• Excursión 594. 30 Enero de 2017. Lunes. (Anaga 77ª)
Cuadras de Don Benito. Pico Isogue.
Municipios: Tegueste. La Laguna
ENP: Parque Rural de Anaga
De 15.35 a 18.43h. De 860 a 660 a 770 a 600 a 860m. Nubes y claros. Apenas viento.
Distancia: 10km. Duración: 3h 8m.
Recorrido por el bosque húmedo entre las Cuadras de Don Benito y un pico (Isogue). Pico con vistas fantásticas sobre la costa. En la travesía tengo que pasar por un terreno de estatus incierto y tengo un pequeño incidente con un hombre, y un susto al volver cuando me cuesta encontrar el camino de vuelta
Mi objetivo hoy es ir hasta el pico Isogue saliendo de las Cuadras de Don Benito, un llano en el bosque cerca del principio de la carretera que va a El Batán.
En la guagua me encuentro con Andrés que cuando bajo me desea una buena tarde. Al bajar en las Cuadras tomo por la pista en dirección al Moquinal en vez del camino forestal (con barrera). Prefiero la pista y el sendero que sale del final de la pista porque tiene vistas despejadas hacia Bejía y el Barranco Seco, aun el tramo por la pista está rodeado de árboles galería. Hago las primeras fotos con mi nueva cámara, una Canon 760D, 580€ sólo el cuerpo (Media Markt). Me gusta cómo han resuelto algunos problemas que tenía con la 550D. El día nublado no me da mucho chance de probarla a fondo. Una foto de un tocón con setas sale muy bien. El sendero tiene alguna desviación a la izquierda, yo sigo recto hasta llegar a un llano (El Juntadero, 750m). En el llano decido explorar un camino del que me ha hablado Andrés, un camino que llega a la casa Fucet. Me echo a la derecha por un camino entre eucaliptus a ritmo ligero. El camino era antes una pista, me doy cuenta cuando lo voy recorriendo, tiene a la derecha taludes que los troncos caídos y la vegetación han ido ocultando, también los taludes se han ido derrumbando. En menos de cinco minutos llego llano amplio, un llano como para aparcar coches. Unos escalones de piedra dan paso a la escalera que conduce a la casa que tanto me sorprendió la primera vez que la vi. Rebaso las ruinas de la casa y cuando regreso descubro un gran aljibe debajo del llano de aparcamiento. Comprobado el asunto “pista a casa Fucet” vuelvo a la pista principal y sigo a la derecha (en dirección al Moquinal). Pero poco después me vuelvo a entretener recorriendo un rato la bajada señalizada a la izquierda hacia Tegueste en busca de un atajo (que he visto en el libro de W) para conectar con el de la bajada hacia Bajamar, no lo encuentro (este último desvío no está reflejado en el track de la excursión).
Regreso a la pista y ya me concentro en lo mío. El día está nublado, no hace frío, tampoco viento. Me gusta el bosque y, como siempre, sentir su aroma delicioso. En muchas ocasiones cuando estoy en casa me viene su recuerdo, y lo puedo revivir como si estuviese en el bosque. Rodeo (por la izquierda) el pico El Moquinal y paso Solís. Después de pasar a mi izquierda la barrera por donde empieza la bajada hacia Bajamar sigo recto y enseguida me encuentro a un hombre al lado de una cadena que cierra la pista. De unos cuarenta años y buen aspecto. Parece que está de guardia. No me muestro inseguro y le digo que voy al Pico Isogue, él, como indiferente, dice “ah, muy bien al pico Isogue”. El “clima” mejora cuando le empiezo a contar dónde he estado otros días y él me empieza a hablar de senderos. Todo lo que me cuenta me parece muy difícil sin conocer bien la zona, además, no conozco muchos de los nombres que menciona y no da muestras de reconocer los sitios por dónde yo he estado (las típicas dificultades con los topónimos). Me dice que esta zona se llama Las Toscas. Lo mejor de todo, en resumen, es que no pone problemas para que pase la cadena y siga adelante por la pista (que desciende pronunciadamente). Él toma por la cresta en pos de sus cabras.
Sigo por la pista y cuando llego a la casa solitaria (680m) con los perros atados (ladrando histéricos), el perrillo pequeño suelto (también ladrando) y otro perro negro grande suelto del que el hombre al lado de la cadena afortunadamente me ha advertido. Saludo al perro grande suelto y cuando viene hacia mí es amistoso y mueve el rabo. Bien, problema “perro” resuelto. La casa con un cartel (Camino La Goleta) está en un lugar fantástico, en una degollada con vistas maravillosas a dos barrancos, el de la izquierda (La Goleta, y quizás también un poco del Porlier) es diáfana e impresionante. Sin embargo, ahora me ocurre algo completamente nuevo. Un hombre mayor de aspecto enfermizo y mala cara se sorprende de verme allí. Me acerco y le digo que ya hablé con el otro hombre, pero cuando mueve su boca como hablando de ella no sale nada que entienda, parece haber perdido sus cuerdas vocales, y se produce una conversación absurda, él mueve la boca, pero no le entiendo nada, es completamente inaudible, lo que sí entiendo es la mala cara que tiene y sus gestos muy poco amistosos, le digo que sólo voy al Pico Isogue, y bla bla bla. Él no cede y sigue con gesto entre adusto y asustado. Yo creo que tengo derecho a pasar por aquí, pero esto está muy lejos de la civilización y quizás aquí haya otras leyes que desconozco. En todo caso mis ganas de ver el pico pueden más que su mala cara. Después de un rato le digo que voy a seguir y él no hace nada por impedirlo.
Sigo por una pista de tierra rojiza con un talud por la izquierda y el bosque denso por la derecha, pronto voy por un sendero casi cerrado por las mosqueras (lengua de pájaro), sigo por la pista, pero al no usarse las plantas la han ido ocupando, como en el camino a la casas Fucet. Poco a poco me voy reponiendo del mal rollo con el hombre sin sonidos ¿me esperará a la vuelta con una jauría de perros? Paso. En una bifurcación poco visible tomo a la izquierda y empiezo a tener vistas muy diáfanas y amplias hacia el mar y la costa. En una parte llana descubro unas grandes cuevas con puertas y ventanas: fascinante, las cuevas han sido excavadas en la ladera de la colina que estoy rodeando. Poco después pierdo el camino, por delante y a una cierta distancia reconozco un pico que debe ser el pico de Isogue, pero un mar de mosqueras lo invade todo. Es impresionante. No había visto nunca nada así. Afortunadamente las mosqueras son unas plantas de porte bajo, no muy leñosas, sin pinchos y puedo atravesarlas sin mucha dificultad. Regreso un poco y encuentro el sendero fijándome en que hay carteles de coto de caza y de zona de adiestramiento de perros. Ahora voy en bajada entre las mosqueras y paso uno pequeño bosquete de brezos. El sendero lo sigo malamente. Cuando se hace más llano el terreno sigo por una zona rocosa ligeramente elevada y logro llegar hasta el extremo del roquedal, el pico de Isogue (600m).
En el pico unas tiras de plástico o tela blancas sobre unos palos soportados por unas piedras parecen banderolas budistas en un templo del Nepal, el viento las mueve ligeramente. Y la vista que tengo es fantástica. Estoy en el pico Isogue. Debajo está Bajamar, a la derecha puedo ver un trozo de La Punta. Pero cuando empiezo a mirar a la izquierda veo Tejina, distingo Jover y su club náutico, las plantaciones de Valle Guerra, La Montañeta, la Montaña de Guerra, la mesa de Tejina (enfrente de mí), Guamasa, El Portezuelo, la hondura de Birmagen, la montaña de Las Carboneras en La Esperanza, y si no hubiese estado nublado vería el Teide. Una vista tan buena como la que hay desde el extremo de la mesa de Tejina. Pero esta vista desde el pico Isogue es más selecta, es bastante complicado llegar hasta aquí. Me recuerdo mirando hacia donde estoy ahora desde Valle Guerra, recuerdo que los parajes donde estoy ahora me parecieron unas montañas míticas e inaccesibles, en aquellos tiempos ni se me ocurría que algún día podría estar aquí encaramado. Sólo me queda volver un día completamente despejado y mirar hacia el mar. La compacta nube gris le quita fuerza a este paisaje. Hacia abajo bajan dos crestas, a la izquierda el Lomo Isogue/La Tosca, y a la derecha el Lomo el Drago – con más pendiente- que quizás con paciencia se podrían bajar para llegar hasta Bajamar, pero con mucho tiempo disponible. Otro día: volver con sol; otro día: bajar por la cresta de Isogue. (Siete años después lograré recorrer el lomo Isogue/La Tosca, excursión 1547, el lomo el Drago imposible para simples senderistas, cosa de escaladores).
Pierdo el camino antes de llegar a las cuevas. Lo encuentro. Un poco más arriba me meto por un sendero equivocado que afortunadamente está cerrado de zarzas, un poco nervioso porque no me queda mucha luz, deshago el camino y por fin encuentro la subida hacia la casa (18h) de los cancerberos (el de las gafas y el sin sonidos). Al pasar por ella el más joven, con el que sí hablé está guardando las cabras y le digo adiós. Teniendo claro que la guagua pasa por Las Cuadras de Don Benito a las 18.55h aproximadamente empiezo la subida sin entretenerme mucho. Algunas partes que tengo que subir deprisa se me hacen bastante esforzadas. Un poco antes de llegar veo a un coche en un camino sin salida ¿qué estarán haciendo? ¿qué estará haciendo?
Llego a Las Cuadras a las 18.43h. Hago mis estiramientos en la curva llana mientras espero. Se hace de noche y sólo oigo los cantos de los pajarillos que se intercambian las últimas informaciones del día. Sin frío y sin viento puedo esperar sin problemas en medio de la noche. No hago dedo a un coche que casi se para cuando pasa a mi lado. Yo quiero la guagua. Cuando la oigo llegar muevo los brazos enérgicamente y me meto en la carretera para que no deje de verme. El chofer me ve. Andrés dentro me dice “casi le dejamos en tierra”. Me siento muy bien y acogido.
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Track orientativo, no obtenido durante la excursión, elaborado después de realizarla
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