• Excursión 1577. 2 Mayo de 2024. Jueves
Adeje. Barranco Seco. Risco El Lancito
Municipio: Adeje
ENP: Reserva Natural Especial Barranco del Infierno
De 10.02 a 16.27h. De 260 a 205 a 500 a 380 a 1030 a 1000 a 1030 a 1000m.
Distancia: 13,6k. Duración: 6h 25m.
Desde Adeje siguiendo un canal llego a un barranco cuyo cauce recorro en parte, es demasiado complicado y me falta información. Regreso al canal y subo por una loma que culmina en un saliente espectacular por las rocas y la variedad de plantas. Después sigo por un sendero que va por debajo de un risco muy llamativo y salir a terreno llano por donde sigo hasta Ifonche y después a La Escalona
Lo único que tengo claro hoy es que voy a hacer una excursión por Adeje donde tengo tres opciones. Cuando bajo de la guagua en Adeje, el pueblo, descarto una de las tres posibilidades y sólo cuando llego a la loma antes del barranco de la Madre del Agua me decido por la que voy a hacer.
Ya al levantarme temprano, a las siete, me visto con las ropas de excursión. Desayuno con calma y preparo el bocadillo y los frutos secos y al salir de casa (8.15h) enfoco el horario de partida de la guagua (la 110) que va a Costa Adeje. Afortunadamente hoy es un día de puente (entre el 1 de Mayo y el 3 de Mayo, fiesta en Santa Cruz) y el tráfico en la autopista es ligero y puedo, yendo ligero, estar en la puerta de la guagua un minuto antes de que salga (8.45h), que es una de las cosas que más me gustan de las excursiones, que llegue a la guagua y que parta inmediatamente. También aquí se nota la hora y el día. Pocos pasajeros en esta línea que suele estar abarrotada y puedo en un asiento ancho y cómodo y en contra de la dirección de la guagua hacer un trayecto maravilloso entre Santa Cruz y Costa Adeje. En unos 50 minutos llegamos y sobre la marcha tomo la 447 al pueblo de Adeje. Me bajo en la plaza de Venezuela.
Echo a caminar por donde me ha traído la guagua (calle El Cerco), cruzo una calle con bastante tráfico y sigo recto por otra calle más tranquila (El Valito). En la esquina de la calle y al lado de una casa antigua me meto a la derecha y enseguida estoy en un viejo camino que me lleva al barranco del Agua (el que continúa al del Infierno). Es una buena manera de entrar al paisaje, al barranco, mucho más directa que desde el cementerio. Es un viejo camino que va por debajo de una pared de columnas basálticas con buenas y amplias vistas hacia las montañas y hasta el roque del Conde. El camino me lleva al cauce (200m), me echo a la derecha y bajo por una pista cementada y en unos pocos metros me echo a la izquierda por un sendero claro que asciende por terreno mixto de vegetación y varios tipos de rocas y que me lleva a pasar cerca de un arco de piedra con muchos picos y salientes. Este sendero ya lo conozco de las últimas veces que he estado por aquí. Me lleva hasta una pista (Camino Carrasco, 270m), a la que llego un poco por debajo de un depósito de agua con agua. Sigo subiendo por la pista hacia el canal que ya puedo divisar desde bastante lejos. La pista pronto se convierte en un sendero pedregoso que pasa al lado de una enorme era (Era de los Alfileres) apenas reconocible por la ausencia del murito y estar muy cubierta de plantas.
Todavía no tengo claro que voy a hacer hoy, si recorrer un barranco (Seco) o subir por una loma (La Mesa). Subo despacio porque sé que lo del barranco va a ser muy fuerte, reservo fuerzas. Hoy está despejado y puedo ver perfectamente todas las lomas y las montañas y los riscos de este terreno natural protegido (Reserva Natural Especial Barranco del Infierno). Llego al canal (375m, Aguas del Sur) y sigo hacia la derecha. Ligeramente elevado sobre el terreno camino por el borde (es más seguro) de las placas que cubren el canal por donde va una gruesa tubería de plástico negra, que veo de vez en cuando, en algunos tramos donde las losas están rotas. Paso el cauce de un barranco (Hoya de las Ortigas), sigo por el canal, doblo una esquina y me adentro en otro barranco. Es una travesía tranquila y relajada. Paso el cauce del segundo barranco (Barranquillo la Mesa) y tras otro tramo recto llego a la arista de la loma de la Mesa. De momento no la voy a subir, me decido por lo de recorrer el barranco. Ahora el canal va algo expuesto en una zona arriscada. Voy más despacio. En unos cinco minutos llego al puente (acueducto) que salva el cauce del barranco (Madre del Agua). No lo cruzo. Bajo por la izquierda por una parte algo delicada al cauce. Es la tercera vez que en las últimas semanas estoy en este punto. Y voy a volver a subir por el cauce del barranco, esta vez para recorrer otro barranco que sale un poco más arriba. El paso es, de entrada, muy pesado. El suelo está totalmente cubierto de rabo de gato que oculta piedras. Tengo que ir muy despacio. Y las piedras están muy redondeadas. Las hay de todos los tamaños. Una enorme de color claro la paso por la derecha. Después la travesía es algo más fácil, ya no hay tanto rabo de gato, e incluso algunas zonas rocosas sin plantas. Así y todo, es algo muy laborioso avanzar por este terreno caótico de piedras y vegetación. El día está despejado, pero no hace mucho calor. El entorno es impresionante de laderas altas cubiertas de plantas y riscos por todos lados, aunque yo voy demasiado ocupado en avanzar. Tras unos 500 metros llego a la confluencia (450m) de dos barrancos. El de la izquierda es el que intenté hace poco y no pude completar. Tomo el de la derecha (Barranco Seco) que ya al principio tiene dos pequeños saltos que tengo que trepar uno y rodear por la izquierda el otro. Es una buena bienvenida.
Este barranco nace de una cuenca amplia. Esta cuenca está rematada por un risco muy vertical (El Lancito) de unos 20 o 30 metros de alto. Por la parte inferior del risco va un sendero que transita por los 950m aprox. Mi propósito es subir por el cauce hasta ese sendero. He estado viendo en el mapa topográfico integrado de Grafcan las curvas de nivel y sólo he visto un salto en los 650m que me podría impedir seguir, aunque también la parte final, cerca del sendero puede estar muy lleno de plantas. Esas son las dos incógnitas. Empiezo a transitar el cauce del barranco que tiene mucho arbusto: vinagreras, balos, además de cornicales y esparragueras, estas dos últimas tienden a crecer como plantas enredaderas ocupando el espacio de paso. Las laderas son muy altas y algo curvadas hacia el interior, cóncavas. Las piedras que empiezo a encontrar y rodear son enormes y mezcladas con las plantas hacen una combinación que me fuerza a ir muy despacio. El barranco sube muy poco y su desarrollo tiene muchas curvas, muchos meandros. No me siento agobiado por el calor. Pero me empiezo a sentir algo amenazado cuando veo piedras rotas nuevas por el suelo, algún desprendimiento reciente. Una cierta incomodidad me empieza a invadir, cada paso es un pequeño jeroglífico. Todo el rato es muy complicado. Avanzo muy poco. Veo tramos de una tubería metálica. Algunos rotos otro no. Cada vez las paredes están más cerca y son más altas. Y cuando llego a una especialmente cóncava con una gran oquedad enorme decido dejarlo y darme la vuelta después de hacer algunos cálculos. He tardado unos cuarenta minutos desde el acueducto. Por la longitud de lo que me falta yendo al mismo ritmo me llevaría más de dos horas y media llegar hasta el sendero. Y dos horas y media de esta travesía complicada no es algo que quiera hacer, sobre todo pensando en la inseguridad del salto a la mitad del recorrido y la resolución de la parte final. Son dos grandes incógnitas en una excursión demasiado complicada. Lo dejo. Me cuesta trabajo darme la vuelta, pero es lo mejor. Me falta mucha información. No me lo tomo como una derrota, me lo tomo como una oportunidad futura, como algo que pueda hacer más adelante cuando sepa más del barranco. La vuelta me la tomo como una parte más de la excursión en la que puedo disfrutar un poco más de este entorno tan salvaje.
Y ya vuelvo focalizado en subir la loma que antes no quise hacer. El regreso es tan lento como la subida. Cuando llego al acueducto subo al canal y es un verdadero alivio volver a caminar por un sitio llano. Me echo a la derecha y en unos 300 metros llego a la arista de la loma (La Mesa) y empiezo a ascender. Al principio la pendiente no es muy fuerte, pero pronto empieza a serlo. Con mucha tunera india dispersa y rocas rojizas muy duras y abruptas voy ascendiendo muy cerca del borde arriscado. Tras unos primeros metros no muy fuertes la cuesta es más pronunciada (una pendiente entre el 40 y el 50%). Procuro no ir deprisa, no quiero sudar, quiero disfrutar de la subida, pero no lo logro, subo más rápido de lo que me gustaría. Me obsesiono con un saliente que hay más arriba (Roque Tegor) y con mucho cuidado de evitar las tuneras y no pisarlas. Algunos tramos más rocosos me dan un respiro. Al llegar al roque que tiene dos sabinas pequeñas hacia afuera veo que la cuesta es más suave y ya más relajado subo hasta una planicie (Llano la Mesa, 575m), en realidad un saliente con vistas magníficas hacia el barranco por donde he estado, y lo mejor es que de repente me doy cuenta de que la llanura está cubierta de bejeques en flor, es un espectáculo. Mezcladas con las tabaibas, los inciensos y las tuneras los bejeques destacan. Con su tronco delgado y su gran copete piramidal de flores blancas sobresalen de las formas redondeadas de las tabaibas o puntiagudas de las tuneras, de la grisura de los inciensos. En el llano descubro restos de viejos muros, casi borrados, y me doy cuenta de que aquí venían a cultivar y por la cantidad de plantas que crecen debió ser un terreno muy fértil para el cultivo de cereales.
Elijo una buena piedra donde sentarme y mirando hacia el barranco y los riscos de Fañabé y el roque del Conde me quedo a comer. Se ha cubierto durante la subida. Ahora que miro hacia los barrancos profundos y los riscos, el verde de las plantas que lo cubren todo se oscurece y sólo aparecen destellos de luz cuando algo de sol penetra entre las luces. Es un paisaje imponente, es grandioso. Y muy inaccesible como he podido comprobar yo mismo. A escasos dos km de una zona tan urbana y tan domesticada como la costa de Adeje. Tras la comida atravieso el llano hacia la izquierda y sigo ascendiendo por la arista de la loma por bejeques por todos lados, me siento tan afortunado de estar aquí cuando están floreciendo. Los bejeques, de entre 60 y 100 centímetros de alto está coronados por una roseta de hojas planas y largas que se cubre con un copete florido de un tamaño que no tiene correspondencia con la planta, exagerado. Crecen dispersos por todos lados, con grandes diferencias de tamaño. Son una maravilla de ver. El risco es cada vez más vertical por la derecha y más lleno de plantas, empiezo a ver jaras. En los 650m paso una degollada (Los Guirres) que tiene por debajo grandes oquedades oscuras y precipicios. Aunque muy denso de plantas voy encontrando la manera de seguir subiendo. Esta parte es algo emocionante y muy entretenida. Después de varias subidas de lomas por Adeje tengo confianza en poder subirla. Hay partes muy cubiertas de plantas, zonas extensas, por las que paso por encima y voy rodeando las más densas por roquedales. Ya voy viendo hacia arriba que la loma culmina en un saliente horizontal y rocoso con un resalte vertical.
Sin separarme mucho del borde del risco sigo entre las plantas y las rocas y logro superar el resalte vertical y llegar a lo alto del saliente horizontal y alargado (760m). Y al llegar a lo alto me doy cuenta de que ya estuve aquí en la excursión que bajé desde la montaña Carrasco a Adeje (excursión 838). Estoy en la punta de un espigón precioso de rocas rojizas con muchas plantas, incluso una sabina que tiene varios pequeños picos. Desde la punta tengo otra perspectiva de un barranco afilado como el tajo de un cuchillo, el que intenté subir en otra excursión (la 1569). Es impresionante. Todo el espigón es precioso y ahora muy fácil de recorrer. Lo más complicado ya lo he hecho. Recorro el espigón todavía algo nervioso y tras unos 200 metros voy a dar a un sendero, el sendero que enlaza la montaña Carrasco con Adeje, el que hice en la excursión 838. Esta zona se llama Hoya de los Guirres. Mi pensamiento era bajar por este sendero de vuelta a Adeje, pero ahora que estoy aquí arriba prefiero seguir subiendo y recorrer el sendero bajo el risco de El Lancito para ver como es el acceso desde el barranco Seco, si hay muchas plantas o no. Por otro lado, quiero recorrer ese sendero, que va por debajo del risco y con muchas plantas.
Tomo a la derecha y empiezo a subir por el sendero. Después de haber ido campo a través ir por este sendero, aunque sea en subida, es muy relajante. Y me gusta que no sea claro del todo y que esté bastante rodeado de plantas y poder seguir por esta zona tan arriscada. El sendero en subida se va pegando a las curvas de la montaña y me gusta mucho recorrerlo, en ascenso continuo. Describe un semicírculo por el nacimiento de dos barrancos y después tuerce por un saliente (880m). Tras el saliente vuelve a describir otro semicírculo en ascenso y empiezo a ver un canal por encima al que llego en un lugar algo expuesto (Andén de las Mulas). Otro saliente más paso (930m) con una última vista del barranco afilado y prodigioso.
Al girar la esquina comienzo a tener una vista amplia del final de la cuenca fluvial del barranco Seco rematada por el risco vertical (El Lancito). Como en unos 200 metros en una bifurcación no subo a la izquierda, sigo recto (esta bifurcación no viene en los mapas, y el track de la excursión no refleja bien esa parte). Seguir recto es lo más natural. Enseguida me lleva a una esquina, a la base del risco donde hay muchas plantas incluso pinos. Es un lugar muy húmedo y un risco colorado muy historiado y vertical. El sendero sortea grandes piedras. Es claro y va en ligera subida. Se nota transitado. El risco va cambiando de aspecto a medida que lo recorro, tiene una pared que parece una ola petrificada. Paso lugares con agua, fuentes y algunas cuevas (Cueva Negra). Identifico algunos de los barrancos que culminan la cuenca fluvial y están muy cubiertos de arbustos y árboles, me hubiera sido imposible subir por ahí. Otro, sin embargo, por donde veo la tubería metálica que vi dentro del barranco parece más accesible. Todo este sendero es fantástico de recorrer, por la variedad de plantas y por las vistas. A lo lejos destaca un saliente gris y redondeado con nombre gracioso: la nariz de García, recuerda a una nariz de perfil con una mancha o hueco oscuro que podría sugerir una fosa nasal. El sendero sigue subiendo ligeramente y por fin sube más y supera el risco y sale a terreno más llano por donde sigo hasta un pequeño caserío (Ifonche) y de ahí por una carretera y dándome mucha prisa (quiero tomar la guagua que viene del Teide y que pasa aproximadamente por La Escalona a las cuatro y media) logro llegar a las cuatro y media. Aquí sin cobertura ni teléfono no puedo saber cuándo pasará la guagua, ya me pasó lo mismo no hace mucho. Tengo paciencia. La guagua aparece a las cinco menos cuarto.
Después de la última parte yendo muy, pero muy deprisa ahora me esparramo en el asiento y me pongo los auriculares. Es una bajada con muy buenas vistas hacia el roque del Conde y el roque de Imoque por una carretera llena de curvas muy pronunciadas por terreno salvaje, de vegetación autóctona. Después de Arona, la guagua baja muy directa hasta Los Cristianos. Me bajo las cinco y diez de la guagua y camino hasta la parada de la 110. Llego justo cuando aparece la guagua y sobre la marcha me subo. Resulta que hay una cola muy larga, pero estaban refugiados del sol algo alejados de la parada. Me doy cuenta cuando ya estoy sentado. Nadie me mira mal.
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Track orientativo, no obtenido durante la excursión, elaborado después de realizarla
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Adeje a Montaña Carrasco
Montaña Carrasco a La Escalona