derecha del cauce o por dentro y tras avanzar unos 500 metros subo por la capa ancha de piroclastos que tiene una textura más lisa que rugosa y donde no crece ninguna planta. Me gusta mucho. Tras esta capa salgo de la hoya y cuando veo que el mar está, más cerca de lo que pensaba, hacia la derecha me siento confuso y desubicado. Me parece que no voy bien. Consulto los mapas. Me lleva un rato darme cuenta de que me he confundido. El barranco Narices está hacia la izquierda, como a unos 500 metros, menudo desvío he hecho. El barranco me parece que está lejísimo. Allá que voy.
Por una pista, que casualmente encuentro, sigo hacia la izquierda y después de llegar a unas instalaciones fotovoltaicas que rodeo por la izquierda empiezo a bajar hacia el cauce del barranco Narices pasando entre muros altos de viejas terrazas. Antes la energía del sol hacía crecer las plantas, que alimentaban a los humanos; ahora la energía del sol se acumula directamente en las placas, y los humanos hacen de todo con esa energía. Es mucho más directo. Tranquilamente voy bajando hasta que llego al borde, algo vertical, del barranco Narices, y por un sitio adecuado bajo hasta el cauce que es de basaltos grises redondeados y bellísimo. Sólo por curiosidad me echo a la izquierda para ver el salto (Saltadero Narices) desde arriba. Llego enseguida y es impresionante, muy semicircular, una gran oquedad, de unos veinte metros de alto. Desafortunadamente está todo él a la sombra y no le puedo tomar buenas fotos. Vale. Ahora sí voy bien. Me encanta volver a recorrer los basaltos grises que no duran mucho. Después el paso es más complicado por encima de grandes rocas bastante lisas y vegetación variada, aunque no muy densa. Tras unos 300 trabajosos y entretenidos metros llego a una zona en curva (hacia la izquierda) con enormes piedras, de tamaños descomunales, material desprendido de las laderas, que balos y cornicales enmarañan y crecen frondosos entre ellas.
Desde luego que no hay ninguna señal de caminos y no tengo ni idea si será posible seguir progresando por el cauce. Poco a poco voy trepando, saltando, bajando, subiendo, rodeando las enormes piedras procurando pisar sólo sobre las rocas, no sobre las ramas y las hojas de las plantas para no resbalarme y logro atravesar esta zona caótica y más angosta del barranco (190m). Son de las partes que justifican toda una excursión. Tras esta curva vienen varias más zonas parecidas, pero con rocas pequeñas. En los 210 y 220m una pista sale y cruza el cauce, tomo nota mentalmente por si acaso no tengo escapatoria más arriba. Sigo encontrando una gran variedad de materiales volcánicos, una zona tiene unos piroclastos grises con pequeñas piedras negras incrustadas. Como el progreso es tan lento me resulta complicado saber por dónde voy. Me ubico cuando veo dos cables eléctricos cruzarse sobre el barranco. Poco después (260m) llego a otro salto (Saltadero los Ovejeros) que puedo rodear trepando por la izquierda. En general, el progreso es muy lento, no hay tramos rápidos y fáciles. Cuando ya se me está terminando el tiempo (tengo que tener en cuenta el tiempo que me va a llevar volver a la autopista) me salgo por la izquierda (290m) por la ladera. Arriba subo un poco al lado del barranco y me doy cuenta de que estoy al lado de otro barranco (Trapo) que ha confluido con el de Narices. Tengo que avanzar un poco para encontrar un lugar por donde cruzarlo fácilmente y después sigo por una lengua de terreno entre esos dos barrancos hasta alcanzar una carretera (TF-627, 350m) por la que voy a bajar a El Porís. No me importa cuando veo que estoy en el km 7 (18.28h). Por asfalto, con buen tiempo, y una bajada suave es casi un premio. Y más cuando el sol tibio ilumina y dora unas gramíneas que crecen en los bordes de la carretera, creo que triguerillas guanches. Qué bueno es esto de las excursiones. Y por esta carretera no pasa nadie. Sólo mucho más abajo me cruzo con dos ciclistas.
En la bajada consigo un buen ritmo de 9 o 10 minutos por kilómetro. Cuando estoy, al otro lado de la autopista, enfrente de la parada de guaguas, entra una guagua, pero sería suicida cruzar la autopista, me lo tomo con calma. Por saberlo controlo cuanto tiempo tardo en llegar a la parada: seis minutos. Y más suerte tengo cuando después de comprar el periódico en la estación de servicio salgo a la parada y aparece la 111. Fantástico.
---------
Pulsar en el siguiente enlace para descargar el track de la excursión
Track orientativo, no obtenido durante la excursión, elaborado después de realizarla
drive.google.com/file/d/1bVqx3Gx1VBQsZN2ebXYOVMptP7WutWGi/view?usp=sharing