• Excursión 1038. 19 Diciembre de 2019. Jueves.
Santa Úrsula. El Gaitero. Candelaria
Municipios: Candelaria. Santa Úrsula. Candelaria.
ENP: Reserva Natural Especial Las Palomas. Paisaje Protegido Las Lagunetas. Parque Natural Corona Forestal. Paisaje Protegido Siete Lomas
De 9.33 a 18.11h. De 305 a 1740 a 63m.
Distancia: 20,9km. Duración: 8h 48m.
Gran travesía de norte a sur. Desde Santa Úrsula subo por la Tosca de Ana María y sigo por pistas rurales hasta el pinar. Por el pinar subo por un sendero por una reserva natural y continúo hasta la carretera dorsal por El Gaitero. Desciendo por senderos hasta la carretera de Los Loros y de ahí por otros senderos hasta una zona rural en las medianías altas de Candelaria y después por calles del pueblo hasta Candelaria
Esta va a ser mi versión de la peregrinación a Candelaria. Mi plan original era salir de casa a pie, ir por carreteras secundarias hasta Santa Úrsula, subir hasta el Gaitero y después bajar hasta Candelaria. Sin embargo, como ahora días son tan cortos, no dispongo de luz solar para hacerla entera, así que la etapa desde mi casa hasta Santa Úrsula la haré en otro momento (de hecho, va a ser la siguiente excursión, pero en el momento de hacer esta excursión no lo sé). Esta etapa entre mi casa y Santa Úrsula creo que son unos diez kilómetros y unas dos horas (en realidad van a ser 13,6km y casi cuatro horas con un ligero rodeo). Por otro lado, la etapa Santa Úrsula-Candelaria va a ser muy fuerte, con un desnivel brutal de unos 1400metros, así que puedo ahorrarme esa parte y disfrutarla en otro momento.
He diseñado esta ruta a partir de 13 excursiones previas.
Mi mujer me sube hasta la Estación, y ahí espero a la 101 (9.15h). El conductor es un hombre muy amable, de cabeza rasurada y bufanda al cuello que saluda afectuosamente a todos los pasajeros. Me siento automáticamente acogido y en primera línea dispuesto a comerme el mundo. Detrás, una mujer de pelo rubio entabla una conversación muy animada con el conductor, noto una cierta sintonía entre ellos, le digo a la mujer si se quiere sentar a mi lado en los asientos delanteros. Acepta. Ellos van a lo suyo. El conductor le da muchos detalles sobre los desvíos debido a una carrera popular. Al acceder a la autopista vemos todos el maravilloso Teide nevado en un día totalmente despejado. Se dan cuenta y surgen las frases consabidas: “no apreciamos lo que tenemos”, “los extranjeros que vienen saben más que nosotros”, “de tanto pasar por aquí ya ni veo el Teide…” Yo para mis adentros pienso en que yo sí que lo aprecio, yo si que lo sé, yo miro al Teide desde todos los sitios, yo soy un fanático adorador de Tenerife. Por momentos se me ocurre meter baza y hablarles de la excursión que voy a hacer, pero tienen tan buen rollo entre los dos que no quiero robarles este rato.
Cuando me bajo el conductor me desea que tenga un buen día, muchas gracias, le digo yo. Qué buenos auspicios cuando me pongo el pie en Santa Úrsula (9.35h, 305m) un poco antes del puente de hierro, el puente del Rey. Tengo la idea de que existe un paso del barranco de Tagoro, el que salva el puente, por la izquierda, pero no he traído mapas de esa zona y ansioso sigo por donde sé. Cruzo el puente con una barandilla más bien baja y una acera muy estrecha, un traspiés y te vas al fondo. El día está radiante y no hace calor ni viento. Después del puente viene una parte en curva sin aceras excavada en una lomita de tosca por donde tengo que ir muy pegado para que no me atropellen los coches, que no me ven. Doy la vuelta, paso al lado de un bar y empiezo a subir por la primera bocacalle a la izquierda, hacia la Tosca de Ana María, qué bonito nombre para un barrio. Tras una primera curva la calle sigue muy recta y en constante subida. A la derecha tengo, entre las casas, vistas del Teide al contraluz. Paso la calle de la Viquita (9.53h, 420m) y me enfrento ahora a tramos realmente verticales, en los que tengo que ir casi tumbado hacia el suelo, y con los tobillos muy doblados. Un perro suelto me ladra, casi parece que para animarme. A ritmo suave voy subiendo sin ningún problema. Cuanto más arriba menos casas y después termina el asfalto y sigo por una pista de tierra con vistas (a la izquierda) hacia las casas de Pedro Hernández, esas casas colgadas de las paredes, algunas tienen hasta seis plantas, aunque las de abajo no parecen habitables. No es especialmente bonito, pero sí chocante. Lo que es más interesante son las terrazas de viñedos que hay por este lado, cubren toda la ladera. Tuerzo a la izquierda al llegar al camino de Los Lavaderos, donde hay una fuente que da agua (10.08h, 525m). Y en suave bajada sigo por la pista estrecha, es un ligero descanso después de haber ascendido 200 metros. La mañana sigue alegre, el sol brilla, y empieza a evaporar el rocío y a secar las humedades de la pista. Paso el cauce de un barranco pequeño (El Infierno) y me meto a la derecha por una pista que hay poco después que va por el cauce ancho de otro barranco (Los Dornajos). Pronto abandono este tramo suave para empezar a subir (a la derecha) y a lo bestia por una pista de cemento. Del suelo suben vapores de agua de las zonas en sombra y todavía mojadas. Me da la sensación de que es el día perfecto para esta excursión, no me enfrento al calor del verano, no hay nubes, el día está poco a poco calentándose. La pista va entre fincas pequeñas con viñedos, me agarro al suelo y empujo hacia arriba. A la derecha vistas del Teide nevado. Todo está fresco. Llevo un ritmo bueno, aunque abriendo la boca para respirar. Y así llego a la pista que viene de la fuente de Los Dornajos (10.32h, 730m). Se me ha hecho bastante larga esta subida (un desnivel del 25%). Y lo que me espera ahora es de una dureza similar (25% de desnivel, también) pero lo llevo mejor, es asfalto y es por una zona de castaños grandes, viejos, espectrales, sin hojas y muy retorcidos, y la pista tiene más curvas y es más entretenida. El suelo lleno de erizos aplastados y las hojas cayendo de los árboles.
Y llego a otra pista de tierra (10.40h, 820m) de la que salen pistas y senderos pero yo sigo hacia arriba por una pista corta fuego que tiene al principio una parte absolutamente resbaladiza, de arcilla fina y pulida y algo húmeda. Con grandes surcos redondeados voy por el fondo de ellos o por los laterales sobre la pinocha. Con menos pendiente llego a los restos de una antigua construcción, esto es ya el pinar. Después sigo, con menos inclinación, hasta la pista del Rayo (10.48h, 890m). Me acuerdo de la época en que llegar a esta pista era el acontecimiento de la excursión. Tuerzo a la izquierda por la pista ancha y en ligera subida y tras algunas curvas llego a una pista sin salida (Pista Paso el Burro). Sigo por ella y al poco ya veo, a la izquierda, el camino ancho que sube recto por el monte entre los pinos. Todos estos caminos, pistas y carreteras que voy subiendo ya los conozco, de hecho, no me hace falta el mapa para ubicarme, y lo que empiezo ahora también lo conozco, pero así y todo voy algo temeroso porque, este, es un sendero muy largo. Es un sendero surco que va por la cresta de una loma, pero con varias zonas difíciles por los troncos caídos sobre el camino, hay que sortearlos saliendo del surco y volverlo a encontrar un poco más arriba. Es un pinar con algunos acebiños y afollaos. Apenas llega la luz del sol al suelo, es húmedo y complicado de progresar. Por momentos con escalones, pero al fin y al cabo es un camino claro, debe ser un viejo camino de los que usaban los campesinos para subir al monte. Pero qué largo es, cuanto más subo más pinocha hay en el surco del sendero. Hay un mirador más allá de la mitad, un mirador donde te puedes sentar sobre unas piedras, pero hoy no me entretengo y sigo subiendo cada vez con más dificultades por lo resbaladizo recorriendo las curvas del camino. Va llegando más luz al camino y por fin después de una rampa llego a otra pista de montaña (Las Torrillas, 11.54h, 1400m).
Me siento como un veterano, todavía tengo que subir bastante más, pero esta era la parte de la subida que más temía. (Ahora que escribo la crónica puedo calcular el desnivel de este último tramo: 26%, pero in situ me pareció que tenía menos inclinación.) Luce el sol en la pista ancha de Las Torrillas, tuerzo a la izquierda y en la siguiente loma, donde está el cartel de madera de “Morro Mantita” me salgo de la pista y empiezo a subir (por la derecha) por un camino entre los pinos. Al ser la inclinación mucho más suave el sendero no es tan fácil de seguir, pero tranquilizándome consigo no desviarme, y es que no quiero perder ni un minuto en extravíos. Llego a unas cuevas excavadas en un saliente de roca rojiza (Morra Mantita, 12.11h, 1500m). Sigo ahora subiendo por una parte llana con muchos pinos caídos y enfilo el sendero que va por el borde derecho de la loma sin subir nunca demasiado hasta que llega un momento en que no sube nada y llanea entre escobones recrecidos que invaden el camino, qué sangre fría tengo que tener ahora para confiar en mis recuerdos y saber que tiene continuación. Y cuando llego a la salida, es decir, al sendero GR-131 (12.28h, 1560m), me da una alegría tremenda. (El GR-131 recorre toda la isla desde Adeje hasta La Esperanza, y no es que sea una autopista, es solo un camino ancho, pero en comparación con el hilo entre los escobones me parece una avenida). Sigo a la izquierda por el GR. Ahora sí que he pasado lo peor de la subida. Con paciencia y lentamente me voy reponiendo del esfuerzo físico y mental recorriendo este sendero con troncos como escalones en las partes más inclinadas y que va por el pinar en este día soleado y agradable. Es una zona húmeda, muchos troncos están cubiertos de líquenes. Cruzo una pista (Lomo Atravesado) y llego al cortafuego (1660m), a la derecha sale una pista (Cuatro Tiempos) pero yo sigo subiendo por el corta fuego unos 60 metros hasta que me salgo por la derecha por otra pista (Cuatro Tiempos, no es una confusión es que es la misma pista que coincide con el corta fuego en esos 60 metros). Prefiero no subir recto por el corta fuego porque es demasiado inclinado y prefiero distribuir el esfuerzo. Cuando alcanzo la carretera dorsal por el km 22 (13h, 1710m) parece que he llegado a la civilización, de un coche aparcado enfrente salen dos personas, que se estiran después de haber estado sentados mucho tiempo, para ellos es una novedad el aire fresco y el olor a pinos, y a pesar de que yo sí he estado al aire todo el rato me identifico con ellos, con esa súbita vivencia del entorno, después de estar encapsulados. Camino hacia la izquierda unos 200m y tuerzo a la derecha en la pista del Gaitero por donde sigo subiendo, por asfalto también, hasta llegar a lo alto, cerca de la torre de incendios (13.08h, 1748m). Este es el punto más alto de la excursión. Ahora es todo bajada. Llamo a mi mujer para decirle que he llegado bien a lo alto. No suelo llamarla, pero estoy tan eufórico que se lo quiero contar. Sin pararme me empiezo a comer el sándwich y es que no sé cuánto me queda. Puedo comer caminando si es en llano y voy despacio. Por la pista ancha y llana llego en una bifurcación a la gran avenida con árboles a ambos lados. Sigo a la derecha unos dos minutos y cuando la pista hace una curva pronunciada a la izquierda y justo en la esquina, me salgo por la derecha por un sendero que muy pronto empieza a bajar por una ladera con mucha inclinación. El sendero serpentea cerca de una cresta rocosa y es algo confuso por la pinocha, pero yo sigo lo más recto posible monte abajo, no me empeño mucho en encontrar el sendero, me dejo ir y lo voy siguiendo, un poco antes de llegar a una pista está muy invadido de escobones y el sendero cubierto de piñas de pino.
Llego a la pista (Boca del Valle, 13.40h, 1590m) y luce el sol y sigue el día muy agradable, un poquito más caluroso que en la otra vertiente. Este tramo que acabo de hacer tenía su complicación (y un 38% de desnivel) pero ahora tengo que hacer uno más largo y potencialmente difícil. El sendero sale casi de enfrente del de bajada y al lado de un pino jurado (con un gran hueco en la parte baja del tronco). Me gusta ver en mi mapa que tengo la referencia del pino jurado. Este sendero es realmente maravilloso, porque va por una cresta saliente rocosa con ligero serpenteo y por un pinar con ejemplares preciosos de pino canario con cortezas de placas muy lisas. Durante el trayecto hay vistas de todas las laderas, de la parte mediana del valle de Güímar, de la costa y del mar. El trayecto es bastante recto hasta que empieza a echarse hacia la derecha. Aquí empiezan los problemas, pequeños pinos y escobones crecen en el sendero y lo ocultan, tengo que pensar en la lógica del trazado de senderos para ir pasando sobre los arbolitos y seguir los grandes tramos rectos del zigzag que forma el camino. Cuando llego a la parte baja, y en el cruce llano del cauce de un barranco tendría que haber remontado un poco, pero sigo recto hacia la izquierda y pierdo el sendero, y me veo por una ladera bastante empinada, pero me acuerdo de que esta parte del recorrido es una pista, así que subo por la ladera hasta que la encuentro, salvado, bien, estupendo. (18% de desnivel en el tramo desde la pista Boca del Valle). Me puedo relajar. En ligera subida sigo por la pista hasta que llego a una carretera (14.32h, 1350m), la TF-523, que une Arafo con la carretera dorsal. De buen firme hoy está desierta, no pasan coches, por aquí es usual que en las tardes se oiga el rugido de las motos que vienen a explayarse. El día sigue tan acogedor, un poquito más caliente a medida que voy bajando. Bajo unos 200 metros por la carretera y me meto por una pista de tierra que sale a la izquierda, al principio de una curva. Tres curvas más abajo y la pista termina, pero un poco antes y a la derecha se puede bajar por la loma, al principio sin sendero. Bajo por el pinar, por la parte más plana, por el centro, y al poco ya el sendero se hace visible, señalizado en varios sitios por hitos, es un camino de mucha pendiente, de esos caminos que a pesar de estar cubiertos de pinocha se reconocen porque son una ligera muesca en el terreno, de largas tiradas rectas entre los escobones y los pinos. Sólo hay un momento peligroso (1100m), es un sitio que parece una bifurcación, pero que en realidad a la derecha es sólo un cauce somero de paso eventual de aguas, hay que seguir a la izquierda. Más abajo llego a una pequeña meseta con vistas hacia un barranco profundo (Achacay) y el sendero sigue hacia la derecha. Es un sendero estrecho entre jaras, pero va bajando y bajando y llego a una era, la era del Corcho (15.07h, 1050m). Dos ingleses descansan, él come y saluda parco, ella se revisa los pies. No tienen pinta de querer salir de su mundo. Sigo por un sendero a la derecha. Este tramo de bajada desde la carretera ha sido de un 24% de desnivel. (Todos estos datos de desniveles los estoy calculando ahora que escribo la crónica, no los tenía presentes en absoluto durante la excursión). Se acumulan nubes sobre el gran barranco que desaparecen pronto. Ahora estoy recorriendo el sendero que va rodeando la gran cuenca fluvial que forman dos barrancos (La Erilla y Achacay) pasando algunos pequeños cauces y cada vez con mejores vistas sobre el gran agujero del principio del barranco de Achacay, es tremendo, también me asombro del sendero que baja por una de las paredes (por mi lado) hasta el fondo del barranco, se reconoce por algunos muros de piedra. Su principio (930m) está marcado con una equis en amarillo y blanco (o verde y blanco, ahora no recuerdo). El sendero va por un pinar de pinos más pequeños por terreno rocoso o arenoso y en constante bajada por el borde del barranco de Achacay, es una larga, larga bajada que hago lo más lentamente que puedo para no sobrecargar mis rodillas, que están un poco delicadas. En el barranco hay algunas galerías y canales y pistas que conducen al fondo, pero se accede a ellos por la pared de enfrente. Tras más de una hora de bajada desde la era y llego a una pista de tierra al lado de una torre metálica de electricidad (16.18h, 620m).
Me salgo del sendero y sigo a la derecha por una pista de tierra, paso por encima de granjas avícolas sin gallinas y bajo un gran depósito de agua. Y justo por debajo del depósito sale un viejo camino real (Camino de las Cuevecitas), es una pista de tierra con algunos tramos empedrados más o menos transitable para vehículos hasta un terreno vallado y después ya por roca e impracticable para vehículos. Me gusta descubrir y transitar por estos viejos caminos que ya no se usan. En cierto momento el camino termina y llego al lado de unas casas y una pista para coches. Un hombre trabaja absorto arreglando la puerta de su casa subido a una escalera. Le pregunto por el nombre del camino, me dice que no tiene que es un camino real (lo dice con respeto), cuando le digo por dónde he venido y nota que sé del lugar se anima y me empieza a contar cosas: que su abuelo trabajaba de mecánico de motores en una galería y que él iba, siendo niño, a llevarle la comida y que regresaba con la paga del abuelo, una moneda de 500 pesetas, dentro de los calzoncillos, y que todavía se acordaba de lo temeroso que bajaba por si perdía el dinero. Me habla del sendero desde Igueste hasta Araya y que él se postuló para llevar el tronco del lagar hasta Igueste. Le pido agua y mostrando gran confianza me dice que le acompañe a su casa, me rellena un botellín con agua “de galería”, que sabe un poco terrosa. Gracias. Me dice que puedo seguir por los restos del viejo camino real siguiendo recto por la pista y atravesar otra que viene de la izquierda. Cruzo la pista y sigo bajando pegado a la valla de una finca, del camino real ya no queda nada, pero al menos puedo bajar, no hay excesiva vegetación, pero es todo campo a través, en realidad, hasta que confluyo con una pista y tiro a la derecha para salir (hay cadena) a una carretera. Lo que me queda no es ningún reto en términos de dificultad, pero todavía me queda bastante para llegar a Candelaria. (Ahora lo que me gusta de lo que falta es interpretar el mapa e ir siguiendo las líneas y las rayas y ver con qué se corresponden en la realidad, y sé que me acercaré a un par de barrancos profundos.)
Sigo por la carretera hacia la derecha, ligeramente hacia arriba y enseguida, en unos pocos metros, encuentro una pista a la izquierda que lleva a una finca (cartel al comienzo de la pista asfaltada). Esto es todo campo menos esa finca y alguna otra. Cuando estoy llegando a una calle (El Menor/La Morrita) tuerzo a la derecha por una pista de tierra, por debajo hay un depósito de agua y llego a otra calle (Santo Domingo) y bajando un poco a un barrio (Cuatro Esquinas) a donde tiro a la derecha hacia un grupo de casas (Camino de la Cueva) y empato campo a través con una bajada que pronto se hace de tierra. En una calle transversal por debajo veo un grupo de adosados a medio hacer, otro de esos adosados que se quedaron a medias con la crisis y que recuerdo bien de otra excursión (la 650, de Araya a Arafo). Cruzo la calle de los adosados y sigo bajando. Aquí sigue una lancha varada e incongruente. La pista ahora va pegada a un barranco bonito (Las Hermosas/Las Colmenas) y de paredes verticales de unos 20 metros, con las paredes y el fondo cubiertos de plantas. Me puedo asomar hasta el puro borde. Al otro lado y en la parte de abajo hay terrazas de cultivo, se debe poder bajar desde las casas que veo arriba. Un poco más abajo este barranco confluye con otro (La Tapia/Afonso) y forman una poderosa proa entre los dos, abajo parece impenetrable, habría que investigarlo (lo conseguiré en la excursión 1367) desde el barrio que hay encima al otro lado del barranco de La Tapia/Afonso (Malpaís). Aquí el barranco es más profundo. Estas son las cosas que no vienen en los libros y que hay que descubrir pasando por los sitios. Por aquí hay fincas y la pista tuerce a la izquierda para pasar por campos llanos sin cultivar y el cauce de un pequeño barranco (Abejo) y llaneando llego a una calle con casas (Camino de las Crucitas) y sigo bajando, cruzo una carretera (TF-247) y sigo por una calle (Vence/Bense) muy recta con chalets nuevos a ambos lados y muchos sitios todavía libres. Todo es nuevo para mí en esta planicie en ligera bajada. Con lo cansado que ya voy me empieza a doler un poco la espalda. Cruzo la carretera general del Sur y por una zona con más construcciones sigo hacia abajo y cruzo la autopista. Tuerzo a la izquierda pasando por encima de un instituto (I.E.S. Santa Ana) donde los padres y madres están recogiendo a los estudiantes a los que les acaban dar las notas del primer trimestre. Se respira la tensión. Y para mí ya es el final cuando llego a un bar (18.06h) en una esquina con una animación increíble, un gran grupo folclórico con camisetas iguales, verdes, de personas mayores (que yo) están esperando una guagua. Dentro del bar todavía hay más jaleo, todas las mesas están llenas de gente charlando y pasándolo bien. Apenas puedo hacerme entender cuando pido una botella de agua (yo con mis habituales excesos) que me sirven a la velocidad del rayo. Me dan ganas de frotarme con los miembros senior del grupo folclórico con sus timples pequeños. Parecen que también ellos han tenido un día intenso.
Desde luego que no me hubiese dado tiempo de llegar con luz si hubiese salido desde casa, este 19 de Diciembre es uno de los días con menos luz del año. Primero una mujer con niño en carrito me dice que hay una parada cerca, después llamo a Titsa y me dicen que pronto llegará una, espero y la tomo (18.13h, 122). Aprecio especialmente el barullo y el tráfico lento por Candelaria en esta guagua que prácticamente va vacía. En Santa Cruz (18.50h) enseguida me planto en el sitio de la siguiente guagua (la 102), el conductor de esta guagua que parece un emboscado, espera aparcado al otro lado, cruza a la parada en un suspiro, recoge a los cuatro que esperamos y sobre la marcha se va y deja rezongando de dos jóvenes que han acudido cuando él ya cerraba las puertas, puertas que no ha abierto, ha salido tan deprisa. Una mujer elegante de unos 60 años con acento eslavo empata con el conductor y le comprende y le da bola. Se pasan todo el viaje charlando. Apenas les entiendo porque me he sentado algo atrás. No se me escapa la extraña simetría porque también esta mañana hubo otro buen rollito entre pasajera y conductor. Me bajo más que contento en Tacoronte (19.28h).
Santa Úrsula al Gaitero
El Gaitero a Candelaria
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Track orientativo, no obtenido durante la excursión, elaborado después de realizarla
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