• Excursión 1032. 3 Diciembre de 2019. Martes.
Playa del Muerto. Acoran.
Municipio: Santa Cruz de Tenerife.
De 15 a 18.12h. De 140 a 0 a 122 a 30 a 70 a 0 a 100 a 10m.
Distancia: 7,1km. Duración: 3h 12m
En mi búsqueda constante de sitios para ir de excursión y al pasar en guagua por la autopista de regreso a Santa Cruz me había llamado la atención una urbanización de adosados en la zona de Los Moriscos, zona de la que me había hablado un hombre en San Andrés (excursión 734), donde había unas construcciones que eran el basamento de antiguas baterías militares que apuntaban hacia el mar. También de esa zona me había hablado un amigo. Me dijo que cuando hizo el servicio militar iban a tirar granadas por ahí, a unas viejas casetas y edificios. Con todo eso y los mapas de OSM diseñé un recorrido por toda la costa entre Santa Cruz y Candelaria.
Llego al cementerio de Santa Lastenia y dejo el coche en el aparcamiento. El acceso a la costa desde aquí va a ser un poco ingrato, lo sé, tendré que ir por el arcén de estas carreteras y calles con tráfico muy fuerte. Cruzo la carretera y voy por la acera del otro lado y bajo hasta la rotonda. Cruzo la autopista del Sur (TF-1) por un puente, sólo tengo que tener cuidado en los accesos, siempre hay arcén o acera. Sigo recto y paso otra rotonda, me echo a la derecha y sigo bajando por la calle Anatolio de Fuente García, cuando pasan a mi lado inmensos tráileres me sacude su estela de viento. Al lado de unas grandes naves encuentro un sendero que baja hacia otra gran carretera de doble vía (la TF-4). Me cruzo con un hombre que sube y le digo que me encanta encontrar a alguien por aquí, él me dice, modesto, que ha dejado el camión debajo y va a comer. Sigo bajando hacia la derecha por una carretera de acceso paralela a la TF-4 y la cruzo por debajo por un túnel. Al otro lado en el extremo de una pequeña rotonda encuentro el principio del sendero que va hacia el mar. Fantástico.
Me encantan estas pruebas de fuego. Y el cambio es radical. Ya se me olvida todo el ruido y el peligro de los camiones y ya voy por un sendero hacia un pequeño grupito de casas entorno a la desembocadura de un barranquillo (La Resbaladera). Otro sendero llanea pasando muy por encima de las casitas, yo bajo llevado por la música latina que suena fuerte y que viene de abajo. Las casitas, muy cerca del mar, están hechas de todo tipo de materiales, anárquicas, con callecitas y en el centro y cerca del cauce del barranquillo veo un gran altavoz, de esos autónomos, de donde sale una música alegre. Un perrillo que me ladra enseguida es tranquilizado por una mujer que me saluda con gesto serio. Sigo mi camino y recorro un pasillo estrecho entre las construcciones precarias. Todavía al fondo veo unas casas hechas de madera enteramente, con barandillas hechas de palés de madera. Y desde aquí tengo una visión completa de esta pequeña bahía. Aquí vive gente permanentemente. El mar está tranquilo y bate suavemente. Pronto terminan las casas y empiezo a subir por un sendero hasta enlazar con otro que sigue hacia la izquierda y así sigo mi recorrido por la costa. Veo una bicicleta en la entrada a un sendero que lleva hacia una construcción cerca del mar.
Poco después confluyo con el final de una pista ancha de tierra y veo los huecos circulares enormes donde estaban asentadas las baterías defensivas, parte del complejo militar de Hoya Fría, este es lo único que queda, los huecos. Han debido demoler y retirar las instalaciones anejas a las baterías. No sé por dónde habrá entrado, un coche está aparcado mirando hacia el mar, ni se me ocurre mirar al interior del coche. Puede que se acceda a esta zona por la parte alta de Los Moriscos, me lo indica el mapa de OSM. Paso al lado de un entrante de mar (Barranquera del Mayorazgo) donde veo una casa habitada casi el nivel del mar. En el mar un monolito de cemento debe ser un resto de los militares, por el saliente por donde camino hay alambre de espino oxidado, se ha trenzado con los cornicales. Sigo la pista en paralelo al mar y paso algunos barranquillos abruptos pero sencillos. Tras los dos barranquillos el sendero va por una zona de cardonales. Después la cosa se va complicando progresivamente porque pierdo la desviación del sendero hacia arriba y me veo recorriendo laderas cada vez más agrestes por donde veo que es imposible que haya ningún sendero. Es una ladera de lo más irregular con paredes deshechas o cayendo y el mar abajo batiendo más fuerte. El sol está fuerte y el viento muy débil. Al final tengo que trepar por paredes de basalto hasta llegar a los adosados de Los Moriscos (la urbanización se llama Hespérides). No accedo inmediatamente, la rodeo un rato hasta que ya me subo al asfalto. Las casas tienen muy buen aspecto. Pocos coches aparcados por fuera. Muy tranquilo. Sigo por esta avenida casi hasta el final donde atajo por unas escaleras y salgo de la urbanización por la parte superior, por donde se accede desde la autopista.
Me toca subir un poco y ahora me enfrento a una gran zona de grandes terrazas llanas, parece que el plan para otra urbanización, los suelos están todos removidos y una pista muy ancha baja haciendo grandes eses. Cuanto más bajo más tabaiba dulce hay, es una ladera preciosa de tabaibas. Hasta Añaza (Santa María del Mar) hay un gran espacio sin construir, que dos buenos barrancos recorren y cortan. La pista que voy bajando se va convirtiendo en un sendero pedregoso entre las terrazas cada vez con más pendiente y más piedras. El mar queda mucho más abajo. Tras el sendero las tabaibas cubren toda la ladera, son tabaibas grandes, con muchas hojitas, dominan absolutamente esta zona en pendiente, ni rastro del rabo de gato aquí. Si hay camino está muy escondido y cuando me voy acercando a un barranco profundo (Del Muerto) me doy cuenta de que hay una caída tremenda y es imposible acceder desde aquí a un pequeño pueblecito de casas pequeñas en la desembocadura de ese barranco. Empiezo a subir siguiendo el borde del barranco buscando un lugar por dónde cruzar el barranco.
Por debajo hay un gran hueco y al otro lado veo un sendero y un hombre que lo camina. A gritos le llamo preguntándole por donde pasar y algún gesto me hace, pero no lo acabo de entenderlo. Yo sigo entre las tabaibas y las zonas rocosas que son balcones sobre el barranco. La cosa se ha vuelto un poco inquietante, y es que el barranco es profundo, muy profundo. Tengo que subir bastante hasta empezar a atisbar una posibilidad de cruzarlo. Atravieso otro barranco (Lomo La Atalaya) pasando por un estrecho filo por encima de una gran poza con agua, un mal paso me haría caer por una ladera lisa hasta el agua. Tras este barranco llego al cauce del barranco del Muerto. Me sorprende la gran pared semicircular al otro lado, en la parte superior está la poza que vi antes, es una pared alta de basalto de una belleza salvaje, sin embargo, el cauce está cubierto de rabo de gato, extremadamente decorativo, pero siempre con una belleza un poco siniestra, es una planta tan invasiva. Paso el cauce, por debajo hay un gran salto en el barranco, y llego al camino al otro lado. Más cerca de las casas de Añaza, todavía un buen trecho hasta ellas. Ahora bajo por el camino hasta unas terrazas por donde ya no hay camino. Yo bajo de todas formas y encuentro un sendero estrecho que baja, y baja hacia las casas de la desembocadura. Me siento fantástico por haberlo encontrado, este sendero no viene en el mapa. Parece transitado, tiene escalones hechos con bloques o piedras grandes y va bajando revirado hacia la playa de cayados. Es un sendero precioso. Abajo veo gente entre las casas, los oigo hablando. Llego al pueblecito, tiene casas sólidas de una planta, es un viejo asentamiento, hablo con un hombre que sale de su casa y me dice que su abuelo ya vivía aquí, el hombre tiene unos 45 años y me habla con nostalgia al decir que hasta Barranco Grande (por encima de la autopista) todo eran sembrados y huertos y que no había nada construido en Añaza. Camino un momento por la ancha y llana playa de cayados, “una pared alta donde practican rappel “los chicos” –según me ha dicho el hombre- es la parte final del barranco del Muerto. Este pequeño pueblecito es la Playa del Muerto. El hombre también me ha dicho que hay un sendero alternativo que sube hasta una zona por debajo de Añaza.
Siguiendo sus indicaciones encuentro en el extremo de las casas el sendero que sube y que al llegar a una zona más rocosa vuelve a descender hasta el cauce estrecho de un barranco. Es el barranco Grande, el que da nombre al pueblo. Aquí termina pequeño y estrecho. Tras pasar el cauce el sendero por un tramo de sendero más o menos claro y con escalones en algunos lugares voy a dar a una calle de Añaza. Me ha encantado todo este paso complicado de bajar hasta el pueblecito por un sendero y subiendo por otro. Callejeo hasta una pequeña placita ajardinada con bancos. En algún momento de la excursión, no me acuerdo bien donde, he empezado a ver un gran edificio que ya he visto muchísimas veces desde la costa por Güímar o más allá, una enorme construcción de color gris que se divisa en determinados sitios, no todo el rato. Ahora intrigado quiero verlo, aunque sea de lejos. Le pregunto a unos hombres y me dicen más o menos como llegar pero que hay una distancia. Sigo callejeando y llego a la calle Avenida Principal de Añaza que abandono para pasar por debajo de un colegio (oigo los gritos de los escolares) por un sendero que atraviesa el cauce muy llano de un barranquillo y después empieza a bajar por una pista abandonada hacia el mar. Una pista ancha pero ya muy erosionada que me va llevando poco a poco hacia el edificio que parece ejercer un magnetismo extraño sobre mí, sólo pretendía verlo de lejos, pero cuando lo he visto me han dado más y más ganas de verlo de cerca, así que sigo por la pista muy complicada hasta llegar a una pista y casi al atardecer logro llegar al edificio. Es una mole en forma de Y griega, sólo la estructura y los balcones marcados de lo que iba a ser un gran hotel, una construcción megalomaníaca. Con paciencia cuento las plantas: 22. Me resulta fascinante. Está rodeada de una valla alta y carteles de no pasar, aunque veo grafitis en la parte de abajo, por algún lado se puede pasar, eso es seguro. Dejo para otro día el verlo con más detenimiento y ver también dos pequeños asentamientos en la costa que he atisbado en este recorrido. Avanzo un poco y en la cercana calle Mayantigo llamo un taxi para que me lleve de vuelta al cementerio.
El recorrido por la costa hasta Candelaria creo que me va a llevar varios días. Me encanta. De debajo de “las piedras” salen por todos lados lugares maravillosos para explorar.
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Track orientativo, no obtenido durante la excursión, elaborado después de realizarla
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Santa Cruz (cementerio) a Añaza