• Excursión 1554. 8 Febrero de 2024. Jueves (Anaga 267ª)
San Andrés. Chiguel. Manantiales. Bailadero
Municipio: Santa Cruz
ENP: Parque Rural de Anaga
De 10.05 a 18.08h. De 0 a 580 a 520 a 870 a 590m.
Distancia: 13k. Duración: 8h 3m.
Larga excursión entre San Andrés y el Bailadero. Desde Las Barranqueras (un pequeño caserío moderno cerca de San Andrés) por pista y sendero subo hasta una degollada. Después continúo campo a través y por senderos difíciles hasta un roque (Cabezo los Charcos). De ahí sigo por un sendero que rodea el Chiguel y crestas hasta una loma por la que asciendo hasta la carretera de Anaga. Con tres momentos complicados que logro resolver
Hoy tengo un plan ambicioso: caminar desde San Andrés hasta Taganana por senderos complicados. Senderos que sólo he hecho una vez. Uno de ellos es mítico para mí, el que sube al Chiguel desde una degollada cerca del roque del Saltadero. Otro tramo difícil es el que sube desde la degollada del Pino hasta los Descansaderos de Tierra, muy cerca de la carretera de Anaga (excursión 1500). Además, voy a ir sin mapas, sólo llevo el móvil con una app de posicionamiento: TwoNav, que, por cierto, nunca he utilizado.
Llego a San Andrés en una mañana cálida y agradable sin viento en la 910 con mujeres locales cargadas de compras y gente ociosa. La calima es intensa, hacia arriba está todo muy difuso. Me meto por una calle estrecha (Bartolomé Belza) hasta la plaza de la iglesia donde bajo los laureles hay un ambiente acogedor y tranquilo, algunas personas consultan sus cupones con un empleado de la ONCE. De las ventas sale y entra gente. En la plaza me da por pensar en lo que me espera, en la larga travesía que quiero hacer y por un momento pienso en dejarlo y no hacer nada y volverme a mi casa. Lo supero. Después me da por compararme con las personas ociosas en la plaza que no saben nada de la larguísima y dura excursión que pretendo hacer. Y, sin embargo, eso es lo que me gusta, sentir esta sensación de potencia, de que puedo caminar de costa a costa, que tengo todo el tiempo del mundo por delante.
Sigo por la calle Las Adelfas con una buena cubierta de laureles que la hacen muy umbría. Me llama la atención una puerta de madera antigua abierta en un solar sin casa. Me acerco. Dentro hay un vergel de plantas rastreras de grandes hojas y flores blancas y un hermoso papayero con enormes papayas verdes. Le digo a una mujer lo hermosas que son las papayas y le pregunto cuándo sabe que hay recogerlas. Me señala una que empieza a amarillear. Le pregunto por las plantas rastreras. Me dice que son bubangos chinos. Me enseña uno muy grande, es alargado y de un verde muy intenso, que va a usar para semillas. Aunque ni ella ni una mujer de aspecto chino que riega las plantas con una manguera dicen haberlas probado. Me gusta que le saque provecho a un solar y tenga su propio jardín.
Sigo hacia arriba y paso por debajo del puente y después empato con la calle Doctor Rafael Folch You. Al pasar al lado del instituto de San Andrés me gusta el olor de azahar que desprenden los naranjos plantados dentro, y me parecen unos visionarios los que decidieron plantarlos… y los que los cuidan. Se oye el murmullo y las voces de los escolares en sus aulas. Un grupo de adolescentes es conducido en fila a no se sabe dónde, uno de ellos me ve y divertido me dice “hello”, yo le contesto con otro “hello”. Cuando me alejo se me ocurre una frase en inglés que le podría haber dicho: “i think you would like to be where i am”. Tras la ferretería de la esquina (La Calera) ya es puro campo, con vegetación de inciensos y pencas y en unos cien metros me meto a la izquierda, un poco antes del cauce de un barranquillo, por un sendero a la izquierda pero que no me lleva a nada, sólo a un depósito vacío y una zona agrícola abandonada rodeada de tabaibas y granadillos. Me he confundido, el sendero que quería tomar está después del cauce del barranquillo (Las Barranqueras de la Florida). Paso el cauce y me meto por el sendero, muy claro, que entre plantas polvorientas me lleva muy claro hacia un barrio (Las Barranqueras) de casas de dos o tres plantas. Lo cruzo y me echo a la derecha por un camino (que fue una pista) y en ligero ascenso enseguida cruzo el cauce de un barranquillo (Barranqueras del Toscón) y sigo por la ladera de otra loma subiendo por un camino ancho. Al llegar a la arista de la loma sigue otro tramo, en ascenso, más largo, de unos 300 metros por donde me cruzo con un hombre que viene con un cubo de plástico (probablemente de alimentar a unos perros encerrados en un cercadito más arriba, perros que me van a ladrar un buen rato). Cruzo el cauce de otro barranquito (Barranqueras de la Hoya el Moral) y el camino se hace más ancho y sigo en ascenso hasta la arista de otra loma por donde sigo hacia arriba y paso un coche calcinado que llevo años viendo aquí, cada vez en peor estado, si eso es posible.
Me voy entonando a medida que noto que voy ascendiendo, que voy entrando en calor, que voy avanzando en esta larga excursión de hoy. Ahora sigo por la arista de la loma o echándome ligeramente a la derecha venciendo mucho desnivel por una zona de vegetación más densa y partes más rocosas que me gustan más que las tobas rojas que he pasado antes. El sendero es claro y me va llevando hacia arriba, me lo tomo con calma, no quiero apresurarme todavía, me falta tanto. Esta parte la hice en enero del año pasado en un día lluvioso y es peligrosa, ahora, con tiempo seco sólo es esforzada. En su parte final, antes de llegar a una degollada, es estrecha y expuesta. En la degollada (290m) hay un gran llano donde antaño se cultivó y donde una vieja sabina angulosa sigue resistiendo, con muchas ramas secas. Al otro lado, y mirando hacia el barranco del Cercado, destaca un roque puntiagudo, el Penico de Valle Marcos, un cilindro de unos diez o quince metros de altura que está en una preciosa loma de tosca rojiza y con varios picachos sobresaliendo, tiene una belleza escultural. Existe un sendero durante un tramo pequeño que me lleva hacia arriba, y bastante cerca del borde de la llanura hacia una zona de cuevas (excursión 1000). Me resisto a ir por el borde, sé que el camino va más por la izquierda, sin embargo, no lo encuentro, lo pierdo, tampoco estoy seguro de que exista.
Hacia arriba, hacia el Chiguel, hay, más o menos, en línea, tres roques: Cabezo los Amarraderos (420m), Cabezo los Helechos (547m) y Cabezo los Charcos (560m). Los tres sé que hay que pasarlos por la izquierda, por la derecha son muy arriscados y verticales. Como guía uso los carteles metálicos de coto de caza, un cuadrado formado por un triángulo blanco y otro negro. Tengo que dirigirme hacia ellos evitando las partes con más plantas, más verticales. El primero está en la arista (425m) de la loma que termina en el Cabezo los Amarraderos y me cuesta bastante trabajo, campo a través, alcanzarlo. Por aquí subo por placas de tosca rojiza, buenas para trepar, son duras y abrasivas y los zapatos se agarran bien. Tras la arista el sendero es claro y aunque va por tosca se sigue bien, mezclado con tramos con cardones y pencas puedo seguir ascendiendo de una manera organizada sintiendo en muchas ocasiones que voy por el camino correcto. Sin embargo, en algún momento, me echo demasiado a la derecha y asciendo demasiado y llego a una degollada (donde hay varios carteles de caza) entre los dos siguientes cabezos (500m). Las vistas son fantásticas hacia el valle, hacia el barranco del Cercado. Sé positivamente que no puedo rodear el último cabezo (Los Charcos) por la derecha, aunque lo rodeo un poco, no se ve el precipicio desde aquí, vuelvo a la degollada donde los carteles y entonces me echo a la izquierda en ascenso rodeando el cabezo de Los Charcos, pero sólo me lleva a una zona de cuevas naturales con muchas señales de que son lugares de refugio para cabras, hay abundantes cagadas frescas, y marcas de pezuñas en el suelo. A pesar de todo rodeo las cuevas y me encuentro con un risco cubierto de enormes cardones, imposibles de pasar. Regreso hacia la degollada y veo un sendero por debajo. Bajo hasta el sendero y al ser llano no sé hacia dónde ir, si a la derecha o a la izquierda. Regreso a la degollada por el sendero y por fin me doy cuenta de que es al revés, que tengo que seguir el sendero hacia la derecha, que el sendero, aunque no lo parezca va a rodear el Cabezo los Charcos y me va a llevar a la degollada definitiva, la que está entre Los Charcos y otro roque delante del Chiguel.
En todo este trajín no me he llegado a poner nervioso, sé que es una cuestión de insistir, y si una vez bajé por ahí (no me acuerdo de nada) debo poder subir. Tengo mucho tiempo por delante, por el tiempo no hay problema. Sigo el sendero que llanea un buen tramo y poco a poco empieza a ascender al tiempo que rodea el cabezo de Los Charcos. Me siento eufórico de haberlo resuelto. El sendero es claro, aunque accidentado y en algunos momentos lleno de plantas y me conduce hasta una degollada (12.15h). Degollada que ya conozco y de la que me acuerdo de otra excursión (la 1494). He superado la primera prueba fuerte del día. Estupendo. Y menos mal que ya conocía la degollada y el sendero que va por ahí y que rodea el Chiguel en ligero ascenso, y es que, de entrada, no se ve nada de nada ese sendero. Después va por una zona de oquedades en la tosca rojiza donde sigue una mandíbula de cabra, aquí estaba en la excursión 1494 (hace siete meses). Es un sendero estrecho, demandante, pero tras lo que he superado me parece hasta un premio. Más adelante me alegra volver a ver el naciente en una pared rocosa donde alguien ha dejado una taza (hay que abrir una tapa de plástico en la pared para acceder al agua limpia). Sigo adelante en este día estupendo y me parece que la calima se va aclarando y puedo ver a mayor distancia.
Poco a poco voy rodeando el Chiguel por el sendero y cuando llego a la arista (570m) por donde se puede subir a la cima del Chiguel me siento un momento para disfrutar de la vista. Pero es sólo un instante. Inmediatamente sigo por un sendero que a la misma altitud va atravesando lomitas y por dende la vegetación de gamonas y otras plantas de bajo porte están muy verde, todo está pletóricamente verde y por este verde el sendero resalta muy claro y definido. Me gusta mucho verlo así, en el verano pasado en el que hice varias excursiones por la zona todo estaba seco y árido. Me imagino que ahora las espigas del trigo de las llanuras del Chiguel estaránn esplendorosamente verdes. Tras atravesar el cauce de un barranquillo (El Altabacal) llego a la parte superior de una cresta rocosa preciosa (Cuchilletes del Cerco) que se extiende por una loma (a su izquierda un sendero -invisible ahora- baja hacia el palmeral del Cercado). Sigo adelante y paso otro barranquillo (Hoya de las Gramas del Rodeo Alto) y me enfrento con una ladera con muchas pencas donde una vez tuve un percance (me clavé grandes púas en la mano izquierda en una caída, excursión 1309). Trascribo de esa excursión “Y el otro problema es que la ladera ahora es de pencas, de repente hay pencas por todos lados. Bajo demasiado y no lo veo, subo, lo intento a las bravas por un sendero poco claro y de repente pierdo pie y me caigo aparatosamente en una pequeña pendiente sobre tuneras. Es un buen revolcón, estoy lleno de espinas grandes por las piernas y en los brazos. Me logro quitar las más grandes, pero ahora no me puedo entretener en esto. Tengo un buen rasguño en el codo, sangrante, un glúteo golpeado y un golpe en una mano, en el dorso externo de la mano izquierda”. Avisado del peligro esta vez no me causa ningún problema y atravieso la loma no voy a decir que fácilmente, pero sin accidentes. En unos 200 metros llego a la arista de una crestería que separa el barranco del Cercado del barranco de Valle Brosque desde donde diviso el pequeño caserío de El Pelotón.
Ahora viene una sucesión de crestas rocosas que tengo que transitar lentamente, es algo muy laborioso, es un sube y baja continuo, sobre diques y rocas con algo de vegetación por la derecha hasta llegar a una degollada (Las Higueras) donde decido quedarme a comer (530m, 13.30h). Estoy un poco apalizado, como un autómata, mecánicamente, sin disfrutar. Media hora después sigo mi camino. Por aquí hay un sendero a la derecha que va hacia el palmeral del barranco del Cercado.
Ahora se trata de subir por una cresta, rodear una gran pared de forma triangular que interrumpe en perpendicular la cresta y después seguir, más arriba, por otra cresta hasta llegar casi a la carretera de Anaga. La recorrí en la excursión 1500 y allí di más detalles y nombres que en la presente excursión.
Empiezo a subir por la cresta que es una sucesión de lomitas redondeadas procurando ir por lo alto de todas ellas. En algunas hay muescas en la tosca roja para subirlas. Tras atravesar una elevación redondeada (Los Palacios, 605m) tengo que bajar para cruzar una degollada muy afilada (Gollada Pino), una degollada que es un dique grueso y que prácticamente atravieso a caballo. De lo más emocionante. Después sigo subiendo por otro pequeño pico (Pan Redondo) y después me trabo. Sin mapas y sólo de memoria se hace muy difícil saber por dónde ir. Sé que tengo que echarme a la izquierda para rodear la gran pared triangular pero no exactamente por dónde. En los 650m aprox. me echo a la izquierda por lo que parece un sendero prometedor, pero al llegar a un dique perpendicular no sé por dónde seguir. Sigo subiendo, pero a lo que llego es a pequeñas paredes verticales que podría tratar de trepar, pero al no ver la continuación temo quedarme atrapado y no lo persigo más. Después me paso una buena media hora mirando y remirando la pared, temible de lejos, hasta que por fin veo más allá un fino senderillo que me da una indicación de por dónde tengo que seguir. Me lanzo. Atravieso por la parte de arriba del dique y por un andén estrechísimo, de unos 15 o 20 centímetros de ancho y unos seis o siete metros de largo continúo y ya por fin encuentro el sendero, imposible de ver de lejos. El sendero es un caos de piedras, pencas y zarzas, pero practicable, y claro, una vez que vas por dentro. Segunda prueba del día superada (16.15h). Lo que sigue es subir, hacia la derecha, por una pared de tosca con un senderillo marcado (el que vi de lejos) y después trepar y subir por una pared de lascas grises con mucha pendiente y cierto zigzag y vistas magníficas hacia San Andrés. Es esforzado físicamente, pero relajado psicológicamente. Así llego a lo alto de una elevación de tierra, de la que bajo a una degollada (Gollada las Cuevas) que tiene muchas oquedades en la tosca por la derecha. Por aquí empieza el bosque de brezo y acebiño, muy recubierto de líquenes. La cosa se simplifica ahora, sólo hay que seguir por el borde hacia arriba, aunque a veces los árboles me interrumpen el paso. Es prodigiosa la variedad de ambientes vegetales, y más todavía la variedad de texturas del suelo. Sigo subiendo unos 500 metros hasta que llego a lo más alto, una elevación (870m) ya en el bosque de laureles y por donde ya no tengo ninguna visión amplia ni perspectiva, estoy bajo los árboles, sólo me llega, a veces, el ruido de coches de la carretera cercana.
La otra vez (excursión 1500) utilicé el mapa y la brújula para orientarme y llegar a un sendero PR. Hoy no uso nada de nada. En lo alto de la elevación tuerzo a la izquierda 90º y sigo campo a través entre los laureles, que muy densos y ramificados a nivel del suelo me entorpecen el paso. En algún momento empiezo a bajar demasiado y no le presto atención, al hecho de estar descendiendo, hasta que en un claro veo que estoy volviendo hacia el Chiguel, estoy bajando por una loma, quizás paralela a la loma por donde he subido. Aquí me asusto un poco. Y vuelvo a subir por donde he bajado. Arriba, en vez de echarme a la izquierda, me echo a la derecha y regreso a lo alto de la elevación (870m). Y aquí ya me empiezo a inquietar. Me siento. Y entonces decido utilizar la app de orientación TwoNav que llevo en el teléfono. Al principio me muestra la posición de… mi casa en Tacoronte. Me entretengo con algo y cuando vuelvo a mirar la pantalla me señala dónde estoy. Me resulta milagroso. Me pongo en pie y con el móvil hacia adelante voy siguiendo hacia donde me señala la punta de la flecha. Y aquí elijo la vía más rápida hacia la carretera, quiero acabar ya con esto. Para mi suerte no sólo la carretera está muy cerca, sino que llego (17.30h) a un lugar donde el talud es de menos de un metro y puedo bajar a la carretera como si nada. Siguiendo el símil de los concursos televisivos he utilizado el comodín y me ha sacado del apuro en un momento. Fantástico. Gracias TwoNav. Es la primera vez que lo uso y ha funcionado a la perfección. Quizás hubiese salido por mi pie de la situación, pero me hubiese llevado su tiempo y un cierto sufrimiento psicológico. Así es perfecto.
En la carretera me echo a la derecha hacia El Bailadero, el lugar más próximo por donde pasará una guagua. Tras unos 3km por la carretera, y disfrutando cada segundo después del susto, me echo a la izquierda por un sendero y enseguida llego al Bailadero. Aquí le pido agua a unos turistas franceses que me rellenan una botella e incluso me ofrecen una “deuxieme”. Uno de ellos me mira con cara de preocupación, debo llevar todavía el susto en la cara. Les agradezco el agua y sigo. Cerca y después de una casa me meto a la derecha por un camino ancho que empieza con troncos, el cual me lleva a un sendero por el que bajo hasta la salida del túnel de Taganana (18.10h).
Se me hace un poco larga la espera. El entorno es fantástico con grandes árboles frondosos y un merendero con mesas y sillas de madera, la temperatura buena, pero cada vez que oigo ruido procedente del túnel trato de adivinar si es la guagua y una vez tras otra fallo. Son las 18.44h cuando por fin aparece la guagua. Viene muy llena y me tengo que sentar en el centro en las sillas abatibles. Y en cuanto me pongo los auriculares y suenan las primeras notas de una canción casi me echo a llorar de emoción. Por cierto, la canción es “Daniel” de Elton John. Incómodo en este asiento, un poco desparramado, pero más relleno de vivencias que una butifarra hago todo el regreso admirando el maravilloso barranco de San Andrés y sus interminables curvas.
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Track orientativo, no obtenido durante la excursión, elaborado después de realizarla
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San Andrés al Bailadero 1
San Andrés al Bailadero 2