• Excursión 557. 24 Noviembre de 2016. Jueves. (Anaga 62ª)
Casa Carlos. Lomo Carreteros. El Frontón. La Cumbrecilla. Taganana.
Municipio: Santa Cruz de Tenerife
ENP: Parque Rural de Anaga
De 10.15 a 18.17h. De 925 a 535 a 616 a 225 a 600 a 65 a 244m.
Distancia: 14,3km. Duración: 8h 2m
Larga travesía entre Casa Carlos y Taganana siguiendo un sendero no oficial poco transitado por el lomo de los Carreteros, después enlace con un sendero oficial PR y paso por dos pequeños caseríos: El Frontón y Las Viñas. Esquivo Afur y después sigo hasta la degollada de la Cumbrilla y bajo hasta Taganana que recorro hasta una plataforma sobre la playa de Tachero
Mi objetivo principal hoy es recorrer una loma (Lomo los Carreteros) hasta el cauce de un barranco.
En varias partes de la excursión sigo las instrucciones de MPC y de H. Y empiezo ya a usar los taxis y las guaguas de una manera coordinada.
A las 9 un taxista, Andrés, me recoge en casa y me lleva a la estación de guaguas de La Laguna. La carrera (18€) se me hace muy amena porque me habla del periodista Gilberto Alemán que vivía cerca de la fuente del Alcalde en Tacoronte. Él le llevaba todos los días a Santa Cruz porque el periodista no conducía. Para mí era un bohemio del que he leído algunas cosas sobre Tacoronte y la isla de Tenerife. Me dice el taxista que la familia tiene una gran colección de fotos antiguas de Tenerife. Yo lo vi algunas veces en Tacoronte. La carrera en el taxi es un poco rápida porque llego muy justo de tiempo, afortunadamente la 075 a Las Carboneras sale retrasada a las 9.35h. Ambiente de excursionistas en la guagua. Todos menos yo se quedan en la Cruz del Carmen, que mira que les cuesta pronunciar a los alemanes este nombre. Me siento que estoy en un nivel más avanzado simplemente porque me bajo dos paradas más allá en Casa Carlos donde me consigo un bocadillo que me preparan sobre la marcha con queso blanco y pavo.
Desde Casa Carlos bajo por un sendero señalizado (un PR) hacia Taborno y unos cien metros tras una casa (200 metros desde Casa Carlos) en un cruce de caminos me echo a la derecha. La noche pasada ha estado lloviendo y amenaza lluvia así que cuando empiezo a bajar hacia Afur por este sendero menos usado que va por el lomo de los Carreteros voy un poco preocupado. Se nota enseguida que es poco frecuentado porque está muy invadido de plantas en varios tramos. El problema es que las plantas tienen agua de la lluvia y se me empiezan a mojar las perneras y tengo que hacer un verdadero baile para evitarlas y en vez de gozar de ir por ahí estoy tratando simplemente de avanzar. El camino es agradable e interesante con mucha vegetación. Los tramos con más pendiente están más despejados y la amenaza de lluvia va pasando. La mayor parte del trayecto voy bajo el bosque, laureles y fayas, sin vistas hasta que en un saliente (El Roquete) donde hay una casa en ruinas (10.58h, 570m) hay vistas despejadas, impresionantes, de las lomas y los barrancos, todo cubierto de verde. Previamente he pasado una desviación a la derecha que no he tomado porque MPC dice que va a unas cuevas (Cueva Sabugo) solamente (aunque podría haber un sendero que cruza al otro lado del cauce de un barranco). La casa en ruinas modesta está en un sitio privilegiado y me la puedo imaginar arreglada y con el entorno despejado y limpio dominando todo el monte. Ha salido el sol y las perneras enchumbadas se empiezan a secar. El diseño del pantalón de tubos rectos también ayuda a que no se mojen las piernas. Sigo bajando y no encuentro la senda, que quería tomar, y que debería salir a la derecha un poco antes de llegar al cauce del barranco de Taravela. Desando el camino un rato, pero no veo ninguna desviación, y no tengo ganas de subir hasta la desviación antes de la casa en ruinas, la de las cuevas para probar aquello. Así que, aunque MPC dice que no cruce el cauce del barranco lo tengo que hacer porque es el único sitio por dónde veo un sendero (necesitaré una segunda excursión -la 630- para encontrar esa senda). El sitio por donde cruzo (11.30h, 510m) el cauce es muy idílico, el agua corre abundante por el barranco. Continúo por el bosque húmedo unos 300 metros bajando o subiendo ligeramente y cruzo una pequeña llanura donde parecen coincidir dos barrancos (el de la Hoya los Tiles y el de los Cañones). No me queda otro remedio que seguir este sendero que parece limpio y mantenido a pesar de que empieza a subir por la ladera, elevándose sin remisión y me cuesta un rato para liberarme mentalmente de no haber sabido encontrar la senda. Por otro lado, estoy descubriendo otro sendero y las vistas sobre el barranco (que en este tramo pasa a llamarse Guarnada/Guarna/Guardaz) y sobre la ladera de enfrente son estupendas. Por el cauce de este barranco ya estuve (excursión 464) hasta alcanzar el sitio en donde supuestamente empataría la senda que no supe encontrar después de la casa en ruinas y antes del cauce del barranco de Taravela. Pero con un bosque tan denso y cien metros de desnivel me parece de locos tratar de hacerlo a las bravas.
El sendero por el que me elevo serpentea evitando las partes más escarpadas de la ladera y en un pequeño pasillo las zarzas me bambolean cuando me voy deshaciendo de ellas avanzando de espaldas a ellas. Definitivamente alguien limpia este camino, probablemente para paso de animales. Culmino la subida (11.54h, 620m) y confluyo con un sendero oficial (PR 9, 2,4km a Afur) que comunica Afur con Taborno, por aquí pasé en la excursión 481 hacia Taborno. Tranquilo por estar en terreno familiar inicio el descenso pasando al lado del rupestre servicio público. Paso por el caserío de El Frontón con su tremendo corral de gallinas, saludo a una mujer mayor que me mira con asombro. Empiezo a bajar de nuevo por el barranco de Guarnada por una parte más rocosa entre algunos diques descubiertos. Todo el rato voy admirando las paredes del barranco y las vistas hacia Afur y la salida hacia el mar con todos los roques que coronan ese risco. Paso el caserío de Las Viñas con su paseo cementado en zigzag y aquí está el mismo open corsa que vi en la excursión 481, con su parte de atrás abierta, parece que una parte permanente de este pueblo: esa puerta abierta. Es un pueblecito recoleto con muchas flores en los jardines y en el que las casas se pliegan a la arista de la loma. No hay casas en ruinas. Hasta aquí se puede llegar en coche desde Afur por una carretera de cemento. Desde Las Viñas la bajada es más pronunciada. Con el pueblo de Afur a unos cien metros (12.53h, 210m) paso el cauce del barranco de Afur donde hay mucha agua y grandes pocetas en donde algunos patos nadan indolentes y una cascada se ha formado en un dique delante de un puente. En una bifurcación muy cercana (210m) tomo a la derecha, evitando así entrar al pueblo, y empiezo a subir por la derecha de un barranco (Los Palos/La Quinta). En una casa restaurada toco y al poco sale el dueño al que pido que me rellene una botella de agua, aprovecho para decirle lo bonita que es su casa y él me dice que buen trabajo le está costando. Para la subida estoy usando una descripción de H. que me resultan más inteligibles y útiles que las de MPC. El día definitivamente se ha despejado y ya tengo totalmente secos los pantalones. Este barranco lleva agua pero menos cantidad que el de Afur. Voy pasando de un lado a otro y justamente cuando debo meterme entre dos grandes rocas aparecen dos senderistas sonrientes con bastones con los que hablo, resultan ser austríacos y sólo hablan alemán, me entero de que vienen de la casa Forestal y su punto de destino es Afur donde tomarán la guagua, viven en el Puerto de la Cruz y les ha gustado mucho este barranco que ya conocían y que volverán otro año. Con esta conversación en alemán que me ha estrujado el cerebro me he despistado y he tomado un camino equivocado, me doy cuenta cuando oigo voces. Un campesino me llama desde el otro lado y me pregunta si me he perdido, le digo que sí, me explica por dónde ir. Cuando llego a su lado me dice que el camino se ha cerrado y que ahora hay que pasar por su huerta y salir a la carretera. Es un hombre pequeño que vive sólo en una casa bajo la carretera. Resulta muy amistoso y además me explica cómo enlazar con el sendero que va hacia Taganana “un poste de la luz junto a un cartel de madera”. Lo confirmo un poco más arriba ya por la carretera preguntándole a un hombre que con medio cuerpo fuera de la ventana está tratando de hablar por teléfono.
Encuentro el sendero que empieza a la izquierda de la carretera al lado del poste con el cartel de madera. El sendero tiene mucha pendiente y poco después y llego a una bifurcación donde tomo a la izquierda por una pista, este es el camino de Taganana. De nuevo hablo con un hombre que está trabajando en un grupo de tres casas pegadas (La Meseta) con mucha ropa colgada por fuera y huertos plantados. Parte leña. La pista en muy buen estado. Más arriba una cuadrilla de cuatro trabajadores, uno sierra un palo, dos miran, el cuarto (debe ser el jefe) dormita al volante. Los saludo. La pendiente es tremenda y voy un poco asfixiado. Debe ser que no lo estoy encarando al ritmo adecuado o que ya había caminado demasiado, el caso es que se me está haciendo muy dura esta subida. Paso otro grupo de casas con voces y sonidos humanos, más una cabra suelta. Termina la pista y empieza un sendero de tierra. Dudo entre parar ya o llegar a la degollada para comer con vistas y me voy engañando con “sólo otros diez minutos”. Esta parte es ya boscosa y con árboles altos. La pendiente es muy suave pero ya estoy molido y aunque sea un escalón todo me cuesta mucho. Me voy acercando a las dos torres de electricidad, por fin llego (14.5h, 600m, La Cumbrecilla). Comparto un rato conversando con dos senderistas que vienen de Tamadite y Taganana, otros dos entusiastas, como yo. Aquí en la degollada de La Cumbrecilla corre un viento fresco y justo por eso me cambio de ropa, estoy empapado y no quiero enfriarme. Se van los entusiastas y me quedo comiendo con una vista fantástica hacia Taganana y los roques de Anaga. Me tienta subir a los roques que están inmediatamente a mi izquierda, pero me digo que estoy al borde de mis fuerzas.
Repuesto empiezo a bajar (14.40h) por un sendero de vegetación muy frondosa con firme pedregoso e irregular. En menos de quince minutos me cruzo con tres parejas en diverso grado de desmadejamiento que suben el último tramo del circuito. Yo me he repuesto tanto que vuelvo a tener sensibilidad fotográfica y empiezo a encontrar rincones interesantes donde hacer fotos. Más adelante desaparece el bosque y sigo por terrenos despejados con vistas a las laderas que suben impenetrables, el camino de las Vueltas está más adelante. Llego a ese camino pedregoso ya conocido (excursión 501) y compruebo que en el poste en una bifurcación donde había señales alguien ha grabado los dos posibles destinos (Las Vueltas, Afur), gracias. La otra vez no los vi. Tomo a la izquierda y no me lleva mucho llegar al caserío de Los Naranjos en Taganana. Tan antiguo y con tanta historia como el resto de las lomas. Recorro sus vericuetos con casas surgiendo de casas abandonadas. Lo que me emociona vivamente es una rosa con un intenso aroma que hay en una casa abandonada, mucho después que sus dueños las plantasen y desapareciesen todavía siguen dando una alegría al caminante cansado. Sigo hasta la carretera (15.38h) pero pierdo por los pelos la guagua de las 15.40h. Así que me tengo que quedar dos horas más hasta la siguiente guagua.
Me pongo lo cuartetos de cuerda de Bartok para recorrer Taganana. Los un poco desasosegantes y nerviosos cuartetos de Bartok. Inútilmente hago dedo en la carretera y un conductor de un tour rechaza llevarme. Vale, me queda claro. En la plaza de la iglesia me topo con un grupo de turistas (los del tour) que parecen un poco aburridos. En un restaurante con terraza hay mucha vida y gente comiendo. Decido bajar lo más que pueda por la calle que sale de la plaza con la iglesia. Voy por una loma entre dos barrancos (El Pilón, a la derecha; el Incensial, a la izquierda). Todo Taganana está en lomas. Me gusta el ambiente y la mezcla de casas muy antiguas, ruinas, casas abandonadas cerradas, casas renovadas, y casas nuevas que voy encontrando. A la derecha el roque de Las Animas destaca por encima de la carretera que va hacia Almaciga. Un gran grupo de gatos deambula entorno a los contenedores de la basura. Un cartel de “Peligro, Danger” me llama la atención, me meto por el sendero que sale a la izquierda. Lo recorro sabiendo que hay peligro, pero no lo veo. Cuando llego a unas huertas sin salida me doy cuenta porqué. El sendero está en el borde del barranco del Incensial y está sólo sujeto por las plantas que crecen en el borde, por debajo una caída vertical en una pared arenosa de depósitos de riadas. Este barranco ha tenido que ver muchos cambios a medida que las riadas cubrían todo de lodo y después otras abrían nuevos caminos y hacían nuevos meandros en su curso. De nuevo en la calle de bajada veo más gatos tomando el sol en el hule de una barca y el gato alfa subido a una pared de una casa sin techo con el rabo colgando y durmiendo muy tranquilo, hago ruido para comprobar que no es un adorno, se despierta, me mira, se recoloca mejor. Dejo las últimas casas y vago por terrenos abandonados hasta llegar al borde con algunas huertas de papas. No me acerco al borde (50m) porque todo se está desmoronándose. Debajo atisbo un pueblecito al lado del mar: Tachero. Pero imposible de bajar desde aquí. El día se ha puesto un poco desabrido y el sol sólo luce por momentos. Regreso hasta la calle y allí un hombre mayor me explica cómo se puede bajar hacia Tachero. Lo dejo para otro día.
En la plaza de la iglesia me tomo un té en el restaurante, bueno, en realidad, me hacen el té y me lo llevo en una botella de agua. El encargado del bar me explica con mucha paciencia como moverme entre las lomas para hacer otro recorrido. Hay tres lomas separadas por barrancos y sólo conectadas por el puente al lado de la plaza de la iglesia. Subo por la loma de Chanco por el mezclum de casas. Veo las dos lomas siguientes. La de Chanco está separada por el barranco menos profundo de la Madre del Agua. Llego hasta el camino de Los Lirios que hace un gran arco por la parte superior de Taganana. Desde aquí se aprecia bien como las casas se agolpan en las aristas, palmeras y dragos hermosos hay entre las casas. Me impone respeto esta ciudad que lleva aquí 500 años y que ha debido de pasar por muchas vicisitudes y tener algún tiempo glorioso de mucha importancia cuando podía rivalizar con cualquier puerto de la isla de Tenerife. Recorro un poco de la loma de Portugal (aquí es donde vive Chicho, que me llevo desde aquí hasta Taborno – excursión 365). Se me cumple el tiempo y espero a la guagua haciendo estiramientos. Ha sido un día muy largo. Tomo la 946 hacia Santa Cruz (18.17h, 202m). Turistas, senderistas y algún local ya están en la guagua que sale de Almáciga. Me acomodo en la izquierda y pronto se hace de noche. Me pongo el disco de Los Beatles “Love” la versión de Martin, su arreglista. Es un verdadero premio escuchar sus canciones que sintetizan lo mejor de ellos en piezas que combinan distintas canciones. Disfruto de cada instante, cuando pasamos por Muñón, cerca ya de San Andrés, no dejo de pensar en los polvorines en lo alto explotando con fuerza. Vamos en caravana y voy fijándome en las luces, como de ovnis, desgajadas de los coches. Cuando empiezo a ver las primeras luces de Suculún y San Andrés me parece que llego a una gran ciudad. Por la avenida después de San Andrés se embala para llegar a su hora. Llego para tomar la 107 a las 19.15 rumbo a Tacoronte.
Más como esta por favor.
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Track orientativo, no obtenido durante la excursión, elaborado después de realizarla
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Primera parte
Segunda parte