• Excursión 906. 7 Febrero de 2019. Jueves.
Montaña Blanca. Montaña Rajada. Desde el Portillo Alto
Municipio: La Orotava.
ENP: Parque Nacional del Teide
De 11.15 a 15.45h. De 2130 a 2073 a 2726 a 2354m.
Distancia: 14,7km. Duración: 4h 30m
Recorrido por varios senderos del parque nacional y ascenso a la Montaña Blanca, un gran volcán de texturas suaves y perfiles redondeados. En el regreso tengo una fantástica vista de otro gran volcán: Montaña Rajada, de formas torturadas y radicalmente diferente
No es mi objetivo hoy subir a la montaña Blanca pero no lo descarto.
Dejo el coche en el aparcamiento frente a la estación de guaguas de La Orotava (9.43h) porque me resulta lo más tranquilizador y sencillo, el precio es razonable. Dinero bien empleado. Salgo en la 948 (9.57h) y me bajo en el Portillo Alto (11.05h). En la subida mientras leo el periódico escucho el disco “Essential Ella” de Ella Fitzgerald; me pone de muy buen humor y por momentos me siento como borracho e inmune a todo en medio de esta guagua llena de senderistas extranjeros maduros (más mujeres que hombres). Varias guaguas están esperando aquí y los turistas van de un lado para otro, un poco desorientados. Yo también lo estoy para encontrar el principio de la ruta 24 del Teide. Debe estar detrás de las casas que hay en el lado de la carretera donde me ha dejado la guagua. Me meto entre los grandes chalets y encuentro un sendero que baja hacia la derecha y poco después ya encuentro la ruta 24. Está bien señalizada con piedras y el firme es muy cómodo, arenoso y uniforme. Y ya no vuelvo a ver a nadie más. Es lo que pasa en el Parque Nacional, la gente se concentra en determinados puntos, más allá no va casi nadie. Con vistas al Teide voy bajando alejándome de la carretera de donde proviene ruido de coches de vez en cuando. Entre retamas, yerba pajonera seca y rosalitos; todavía les falta mucho para florecer a todos ellos.
Al llegar al cruce de la ruta 24 con la ruta 6 (11.39h, 2080m) sigo por la 6 hacia la izquierda en ligera subida. Me sorprende lo cómodo que es este sendero, el suelo arenoso es muy liso y no tengo que preocuparme por ir atento a piedras, puedo ir mirando hacia el Teide y la montaña Blanca. El sendero sube con poca inclinación durante mucho tiempo. A medida que voy subiendo va desapareciendo el pico del Teide. Las vistas son más o menos parecidas. Más adelante el camino tiene más pendiente y tiene tramos sobre rocas al pasar al lado de una cresta volcánica de color rojo y negro. El aspecto de la montaña Blanca se mantiene más o menos constante y es una presencia mucho mayor que la del pico del Teide. Tengo que ir más despacio para ahorrar energía, aquí todo cuesta el doble. Después de una subida algo fuerte llego a un llanito de donde sale la ruta 27 (2320m) (a la izquierda) pero yo sigo recto por la 6. Sigo subiendo con otros tramos con pendiente y llego a donde confluye la ruta 22 (12.46h, 2480m) que viene de la Fortaleza. Veo el signo 0.4.0 del que me habló un taxista hace poco (excursión 893), este signo quiere decir que se sube de 0 a 4000m en un día, creo que está aquí el signo por que la ruta 22 es una parte de esa ascensión y que va de la playa del Socorro (Los Realejos) hasta el pico del Teide. Otro signo de PR (TF-41) dice que hay 20,7km hasta la playa del Socorro. Y aquí sucede algo notable, he subido tan concentrado en la montaña Blanca que no me he dado la vuelta ni una sola vez, y cuando ahora en un momento de transición lo hago, vivo uno de los mejores momentos de la excursión. Me sorprende la vista fastuosa, a la izquierda el último trozo del circo que forma la Fortaleza, y de izquierda a derecha veo la montaña del Cabezón, la costa de Acentejo en el norte de la isla, los volcanes de Tacoronte, la Punta en Anaga, parte de la ladera de Pinoleris que limita el valle de la Orotava, parte de las Cañadas del Teide, y la isla de Gran Canaria. Es una vista tan inclusiva, tan bestial. Además, hoy el día está perfectamente claro y despejado para verlo todo, no hay nubes por ningún lado. Saco los prismáticos y lo repaso para ver más detalles. No lo he hecho a propósito, haber esperado para darme la vuelta, pero me recuerda a cuando pelaba y pelaba pipas y cuando ya tenía un buen montón me las comía todas de una sola vez. Vale. Muy bien.
Poco después de la confluencia con la ruta 22 termina la 6 y llego a la ruta 7, que es la que sube a la montaña Blanca, este último tramo es bastante pendiente. Estando aquí me chequeo y me noto bien, en forma, así que decido no hacer la ruta que pensaba, la 27 (Minas de San José) y seguir subiendo (12.54h, 2530m). Me sorprende ver que la ruta 27 es una pista ancha y en buen estado. No lo esperaba. Es una montaña arenosa, de un color muy claro y tiene restos de nieve en algunos pliegues. La pista describe curvas muy amplias, y es perfecta para mí, porque el desnivel es mínimo, constante pero mínimo. Hay atajos que no tomo. Y empiezo a ver las enormes piedras casi esféricas de unos 3 o 4 metros de alto. Son un poco incongruentes en medio de las laderas lisas. La mayoría están en solitario, aunque también están en conglomerados. Son muy vistosas. Son los llamados huevos del Teide. Se han creado por acreción y están en línea con unas lenguas volcánicas que vienen de muy arriba. Algunas están algo fracturadas pero todas singulares y muy bellas. Por fin estoy recorriendo la montaña Blanca, que es un referente para mí tan importante, se ve desde mi casa, a los pies de la ladera izquierda del pico del Teide. Voy contando y marcando en el mapa las curvas y voy subiendo bastante despacio, por precaución, atento a sentir hormigueo en los dedos. Me voy cruzando con varios grupos de senderistas que bajan. Está muy animado. Llego al final de la pista (13.29h, 2730m), he subido 650 metros de desnivel desde el punto más bajo. Carteles informativos: 0,7km al mirador, 2,4km al refugio de Altavista, 4,8 al Teide. De aquí surge un sendero para seguir subiendo al pico del Teide, yo me desvío a la izquierda para continuar hasta el mirador de Montaña Blanca. Y por aquí no pasa nadie. Llaneo hasta el mirador por un sendero algo pedregoso.
Llego al mirador (13.40h, 2720m). La vista es IMPRESIONANTE. Algo de viento, pero soportable. Me quedo a comer aquí. Me paseo por un circuito que rodea lo alto de esta montaña que es muy redondeada y plana. Se ve una gran parte del circo de las Cañadas, justo por donde anduve en excursión 893 (por el filo superior del circo de las Cañadas) culminado con la montaña de Guajara. Y sobresalen de ese filo el topo de la Grieta y la Morra del Río (Pasajirón). Hay tantas tonalidades entre el beis y el rojo, de tantos conos y lenguas de lava y tantas placas, hay tantos detalles y la pared de las Cañadas es muy cambiante. Se ven tan pequeños los Roques de García. Y cómo se distinguen las carreteras y las pistas de las Cañadas. Es fantástico. Incluso llego a ver las casas de Pino Alto en La Orotava, esa tira de casas blancas que se resbala hacia el valle de la Orotava. Apenas me entero de lo que como con este espectáculo. Lo hago muy mecánicamente. Y es un sitio muy tranquilo, por aquí no viene nadie, todos están en la ruta que sube al Teide. El viento me acaba echando del mirador, está todo muy expuesto y abierto, y al tener los perfiles tan redondeados no hay ningún sitio con precipicios delante. Hacia arriba, hacia el pico del Teide, distingo el refugio de Altavista, primera vez que lo veo. Parece cercano, pero hasta ahí hay un tremendo desnivel. Regreso. Me resisto a atajar en ningún sitio, y me entretengo haciendo fotos de los huevos del Teide. Sigo viendo senderistas, estos son los que suben.
Llego a la confluencia con la ruta 6 y decido seguir por la pista, por la ruta 7, hacia la derecha, hacia la carretera. Y resulta según la voy recorriendo que es mejor que la pensaba hacer (la ruta 27) y así puedo ver la sorprendente Montaña Rajada a la mejor distancia para apreciarla. La Montaña Rajada es de color bermejo apagado, y con lavas en cascada, es algo totalmente diferente. Es bastante ancha y de formas muy escultóricas. En esta parte me pongo a escuchar la pieza de Passages de Philip Glass y tengo un momento de absoluta felicidad y ebriedad estética, la música me enerva y elevo los brazos y me pongo a bailar y casi parece que voy a levitar. La pista es bastante llana y cómoda, me sigo cruzando con senderistas cargados de grandes mochilas. Llego a la carretera (15.41h, 2350m). El aparcamiento está lleno y en unas furgonetas un grupo de franceses inicia la retirada. Estoy más que atento a la guagua que debe aparecer pasado las 4 de la tarde y es que hay una curva muy cerca. No dejo de mirar a la carretera. Aparece la 348 (16.15h). Un poco desmadejado y tratando de recomponerme me tengo que cambiar de sitio para no verle el cogote a un alemán rubicundo durante la larga bajada a La Orotava, estoy demasiado sensible estéticamente hablando. Me pongo detrás de una pareja de rasgos asiáticos, con sombreros y que huelen maravillosamente, es un olor que me recuerda a cera para muebles de casa buena, a ropa de cama en un armario seco, ahora sí que puedo bajar tranquilo. En la bajada por la carretera todo está despejado, ningún mar de nubes hoy.
En La Orotava no me monto en el coche para volver inmediatamente, sino que voy a buscar gofio de garbanzos al molino de la calle Doctor Domingo González. Me encanta esta ciudad. Esa mezcla de edificios con mucha solera (con carteles informativos), y actividad ciudadana: clubes, asociaciones, donde el turismo está perfectamente absorbido y apenas se nota su presencia. Me como un par de hojaldres y un té en un pequeño bar. El molino de gofio es casi un lugar mágico para mí, sólo venden gofio, y el empleado es una persona que me transmite un mensaje concreto con su actitud “nada de tonterías, di lo justo”. Pero cómo huele aquí. De vuelta al coche no puedo estar más relajado y feliz.
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Track orientativo, no obtenido durante la excursión, elaborado después de realizarla
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El Portillo a Montaña Blanca. Montaña Rajada